Mateo 6:19-21: Tesoros

Matthew 6:19‑21
¿Dónde están nuestros tesoros? ¿Necesitamos echar llave para protegerlos? ¿Cuánto van a durarnos hasta que tengamos que reemplazarlos? ¿Nos satisfacen? Estas preguntas son importantes. Muchas veces he visto a personas que con su ropa nueva no se meten en el lodo y luego empiezan a jugar, otros en cambio saltan sobre los charcos con sus zapatos nuevos, pues tratan de cuidar bien las cosas que para ellos son preciosas. Es importante cuidar las cosas que Dios nos ha dado, pero finalmente la ropa se ensucia y las cosas de metal como el carro o la bicicleta nueva se oxidan. Aun más, los ladrones entran en las casas para llevarse las cosas de valor. Estar preocupado por todo esto es pecado.
Nuestros tesoros genuinos deben estar en los cielos, pues allí no puede entrar algo que los corrompa, ya que Dios cuida bien las cosas que Son suyas y no se dañan y jamás se pierde algo. Por eso, la fe que se ha depositado en Él no está mal puesta.
Nuestro Señor Jesucristo es el mejor ejemplo. Mira cómo usó su tiempo en Mateo capítulos 8 al 10. ¿Estás aumentando tesoros terrenales o celestiales? Considera la manera en que invirtió su tiempo con las personas. Hizo milagros que testifiquen de su Padre y vemos que siempre está ante otros. A manera de ejemplo mira Mateo 9:36,36But when he saw the multitudes, he was moved with compassion on them, because they fainted, and were scattered abroad, as sheep having no shepherd. (Matthew 9:36) donde leemos sobre la compasión por su pueblo, pues Su corazón de amor estaba pendiente de sus necesidades y en varias ocasiones habló con sus discípulos acerca de ellas. Él estaba pensando en la necesidad eterna de las almas de los hijos de Israel e hizo Su obra para el bien de ellos. En todo estaba buscando las cosas de arriba.
En Mateo 9:1010And it came to pass, as Jesus sat at meat in the house, behold, many publicans and sinners came and sat down with him and his disciples. (Matthew 9:10) leemos que el Señor estaba sentado a la mesa y que necesitaba comer como cualquier hombre. La palabra dice que muchos publicanos y pecadores vinieron y se sentaron con Él y con sus discípulos. Entonces, los fariseos empezaron a quejarse de inmediato: ¿Cómo podía ser que el Señor Jesucristo pasase tiempo con pecadores e interesarse por ellos? Pero en el versículo 13 Él revela lo que pensaron en secreto cuando dice: “Misericordia quiero y no sacrificio”. En verdad estaba más interesado por sus almas que por los actos externos, ya que si el alma está bien de salud entonces la persona va a actuar de manera correcta. El Señor actuó en amor hacia los pecadores y de esta manera mostró que su tesoro no era tener una buena reputación para con los fariseos, ni una comida excelente; sino las almas de los pecadores. Como dice en el versículo 13: “Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Vino a buscarnos a los pecadores para llevarnos a su hogar en el cielo: es allí donde guarda Sus tesoros. También nosotros tenemos el privilegio de apreciar aquellas cosas celestiales que para Él son preciosas.