La blasfemia conectada con la falsa doctrina de que un creyente pueda perder su salvación

Aquellos que sostienen la falsa doctrina de que un creyente pueda perder su salvación probablemente no se dan cuenta de la seriedad del error. Si llevamos la doctrina hasta su conclusión lógica, veremos que es una blasfemia. En ella se presentan cargos falsos contra Dios mismo, lo cual es realmente serio. Veamos algunos ejemplos:
1) ¡Dios sería un mentiroso! Si lo que ellos enseñan fuera verdad, entonces no se puede confiar en lo que Dios habla. Su Palabra declara que las ovejas de Cristo “NO PERECERÁN PARA SIEMPRE” (Juan 10:2828And I give unto them eternal life; and they shall never perish, neither shall any man pluck them out of my hand. (John 10:28)). Si uno de ellos termina en el infierno, entonces no se puede confiar en Su Palabra. Este ataque engañoso golpea la fidelidad de Dios y Su Palabra. Afortunadamente, “Dios no es hombre, para que mienta” (Números 23:1919God is not a man, that he should lie; neither the son of man, that he should repent: hath he said, and shall he not do it? or hath he spoken, and shall he not make it good? (Numbers 23:19)). No importa cuánto trate alguien de negar las palabras “para siempre”, siguen significando que ¡JAMÁS perecerán!
2) ¡Cristo terminaría en el infierno! Dado que la Palabra de Dios dice que el Señor nunca nos dejará ni nos desamparará (Hebreos 13:55Let your conversation be without covetousness; and be content with such things as ye have: for he hath said, I will never leave thee, nor forsake thee. (Hebrews 13:5)), si perdemos nuestra salvación y terminamos en el infierno, entonces Dios, que no puede retractarse de Su Palabra, tendría que mandar a Cristo allí también, ya que Él nunca nos desamparará.
3) ¡El Espíritu Santo también terminaría en el infierno! La Escritura dice claramente que Él estará con nosotros “para siempre” (Juan 14:1616And I will pray the Father, and he shall give you another Comforter, that he may abide with you for ever; (John 14:16)). Entonces, si un creyente termina en el infierno, significará que el Espíritu Santo también tendrá que estar allí.
4) La obra expiatoria de Cristo en la cruz no sería realmente suficiente para asegurar el cielo a una persona; ¡simplemente lo encamina allí! Cristo pone al creyente en el camino al cielo cuando cree por primera vez, y entonces el creyente debe hacer su parte para asegurar su salvación caminando rectamente todos los días. Por lo tanto, la salvación del creyente es una cosa condicional, que depende de cómo se comporta después de ser salvo. En esencia, lo que realmente se dice aquí es que hay dos partes en la salvación de una persona: la parte de Cristo en la cruz, y la parte del creyente en caminar correctamente a lo largo de su vida. Por triste que sea esta doctrina errónea, hace que el llegar al cielo sea un producto de las obras del creyente. En el fondo de esta enseñanza blasfema hay un sistema de obras, algo que la Biblia desaprueba (Romanos 4:4-54Now to him that worketh is the reward not reckoned of grace, but of debt. 5But to him that worketh not, but believeth on him that justifieth the ungodly, his faith is counted for righteousness. (Romans 4:4‑5); Efesios 2:8-98For by grace are ye saved through faith; and that not of yourselves: it is the gift of God: 9Not of works, lest any man should boast. (Ephesians 2:8‑9); Tito 3:55Not by works of righteousness which we have done, but according to his mercy he saved us, by the washing of regeneration, and renewing of the Holy Ghost; (Titus 3:5)). En la cruz, el Señor no dijo: “Yo consumé”, lo que podría implicar que Él hizo Su parte del trabajo, dejando que nosotros hiciéramos el resto. Más bien, Él dijo: “Consumado es”. ¡La obra de redención se completó en la cruz y no nos queda nada por hacer!
No hay nada que hacer,
No hay nada que pagar,
Jesús lo hizo todo en Su bendito obrar.
Si una persona pudiera llegar al cielo en base a su esfuerzo de mantenerse alejado del pecado, cuando llegara allí, podría decir: “Estoy aquí no solo por lo que Cristo hizo en la cruz, sino también por lo que yo hice. Los que no están aquí en el cielo, aunque hayan creído, no hicieron su parte como yo. Anduve por el buen camino y ellos no, así que se perdieron, pero yo soy salvo”. Si eso fuera cierto, sería justo que esa persona recibiera algo de crédito por estar en el cielo. ¡En verdad tendría mucho que agradecerse a sí mismo! Ahora, les preguntamos a nuestros lectores: Honestamente, ¿eso suena como la verdad de Dios?
Una buena forma de probar si una doctrina es verdadera o falsa es simplemente analizando si ésta exalta a Cristo o al hombre. Si exalta a Cristo, es de Dios; si exalta al hombre, es error. Esta falsa doctrina hace mucho del hombre, y disminuye la obra de Cristo. Es una blasfemia.