En medio de la oscuridad, la tormenta y el dolor,\u000bUn brillo brillante veo;\u000bBueno, conozco el bendito mañana\u000bCristo vendrá por mí.\u000bEn medio de la luz, la paz y la gloria\u000bDe la casa del Padre,\u000bCristo para mí está mirando, esperando,\u000bEsperando hasta que venga.\u000bDurante mucho tiempo me ha guiado el bendito Guía,\u000bPor el camino del desierto;\u000bAhora veo las torres doradas,\u000bCiudad de mi Dios.\u000bAllí en medio del amor y la gloria\u000bÉl está esperando todavía;\u000bEn Sus manos está grabado un nombre\u000bNo puede olvidar.\u000bQuién es este, que viene a mi encuentro,\u000bEn el camino del desierto,\u000bComo la Estrella de la Mañana prediciendo\u000b¿El día despejado de Dios?\u000bÉl es quien vino a ganarme,\u000bEn la cruz de la vergüenza;\u000bEn Su gloria bien lo conozco\u000bCada vez más lo mismo.\u000bAllí, en medio de las canciones del Cielo,\u000bMás dulce para su oído\u000bEs la pisada a través del desierto\u000bSiempre acercándose.\u000bAllí, preparadas, están las mansiones\u000bGlorioso, brillante y justo,\u000bPero la Novia que el Padre le dio\u000bTodavía falta allí.\u000bOh la bendita alegría del encuentro,\u000bTodo el desierto pasado,\u000bOh las maravillosas palabras de saludo\u000b¡Por fin hablará!\u000bÉl y yo juntos entrando,\u000bEsas justas canchas arriba;\u000bÉl y yo juntos compartiendo\u000bTodo el amor del Padre.\u000bDonde no puede entrar sombra ni mancha,\u000bNi el oro sea tenue,\u000bEn esa santidad inmaculada,\u000bCaminaré con Él.\u000bConoce compañero entonces para Jesús,\u000bDe Él, para Él, hizo—\u000bGloria de la gracia de Dios para siempre\u000bAllí en mí se mostró.\u000bEl que en su hora de dolor\u000bLlevó la maldición solo;\u000bYo que a través del desierto solitario\u000bpisó donde había ido;\u000bÉl y yo, en esa brillante gloria,\u000bUna profunda alegría compartirá:\u000bMío, para estar para siempre con Él;\u000bSuyo, que yo estoy allí