Al principio de la historia humana no era necesario transmitir información por escrito, ya que la duración de las vidas de los patriarcas era medida en siglos, no en años, de modo que Isaac hubiera podido saber de los labios de un testigo ocular lo que sucedió cuando Dios mandó el diluvio universal que ahogó el mundo de los malvados. Y Sem fue contemporáneo con Matusalén y Lamech durante un siglo, y éstos con Adam durante 240 años y 50 años, respectivamente. Adam vivió 930 años, y Sem, 600 años. Así que es fácil entender cómo el conocimiento de Dios fue transmitido oralmente, pero con fidelidad.
Con el desarrollo de la civilización en el Cercano Oriente después del diluvio, el arte de escribir se desarrolló también de varios modos.
Llegó el tiempo cuando el Señor quiso comunicar Su mente por escritos y mandó a Moisés escribir (véase Éxodo 34:27-2827And the Lord said unto Moses, Write thou these words: for after the tenor of these words I have made a covenant with thee and with Israel. 28And he was there with the Lord forty days and forty nights; he did neither eat bread, nor drink water. And he wrote upon the tables the words of the covenant, the ten commandments. (Exodus 34:27‑28)) los cinco libros llamados “la ley de Moisés” (Lucas 24:4444And he said unto them, These are the words which I spake unto you, while I was yet with you, that all things must be fulfilled, which were written in the law of Moses, and in the prophets, and in the psalms, concerning me. (Luke 24:44)): Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
El libro de Job, una historia escrita probablemente por “Eliú, hijo de Barachel, Bucita, de la familia de Ram” (Job 32:22Then was kindled the wrath of Elihu the son of Barachel the Buzite, of the kindred of Ram: against Job was his wrath kindled, because he justified himself rather than God. (Job 32:2)), también es de los tiempos antiguos, tal vez anterior a los libros de Moisés. “Buz” (padre de los bucitas) fue sobrino de Abraham (véase Génesis 22:2121Huz his firstborn, and Buz his brother, and Kemuel the father of Aram, (Genesis 22:21)).
Después los demás libros históricos del Antiguo Testamento, y los escritos de los profetas, fueron todos escritos por “los santos hombres de Dios ... siendo inspirados del Espíritu Santo” (2 Pedro 1:2121For the prophecy came not in old time by the will of man: but holy men of God spake as they were moved by the Holy Ghost. (2 Peter 1:21)), a medida que el Señor quiso comunicar Su mente. Estos se comprenden en dos grupos, denominados por el Señor Jesús, “los profetas, y ... los salmos” (Lucas 24:4444And he said unto them, These are the words which I spake unto you, while I was yet with you, that all things must be fulfilled, which were written in the law of Moses, and in the prophets, and in the psalms, concerning me. (Luke 24:44)). Los “profetas” son los libros desde Isaías hasta Malaquías, 16 tomos. Los “salmos” incluyen todos los libros poéticos e históricos, incluyendo el de Job, 18 tomos. Malaquías, que cierra el Antiguo Testamento, fue escrito unos cuatro siglos a. C.
Los libros inspirados del Antiguo Testamento son 39. Los libros apócrifos (la palabra significa: “de dudosa autenticidad”) que aparecen en algunas ediciones de la Biblia no son inspirados de Dios. Hay cuatro razones por las que no son del canon de las Sagradas Escrituras:
1.- Los libros no tienen este sello de autenticidad: “Así ha dicho Jehová”, afirmación que está escrita cientos de veces en los libros canónicos.
2.- Los sacerdotes israelitas, que guardaban las Sagradas Escrituras con un celo y un cuidado ardientes, no los reconocieron como canónicos.
3.- El Señor Jesucristo y Sus apóstoles, que citaron mucho del Antiguo Testamento, no entresacaron un solo texto de los libros apócrifos.
4.- Jerónimo, el traductor de la Vulgata (del 4o siglo d. C.), la Biblia católica, excluyó lo apócrifo del canon. En su prefacio al libro de Tobías, dijo que no se hallaba en las Escrituras hebraicas. Atanasio, Origen y Eusebio, padres cristianos de los primeros siglos, no reconocieron los libros apócrifos como canónicos. Toda autoridad, judaica y cristiana, los rechazó hasta el Concilio de Trento (1545 d. C.).
El Antiguo Testamento empezó con la creación, la obra maestra de Dios, pero terminó con una maldición (“no sea que Yo venga, y con destrucción hiera la tierra”; Malaquías 4:66And he shall turn the heart of the fathers to the children, and the heart of the children to their fathers, lest I come and smite the earth with a curse. (Malachi 4:6)), el resultado del fracaso del hombre.
El Nuevo Testamento empieza con el advenimiento al mundo de su Creador, hecho carne en la Persona de Jesucristo, y termina con una bendición (“la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén”; Apocalipsis 22:2121The grace of our Lord Jesus Christ be with you all. Amen. (Revelation 22:21)). El contraste marcado entre el contenido de los libros del Antiguo Testamento dados especialmente a los israelitas, y el contenido de los libros del Nuevo Testamento dados especialmente a los cristianos, se expresa en un solo versículo: “la ley por Moisés fue dada; mas la gracia y la verdad por Jesucristo fue hecha” (Juan 1:1717For the law was given by Moses, but grace and truth came by Jesus Christ. (John 1:17)).
Los libros del Nuevo Testamento se dividen en cuatro clases: los 4 evangelios, los Hechos, las 21 epístolas y el Apocalipsis, en total 27 libros. Fueron escritos exactamente como fueron escritos los del Antiguo Testamento: “los santos hombres de Dios” (apóstoles y otros) escribieron, “siendo inspirados del Espíritu Santo” (2 Pedro 1:2121For the prophecy came not in old time by the will of man: but holy men of God spake as they were moved by the Holy Ghost. (2 Peter 1:21)). “Los que os escribo... son mandamientos del Señor” (1 Corintios 14:3737If any man think himself to be a prophet, or spiritual, let him acknowledge that the things that I write unto you are the commandments of the Lord. (1 Corinthians 14:37)).
Fueron escritos todos en el intervalo corto entre el día de Pentecostés, el día de la formación de la Iglesia, y el fin del primer siglo d. C., a medida que el Señor Jesús, la Cabeza de la Iglesia, vio la necesidad espiritual de Su pueblo redimido, y quiso cumplir la Palabra de Dios, por escritos, no faltando ninguna enseñanza o instrucción: “las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra” (2 Timoteo 3:15-1715And that from a child thou hast known the holy scriptures, which are able to make thee wise unto salvation through faith which is in Christ Jesus. 16All scripture is given by inspiration of God, and is profitable for doctrine, for reproof, for correction, for instruction in righteousness: 17That the man of God may be perfect, throughly furnished unto all good works. (2 Timothy 3:15‑17)).