J.H. Smith
José de Arimatea y Nicodemo “tomaron ... el cuerpo de Jesús y lo fajaron con bandas y aromas, según es costumbre sepultar entre los judíos ... . María Magdalena ... dijo: Han tomado al Señor del monumento y no sabemos dónde le han puesto ... . Pedro y el otro discípulo ... fueron al monumento. Ambos corrían, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al monumento, e inclinándose, vio las bandas; pero no entró. Llegó Simón después de él, y entró en el monumento y vio las fajas allí colocadas, y el sudario que había estado sobre su cabeza, no puesto con las fajas, sino envuelto aparte. Entonces entró también el otro discípulo que vino primero al monumento, y vio y creyó; porque aún no se habían dado cuenta de la Escritura, según la cual era preciso que Él resucitase de entre los muertos” (Juan 19:38-20:9, versión Nácar-Colunga).
Juan (el otro discípulo) “vio y creyó”. ¿Qué vio? “Las fajas (los lienzos) allí colocadas, y el sudario ... aparte”. Se encontraban exactamente dónde estuvo el cuerpo de Jesús, envuelto en ellas, pero Él —¡gran Vencedor de “la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella”!— salió de ellos, sin tener que desenvolverse de las bandas pasadas varias veces alrededor de su cuerpo y con cien libras de “mirra y de áloes” puestas entre ellas, como igualmente salió del sepulcro sin tener que quitar la piedra de la entrada. Juan, viendo las fajas allí colocadas (no tiradas en el suelo) y el sudario aparte donde la cabeza de Jesús reposó, se dio cuenta que el Señor había resucitado: creyó por la evidencia. Más tarde creyó la Escritura del Antiguo Testamento que profetizó de la resurrección de Cristo (léase Salmo 16:1010For thou wilt not leave my soul in hell; neither wilt thou suffer thine Holy One to see corruption. (Psalm 16:10) y compárese Hechos 2:27,31; 13:3527Because thou wilt not leave my soul in hell, neither wilt thou suffer thine Holy One to see corruption. (Acts 2:27)
31He seeing this before spake of the resurrection of Christ, that his soul was not left in hell, neither his flesh did see corruption. (Acts 2:31)
35Wherefore he saith also in another psalm, Thou shalt not suffer thine Holy One to see corruption. (Acts 13:35)). Los lienzos mismos dieron testimonio veraz, fuerte e incontrovertible, de la resurrección de Jesús.