En la historia del rico y Lázaro Dios quita aquel velo que ocultaba de nuestra vista el futuro y nos permite ver claramente lo que pasa después de la muerte. En Su misericordia quiere que entendamos la realidad del cielo y del infierno. Hoy en día, muchos niegan la presencia del infierno abrigando la mentira de ser alumbrados por la inteligencia y sabiduría del hombre moderno, pues argumentan que un Dios de amor no mandaría a nadie a un lugar de tormentos; pero lo que olvidan es que Dios también es un Dios de luz y que odia el pecado. Dios ha mostrado Su amor para con nosotros al enviar a Su Hijo unigénito para que muera en la cruz por nuestros pecados y también lo muestra al avisarnos de la realidad solemne de un juicio venidero para los que rechazan la oferta de misericordia y amor que extiende a todos hoy. Él dice: “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:22(For he saith, I have heard thee in a time accepted, and in the day of salvation have I succored thee: behold, now is the accepted time; behold, now is the day of salvation.) (2 Corinthians 6:2)). ¿Le conoces como tu Salvador?
Muchos piensan que las riquezas y una vida sin problemas son señal del favor de Dios. Si esto fuera cierto podríamos decir que el rico fue muy bendecido, ya que en Lucas 16:1919There was a certain rich man, which was clothed in purple and fine linen, and fared sumptuously every day: (Luke 16:19) leemos: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez”. Se dice que un buen banquete no es para todos los días, pero en el caso del rico así era su vida: no le faltaba el menor placer ni comodidad. Cabe mencionar que las riquezas en sí no son malas, sin embargo Dios les dice a los ricos: “ ... que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6:1717Charge them that are rich in this world, that they be not highminded, nor trust in uncertain riches, but in the living God, who giveth us richly all things to enjoy; (1 Timothy 6:17)). Cualquier cosa buena viene de Él y debemos usarla para Él. Mas el rico no lo hizo así; es más, no le importaba las necesidades de los demás, pues hasta los perros mostraron mayor interés por el mendigo Lázaro, quien “ ... ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas” (Lucas 16:2121And desiring to be fed with the crumbs which fell from the rich man's table: moreover the dogs came and licked his sores. (Luke 16:21)). Pero Dios ve los corazones: aceptó la fe que Lázaro había depositado en Él y rechazó la incredulidad del rico quien no le dio la gloria por sus riquezas. Dios conoce nuestros corazones a la perfección y jamás se equivocará en mandar a alguien al infierno.
Vemos que después de la muerte no hubo otra oportunidad para cambiar de opinión. Hay “una gran sima” entre el paraíso y el lugar de tormento para los perdidos. ¡No hay cómo pasar del un lugar al otro! El rico que despertó en su tormento en la llama deseaba al menos una gota de agua, pero no podía alcanzarla. Los que rechazan a Dios pasarán la eternidad sin Él y Sus bendiciones: todo lo bueno viene de Él y está ausente donde Él no está.
No hay excusa para quienes han tenido el testimonio de la Palabra de Dios y lo han rechazado. El rico dijo refiriéndose a sus hermanos: “ ... si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán” (Lucas 16:3030And he said, Nay, father Abraham: but if one went unto them from the dead, they will repent. (Luke 16:30)). Parece que algo tan impresionante como esto sea necesario para la salvación de las almas pero “sin fe es imposible agradar a Dios”. Y la respuesta fue: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:3131And he said unto him, If they hear not Moses and the prophets, neither will they be persuaded, though one rose from the dead. (Luke 16:31)). Si rechazamos el testimonio de Dios en Su Palabra, la Biblia, no tendremos otro testigo de parte de Dios. Sabemos que el otro Lázaro, quien Jesús resucitó de entre los muertos, fue señalado por los principales sacerdotes para ser asesinado. No aceptaron el milagro que Dios hizo y nosotros no somos diferentes. ¡Que le creamos de todo corazón hoy!