(continuación del número anterior)
“Pablo amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que con trabajo y mucho daño, no sólo de la cargazón y de la nave, mas aun de nuestras personas, habrá de ser la navegación” (versículo 10).
Pablo se vio obligado a advertirles, pues, divinamente inspirado, discernió el peligro inminente. Esto nos hace recordar su amonestación dada a los ancianos de la iglesia en Éfeso: “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al ganado; y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí” (Hechos 20:29-3029For I know this, that after my departing shall grievous wolves enter in among you, not sparing the flock. 30Also of your own selves shall men arise, speaking perverse things, to draw away disciples after them. (Acts 20:29‑30)). ¿Nos damos cuenta, queridos santos de Dios, que si abandonamos la doctrina de Pablo, si rehusamos andar en la verdad, la cual Dios entregó a la iglesia por medio de él, entonces vamos a naufragar como esa nave? Hay muchos cristianos que leen los cuatro Evangelios y el libro de los Salmos, pero que no estudian las epístolas de Pablo que contienen las instrucciones necesarias para la iglesia. Acordémonos de la exhortación, “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 1:1313Hold fast the form of sound words, which thou hast heard of me, in faith and love which is in Christ Jesus. (2 Timothy 1:13)). No sólo hemos de retener estas cosas como doctrinas —lo cual es muy necesario— sino también “en la fe y amor”; porque la verdad que conocemos debe manifestar su poder en nuestras vidas para gloria del Señor.
“Mas el centurión creía más al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía” (versículo 11). A pesar de la prevención oportuna de Pablo, los encargados de la nave llevaron las cosas conforme a su antojo y rechazaron a Pablo, como aquellos de Asia (“me han sido contrarios todos los que son en Asia, de los cuales son Figello y Hermógenes”; 2 Timoteo 1:1515This thou knowest, that all they which are in Asia be turned away from me; of whom are Phygellus and Hermogenes. (2 Timothy 1:15)). ¡Cuán verídico fue eso después de la muerte de los apóstoles, y aun en gran medida antes de su muerte!
“Y no habiendo puerto cómodo para invernar, muchos acordaron pasar aún de allí, por si pudiesen arribar a Fenice e invernar allí, que es un puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste” (versículo 12).
El lugar “Buenos Puertos” no fue considerado “cómodo” (es decir, espacioso y conveniente). Leemos que “muchos acordaron pasar aún de allí”. Por analogía, no se puede esperar nunca que la verdad de Dios sea bastante “cómoda” para la muchedumbre. Si escudriñamos las Escrituras, veremos claramente que la mayoría jamás ha escogido el camino de la obediencia. ¿No es verdad que sólo unos cuantos en todo tiempo quieren obedecer? Cuidémonos de no seguir a la muchedumbre, antes con un ojo sincero hagamos de Cristo el Objeto de nuestros corazones, y de Su Palabra la guía para nuestros pies. En tal camino gozaremos de dulce paz, aunque la compañía sea pequeña.
Por algún tiempo después de haber dado su palabra de amonestación, Pablo quedó sin hablar. La historia de la Iglesia nos muestra que “la doctrina de Pablo” y el llamamiento celestial de la iglesia fueron perdidos por muchos siglos después de la muerte del apóstol. Pero Pablo aún estaba a bordo, y así las preciosas verdades de las cuales hemos hablado quedaban ignoradas en la Biblia por muchísimos años, no entendidas y no puestas por obra.
“Y soplando el austro, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, alzando velas, iban cerca de la costa de Creta” (versículo 13).
Mientras tanto, la nave zarpó y con rumbo a Fenice —un puerto espacioso y conveniente— ¡el centro del comercio! Tal es el gusto de muchos cristianos: una iglesia “a lo Fenice”, una iglesia mundana. Y, extrañamente, el austro soplaba suavemente. Parece que Dios les daba lo que habían deseado. ¿No oímos a muchos cristianos (mientras andan en caminos de desobediencia) hablar del “austro que sopla”, de la bendición que reciben? Tal vez parece así, como en aquel entonces cuando la iglesia primitiva se deslizaba hacia el mundo, pero (como ya hemos mencionado) el tiempo pone las cosas a prueba, y así fue en nuestra narración. Era su propio propósito lo que ellos pensaban haber obtenido. Preguntémonos a nosotros mismos, ¿queremos nuestros propios planes y propósitos, o los de Dios? ¿Sabemos que tenemos la verdad porque tenemos la Palabra de Dios para lo que intentemos, o en realidad estamos siguiendo solamente nuestras propias ideas y suponemos que tenemos la razón? ¡Qué bueno poder decir, “Así ha dicho el Señor”, y andar en el camino que Él nos ha señalado!
¡Oh cuánto significan esas palabras, “alzando velas”! ¡Qué día más triste en la historia de la iglesia primitiva cuando ellos dejaron “Buenos Puertos” para llegar a “Fenice”! Notemos también cómo “iban cerca de la costa de Creta”. No toda la verdad es abandonada de golpe. Los cristianos dirán que casi no hay ninguna diferencia entre una compañía y otra, pero preguntemos: ¿Han alzado velas? Sea un metro, sea un kilómetro, se está alejando. Geográficamente, Fenice no está lejos de los Buenos Puertos, y a menudo parece sólo un paso de la asamblea cristiana al mundo, pero ¡qué peligroso es tal paso!, como aquel viaje cargado de peligros. Pero no arribaron a “Fenice”, porque el Señor ama tanto a los suyos que no les permite estar cómodos en este pobre mundo.
(seguirá, Dios mediante)