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Leviticus 2

Lv. 2:6 KJV (With Strong’s)

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6
Thou shalt part
pathath (Hebrew #6626)
to open, i.e. break
KJV usage: participle
Pronounce: paw-thath'
Origin: a primitive root
it in pieces
path (Hebrew #6595)
a bit
KJV usage: meat, morsel, piece.
Pronounce: path
Origin: from 6626
, and pour
yatsaq (Hebrew #3332)
properly, to pour out (transitive or intransitive); by implication, to melt or cast as metal; by extension, to place firmly, to stiffen or grow hard
KJV usage: cast, cleave fast, be (as) firm, grow, be hard, lay out, molten, overflow, pour (out), run out, set down, stedfast.
Pronounce: yaw-tsak'
Origin: a primitive root
oil
shemen (Hebrew #8081)
grease, especially liquid (as from the olive, often perfumed); figuratively, richness
KJV usage: anointing, X fat (things), X fruitful, oil((-ed)), ointment, olive, + pine.
Pronounce: sheh'-men
Origin: from 8080
thereon: it is a meat offering
minchah (Hebrew #4503)
a donation; euphemistically, tribute; specifically a sacrificial offering (usually bloodless and voluntary)
KJV usage: gift, oblation, (meat) offering, present, sacrifice.
Pronounce: min-khaw'
Origin: from an unused root meaning to apportion, i.e. bestow
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More on:

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Cross References

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Lv. 1:6• 6Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas. (Lv. 1:6)
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Sal. 22:1‑21• 1Al Músico principal, sobre Ajeleth-sahar Salmo de David. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?
2Dios mío, clamo de día, y no oyes; Y de noche, y no hay para mí silencio.
3Tú empero eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
4En ti esperaron nuestros padres: Esperaron, y tú los libraste.
5Clamaron á ti, y fueron librados: Esperaron en ti, y no se avergonzaron.
6Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y desecho del pueblo.
7Todos los que me ven, escarnecen de mí; Estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
8Remítese á Jehová, líbrelo; Sálvele, puesto que en él se complacía.
9Empero tú eres el que me sacó del vientre, El que me haces esperar desde que estaba á los pechos de mi madre.
10Sobre ti fuí echado desde la matriz: Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude.
12Hanme rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado.
13Abrieron sobre mí su boca, Como león rapante y rugiente.
14Heme escurrido como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron: Mi corazón fué como cera, Desliéndose en medio de mis entrañas.
15Secóse como un tiesto mi vigor, Y mi lengua se pegó á mi paladar; Y me has puesto en el polvo de la muerte.
16Porque perros me han rodeado, Hame cercado cuadrilla de malignos: Horadaron mis manos y mis pies.
17Contar puedo todos mis huesos; Ellos miran, considéranme.
18Partieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.
19Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate para mi ayuda.
20Libra de la espada mi alma; Del poder del perro mi única.
21Sálvame de la boca del león, Y óyeme librándome de los cuernos de los unicornios.
(Sal. 22:1‑21)
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Mr. 14:1‑15:47• 1Y dos días después era la Pascua y los días de los panes sin levadura: y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas cómo le prenderían por engaño, y le matarían.
2Y decían: No en el día de la fiesta, porque no se haga alboroto del pueblo.
3Y estando él en Bethania en casa de Simón el leproso, y sentado á la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, derramóselo sobre su cabeza.
4Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento?
5Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse á los pobres. Y murmuraban contra ella.
6Mas Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho;
7Que siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis les podréis hacer bien; mas á mí no siempre me tendréis.
8Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado á ungir mi cuerpo para la sepultura.
9De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella.
10Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, vino á los príncipes de los sacerdotes, para entregársele.
11Y ellos oyéndolo se holgaron, y prometieron que le darían dineros. Y buscaba oportunidad cómo le entregaría.
12Y el primer día de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la pascua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos á disponer para que comas la pascua?
13Y envía dos de sus discípulos, y les dice: Id á la ciudad, y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle;
14Y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
15Y él os mostrará un gran cenáculo ya preparado: aderezad para nosotros allí.
16Y fueron sus discípulos, y vinieron á la ciudad, y hallaron como les había dicho; y aderezaron la pascua.
17Y llegada la tarde, fué con los doce.
18Y como se sentaron á la mesa y comiesen, dice Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.
19Entonces ellos comenzaron á entristecerse, y á decirle cada uno por sí: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?
20Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.
21A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito; mas ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera á aquel hombre si nunca hubiera nacido.
22Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dió, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.
23Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dió: y bebieron de él todos.
24Y les dice: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
25De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cundo lo beberé nuevo en el reino de Dios.
26Y como hubieron cantado el himno, se salieron al monte de las Olivas.
27Jesús entonces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y serán derramadas las ovejas.
28Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.
29Entonces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, mas no yo.
30Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
31Mas él con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
32Y vienen al lugar que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
33Y toma consigo á Pedro y á Jacobo y á Juan, y comenzó á atemorizarse, y á angustiarse.
34Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte: esperad aquí y velad.
35Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oro que si fuese posible, pasase de él aquella hora,
36Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son á ti posibles: traspasa de mí este vaso; empero no lo que yo quiero, sino lo que tú.
37Y vino y los halló durmiendo; y dice á Pedro: ¿Simón, duermes? ¿No has podido velar una hora?
38Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad es presto, mas la carne enferma.
39Y volviéndose á ir, oró, y dijo las mismas palabras.
40Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados; y no sabían qué responderle.
41Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad: basta, la hora es venida; he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores.
42Levantaos, vamos: he aquí, el que me entrega está cerca.
43Y luego, aun hablando él, vino Judas, que era uno de los doce, y con él una compañía con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos.
44Y el que le entregaba les había dado señal común, diciendo: Al que yo besare, aquél es: prendedle, y llevadle con seguridad.
45Y como vino, se acercó luego á él, y le dice: Maestro, Maestro. Y le besó.
46Entonces ellos echaron en él sus manos, y le prendieron.
47Y uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja.
48Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con palos á tomarme?
49Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me tomasteis; pero es así, para que se cumplan las Escrituras.
50Entonces dejándole todos sus discípulos, huyeron.
51Empero un mancebillo le seguía cubierto de una sábana sobre el cuerpo desnudo; y los mancebos le prendieron:
52Mas él, dejando la sábana, se huyó de ellos desnudo.
53Y trajeron á Jesús al sumo sacerdote; y se juntaron á él todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos y los escribas.
54Empero Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los servidores, y calentándose al fuego.
55Y los príncipes de los sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle á la muerte; mas no lo hallaban.
56Porque muchos decían falso testimonio contra él; mas sus testimonios no concertaban.
57Entonces levantandose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:
58Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo que es hecho de mano, y en tres días edificaré otro echo sin mano.
59Mas ni aun así se concertaba el testimonio de ellos.
60Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó á Jesús, diciendo: ¿No respondes algo? ¿Qué atestiguan estos contra ti?
61Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió á preguntar, y le dice: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
62Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del hombre sentado á la diestra de la potencia de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
63Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestidos, dijo: ¿Qué más tenemos necesidad de testigos?
64Oído habéis la blasfemia: ¿qué os parece? Y ellos todos le condenaron ser culpado de muerte.
65Y algunos comenzaron á escupir en él, y cubrir su rostro, y á darle bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los servidores le herían de bofetadas.
66Y estando Pedro abajo en el atrio, vino una de las criadas del sumo sacerdote;
67Y como vió á Pedro que se calentaba, mirándole, dice: Y tú con Jesús el Nazareno estabas.
68Mas él negó, diciendo: No conozco, ni sé lo que dices. Y se salió fuera á la entrada; y cantó el gallo.
69Y la criada viéndole otra vez, comenzó á decir á los que estaban allí: Este es de ellos.
70Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez á Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla es semejante.
71Y él comenzó á maldecir y á jurar: No conozco á este hombre de quien habláis.
72Y el gallo cantó la segunda vez: y Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
1Y luego por la mañana, habiendo tenido consejo los príncipes de los sacerdotes con los ancianos, y con los escribas, y con todo el concilio, llevaron á Jesús atado, y le entregaron á Pilato.
2Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
3Y los príncipes de los sacerdotes le acusaban mucho.
4Y le preguntó otra vez Pilato, diciendo: ¿No respondes algo? Mira de cuántas cosas te acusan.
5Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.
6Empero en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen.
7Y había uno, que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían hecho muerte en una revuelta.
8Y viniendo la multitud, comenzó á pedir hiciese como siempre les había hecho.
9Y Pilato les respondió, diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los Judíos?
10Porque conocía que por envidia le habían entregado los príncipes de los sacerdotes.
11Mas los príncipes de los sacerdotes incitaron á la multitud, que les soltase antes á Barrabás.
12Y respondiendo Pilato, les dice otra vez: ¿Qué pues queréis que haga del que llamáis Rey de los Judíos?
13Y ellos volvieron á dar voces: Crucifícale.
14Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos daban más voces: Crucifícale.
15Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó á Barrabás, y entregó á Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
16Entonces los soldados le llevaron dentro de la sala, es á saber al Pretorio; y convocan toda la cohorte.
17Y le visten de púrpura; y poniéndole una corona tejida de espinas,
18Comenzaron luego á saludarle: Salve, Rey de los Judíos!
19Y le herían en la cabeza con una caña, y escupían en él, y le adoraban hincadas las rodillas.
20Y cuando le hubieron escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le vistieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.
21Y cargaron á uno que pasaba, Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, para que llevase su cruz.
22Y le llevan al lugar de Gólgotha, que declarado quiere decir: Lugar de la Calavera.
23Y le dieron á beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.
24Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos, qué llevaría cada uno.
25Y era la hora de las tres cuando le crucificaron.
26Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDIOS.
27Y crucificaron con él dos ladrones, uno á su derecha, y el otro á su izquierda.
28Y se cumplió la Escritura, que dice: Y con los inicuos fué contado.
29Y los que pasaban le denostaban, meneando sus cabezas, y diciendo: Ah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo edificas,
30Sálvate á ti mismo, y desciende de la cruz.
31Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, decían unos á otros, con los escribas: A otros salvó, á sí mismo no se puede salvar.
32El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le denostaban.
33Y cuando vino la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona.
34Y á la hora de nona, exclamó Jesús á gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabachthani? que declarado, quiere decir: Dios mío, Díos mío, ¿por qué me has desamparado?
35Y oyéndole unos de los que estaban allí, decían: He aquí, llama á Elías.
36Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dió á beber, diciendo: Dejad, veamos si vendrá Elías á quitarle.
37Mas Jesús, dando una grande voz, espiró.
38Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de alto á bajo.
39Y el centurión que estaba delante de él, viendo que había espirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
40Y también estaban algunas mujeres mirando de lejos; entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé;
41Las cuales, estando aún él en Galilea, le habían seguido, y le servían; y otras muchas que juntamente con él habían subido á Jerusalem.
42Y cuando fué la tarde, porque era la preparación, es decir, la víspera del sábado,
43José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
44Y Pilato se maravilló que ya fuese muerto; y haciendo venir al centurión, preguntóle si era ya muerto.
45Y enterado del centurión, dió el cuerpo á José.
46El cual compró una sábana, y quitándole, le envolvió en la sábana, y le puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, y revolvió una piedra á la puerta del sepulcro.
47Y María Magdalena, y María madre de José, miraban donde era puesto.
(Mr. 14:1‑15:47)
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Jn. 18:1‑19:42• 1Como Jesús hubo dicho estas cosas, salióse con sus discípulos tras el arroyo de Cedrón, donde estaba un huerto, en el cual entró Jesús y sus discípulos.
2Y también Judas, el que le entregaba, sabía aquel lugar; porque muchas veces Jesús se juntaba allí con sus discípulos.
3Judas pues tomando una compañía, y ministros de los pontífices y de los Fariseos, vino allí con linternas y antorchas, y con armas.
4Empero Jesús, sabiendo todas las cosas que habían de venir sobre él, salió delante, y díjoles: ¿A quién buscáis?
5Respondiéronle: A Jesús Nazareno. Díceles Jesús; Yo soy (Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba.)
6Y como les dijo, Yo soy, volvieron atrás, y cayeron en tierra.
7Volvióles, pues, á preguntar: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús Nazareno.
8Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy: pues si á mi buscáis, dejad ir á éstos.
9Para que se cumpliese la palabra que había dicho: De los que me diste, ninguno de ellos perdí.
10Entonces Simón Pedro, que tenía espada, sacóla, é hirió al siervo del pontífice, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.
11Jesús entonces dijo á Pedro: Mete tu espada en la vaina: el vaso que el Padre me ha dado, ¿no lo tengo de beber?
12Entonces la compañía y el tribuno, y los ministros de los Judíos, prendieron á Jesús y le ataron,
13Y lleváronle primeramente á Anás; porque era suegro de Caifás, el cual era pontífice de aquel año.
14Y era Caifás el que había dado el consejo á los Judíos, que era necesario que un hombre muriese por el pueblo.
15Y seguía á Jesús Simón Pedro, y otro discípulo. Y aquel discípulo era conocido del pontífice, y entró con Jesús al atrio del pontífice;
16Mas Pedro estaba fuera á la puerta. Y salió aquel discípulo que era conocido del pontífice, y habló á la portera, y metió dentro á Pedro.
17Entonces la criada portera dijo á Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dice él: No soy.
18Y estaban en pie los siervos y los ministros que habían allegado las ascuas; porque hacía frío, y calentábanse: y estaba también con ellos Pedro en pie, calentándose.
19Y el pontífice preguntó á Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
20Jesús le respondió: Yo manifiestamente he hablado al mundo: yo siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se juntan todos los Judíos, y nada he hablado en oculto.
21¿Qué me preguntas á mí? Pregunta á los que han oído, qué les haya yo hablado: he aquí, ésos saben lo que yo he dicho.
22Y como él hubo dicho esto, uno de los criados que estaba allí, dió una bofetada á Jesús, diciendo: ¿Así respondes al pontífice?
23Respondióle Jesús: Si he hablado mal, da testimonio del mal: y si bien, ¿por qué me hieres?
24Y Anás le había enviado atado á Caifás pontífice.
25Estaba pues Pedro en pie calentándose. Y dijéronle: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No soy.
26Uno de los siervos del pontífice, pariente de aquél á quien Pedro había cortado la oreja, le dice: ¿No te vi yo en el huerto con él?
27Y negó Pedro otra vez: y luego el gallo cantó.
28Y llevaron á Jesús de Caifás al pretorio: y era por la mañana: y ellos no entraron en el pretorio por no ser contaminados, sino que comiesen la pascua.
29Entonces salió Pilato á ellos fuera, y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
30Respondieron y dijéronle: Si éste no fuera malhechor, no te le habríamos entregado.
31Díceles entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los Judíos le dijeron: A nosotros no es lícito matar á nadie:
32Para que se cumpliese el dicho de Jesús, que había dicho, dando á entender de qué muerte había de morir.
33Así que, Pilato volvió á entrar en el pretorio, y llamó á Jesús, y díjole: ¿Eres tú el Rey de los Judíos?
34Respondióle Jesús: ¿Dices tú esto de ti mismo, ó te lo han dicho otros de mí?
35Pilato respondió: ¿Soy yo Judío? Tu gente, y los pontífices, te han entregado á mí: ¿qué has hecho?
36Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado á los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí.
37Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tu? Respondió Jesús: Tu dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio á la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.
38Dícele Pilato: ¿Qué cosa es verdad? Y como hubo dicho esto, salió otra vez á los Judíos, y díceles: Yo no hallo en él ningún crimen.
39Empero vosotros tenéis costumbre, que os suelte uno en la Pascua: ¿queréis, pues, que os suelte al Rey de los Judíos?
40Entonces todos dieron voces otra vez, diciendo: No á éste, sino á Barrabás. Y Barrabás era ladrón.
1Así que, entonces tomó Pilato á Jesús, y le azotó.
2Y los soldados entretejieron de espinas una corona, y pusiéron la sobre su cabeza, y le vistieron de una ropa de grana;
3Y decían: Salve, Rey de los Judíos! y dábanle de bofetadas.
4Entonces Pilato salió otra vez fuera, y díjoles: He aquí, os le traigo fuera, para que entendáis que ningún crimen hallo en él.
5Y salió Jesús fuera, llevando la corona de espinas y la ropa de grana. Y díceles Pilato: He aquí el hombre.
6Y como le vieron los príncipes de los sacerdotes, y los servidores, dieron voces diciendo: Crucifícale, crucifícale. Díceles Pilato: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo en él crimen.
7Respondiéronle los Judíos: Nosotros tenemos ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo Hijo de Dios.
8Y como Pilato oyó esta palabra, tuvo más miedo.
9Y entró otra vez en el pretorio, y dijo á Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dió respuesta.
10Entonces dícele Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿no sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte?
11Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dado de arriba: por tanto, el que á ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
12Desde entonces procuraba Pilato soltarle; mas los Judíos daban voces, diciendo: Si á éste sueltas, no eres amigo de César: cualquiera que se hace rey, á César contradice.
13Entonces Pilato, oyendo este dicho, llevó fuera á Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar que se dice Lithóstrotos, y en hebreo Gabbatha.
14Y era la víspera de la Pascua, y como la hora de sexta. Entonces dijo á los Judíos: He aquí vuestro Rey.
15Mas ellos dieron voces: Quita, quita, crucifícale. Díceles Pilato: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los pontífices: No tenemos rey sino á César.
16Así que entonces lo entregó á ellos para que fuese crucificado. Y tomaron á Jesús, y le llevaron.
17Y llevando su cruz, salió al lugar que se dice de la Calavera, y en hebreo, Gólgotha;
18Donde le crucificaron, y con él otros dos, uno á cada lado, y Jesús en medio.
19Y escribió también Pilato un título, que puso encima de la cruz. Y el escrito era: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDIOS.
20Y muchos de los Judíos leyeron este título: porque el lugar donde estaba crucificado Jesús era cerca de la ciudad: y estaba escrito en hebreo, en griego, y en latín.
21Y decían á Pilato los pontífices de los Judíos: No escribas, Rey de los Judíos: sino, que él dijo: Rey soy de los Judíos.
22Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.
23Y como los soldados hubieron crucificado á Jesús, tomaron sus vestidos, é hicieron cuatro partes (para cada soldado una parte); y la túnica; mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba.
24Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice: Partieron para sí mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto.
25Y estaban junto á la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
26Y como vió Jesús á la madre, y al discípulo que él amaba, que estaba presente, dice á su madre: Mujer, he ahí tu hijo.
27Después dice al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo.
28Después de esto, sabiendo Jesús que todas las cosas eran ya cumplidas, para que la Escritura se cumpliese, dijo: Sed tengo.
29Y estaba allí un vaso lleno de vinagre: entonces ellos hinchieron una esponja de vinagre, y rodeada á un hisopo, se la llegaron á la boca.
30Y como Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, dió el espíritu.
31Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado, pues era el gran día del sábado, rogaron á Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados.
32Y vinieron los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él.
33Mas cuando vinieron á Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas:
34Empero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua.
35Y el que lo vió, da testimonio, y su testimonio es verdadero: y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
36Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese la Escritura: Hueso no quebrantaréis de él.
37Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
38Después de estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, mas secreto por miedo de los Judíos, rogó á Pilato que pudiera quitar el cuerpo de Jesús: y permitióselo Pilato. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús.
39Y vino también Nicodemo, el que antes había venido á Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
40Tomaron pues el cuerpo de Jesús, y envolviéronlo en lienzos con especias, como es costumbre de los Judíos sepultar.
41Y en aquel lugar donde había sido crucificado, había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aun no había sido puesto ninguno.
42Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los Judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron á Jesús.
(Jn. 18:1‑19:42)

J. N. Darby Translation

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Thou shalt part it in pieces, and pour oil thereon: it is an oblation.