Entramos ahora en los viajes misioneros, como se les llama, del apóstol Pablo. La obra, bajo el Espíritu, se abre a la gloria del Señor. No sólo los gentiles son recibidos en gracia y llevados a la casa de Dios: Él ya había obrado en sus almas individualmente, esto lo hemos visto antes, en la misión de Pedro a Cornelio y su casa; pero la gracia sale de ahora en adelante en busca no sólo de los judíos, sino de los gentiles, como la esfera especial que fue asignada a Pablo por Dios, y esto también en cooperación con los otros apóstoles; porque así habían estado de acuerdo.