J.H. Smith
“Y venida la decimacuarta noche, y siendo llevados por el mar Adriático, los marineros a la media noche sospecharon que estaban cerca de alguna tierra; y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas” (versículos 27-28).
Cierto escritor ha dicho:
Los marineros opinaban que se acercaban a “alguna tierra”. ¡Y nosotros estamos acercándonos a nuestra patria celestial! Echemos la sonda y hallaremos que este evento bienaventurado ocurrirá pronto: “veinte brazas ... luego quince brazas”. Sí, oiremos pronto Su bendita voz, y veremos Su rostro glorioso; que seamos, por lo tanto, como hombres que esperan a su Señor.
Mientras los marineros anhelaban que se hiciese de día, no estaban desocupados, pues el pasaje siguiente indica que había mucha actividad a bordo; también Pablo, cuyo consejo fue menospreciado antes, habló otra vez. El Señor nos ha dicho: “Negociad entre tanto que vengo” (Lucas 19:1313And he called his ten servants, and delivered them ten pounds, and said unto them, Occupy till I come. (Luke 19:13)). No fueron desanimados más por el viento y las olas, porque confiaron en Dios.
Las primeras medidas tomadas después de haber sabido que se hallaban cerca de “alguna tierra”, son muy Instructivas. “Habiendo temor de dar en lugares escabrosos, echando cuatro anclas de la popa, deseaban que se hiciese de día” (versículo 29). Aquí vemos figurada la debida actitud de los que procuran —en un día de confusión y tinieblas— mantener un testimonio de acuerdo con la mente de Dios. Hay temor de dar en lugares escabrosos: hay humildad y una convicción de su posición indefensa. Esperan en el Señor y depositan su confianza sólo en Él. El Espíritu de Dios obra en poder, juntando las almas a Cristo, el Ancla. Otra cosa que notar es el ansia que se haga de día. Esta figura es la esperanza bienaventurada de Su venida. ¡Qué lugar más bendito, conscientes de flaqueza, pero con Cristo solo como el Ancla!
“Entonces procurando los marineros huir de la nave, echado que hubieron el esquife a la mar, aparentando como que querían largar las anclas de proa, Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no quedan en la nave, vosotros no podéis salvaros. Entonces los soldados cortaron los cabos del esquife, y dejáronlo perder” (versículos 30-32).
Esa tentativa habla de la actitud independiente y voluntariosa de aquellos que dejan el testimonio colectivo establecido por Dios, para formar grupos cismáticos. El espíritu independiente no es de Dios. Somos “todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12:55So we, being many, are one body in Christ, and every one members one of another. (Romans 12:5)). Para la cena del Señor un solo pan en la mesa habla del “un cuerpo” de Cristo compuesto de todos los verdaderos hijos de Dios (véase 1 Corintios 10:1717For we being many are one bread, and one body: for we are all partakers of that one bread. (1 Corinthians 10:17)). El Señor Jesús oró por la unidad en el testimonio según Juan 17:21: “para que todos sean una cosa; como Tú, oh Padre, en Mí, y Yo en Ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que Tú Me enviaste”. Esa unidad se realizó en el día de Pentecostés cuando “estaban todos unánimes juntos” (Hechos 2:11And when the day of Pentecost was fully come, they were all with one accord in one place. (Acts 2:1)), pero muy pronto todo fracasó en las manos de los hombres. Pero ¿son alterados por el fracaso del hombre los pensamientos de Cristo acerca de Su Iglesia la cual Él amó, y se entregó a Sí mismo por ella? ¡Nunca! “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:88Jesus Christ the same yesterday, and to day, and for ever. (Hebrews 13:8)).
Oportunamente Pablo amonestó: “Si éstos no quedan en la nave, vosotros no podéis salvaros”. Esa advertencia estorbó el propósito malévolo de los marineros. Nos podemos preguntar si estamos dispuestos a abandonar nuestros propósitos cuando la Palabra de Dios nos hace ver que estamos equivocados. Cuán beneficioso sería si estuviésemos dispuestos a obedecer a las Escrituras en todo, y a todo tiempo. A menudo el orgullo nos influye y rehusamos obedecer a la Palabra de Dios cuando revela nuestro mal camino. Es verdad que “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5:55Likewise, ye younger, submit yourselves unto the elder. Yea, all of you be subject one to another, and be clothed with humility: for God resisteth the proud, and giveth grace to the humble. (1 Peter 5:5)).
“Y como comenzó a ser de día, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el décimo cuarto día que esperáis y permanecéis ayunos, no comiendo nada” (versículo 33).
Pablo animó a todos a que comiesen. Con la verdad celestial de la Iglesia recobrada en estos postrimeros días, cuán abundante abastecimiento de “comida” espiritual ha sido provisto para los creyentes en el Señor Jesús, de modo que aquellos a bordo de la nave tipifican a todos los verdaderos miembros del cuerpo de Cristo, a todos los hijos de Dios por fe en Él. Esa comida no era nada nueva. Estaba a bordo durante todo el viaje, pero a pesar de esa abundancia ellos habían permanecido ayunos. Asimismo la verdad que Dios nos ha entregado no es nueva, sino la que fue revelada en los días de los apóstoles y escrita en la bendita palabra indeleble de Dios.
(Arreglado de G.H. Hayhoe).
“Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; que ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá” (versículo 34).
Es para nuestra salud espiritual que comamos de este rico manjar: la Palabra de Dios. Es la comida imprescindible que nutre el alma. Y la promesa, “ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá”, nos afirma esto la seguridad eterna del creyente en el Señor Jesús, el gran Pastor, que dice: “Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de Mi mano” (Juan 10:2828And I give unto them eternal life; and they shall never perish, neither shall any man pluck them out of my hand. (John 10:28)).
(seguirá, Dios mediante)