Éxodo 18

Exodus 18
 
El último de estos capítulos que ahora me gustaría notar es la imagen típica de la escena de la gloria; y allí también se ve al gentil en singular prominencia: Jetro comiendo pan con los ancianos de Israel. Por lo tanto, están todos los grandes elementos del reino futuro.
Tenemos el tipo de Cristo; tenemos a Israel en su lugar y orden apropiados; tenemos a los gentiles representados allí. Esto se encontrará en el reino de gloria que viene.
Pero es bueno dirigir nuestra atención al orden del día milenario, premostrado en las regulaciones hechas por el legislador para la debida administración de justicia entre las personas llamadas a ser la manifestación de la voluntad de Jehová en la justicia terrenal. Los gentiles se regocijarán sin fingir por toda la bondad que Jehová habrá hecho a Israel, librándolos de la mano de todos los enemigos del primero al último. Los habitantes del mundo aprenderán justicia cuando Sus juicios estén en la tierra, y entonces sabrán con Jetro que Jehová es mayor que todos los dioses, porque en la cosa en la que trataron con orgullo [el juicio vino] sobre ellos. Y será Rey sobre toda la tierra; en aquel día habrá un solo Jehová, y su nombre uno.
Nadie más que Dios podría haber dibujado el cuadro. Sólo debe leerse a la luz de Cristo y de las revelaciones de Dios acerca de Él: todo entonces es claro y claro. Y no puede haber una característica más conmovedora que el hecho de que las mismas personas a las que se encomendaron estos oráculos vivientes son las que menos ven en ellos, a menos que sean esos apóstatas del cristianismo, que toman prestados pero exceden los pensamientos incrédulos de los judíos, y luego hacen alarde de su sistema destructivo como crítico y racional. ¿Qué belleza pueden rastrear en lo que nos ha estado ocupando? Debe ser así debido a su rechazo y desprecio de Cristo, mientras que todo el secreto de entrar en la mente de Dios es que conocemos y hemos creído a Su Hijo, que lo hemos recibido como el Salvador del mundo, como fue confesado por los samaritanos cuando lo escucharon ellos mismos.
El Espíritu Santo puede entonces guiar en el creciente discernimiento de su imagen impresa en cada incidente que se hace para ser el medio de establecer su gloria en la palabra escrita. ¿Hasta qué punto la cristiandad, más que los judíos, posee la salvación por gracia, el don del Espíritu o el reino cuando Cristo aparece en gloria?
¡Que el Señor nos conceda entonces una confianza fingida y creciente en todo lo que Él es!
En la siguiente parte del libro de Éxodo hay un cambio de la mayor magnitud; pero también encontraremos que Dios nunca olvida a su propio pueblo. Aunque las circunstancias puedan cambiar, Él permanece solo sabio y solo bueno. ¡Que nos deleitemos en todo lo que Él nos ha dado!