Juan 19:30: Consumado es

John 19:30
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:3030When Jesus therefore had received the vinegar, he said, It is finished: and he bowed his head, and gave up the ghost. (John 19:30)).
En el versículo de Lucas 12 el Señor habla un poco de la angustia de su alma al contemplar el ser hecho pecado por nosotros. Él era y es santísimo: nunca pecó ni puede pecar, es más, odia el pecado; por eso contemplar la cruz angustió su alma perfecta. Ni siquiera podemos imaginarnos el costo total de sus sufrimientos. Continuando la lectura en el libro de Lucas, más adelante leemos sobre su angustia en Getsemaní cuando “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. Allí le vemos en su agonía, tuvo que poner a un lado su voluntad y entregarse al cumplimiento de la voluntad de Dios. Toda su vida anduvo en la luz pero iba a pasar a las tinieblas y sufrir el castigo de nuestros pecados. Toda su vida caminó en comunión con Dios; pero en la cruz exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:4646And about the ninth hour Jesus cried with a loud voice, saying, Eli, Eli, lama sabachthani? that is to say, My God, my God, why hast thou forsaken me? (Matthew 27:46)).
Nuestra salvación costó mucho más que sus sufrimientos a manos de hombres injustos; pues el pago de nuestro rescate fue tres horas de sufrimiento inexpresable bajo el látigo de un Dios santo y justo. Se puede entender algo de lo que Él sufrió cuando somos menospreciados. Tal vez algunos de nosotros hemos experimentado el ser insultados o golpeados por enemigos, lo cual nos ayuda a sentirnos identificados y comprender mejor Sus sufrimientos a manos de hombres injustos. La única forma de aprender algo de lo que Él sufrió al cargar sobre Sí mismo nuestros pecados es contemplar un poco de su santidad. Los siguientes versículos nos muestran su odio al pecado: “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:2222Who did no sin, neither was guile found in his mouth: (1 Peter 2:22)); “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5:2121For he hath made him to be sin for us, who knew no sin; that we might be made the righteousness of God in him. (2 Corinthians 5:21)); “Y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él” (1 Juan 3:55And ye know that he was manifested to take away our sins; and in him is no sin. (1 John 3:5)).
Los dos versículos al principio de este artículo tienen en común algo interesante: el Espíritu Santo utilizó el mismo verbo en el idioma original para “se cumpla” y para “consumado es”. Lucas 12:5050But I have a baptism to be baptized with; and how am I straitened till it be accomplished! (Luke 12:50) expresa lo que hemos indicado en el párrafo anterior y Juan 19:3030When Jesus therefore had received the vinegar, he said, It is finished: and he bowed his head, and gave up the ghost. (John 19:30) nos hace entender que toda la obra de la salvación ya fue realizada, puesto que las Escrituras se cumplieron y la obra de redención está completa. Cuando dice: “Consumado es”, quiere decir que la obra de la cruz fue completa y que la bendición ya podía ser compartida con todos. Este gran clamor dura en sus efectos para siempre; jamás será cambiado. Nunca podremos añadir algo de valor a Su obra perfecta: no hay algo más que añadirle, pues Él ya hizo todo lo necesario. Dios ya agotó toda Su ira hacia mis pecados en Él y ya no queda ni una gota del juicio para mí. Cuando los hombres hacen algo siempre necesita ser renovado o mejorado. Desde mi ventana puedo ver una casa pintada hace un año; sin embargo, la pintura de la pared ya se está resquebrajando; siempre acontece así con las cosas que hacen los hombres. Pero el Señor Jesucristo hizo su obra sin tener que repetirla. Hebreos 10:1212But this man, after he had offered one sacrifice for sins for ever, sat down on the right hand of God; (Hebrews 10:12) nos indica el alcance de su triunfo cuando dice: “pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. La única respuesta que nos conviene es alabanza porque Él es merecedor de todo.