J.H. Smith
(continuación del número anterior)
“Y como descendió del monte, le seguían muchas gentes. Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme. Y extendiendo Jesús Su mano, le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y luego su lepra fue limpiada. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio a ellos” (versículos 1-4).
“Le seguían muchas gentes”, pero no nos dice que creían en Él o Le adoraban. Sólo un pobre leproso, sintiendo profundamente su necesidad, vino a Jesús, adorándole; y no solamente eso, sino que expresó su confianza en Su poder de limpiarle de su enfermedad incurable: “Señor, si quisieres, puedes limpiarme”. Pero cabía una duda: “¿Es posible, (podía preguntarse), que Él tenga misericordia de un hombre tan asqueroso como yo?”. Pronto quedó despejada la incógnita: enseguida Jesús le contestó: “Quiero; sé limpio”.
Ese hombre es un tipo de cualquier pecador preso de la lepra del pecado y sin esperanza de curación, aparte de la intervención del Señor Jesús, el buen Salvador quien murió para expiar sus muchos pecados y hacerle limpio de una vez delante del Dios tres veces santo.
El leproso es también un tipo de la nación de Israel, cuya única esperanza es Cristo, su Mesías, al cual rechazó. Vendrá el día cuando la nación se arrepentirá de su grave pecado y recibirá al Redentor: “Derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalem, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a Mí, a quien traspasaron” (Zacarías 12:1010And I will pour upon the house of David, and upon the inhabitants of Jerusalem, the spirit of grace and of supplications: and they shall look upon me whom they have pierced, and they shall mourn for him, as one mourneth for his only son, and shall be in bitterness for him, as one that is in bitterness for his firstborn. (Zechariah 12:10)).
“Y entrando Jesús en Capernaum, vino a Él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará. Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Y oyendo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tanta. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos: mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su mozo fue sano en el mismo momento” (versículos 5-13).
El corazón de Jesús fue consolado por la fe implícita de ese centurión romano, uno de los gentiles que no tenían ningún derecho a las bendiciones propuestas a los judíos, pero menospreciadas por éstos. El Señor, conforme a Su bondad que se extendió más allá de los confines de Israel (“José ... cuyos vástagos se extienden sobre el muro” — Génesis 49:2222Joseph is a fruitful bough, even a fruitful bough by a well; whose branches run over the wall: (Genesis 49:22)), se maravilló de la fe del centurión, y sanó a su mozo a varios kilómetros lejos de Él.
“Y vino Jesús a casa de Pedro, y vio a su suegra echada en cama, y con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía” (versículos 14-15).
Es interesante notar, de paso, que Pedro tenía una esposa. El supuesto primer papa (aunque jamás lo fue) era hombre casado, y no tuvo por su misión servir al Señor entre los gentiles, sino entre los judíos (véase Gálatas 2:7-97But contrariwise, when they saw that the gospel of the uncircumcision was committed unto me, as the gospel of the circumcision was unto Peter; 8(For he that wrought effectually in Peter to the apostleship of the circumcision, the same was mighty in me toward the Gentiles:) 9And when James, Cephas, and John, who seemed to be pillars, perceived the grace that was given unto me, they gave to me and Barnabas the right hands of fellowship; that we should go unto the heathen, and they unto the circumcision. (Galatians 2:7‑9) y 1 Pedro 1:11Peter, an apostle of Jesus Christ, to the strangers scattered throughout Pontus, Galatia, Cappadocia, Asia, and Bithynia, (1 Peter 1:1)).
La suegra de Pedro estaba “con fiebre”. Muchas veces los hijos de Dios también están “con fiebre”. Sus espíritus están excitados por muchas cosas y no están en las condiciones tranquilas que exige la comunión dulce y sosegada con su Señor; por lo tanto precisan de Su toque calmante y sanador. “Marta” estaba con esa fiebre cuando “se distraía en muchos servicios” y perdió la bendición de la cual María disfrutaba. (Véase Lucas 10:39-4239And she had a sister called Mary, which also sat at Jesus' feet, and heard his word. 40But Martha was cumbered about much serving, and came to him, and said, Lord, dost thou not care that my sister hath left me to serve alone? bid her therefore that she help me. 41And Jesus answered and said unto her, Martha, Martha, thou art careful and troubled about many things: 42But one thing is needful: and Mary hath chosen that good part, which shall not be taken away from her. (Luke 10:39‑42)).
“Y como fue tarde, trajeron a Él muchos endemoniados; echó los demonios con la palabra, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras dolencias” (versículos 16-17).
Cuando se puso el sol y los hombres ya habían dejado de trabajar, Jesús seguía bendiciendo a la pobre humanidad. Con Su palabra poderosa echó fuera muchos demonios; curó a todos los enfermos; cumplió así la profecía de Isaías, que dijo: “Él mismo tomó nuestras dolencias”. Así Él se acreditó como el Sanador de Israel. Pero hoy en día en esta dispensación de la gracia de Dios, la sanidad del alma es la cosa imprescindible: “porque ¿de qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?”.
Pero en el mundo actual se hace mucho despliegue propagandístico anunciando taumaturgos que pretenden usar dones de sanidad, pero vemos que el mismo Pablo, el apóstol a los gentiles y ministro a la iglesia, no sanó a Timoteo, su hijo espiritual y compañero de milicia, sino le recetó una medicina (1 Timoteo 5:2323Drink no longer water, but use a little wine for thy stomach's sake and thine often infirmities. (1 Timothy 5:23)). Dejó a Trófimo enfermo en Mileto (2 Timoteo 4:2020Erastus abode at Corinth: but Trophimus have I left at Miletum sick. (2 Timothy 4:20)). Tuvo a “Lucas, el médico amado”, por compañero (Colosenses 4:1414Luke, the beloved physician, and Demas, greet you. (Colossians 4:14)). Así que Pablo no empleaba sus dones de sanidad para el bienestar físico de sus compañeros, sino para testimonio a los inconversos (véase Hechos 14:6-106They were ware of it, and fled unto Lystra and Derbe, cities of Lycaonia, and unto the region that lieth round about: 7And there they preached the gospel. 8And there sat a certain man at Lystra, impotent in his feet, being a cripple from his mother's womb, who never had walked: 9The same heard Paul speak: who stedfastly beholding him, and perceiving that he had faith to be healed, 10Said with a loud voice, Stand upright on thy feet. And he leaped and walked. (Acts 14:6‑10)).
(seguirá, Dios mediante)