El punto en el comienzo de Mateo 20 no es la recompensa, sino el derecho y el título de Dios mismo para actuar de acuerdo con Su bondad. Él no va a rebajarse a una medida humana. No sólo hará bien el Juez de toda la tierra, sino que ¿qué no hará el que da todo bien? “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre que es cabeza de familia, que salió temprano en la mañana para contratar obreros en su viña. Y cuando hubo acordado con los obreros por un centavo al día, los envió a su viña ... Y cuando llegaron los que fueron contratados alrededor del último momento, recibieron a cada hombre un centavo. Pero cuando llegó el primero, supusieron que deberían haber recibido más; y también recibieron un centavo a cada hombre”. Él mantiene Su título soberano para hacer el bien, para hacer lo que quiera con los Suyos. La primera de estas lecciones es: “Muchos de los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros” (Mateo 20:30). Es claramente el fracaso de la naturaleza, la inversión de lo que podría esperarse. La segunda es: “Así que los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos, porque muchos serán llamados, pero pocos escogidos” (Mateo 20:16). Es el poder de la gracia. El deleite de Dios es escoger lo más trasero para el primer lugar, para menospreciar a los más importantes en su propia fuerza.
Por último, tenemos al Señor reprendiendo la ambición no sólo de los hijos de Zebedeo, sino también de los diez; Porque ¿por qué había tanta indignación contra los dos hermanos? ¿por qué no tristeza y vergüenza de que hayan entendido tan poco la mente de su Maestro? ¡Cuán a menudo el corazón se manifiesta, no solo por lo que pedimos, sino por los sentimientos injustificados que mostramos contra otras personas y sus faltas! El hecho es que, al juzgar a los demás, nos juzgamos a nosotros mismos.
Aquí cierro esta noche. Me lleva a la verdadera crisis; es decir, la presentación final de nuestro Señor a Jerusalén. Me he esforzado, sin embargo, por supuesto, superficialmente, y siento que de manera imperfecta, por dar hasta ahora el bosquejo de Mateo del Salvador como el Espíritu Santo le permitió ejecutarlo. En el próximo discurso podemos esperar tener el resto de su Evangelio.