Llegamos ahora al resumen en unas pocas palabras anteriores, y luego a la toma en una parte tras otra del sistema judío de adoración, mostrándolo todo apartado por el Cristo celestial y su sacrificio. Por ejemplo, después del resumen en cuanto al sacerdocio (ver 1,2) se le contrasta como Mediador, con Moisés el mediador del antiguo pacto, que se deja de lado (ver 6-13). Pero este pacto también tenía ordenanzas de servicio divino y un santuario mundano (Efesios 9:1), que se reserva para uno celestial (ver. 11,12), y la mediación del Nuevo Testamento estaba en relación con las bendiciones de una herencia eterna, establecida sobre la base de Su sangre, que introduce los sacrificios, como vemos en Efesios 10; los muchos sacrificios del sistema judío dejados de lado por el único sacrificio de Cristo, que perfecciona la conciencia del creyente y le da audacia para entrar en el santuario celestial de adoración. Todo el sistema del judaísmo se derrumbó bajo los pies de aquellos que se aferraron a la fe de este Sumo Sacerdote y Mediador celestial. Los creyentes fueron introducidos por Su sacrificio en un santuario celestial, allí audazmente para atraer la noche para adorar a Dios y al Padre. Pero volvamos. De las cosas que hemos hablado esta es la suma dice el apóstol. Tenemos tal Sumo Sacerdote (Efesios 7) que está puesto a la diestra de la Majestad en los cielos; un ministro del santuario que el Señor lanzó y no el hombre. Un Sumo Sacerdote, en todos los sentidos superior a Aarón y al sacerdocio levítico, como hemos visto. Un Sumo Sacerdote celestial se puso a la diestra de Dios. Un ministro del santuario y del verdadero tabernáculo; es decir, el centro de un nuevo sistema de adoración que tenía su santuario en los lugares celestiales (comp. Efesios 9:11,24) que el Señor lanzó y no el hombre. ¡Qué volumen en pocas palabras! El apóstol recoge todo lo que había dicho sobre el Sumo Sacerdote antes, y agrega en pocas palabras, lo que lo muestra como un sistema completamente nuevo de adoración divina, que tiene su asiento en un santuario celestial. Esto introduce todo el sistema del santuario y sus sacrificios. Esto era parte de la obra del sumo sacerdote; tuvo que ofrecer regalos y sacrificios; por lo tanto, es necesario que el Hombre tuviera algo que ofrecer; porque si estuviera en la tierra, no debería ser sacerdote, ya que hay sacerdotes que ofrecen dones de acuerdo con la ley, que sirven para el ejemplo y el modelo de las cosas celestiales como Moisés fue amonestado por Dios cuando estaba a punto de hacer el tabernáculo (Éxodo 25:40) Porque mira, dice Él que haces todas las cosas según el modelo que se te muestra en el monte.
Por lo tanto, el sacerdocio de Cristo no podía continuar en la tierra, pero ahora ha obtenido un ministerio más excelente, por cuánto también Él es el Mediador de un mejor pacto que fue establecido sobre mejores promesas. Por lo tanto, se contrasta no solo con Aarón como sacerdote, sino con Moisés, el Mediador del antiguo pacto, que también se muestra como apartado. Porque si ese primer pacto hubiera sido impecable, no se habría encontrado lugar para el segundo; pero encontrando falta en ellos, dijo: “He aquí los días venideros, dice Jehová, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y la casa de Judá; no de acuerdo con el pacto que hice con sus padres en el día en que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque no continuaron en Mi pacto, y yo no los consideré, dice el Señor. Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová; Pondré Mis leyes en sus mentes y las escribiré en sus corazones; y yo seré para ellos un Dios, y ellos serán para mí un pueblo. Y no enseñarán a cada hombre a su prójimo, y a cada hombre a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán desde el más pequeño hasta el más grande; porque perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado” (Jer. 31:31-3431Behold, the days come, saith the Lord, that I will make a new covenant with the house of Israel, and with the house of Judah: 32Not according to the covenant that I made with their fathers in the day that I took them by the hand to bring them out of the land of Egypt; which my covenant they brake, although I was an husband unto them, saith the Lord: 33But this shall be the covenant that I will make with the house of Israel; After those days, saith the Lord, I will put my law in their inward parts, and write it in their hearts; and will be their God, and they shall be my people. 34And they shall teach no more every man his neighbor, and every man his brother, saying, Know the Lord: for they shall all know me, from the least of them unto the greatest of them, saith the Lord: for I will forgive their iniquity, and I will remember their sin no more. (Jeremiah 31:31‑34)).
Por lo tanto, el remanente se establece en un nuevo terreno en relación con el Mediador celestial de un nuevo pacto. Es cierto que este pacto no se estableció realmente con ellos excepto en espíritu, se establecería con la casa de Israel y con la casa de Judá en los últimos días, de quien ahora Jehová estaba ocultando Su rostro. Pero ya se había derramado la sangre, el Mediador había ido a lo alto, y toda la bendición siete del Israel terrenal dependía de Aquel que como Sumo Sacerdote era tal Uno según el orden de Melquisedec y no según el orden de Aarón, y como Mediador, era tal de un nuevo pacto, y no del antiguo establecido por Moisés. Todo esto sería muy convincente para estos cristianos hebreos que todavía se aferraban al judaísmo, al mostrar que incluso con respecto a todas las futuras bendiciones terrenales de Israel, dependían totalmente de Cristo, el Sumo Sacerdote celestial y Mediador celestial. Ahora le pertenecían a Él, pero si a Él, entonces todas sus conexiones terrenales se rompieron.