Imagínate por un momento estar en la situación de la viuda. Ves los precios de la comida: todo cuesta caro. ¡Y la plata no alcanza! Incluso los pajarillos, tal vez la carne más barata que había en aquel entonces, se vendían dos por un cuarto. Pero en tu bolsillo tan solo hay lo suficiente como para comprar apenas la octava parte de uno de ellos. Ni siquiera lo suficiente para un pajarillo entero. ¿Y de dónde vas a sacar más plata si eres una viuda pobre que vives en un país ocupado por un poder extranjero? ¿Tal vez de los líderes religiosos? Pero ellos según lo que leemos en Marcos 12:40: “devoran las casas de las viudas”. Esta era la situación de una viuda muy pobre que vivió cuando el Señor estaba aquí en la tierra. Dos blancas, el pago de ocho minutos de trabajo, era “todo lo que tenía”. Pero Dios escogió a ella, quien dio “todo lo que tenía” para la ofrenda de Dios y no para los líderes poderosos y ricos, a fin de darnos una lección preciosa acerca de lo que a Él le agrada. Cuando Jesús vio lo que ella hizo, llamó a sus discípulos para enseñarles. Y de igual manera, Él también quiere enseñarnos por su ejemplo.
Dios no pide de nosotros lo que no tenemos, sino lo que tenemos. 2 Corintios 8:1212For if there be first a willing mind, it is accepted according to that a man hath, and not according to that he hath not. (2 Corinthians 8:12) dice: “Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene”. Dios siempre está buscando una voluntad dispuesta a hacer Su obra. No necesita dinero, pues Él hizo el universo y todo le pertenece: “ ... mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados” (Salmo 50:1010For every beast of the forest is mine, and the cattle upon a thousand hills. (Psalm 50:10)). Dios nos pide la ofrenda para darnos la oportunidad de tener comunión con Él en Su obra. Los santos de Macedonia captaron bien esta actitud. Ellos, así como la viuda, eran muy pobres y ofrendaron “aun más allá de sus fuerzas”. En 2 Corintios 8:5,5And this they did, not as we hoped, but first gave their own selves to the Lord, and unto us by the will of God. (2 Corinthians 8:5) Dios nos explica cómo sucedió esto: “a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Ellos dieron al Señor todo lo que tenían y lo hicieron de corazón; así estaban dispuestos a compartir también para las necesidades de los hermanos.
Dios conoce los recursos de cada uno, pues Él nos ha dado todo lo que tenemos. Por ello, estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, sabía exactamente la cantidad de dinero que cada persona daba para las necesidades de su casa. Y sabía muy bien que la mayoría daban “de lo que les sobra”. Pusieron en primer lugar sus intereses y luego ofrecieron tan solo lo que no necesitaban: aquella parte extra que les sobraba era para el Señor. Tal vez, los demás podían escuchar muy bien cómo sonaban todas las monedas gruesas al chocar contra el arca; sin embargo, la viuda echó todo lo que tenía y aunque no quedó nada para ella, había dado primero para el Señor. “Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre” (Hebreos 6:1010For God is not unrighteous to forget your work and labor of love, which ye have showed toward his name, in that ye have ministered to the saints, and do minister. (Hebrews 6:10)). La viuda mostró confiar en el amor y fidelidad de Dios, quien vio su contribución y amor; y, siempre cuidó de ella. Nosotros también tenemos el privilegio de ofrecer lo mejor de nuestro tiempo, dinero, esfuerzo y energía para Él. Ofrendemos al Señor, no de lo que nos sobra; sino hagámoslo aun en medio de nuestras necesidades. ¡Él cuidará de nosotros! Así, descansando completamente en Su gracia sabemos que nos ama y que proveerá para nuestras necesidades.