Cristo, el Apóstol de nuestra profesión
El escritor comienza esta gran tesis magnificando a Cristo. Como se mencionó en la introducción, en los capítulos 1–2, Él es presentado como el “Apóstol” de nuestra profesión. Él es visto como habiendo venido de Dios para cumplir la voluntad de Dios para gloria de Dios. En estos capítulos, Él es comparado con los dos tipos más grandes de mensajeros que tuvo el sistema legal: los profetas y los ángeles. En todos los sentidos se muestra que Él es infinitamente superior.
Las glorias de Cristo como Hijo de Dios e Hijo del Hombre
En estos primeros capítulos, las glorias de Cristo se ven de dos maneras:
• Como el Hijo de Dios, enfatizando Su deidad (capítulos 1:1–2:4).
• Como el Hijo del Hombre, enfatizando Su humanidad perfecta (capítulo 2:5-18).
Hay un tipo de estas dos facetas de la Persona de Cristo en “el arca” del sistema del tabernáculo (Éxodo 25:10-1610And they shall make an ark of shittim wood: two cubits and a half shall be the length thereof, and a cubit and a half the breadth thereof, and a cubit and a half the height thereof. 11And thou shalt overlay it with pure gold, within and without shalt thou overlay it, and shalt make upon it a crown of gold round about. 12And thou shalt cast four rings of gold for it, and put them in the four corners thereof; and two rings shall be in the one side of it, and two rings in the other side of it. 13And thou shalt make staves of shittim wood, and overlay them with gold. 14And thou shalt put the staves into the rings by the sides of the ark, that the ark may be borne with them. 15The staves shall be in the rings of the ark: they shall not be taken from it. 16And thou shalt put into the ark the testimony which I shall give thee. (Exodus 25:10‑16)). Estaba hecha de dos materiales: “oro puro”, que tipifica Su divinidad, y “madera de acacia” (LBLA) (“madera incorruptible” según la versión Septuaginta), que tipifica Su humanidad perfecta. En Hebreos 1 tenemos el oro puro, y en Hebreos 2 tenemos la madera de acacia.
El propósito de magnificar la grandeza de Cristo
Tal vez el argumento más fuerte y convincente que los judíos pondrían ante una persona que quisiera abandonar el judaísmo es el hecho de que Dios mismo lo había ordenado. Dios lo entregó a la nación de Israel por la mano de Moisés y por “disposición de ángeles” (Hechos 7:5353Who have received the law by the disposition of angels, and have not kept it. (Acts 7:53)). Su argumento es que, dado que la mayor Autoridad en el universo designó este sistema de adoración, ninguna persona en la tierra debería pensar en alterarlo. Los judíos incrédulos recalcarían este punto sobre aquellos que estaban contemplando abandonar el judaísmo, y les dirían que estaban siendo persuadidos a “apartarse [apostatar] de Moisés” (Hechos 21:2121And they are informed of thee, that thou teachest all the Jews which are among the Gentiles to forsake Moses, saying that they ought not to circumcise their children, neither to walk after the customs. (Acts 21:21)) por predicadores cristianos que no tenían ninguna autoridad para enseñar tales cosas. De dar ese paso, ellos dirían: ¡Este fue un acto de desobediencia y rebelión, con el que están rechazando a Dios mismo!
Esto, por supuesto, sería terriblemente perturbador para los creyentes judíos cuyas conciencias habían sido formadas por las demandas de ese sistema legal. Sin embargo, si ellos entendieran que el Dios que le dio a Israel la religión del judaísmo era la misma Persona que ahora los estaba llamando a salir de ella, responderían con más confianza al llamado. Por lo tanto, los capítulos 1–2 están dedicados a establecer el hecho de que el Señor Jesucristo es Dios en la Persona del Hijo, y que es Él quien les está hablando acerca de dejar el judaísmo por algo mejor en el cristianismo. Él es el Orador divino a lo largo de la epístola.
La palabra hablada por Cristo es mayor que la de los profetas
Versículo 1.— La primera palabra en la epístola es “Dios”. Es el único libro en la Biblia que comienza de esta manera. Inmediatamente nos pone cara a cara con la Persona que está hablando en esta epístola. No es un profeta, ni un ángel, ni un apóstol de Cristo, sino Dios mismo en la Persona del Hijo. Dado que no podría haber una Persona más grande en el universo, el lector debe tomar con mucha seriedad lo que está a punto de ser declarado.
El escritor nos informa que mientras que Dios ha hablado a su pueblo Israel a través de algunos mensajeros poderosos en tiempos pasados, ahora ha hablado de una manera mucho mayor. Él dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por [en la Persona de] el Hijo”.
“Profetas” (versículo 1) y “ángeles” (versículo 4) fueron los dos grandes tipos de mensajeros que Dios usó en la economía judía para comunicarse con Su pueblo. Los judíos hacían referencia con orgullo a estos mensajeros como una marca de que la nación contaba con el favor de Dios, y eso es cierto, porque ningún otro pueblo sobre la tierra ha tenido jamás tan distinguidos medios de comunicación de parte de Dios (Deuteronomio 4:77For what nation is there so great, who hath God so nigh unto them, as the Lord our God is in all things that we call upon him for? (Deuteronomy 4:7)). Sin embargo, el punto que el escritor está haciendo aquí es que con la venida de Cristo (Su primer advenimiento), Dios ha hablado a Su pueblo “en el Hijo” (traducción J. N. Darby). Este es un medio de comunicación infinitamente mayor que el de los profetas y los ángeles. ¡No es simplemente que Dios ha enviado un Mensajero mayor en Cristo, sino que Dios mismo ha venido a la nación para hablarles en la Persona del Hijo! Si los judíos se sintieron privilegiados de tener mensajeros tan exaltados como los profetas y ángeles que vinieron a ellos de parte de Dios, ¡deberían haberse sentido doblemente privilegiados de haber tenido una “visitación” de Dios mismo! (Lucas 1:78; 19:4478Through the tender mercy of our God; whereby the dayspring from on high hath visited us, (Luke 1:78)
44And shall lay thee even with the ground, and thy children within thee; and they shall not leave in thee one stone upon another; because thou knewest not the time of thy visitation. (Luke 19:44)).
En “otro tiempo” Dios había hablado a Su pueblo “de muchas maneras” (en diferentes formas) “por los profetas” —a través de sueños, a través de visiones, a través de una voz audible, etc.— pero ahora “en estos postreros tiempos” de comunicación profética, Él ha hablado “en el Hijo”. Esto fue de dos maneras: en primer lugar, cuando el Señor estaba aquí en la tierra (capítulo 2:3), y en segundo lugar, al momento de escribir esta epístola, Él estaba hablando desde el cielo (capítulo 12:25).
Una digresión
Para comprender adecuadamente lo que se está impartiendo en este pasaje, debemos tomar en cuenta la digresión que ocurre a partir del capítulo 1:2 (después de la palabra “Hijo”) hasta el final del capítulo, donde el Espíritu Santo guía al escritor a desplegar la gloria y la grandeza de la Persona de Cristo, antes de continuar con una advertencia Suya en el capítulo 2:1-4. Esto se hace para enfatizar QUIÉN es el que está hablando, y así lograr que con mayor fuerza lo dicho halle cabida en sus corazones y conciencias. Si seguimos el hilo del argumento saltándonos la digresión, se leerá: “Dios” nos “ha hablado por [en la Persona de] el Hijo ... por tanto, es menester que con más diligencia atendamos á las cosas que hemos oído”. El punto aquí es que, como la importancia de todo lo que es dicho depende de la grandeza de la persona que lo ha dicho, ellos, por consiguiente, deben atender con más diligencia lo que se dice en esta epístola porque ¡es Dios mismo quien está hablando!
Una visión séptuple de la gloria de Cristo
Versículos 2-3.— Como ya se mencionó, el propósito de la digresión es magnificar la gloria y grandeza de Cristo. El escritor, por lo tanto, se vuelve para asignarle muchos atributos maravillosos de la deidad, y así distinguirlo de todos los demás como el Hijo de Dios. Se mencionan siete cosas en particular que prueban Su superioridad sobre todos los profetas que alguna vez vivieron y hablaron por Dios:
EL HEREDERO DE TODO: En primer lugar, siendo el Hijo, Él ha sido “constituido Heredero de todo” (versículo 2). La herencia es todo lo creado. ¡Esta simple declaración nos dice que todo le pertenece a Él! A ningún profeta, independientemente de lo distinguido que pudiera haber sido, jamás se le dio tal cosa. Esto inmediatamente separa al Hijo de todos los profetas. Cuando Cristo se levante para redimir Su herencia en un día venidero (Efesios 1:1414Which is the earnest of our inheritance until the redemption of the purchased possession, unto the praise of his glory. (Ephesians 1:14)), Él la compartirá con nosotros porque somos “herederos de Dios y coherederos de Cristo”, y así reinaremos sobre ella juntos (Romanos 8:1717And if children, then heirs; heirs of God, and joint-heirs with Christ; if so be that we suffer with him, that we may be also glorified together. (Romans 8:17); 1 Corintios 3:21-2221Therefore let no man glory in men. For all things are yours; 22Whether Paul, or Apollos, or Cephas, or the world, or life, or death, or things present, or things to come; all are yours; (1 Corinthians 3:21‑22)). Pero ese no es el punto que el escritor está haciendo aquí. Su énfasis está en la dignidad de Cristo de tener la herencia por el hecho de ser quien es.
EL CREADOR DEL UNIVERSO: En Segundo lugar, Él “hizo el universo” (versículo 2). De nuevo, un profeta podría referirse a las obras creadoras de Dios al hablar a la gente, pero jamás se atrevería a afirmar ser el creador de ellas. El hecho de que Cristo creó el universo (Juan 1:33All things were made by him; and without him was not any thing made that was made. (John 1:3); Colosenses 1:15-1615Who is the image of the invisible God, the firstborn of every creature: 16For by him were all things created, that are in heaven, and that are in earth, visible and invisible, whether they be thrones, or dominions, or principalities, or powers: all things were created by him, and for him: (Colossians 1:15‑16)) atestigua Su deidad, porque la Escritura declara claramente que Dios creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1,1In the beginning God created the heaven and the earth. (Genesis 1:1) etc.).
EL RESPLANDOR DE LA GLORIA DE DIOS: En tercer lugar, Cristo es “el resplandor” o brillo de la gloria de Dios (versículo 3). Por tanto, Él es el gran Revelador de Dios (Juan 1:1818No man hath seen God at any time; the only begotten Son, which is in the bosom of the Father, he hath declared him. (John 1:18)). Esto es más que el testimonio dado por un profeta acerca de Dios; se trata del resplandor real de Dios mismo, algo que sólo podría ser hecho por una Persona divina. Así, todas las cualidades morales y espirituales de Dios brillan en Él. No se trata de un mero reflejo de Dios, como cuando Moisés reflejó la gloria de Dios en su rostro, sino de llevar en exhibición los atributos mismos de Dios. H. Smith dijo: “El Hijo se ha acercado a nosotros de una manera que hace posible que veamos a Dios mostrado en todos Sus atributos” (The Epistle to the Hebrews [La Epístola a los Hebreos], página 8).
LA IMAGEN MISMA DE LA SUSTANCIA DE DIOS: En cuarto lugar, Cristo, el Hijo de Dios, no es sólo el Revelador de Dios, ¡Él es Dios! (versículo 3). Todos los atributos esenciales de la deidad están en Él personalmente. Él es la misma “imagen [expresión]” de la “sustancia” de Dios. Sería una blasfemia para cualquier profeta reclamar tales atributos, y ninguno se ha atrevido a hacerlo.
EL SUSTENTADOR DEL UNIVERSO: En quinto lugar, Cristo, el Hijo de Dios, es también el Sustentador del universo (versículo 3). Es decir, Él mantiene toda la creación en curso día a día. Por lo tanto, Él no sólo es el Heredero de “todo” y el Creador de “todas las cosas”, sino que también es el Sustentador de “todas las cosas”. La Escritura dice: “Por Él todas las cosas subsisten” (Colosenses 1:1717And he is before all things, and by him all things consist. (Colossians 1:17)). Él hace esto, como se nos dice, “por la Palabra de Su potencia [poder]” (Salmo 147:15-18; 148:815He sendeth forth his commandment upon earth: his word runneth very swiftly. 16He giveth snow like wool: he scattereth the hoarfrost like ashes. 17He casteth forth his ice like morsels: who can stand before his cold? 18He sendeth out his word, and melteth them: he causeth his wind to blow, and the waters flow. (Psalm 147:15‑18)
8Fire, and hail; snow, and vapor; stormy wind fulfilling his word: (Psalm 148:8)).
EL PURGADOR DE LOS PECADOS: En sexto lugar, Cristo hizo “la purgación de nuestros pecados por Sí mismo” (versículo 3). Es decir, Él ha resuelto toda la cuestión del pecado mediante el sacrificio de Sí mismo. Como resultado, el pecado ha sido “deshecho” ante Dios judicialmente (capítulo 9:26), y un día será “quitado” de la creación por completo (Juan 1:2929The next day John seeth Jesus coming unto him, and saith, Behold the Lamb of God, which taketh away the sin of the world. (John 1:29)). No hace falta decir que esto es algo que ningún profeta o sacerdote en el sistema mosaico hizo, o podría hacer. Aquellos sacrificios del Antiguo Testamento en el Día de la Expiación (Levítico 16) indicaban la persistencia de los pecados del pueblo año tras año (Éxodo 30:1010And Aaron shall make an atonement upon the horns of it once in a year with the blood of the sin offering of atonements: once in the year shall he make atonement upon it throughout your generations: it is most holy unto the Lord. (Exodus 30:10); Levítico 16:3434And this shall be an everlasting statute unto you, to make an atonement for the children of Israel for all their sins once a year. And he did as the Lord commanded Moses. (Leviticus 16:34); Hebreos 9:7,25; 10:37But into the second went the high priest alone once every year, not without blood, which he offered for himself, and for the errors of the people: (Hebrews 9:7)
25Nor yet that he should offer himself often, as the high priest entereth into the holy place every year with blood of others; (Hebrews 9:25)
3But in those sacrifices there is a remembrance again made of sins every year. (Hebrews 10:3)). No podían deshacer el pecado, ni podían purgar la conciencia de un creyente, como lo hace el sacrificio perfecto de Cristo (capítulos 9:14; 10:1-2). La RVA dice que Él purgó “nuestros pecados”, lo cual no es una traducción correcta. Restringe el alcance de Su obra de purificación a los pecados de los creyentes, mientras que la obra aquí es general, tocando cada aspecto de la presencia del pecado en la creación (capítulo 2:9).
Se nos dice que Cristo hizo esto “por Sí mismo”. J. N. Darby dijo: “El verbo griego aquí tiene una forma peculiar, que le da un sentido reflexivo, haciendo que lo hecho regrese al hacedor, devolviendo la gloria de lo hecho sobre Aquel que lo hizo” (Synopsis of the Books of the Bible, sobre Hebreos 1:3,3Who being the brightness of his glory, and the express image of his person, and upholding all things by the word of his power, when he had by himself purged our sins, sat down on the right hand of the Majesty on high; (Hebrews 1:3) nota al pie). Por lo tanto, la obra consumada de Cristo en la cruz fue hecha por Él mismo y para Sí mismo, pero el énfasis en el versículo no está tanto en lo que Él hizo —por grande que sea— sino en QUIÉN lo hizo. Al notar esto, el hermano Darby dijo: “Incidentalmente se habla de la purgación de nuestros pecados, y luego escuchamos de Su gloria en lo alto” (Collected Writings, volumen 27, página 388).
EL EXALTADO A LA DIESTRA DE DIOS: En séptimo lugar, habiendo completado la obra de purgación, el Señor ascendió al cielo y “se sentó” a la “diestra de la Majestad [grandeza] en las alturas” (versículo 3). ¡Por el hecho de ser quien es, Él podría entrar en el verdadero santuario en los cielos y sentarse en el trono de Dios! J. N. Darby comentó: “Él podría sentarse en el trono de Dios, y no ensuciarlo” (Collected Writings, volumen 27, página 339). Satanás, como “querubín grande”, intentó hacer eso mismo e inmediatamente fue expulsado del cielo (Isaías 14:12-1512How art thou fallen from heaven, O Lucifer, son of the morning! how art thou cut down to the ground, which didst weaken the nations! 13For thou hast said in thine heart, I will ascend into heaven, I will exalt my throne above the stars of God: I will sit also upon the mount of the congregation, in the sides of the north: 14I will ascend above the heights of the clouds; I will be like the most High. 15Yet thou shalt be brought down to hell, to the sides of the pit. (Isaiah 14:12‑15); Ezequiel 28:11-1911Moreover the word of the Lord came unto me, saying, 12Son of man, take up a lamentation upon the king of Tyrus, and say unto him, Thus saith the Lord God; Thou sealest up the sum, full of wisdom, and perfect in beauty. 13Thou hast been in Eden the garden of God; every precious stone was thy covering, the sardius, topaz, and the diamond, the beryl, the onyx, and the jasper, the sapphire, the emerald, and the carbuncle, and gold: the workmanship of thy tabrets and of thy pipes was prepared in thee in the day that thou wast created. 14Thou art the anointed cherub that covereth; and I have set thee so: thou wast upon the holy mountain of God; thou hast walked up and down in the midst of the stones of fire. 15Thou wast perfect in thy ways from the day that thou wast created, till iniquity was found in thee. 16By the multitude of thy merchandise they have filled the midst of thee with violence, and thou hast sinned: therefore I will cast thee as profane out of the mountain of God: and I will destroy thee, O covering cherub, from the midst of the stones of fire. 17Thine heart was lifted up because of thy beauty, thou hast corrupted thy wisdom by reason of thy brightness: I will cast thee to the ground, I will lay thee before kings, that they may behold thee. 18Thou hast defiled thy sanctuaries by the multitude of thine iniquities, by the iniquity of thy traffic; therefore will I bring forth a fire from the midst of thee, it shall devour thee, and I will bring thee to ashes upon the earth in the sight of all them that behold thee. 19All they that know thee among the people shall be astonished at thee: thou shalt be a terror, and never shalt thou be any more. (Ezekiel 28:11‑19)), pero cuando Cristo ascendió al trono, todo el cielo se levantó para coronarlo de gloria y de honra (Hebreos 2:99But we see Jesus, who was made a little lower than the angels for the suffering of death, crowned with glory and honor; that he by the grace of God should taste death for every man. (Hebrews 2:9)). Siendo quien era, entró en la presencia de “la Majestad en las alturas” y no fue opacado por la gloria de Dios que brillaba allí. ¡Ese era Su lugar por derecho porque Él es Dios! Ningún profeta se sentará jamás en un lugar tan exaltado. Se dice que los cristianos están sentados en lugares celestiales en Cristo Jesús (Efesios 2:66And hath raised us up together, and made us sit together in heavenly places in Christ Jesus: (Ephesians 2:6)), pero ellos tampoco se sentarán jamás a la diestra de Dios; ese lugar está reservado solo para Cristo. Él se sienta allí por el hecho de ser QUIEN es.
Para resumir los atributos del Hijo de Dios arriba mencionados, Él es:
• El fin de toda la historia, siendo “Heredero de todo”.
• El comienzo de toda la historia, habiendo “hecho el universo”.
• Más allá de toda la historia, siendo “el resplandor” de la gloria de Dios y “la misma imagen de Su sustancia”.
• A lo largo de toda la historia, como el que “sustenta todas las cosas”.
• El Único Sacrificio para toda la historia, habiendo hecho la “purificación de pecados” (traducción J. N. Darby).
• Por encima de toda la historia, como estando sentado “á la diestra de la Majestad en las alturas”.
Cristo sentado a la diestra de Dios en cuatro facetas
Es significativo que Cristo es visto sentado a la diestra de Dios cuatro veces en esta epístola. Cuando los cielos fueron “abiertos” para que Esteban mirara, vio a Cristo “de pie a la diestra de Dios” (Hechos 7:56,56And said, Behold, I see the heavens opened, and the Son of man standing on the right hand of God. (Acts 7:56) LBLA). El Señor estaba de pie en ese momento porque todavía estaba extendiendo la oportunidad a los judíos de recibirlo como su Mesías, a pesar de que lo habían rechazado y crucificado. Él seguía allí listo para regresar a la tierra a establecer el reino, como se afirma en los escritos de los profetas del Antiguo Testamento, si tan solo se arrepentían y se convertían (Hechos 3:19-2019Repent ye therefore, and be converted, that your sins may be blotted out, when the times of refreshing shall come from the presence of the Lord; 20And he shall send Jesus Christ, which before was preached unto you: (Acts 3:19‑20)). Pero ellos no quisieron tener a Cristo sino que enviaron a Esteban al cielo con este mensaje: “No queremos que éste reine sobre nosotros” (Lucas 19:1414But his citizens hated him, and sent a message after him, saying, We will not have this man to reign over us. (Luke 19:14)). Fue solo después de esto que Dios judicialmente puso a un lado a la nación y comenzó una nueva partida en Sus tratos hacia los gentiles (Hechos 15:1414Simeon hath declared how God at the first did visit the Gentiles, to take out of them a people for his name. (Acts 15:14)) para llamar de entre ellos creyentes a ser parte de una cosa completamente nueva —la Iglesia de Dios—. La epístola a los Hebreos, escrita algunos años después de la lapidación de Esteban, nos da otro vistazo del cielo, y vemos a Cristo, ya no de pie, sino sentado a la diestra de Dios. Esto demuestra que Dios ya no estaba alcanzando a la nación según el pacto como lo hiciera una vez, y que ahora la oportunidad de que Cristo regresara a la tierra como el Mesías de Israel y estableciera el reino había terminado. Aquellas cosas han quedado suspendidas por un período de tiempo no revelado.
Del periódico The Remembrancer [El Recordador]: “JESÚS seguía de pie, pues no fue sino hasta que Israel rechazó el testimonio del Espíritu Santo que Él se sentó definitivamente, esperando el juicio de Sus enemigos. Antes, permaneció en la posición de Sumo Sacerdote de pie ... los judíos habiendo hecho con el testimonio del Espíritu Santo lo mismo que le hicieron a JESÚS, y habiendo enviado (por así decirlo) en la persona de Esteban un mensajero tras Él para decir: ‘No queremos que Éste reine sobre nosotros’, Cristo definitivamente toma Su lugar sentado en el cielo, hasta que juzgue a los enemigos que no quisieron que Él reinara sobre ellos. Es en esta última posición que Él es visto en la epístola a los Hebreos ... Me parece que esta es la razón por la que se le ve de pie. No había tomado definitivamente Su lugar como sentado para siempre (o ‘a perpetuidad’) —eis to dienekes (Hebreos 10:1212But this man, after he had offered one sacrifice for sins for ever, sat down on the right hand of God; (Hebrews 10:12))— en el trono celestial hasta que el testimonio del Espíritu Santo a Israel de Su exaltación hubiera sido definitivamente rechazado en la tierra” (The Remembrancer, volumen 18, páginas 158-160).
Se menciona que Cristo está sentado a la diestra de Dios por cuatro razones diferentes:
• En el capítulo 1:3, Él se sienta allí a causa de la grandeza de Su Persona, como el Hijo de Dios.
• En el capítulo 8:1, Él se sienta allí a causa de Su presente obra de intercesión, como nuestro Sumo Sacerdote.
• En el capítulo 10:12, Él se sienta allí como habiendo consumado victoriosamente la obra de expiación, como el gran Redentor.
• En el capítulo 12:2, Él se sienta allí habiendo caminado perfectamente por la senda de fe, como el Objeto de la fe.
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Podemos ver por lo que ha estado delante de nosotros acerca de la grandeza de Cristo en relación con los profetas de Israel, que en realidad, desde que Él es Dios “en la Persona del Hijo” (Hebreos 1:2,2Hath in these last days spoken unto us by his Son, whom he hath appointed heir of all things, by whom also he made the worlds; (Hebrews 1:2) traducción J. N. Darby), no existe comparación en absoluto. Cristo es una Persona infinita, el Creador y Sustentador del universo, ¡mientras que los profetas no son más que simples hombres! De hecho, el más grande de todos los profetas dijo: “Viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de Sus zapatos” (Lucas 3:1616John answered, saying unto them all, I indeed baptize you with water; but one mightier than I cometh, the latchet of whose shoes I am not worthy to unloose: he shall baptize you with the Holy Ghost and with fire: (Luke 3:16)).