Hechos 27:14-26

Acts 27:14‑26
J.H. Smith
(continuación del número anterior)
(Adaptado)
“Mas no mucho después dio en ella un viento repentino, que se llama Euroclidón. Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo resistir contra el viento, la dejamos y éramos llevados. Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla que se llama Clauda, apenas pudimos ganar el esquife: el cual tomado, usaban de remedios, ciñendo la nave; y teniendo temor de que diesen en la Sirte, abajadas las velas, eran así llevados. Mas siendo atormentados de una vehemente tempestad, al siguiente día alijaron; y al tercer día nosotros con nuestras manos arrojamos los aparejos de la nave” (versículos 14-19).
El austro que soplaba suavemente no duró mucho tiempo, y luego ¡qué cambio repentino! Sobrevino un tempestuoso viento llamado “Euroclidón” (versículo 14). Tal es la situación cuando damos oídos al consejo de los hombres y dejamos de lado la verdad divina, para procurar cumplir con nuestros propios propósitos. La nave no pudo “resistir contra el viento” (versículo 15). Similarmente la historia sagrada nos muestra que, una tras otra, malas doctrinas fueron introducidas en la iglesia primitiva, y los cristianos muy pronto se encontraron sin poder para hacer nada para escapar: “eran así llevados” (versículo 17). Aun los hombres piadosos en aquellos años después de la muerte de los apóstoles no pudieron enmendar el daño ya hecho.
¿No hay en todo ello un aviso para nosotros hoy en día? Si permitimos entrar un poco de lo malo, sólo será una cuestión de tiempo para que la nave esté tan dañada que no será posible repararla (compárese con 1 Corintios 5:66Your glorying is not good. Know ye not that a little leaven leaveneth the whole lump? (1 Corinthians 5:6)).
Como ya hemos dicho, las tentativas para reparar la nave fueron inútiles, y en vez de mejorar la situación, las cosas iban de mal en peor: “al día siguiente alijaron”. Arrojaron de la nave las cosas consideradas secundarias. En estos días peligrosos vigilemos a los que quieren que tiremos fuera las cosas “no esenciales” (según ellos), que incluyen las cosas que conciernen a la gloria de Cristo, y Su obra de redención consumada (la cual siempre es atacada por doctrinas malas); y la verdad de la Iglesia, tan preciosa al corazón de Cristo quien “amó a la Iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella” (Efesios 5:2525Husbands, love your wives, even as Christ also loved the church, and gave himself for it; (Ephesians 5:25)). No es de maravillar, entonces, que después de aliviar la carga, al día siguiente arrojaron también “los aparejos” (versículo 19), o sea los mismos instrumentos necesarios para el debido control de la nave fueron tirados al mar. Así vemos el curso del abandono de la verdad divina. Es una cosa gradual que comienza cuando zarpamos de “Buenos Puertos”. Que el Señor nos haga apreciar la verdad, y que así procuremos andar en el camino de la obediencia a la Palabra de Dios, cueste lo que cueste. (Arreglado de G.H. Hayhoe)
“Y no pareciendo sol ni estrellas por muchos días, y viniendo una tempestad no pequeña, ya era perdida toda la esperanza de nuestra salud” (versículo 20).
Este versículo figura los “Siglos Oscuros” en su pleno sentido. El llamamiento celestial de la iglesia fue perdido, porque no parecieron “sol ni estrellas por muchos días”. Sólo Dios pudo levantar de nuevo un testimonio de acuerdo con Su mente en medio de tantas tinieblas.
“Entonces Pablo, habiendo ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Fuera de cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no partir de Creta, y evitar este inconveniente y daño. Mas ahora os amonesto que tengáis buen ánimo; porque ninguna pérdida habrá de persona de vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios del cual yo soy, y al cual sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es menester que seas presentado delante de César; y he aquí, Dios te ha dado todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como me ha dicho; si bien es menester que demos en una isla” (versículos 21-26).
Pablo, cuyo consejo fue rechazado (véase el versículo 10), después de un silencio largo, habló otra vez. El cristianismo no habría llegado al estado confuso en el cual se halla si hubiera obedecido y puesto por obra la doctrina de San Pablo expuesta en sus epístolas divinamente inspiradas, como está escrito: “la iglesia, de la cual soy hecho ministro” (Colosenses 1:24-2524Who now rejoice in my sufferings for you, and fill up that which is behind of the afflictions of Christ in my flesh for his body's sake, which is the church: 25Whereof I am made a minister, according to the dispensation of God which is given to me for you, to fulfil the word of God; (Colossians 1:24‑25)).
Dios reveló a este siervo fiel lo que iba a suceder en aquel entonces. Igualmente el siervo fiel del Señor hoy en día sabe lo que va a suceder en este mundo, por cuanto tiene el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios, la Biblia, mientras los hijos de este presente siglo malo permanecen en las tinieblas.
¡Qué bueno poder afirmar con Pablo: “Yo confío en Dios que será así como me ha dicho”!
(seguirá, Dios mediante)