Número 28

Table of Contents

1. Carta del editor - Número 28 - Diciembre de 2011
2. El gran Diseñador
3. La vida cristiana matrimonial
4. El gozo
5. Los Testigos de Jehová
6. La mies es mucha: República Democrática Federal de Etiopía

Carta del editor - Número 28 - Diciembre de 2011

D.E. Rule
A mis amados hermanos y hermanas en Cristo:
Vivimos en un mundo lleno de desafíos para un creyente verdadero en el Señor Jesucristo, pues hay ataques tanto de afuera como de adentro. Y hasta la venida del Señor para arrebatarnos seguiremos con las batallas contra nuestra carne, contra Satanás y contra el sistema de este mundo. En ningún sentido somos capaces por nosotros mismos de librar estas batallas, pero tenemos la nueva vida en Cristo con una nueva naturaleza: la promesa que ya no vivimos nosotros, sino que Cristo vive en nosotros, tenemos al Espíritu Santo que mora interiormente, y exteriormente la Biblia, la Palabra de Dios, para animarnos e instruirnos en todo cuanto necesitamos en nuestro sendero terrenal.
Existen ataques que muchos tienen que afrontar en las escuelas, colegios y universidades respecto al origen de universo y sobre el resto de la creación. Así que esperamos que el artículo que trata acerca del Señor Jesucristo como el Creador y Gran Diseñador sea de provecho. Al contemplar la creación con los ojos de la fe, debemos quedar completamente admirados y esto debe producir en nosotros alabanza desde lo profundo de nuestros corazones y ser expresado con nuestros labios.
La familia también es atacada. Cuántos matrimonios de cristianos terminan siendo hogares infelices o con un desastroso divorcio. En la Palabra de Dios hay lecciones básicas establecidas, las cuales debemos aprender y ponerlas en práctica en nuestras vidas para tener el gozo y la felicidad que Dios quiere que tengamos en nuestros hogares. A quienes todavía están solteros o solteras, les animamos a que utilicen ese tiempo en que incluso tienen mayor libertad para servir al Señor, y que tengan cuidado de no unirse en yugo desigual.
El gozo verdadero y duradero es algo maravilloso y profundo; se lo halla aún en las pruebas y dificultades de la vida. Esperamos que la trascripción de una conferencia sobre el tema sea provechosa para cada vida.
Hay quienes traen falsas doctrinas a nuestras puertas como los que a sí mismos se llaman testigos de Jehová. Debemos tener sabiduría en la manera de tratar y responder a estas personas que van regando este tipo de mentiras. Aunque no vamos a aprender todo respecto a sus errores, cuán bueno es poder estar fundamentados en la verdad y así poder detectar lo que es falso.
Terminamos con el deseo de orar por aquellas personas con quienes la mayoría de nosotros no vamos a tener contacto, pero rogamos que el Señor de la mies obre en todo el mundo. A la vez, sí debemos ser fieles donde Él nos ha puesto.
Como siempre, te recomendamos que leas esta revista con tu Biblia abierta, porque es con ella que debemos comprobar todo cuanto leemos y oímos. Es la única y última autoridad en asuntos espirituales.
Tu hermano por gracia,

El gran Diseñador

D.E. Rule
“ ... un NOMBRE que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9).
El salmista David escribió: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obra; estoy maravillado ... ” (Salmo 139:14). Somos una obra maravillosa y formidable del Señor Jesucristo, nuestro Creador. En un mundo donde muchos dicen que estamos aquí como resultado de un serie de mutaciones al azar, los cristianos conocemos a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo, nuestro Salvador.
La Biblia empieza diciendo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). De la Deidad, la obra de la creación fue ejecutada por el Hijo Eterno de Dios, el Señor Jesucristo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3). No estamos aquí como resultado de un accidente; sino porque un Dios de amor decidió hacer los cielos y la tierra, formar al ser humano y buscar tener comunión con él.
Hay muchos que quieren explicar su existencia sin considerar a Dios y por eso buscan cualquier otra explicación para la creación, y desconocen al Señor Jesucristo como Creador. En nombre de la ciencia, explican varias teorías del origen de la materia y hablan de la evolución como si fueran cosas ya comprobadas. Presentan las ideas de Carlos Darwin, como algo que debe estar libre de cualquier cuestionamiento. En realidad, hoy en día más y más científicos serios y respetados están reconociendo que toda la evidencia que examinan es consistente respecto a un diseñador inteligente, no un proceso al azar. La creación no revela su nombre pero sí muestra su existencia. Romanos 1:18-25 dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”. Si vemos un caballo o un nevado, y no reconocemos que su existencia la deben a un Ser Supremo, sino que tratamos de buscar otra explicación; o si adoramos las cosas de la creación en vez de adorar al Creador de las cosas, entonces hay razón por la cual esperamos el juicio. Si alguien ve una obra de arte en un museo, una computadora o un libro bien escrito, no alaba la tela y la pintura, el silicón en el chip o el papel y la tinta; sino que le otorga el reconocimiento al artista, al ingeniero o al autor. Debemos hacer lo mismo con lo que Dios ha hecho por medio del Hijo de Dios en la creación.
Un profesor de biología en una universidad en los Estados Unidos, Michael Behe, escribió un libro hace algunos años acerca de “la caja negra de Darwin”. En el libro explica que antes de tener el mapa de los genes de muchos organismos incluyendo al ser humano, muchos trataron de explicar las funciones similares entre varios animales, o entre varias plantas como el resultado de mutaciones que pasaron de generación a generación por selección natural. Muchos dijeron que somos descendientes de organismos con una célula, que son los antepasados de organismos supuestamente más “avanzados” que van desde los monos y llegan finalmente a los seres humanos. La capacidad científica que ha permitido el análisis detallado del ADN, la forma principal que los organismos tienen para programar sus funciones y reproducción, ha demostrado que no existen las relaciones que muchos asumieron antes de obtener los datos. Así que la caja está abierta y muestra que su hipótesis es falsa.
Si Dios es eterno y todopoderoso, y esto es lo que creemos porque la Biblia lo dice, entonces es suficiente la explicación de la creación. Si la materia fue primero, ¿de dónde vino? Como mi padre nos dijo muchas veces: se requiere más fe para creer en las teorías de la evolución que en el Creador. No hay células sencillas porque los organismos de una sola tienen como diez mil millones de átomos.
Hay muchos libros escritos sobre el tema, pero entre ellos uno que recomiendo es “El caso del Creador” escrito por Lee Strobel y publicado por Editorial Vida. Lee entrevistó a varios científicos en relación al tema y quiero resumir algunas evidencias de sus investigaciones en varios temas respecto a la creación:
La evidencia de la cosmología
Cuando vemos cualquier cosa que empieza a existir, reconocemos que tiene una causa. En la hora del almuerzo, la comida no aparece por sí misma en la mesa. Las tareas de los estudiantes necesitan el trabajo de los alumnos para prepararlas. Los ateos han dicho que “venimos de la nada, por nada, y para nada.” ¡Qué pensamiento tan triste y absurdo! También el universo empezó a existir por una causa.
El modelo del universo está en un proceso de expansión. Si no hubiese tenido principio, ya todo estaría totalmente separado; pero no es así. Estamos en la Vía Láctea, ubicados en un lugar muy preciso para que exista vida en el planeta. Tanto la Biblia como la evidencia científica indican que el universo tiene un principio.
Combinando las dos, podemos confirmar que el universo tiene una causa. Sabemos que la principal causa es el deseo de Dios de mostrar Su amor para con nosotros y era necesario el lugar para establecer mediante la obra consumada del Señor Jesucristo una comunión eterna con nosotros. El cosmos no tiene su origen en la nada. Tiene su origen en la palabra toda poderosa del Creador. Aun la uniformidad de protones, neutrones y electrones dan evidencia de la precisión, diseño y poder de Él.
La evidencia de la física
La gravedad es algo esencial para nuestra vida cotidiana, pero tal vez poco apreciada. Si la fuerza de la gravedad fuera más fuerte, atraparía gases tóxicos que afectaría la atmosfera donde vivimos y por ende a nosotros. Si fuera más débil, no tendrías la atmosfera con gases como el oxígeno que necesitamos para vivir y el dióxido de carbono que las plantas necesitan para crecer. Un físico ha calculado que la precisión de la fuerza de la gravedad está afinada a una parte en cien trillones de trillones de trillones, el cual es apenas uno de treinta diferentes parámetros físicos científicos y del cosmos que tienen que ser precisos para que el universo pueda sustentar la vida. ¡La posibilidad de tener todos estos en un solo lugar en el universo sin un diseñador es tan remota que algunos que no quieren creer lo que dice la Biblia proponen que tal vez vivimos en uno de varios universos! A qué extremo puede llegar alguien para tratar de dejar a Dios fuera de su vida.
La evidencia de la astronomía
No todas las estrellas son aptas para mantener la vida en un planeta que rota alrededor de sí mismo. La combinación del Sol y el planeta Tierra es muy especial. Tiene la masa correcta, la luz correcta, la edad correcta, la distancia correcta del planeta Tierra, la órbita redonda y a la distancia correcta, y la localización dentro de la galaxia correcta. El planeta Tierra está ubicado en un lugar protegido entre dos brazos espirales que son ideales para sustentar a nuestra creación y al resto de los organismos. A pesar de que muchos astrónomos han dicho que debe haber vida en muchos planetas, no han mostrado que haya otro que tenga las características necesarias para la existencia de la vida, y a partir de eso la creación de vida en el mismo. El universo fue creado para que nosotros pudiéramos vivir en él.
La evidencia de la bioquímica
El mismo Darwin, explicó lo que podía negar su teoría: “Si se puede demostrar que existió cualquier órgano complejo acerca del que no hubiera ninguna posibilidad que se formase por modificaciones numerosas, sucesivas y pequeños, mi teoría se desmoronaría absolutamente”. El mismo Michael Behe y otros científicos explicaron que lo que llama “máquinas moleculares” son organismos u órganos como ciertas bacterias o un ojo humano que requieren que muchas diferentes partes sean necesarias simultáneamente. Si, como algunos han tratado de decir, evolucionaron uno por uno, no hubieran pasado a la siguiente generación según el concepto de la selección natural de Darwin. Los procesos como la formación de cadenas de aminoácidos dentro de las células, su proceso de ser doblados precisamente para la estructura necesaria de cada proteína, y después ser transportados al sitio necesario en la célula son cosas que pasan continuamente en cada animal, hongo, bacteria, etc. Y si no está todo el proceso, no vale nada del proceso; ni hay razón de que sea conservado de generación en generación si fuera incompleto. La formación de proteínas sin la codificación de la información del ADN para transmitir esta información para la formación del mismo condenaría a estas proteínas a la extinción.
Cuando los científicos han tratado de modelar con supercomputadoras estos procesos de doblar una proteína que demora minutos en una célula, les ha tomado muchas horas. Sí, la capacidad de cualquier célula es mucho más que la de la computadora más sofisticada en el mundo. Cómo pueden insinuar que esto es el resultado de una serie de eventos al azar. No es un asunto de tiempo. Los evolucionistas pueden tener todo el tiempo que quisieran, pero eso no les va a proporcionar un mecanismo si no hay un Creador: El asunto es que no hay un mecanismo sin que intervenga el Diseñador perfecto.
La evidencia de la información biológica
¡Los dos metros de largo del ADN en cada célula, al estirarlo, son los programas más sofisticados que existen! ¿Conoces al programador? Hace todo su trabajo con solo cuatro letras químicas. Con este alfabeto corto, la información para sostener la vida, para el crecimiento y para reproducir el organismo de generación a generación, un diseñador inteligente ha ordenado todo esto. Yo puedo sentarme en frente de la computadora y tocar las teclas al azar y nunca va a salir un artículo para la revista TU JUVENTUD. Pero, sería peor aún esperar algo tan maravilloso de la función de un organismo con procesos descontrolados y sin inteligencia.
El famoso científico, Stephen Hawking, ha dicho que “el universo puede espontáneamente crearse a sí mismo de la nada” pero también dijo que “no sabemos cómo la vida apareció primero”. ¡Qué contradicción! Muchos aprendemos el método científico en el colegio. Si es ciencia, requiere que se pueda experimentar para comprobar o negar una hipótesis y también que los experimentos se puedan repetir. Si no tiene estas características, entonces no es ciencia: son mitos.
Es importante reconocer que aparentemente hay un espacio entre Génesis 1:1 y 1:2. Lo que empezó en la semana que empieza en el versículo 3 es la creación actual. Hay fósiles y otras evidencias de al menos una creación anterior. En esto, es claro que los organismos aparecieron ya completos sin las evidencias de fósiles de intermediarios. Cuando Dios hace algo, lo hace bien y completo.
Esto es solo una introducción al tema. Aparte de las referencias ya mencionadas, hay un DVD que se llama “La clave del misterio de la vida” de Ilustra Media, que habla de las máquinas moleculares. También la página web www.sedin.org es muy útil. Si tienes más preguntas, por favor, escríbenos. Si hay algo de la ciencia que no es compresible, no hay problema. Creemos por fe, pero la ciencia verdadera no está en conflicto con la Biblia. Muchos tienen que confrontar las ideas falsas en los colegios y universidades, y deben saber que aparte de la base más importante, la Biblia, el mismo cielo declara la gloria de Dios.

La vida cristiana matrimonial

W. Carrion
El cónyuge perfecto y el hogar perfecto, donde todo es felicidad y alegría, no existen; pero con la participación y el aporte de cada integrante del hogar, es posible que la felicidad sea parte del cotidiano vivir en el hogar cristiano.
En el presente artículo deseamos sugerir pautas para experimentar la vida cristiana en pareja y así mantener un matrimonio feliz.
La oración y lectura bíblica cotidianas
Si la comunicación recíproca entre la pareja es de vital importancia, también lo es la oración, por ser la forma en que nos comunicamos con Dios; la comunicación con Dios es de dos vías, nosotros nos comunicamos con Él por medio de la oración; y, Él se comunica con nosotros por medio de su palabra, en tal virtud, es bueno leer la Biblia en pareja para escuchar y entender la voz de Dios.
El conocer la voluntad de Dios y los principios divinos, es el mejor fundamento para edificar el hogar cristiano, en el que exista una vida llena de amor y paz verdadera. Debemos retornar al conocimiento de la palabra de Dios para encontrar los principios y las claves para la solución a los conflictos familiares, muy de moda en esta sociedad que va rumbo a la ruina moral y espiritual.
Invite diariamente a su cónyuge, sin obligarle de ninguna manera, para que juntos puedan orar y leer la Biblia, aunque sea por un corto tiempo, sería excelente que hubiera el deseo mutuo de hacerlo, y aprovechar dicho tiempo agradeciendo a Dios por las bendiciones recibidas, pidiéndole por las necesidades y la solución de los conflictos que se presentan cotidianamente en la convivencia del hogar. Si los dos cónyuges están bien con Dios, el hogar funcionará bien. “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:19); “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22); “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3); “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:19); “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
Dialogar diariamente con confianza y amabilidad
El hábito de conversar cariñosamente con su pareja día a día, en forma respetuosa y amigable, estimula, da confianza y seguridad; ayuda a la plena comprensión de ambas partes. Tenga cuidado en sus expresiones, piense antes de hablar, y escuche con atención, para que su conversación tenga el efecto deseado: los pequeños cambios en su forma de hablar y escuchar pueden lograr grandes cambios en la relación matrimonial. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29); “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (Proverbios 15:1).
Esfuércese en dialogar adecuadamente sobre temas de interés común que importan a cada uno de ustedes, debe considerar a su cónyuge como su mejor amigo(a) y confidente para que el vínculo matrimonial se fortalezca. ¿Sabe usted cuáles son las cosas de interés de su pareja?: “¿Andarán dos juntos, si no se estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3).
Saber aceptar la culpa y saber pedir perdón por los errores
Sería muy agradable que nuestro hogar sea un oasis de paz, donde todos los integrantes podamos convivir en armonía y tranquilidad; pero lamentablemente vienen tiempos de tormenta en los que la familia se encuentra a la deriva para lo cual debemos estar prevenidos y alerta para realizar cambios que obligatoriamente definirán nuevas formas de comportamiento, para buscar soluciones y la superación de los problemas, lo cual podremos lograrlo con la ayuda de Dios.
Hay parejas que viviendo en la misma casa, comiendo en la misma mesa y durmiendo en la misma cama, viven indiferentes como dos extraños, esto por falta de comunicación, o peor aún viven agrediéndose psíquica y físicamente.
Los problemas en el hogar tales como pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, enojos, gritos, agresiones, que pueden llegar al odio y venganza, son fruto de nuestra carnalidad y surgen por la falta de comprensión y comunicación entre los cónyuges; ningún hogar en el mundo está libre de problemas, es ahí donde debemos estar dispuestos a cambiar de actitud y a reconocer nuestra culpabilidad y responsabilidad en el problema, debemos aprender a perdonar y recibir el perdón. Es cuando debemos recurrir al principio bíblico: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:23). Nuestro Dios eterno es un Dios de perdón, dándonos ejemplo para que sigamos sus pisadas, el enojo de Dios no es eterno, Él es un Dios misericordioso, tardo para la ira y amplio en perdonar. “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:7).
Nos gusta que nos pidan perdón, pero no sabemos aceptar el perdón, lo hacemos de labios para afuera, porque nos guardamos los resentimientos, las raíces de amargura, tenemos que pedir sinceramente a Dios Su ayuda, y Él nos ayudará a quitar de nosotros las obras de la carne (“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” [Gálatas 5:19-21]); y pondrá en nuestro corazón el fruto del Espíritu, que es: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23). “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:12-13).
Es muy fácil encontrar y señalar las faltas del otro, pero es difícil reconocer nuestros propios errores; deseamos que nuestra pareja cambie, pero personalmente no queremos cambiar, ni aportar en nada al mejoramiento de la relación conyugal, de esta forma nuestra relación matrimonial irá de tumbo en tumbo, y esto puede ser el principio del fin.
Debemos aprender de nuestros propios errores, y no volver a repetirlos. “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13). Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo.
Demostrar diariamente nuestro amor con palabras de cariño y hechos
Una palabra de cariño, dada sin fingimiento y naturalidad es algo que estimula a la persona amada, encontrar formas creativas de mostrar su amor le harán sentir a su ser querido que para usted es importante. Recuerda: ¿Cuál fue la última vez que usted le sirvió a su cónyuge en algo? Las palabras de amor suenan huecas cuando no van acompañadas de hechos, aunque sean sencillos. Hay que ser coherente uniendo las palabras con los hechos.
Propóngase hacer diariamente algo sencillo en beneficio de la persona amada: si hace calor invítele un refresco, si hace frío sírvale algo caliente, si tiene un poco de tiempo libre, invítele a dar un paseo por el parque, dele su ayuda en las tareas que usted puede realizar, y el resultado se dejará ver en poco tiempo. “ ... servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13).
Ponga de su parte el mejor esfuerzo para ser el mejor marido o la mejor esposa, con su aportación participativa y ejemplo la situación comenzará a cambiar y marchará mejor, la paz y la felicidad acamparán en su hogar, para beneficio de todos los integrantes del hogar.
El matrimonio feliz, es el fruto del esfuerzo mutuo de la pareja, no es producto del azar.
Es necesario mi aporte personal diario para desarrollar y mantener la felicidad en el hogar. Cada día haga algo para beneficio del ser que ama y su matrimonio saldrá fortalecido.
“El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla” (Proverbios 15:18).

El gozo

D.F. Rule
Este artículo es una transcripción de una conferencia. “Estad siempre gozosos” (1 Tesalonicenses 5:16). “Como entristecidos, mas siempre gozosos ... ” (2 Corintios 6:10). “ ... que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón” (Romanos 9:2). “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:6-8).
Gozo sin cesar
Está en mi corazón hablar del gozo, gozo permanente. El deseo de Dios es que tú y yo vivamos nuestra vida con gozo en nuestros corazones. Este gozo, del cual justo hemos leído no es solamente para una parte de nuestro tiempo, ni tampoco es solamente para algunas circunstancias y no es para otros, el Señor quiere que despertemos en la mañana y vayamos en la noche a dormir con gozo en nuestros corazones: “Estad siempre gozosos”. No es la intención de Dios que nuestra vida sea dividida en algunos periodos de luto y otros periodos de gozo, sin que los dos sentimientos se crucen. Tenemos la tendencia de estar felices o tristes, para el creyente el gozo interior es permanente aunque el tiempo de sufrimiento llegue temporalmente.
Es importante pasar cada día con gozo permanente en el Señor. Es el deseo de Dios que sea así. Es fácil para nosotros estar ocupados solamente con el dolor que Dios permite sea parte de nuestras vidas, para nuestro bien. Si dejamos que el dolor sea nuestra única ocupación, nos roba el otro lado de la verdad: los pensamientos de gozo continuo.
Podemos decir: “Yo sé que tengo gozo para disfrutar en el futuro, pero en el presente puede ser que no esté feliz. Si conocería mis circunstancias, y lo que habría de pasar la próxima semana, no estaría feliz tampoco. Sí yo sé que estaré feliz en algún momento en el futuro, no puedo estar feliz ahora”. El apóstol Pablo dijo: “yo tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón” (Romanos 9:2) y a la vez, él se regocijó en muchas cosas y exhortó a sus hermanos a regocijarse siempre. Pedro habló de tener un “gozo inefable y glorioso” y también de “ser afligidos en diversas pruebas” (1 Pedro 1:8,6).
Para nosotros es posible experimentar dolor y tristeza mientras que al mismo tiempo experimentamos un gozo inefable que este mundo no puede dar ni quitar. Está en mi corazón el dar énfasis al pensamiento del gozo permanente en nuestros corazones, en nuestras vidas diarias, sabiendo que tal gozo eterno será nuestra porción en la casa del Padre.
Hoy, recibimos noticias de una hermana en el Señor que ha sido tomada de esta vida para la eternidad. Si hay algún sentimiento en nuestros corazones, esto produce dolor en nosotros, y naturalmente es así. Sentimos dolor por lo que hemos perdido. Hemos perdido de nuestra presencia a una hermana que hemos conocido y amado. Pero, el dolor es solamente la mitad de la verdad. Cuando pensamos respecto a ella, que ahora está en la presencia del Señor, nos produce gozo, porque sabemos que ella tiene la mejor parte. Hay pérdida y dolor, y a la vez hay gozo y regocijo. Cuando pensamos que esta persona está con su Redentor compartiendo juntos un gran gozo, nos regocijamos por ello. Es la verdad, nos regocijamos con ellos. En tales momentos, un amado hermano muchas veces ha dicho: “No deseo que estén aquí sufriendo”. Porque habiendo nuestra hermana dejado atrás el dolor en esta vida, ha pasado a disfrutar del gozo de la presencia del Señor.
Los capítulos de Juan 15, 16 y 17 mencionan algunos de los gozos permanentes que son nuestros para disfrutarlos ahora, gozos que, como el Señor dice, nadie puede quitarnos. No son gozos que esperamos y no son gozos que dependen de las circunstancias presentes y placenteras. Estas son cosas que Dios nos ha dado para disfrutar cada día de nuestras vidas, aun cuando hay otras cosas que, Dios ha permitido para nuestro bien, y producen dolor en nosotros.
El gozo de la relación
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador ... Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden” (Juan 15:1,5-6).
El primer gozo que quiero mencionar es el gozo de la relación, una relación sugerida por la frase: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”. Podemos y debemos regocijarnos en nuestra relación con el Señor Jesús a pesar de cualquier circunstancia cotidiana. Esta relación con Jesucristo es nuestra para disfrutarla siempre.
El evangelio de Juan presenta el Hijo viniendo al mundo para hacer conocer al Padre. Él nos trae una relación maravillosa al darnos a conocer la relación que el hijo, ha tenido con el Padre, es una relación mediante la cual nosotros estamos llevados al Padre. Compartiendo esta revelación es uno de los gozos que el Señor Jesús experimentó en la mañana de su resurrección. La primera persona con quien Él habló esa mañana fue María, a quien le dijo: “Subo a Mi Padre, y a vuestro Padre”. ¡Qué gozo sintió en Su corazón al decir esas palabras! Él está diciendo a María que la misma relación en la cual Él se amparó es la relación en donde ella se ampara. Ella ya va a conocer al Padre de Él como Padre de ella.
Dios no estuvo satisfecho solamente al tener la relación de Creador con el hombre, Su criatura. Su deseo fue traernos consigo mismo a la relación de hijos e hijas, para que nosotros pudiéramos, como el Señor podía, dirigirnos a Él como “Padre”. Si nuestros corazones entran en esta relación, debe producir en nosotros un gozo que es nuestro, ahora y para siempre- el gozo de la relación. ¡Podemos disfrutarla cada día, a pesar de las circunstancias del día! De hecho, podemos tener el gozo al decir: “Tengo un problema hoy, una necesidad hoy; voy a hablar con mi Padre acerca de este asunto. Él se preocupa, Él entiende, Él va a proveer lo necesario para mí”.
El gozo de la relación es nuestro. No importa cuáles sean las circunstancias del momento, nuestra relación con el Padre y con el Hijo son para gozarnos permanentemente.
El gozo de la comunión
El segundo gozo lo encontramos en las palabras de Señor: “el que permanece en Mi”. Voy a usar estas palabras en el sentido de comunión. Todos los días hay un gozo de estar en comunión que podemos disfrutarlo en cada momento. De nuevo digo, este gozo es nuestro, a pesar de las circunstancias. Podemos caminar los momentos de nuestro día con el Padre y con el Hijo estando en común comunión, el uno con el otro y disfrutando del gozo que esto conlleva.
En Lucas 15, hay un ejemplo de esto donde tenemos la siguiente observación: “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”. Este versículo no está hablando del gozo de los ángeles, sino del gozo en la presencia de los ángeles. Es el gozo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo cuando se arrepiente un pecador. Es su gozo compartido acerca de algo. Dios desea que tú y yo caminemos cada día, compartiendo los intereses comunes y teniendo y disfrutando gozos comunes con Él. Esto es el gozo de comunión.
El gozo de pedir y recibir
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7) y “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16:23-24). Este versículo ilustra un resultado maravilloso del gozo de la relación y de la comunión. Cuando los discípulos tuvieron una necesidad, fueron al Señor. Él se encargó de asumir la responsabilidad de solucionar esas necesidades. Ellos sabían que Él tenía una relación con el Padre que ellos no tenían. Él se presentó a Sí mismo ante ellos como el Hijo del Padre.
El Señor, justo antes de que resucitara a Lázaro de entre los muertos, dijo: “Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes ... ” (Juan 11:41-42). Él quiso que ellos entendieran el privilegio de ser alguien que conoce a Dios como Padre y quien en esta relación podía pedirle a Él. Él anticipó la cruz en lo que dijo. En la mañana de la resurrección Él les permitió saber por medio de María que ellos también estaban en esa relación con el Padre. Ellos ahora podían llamarle Su Padre, el Padre de ellos. Ellos podían ir al Padre en Su nombre y pedirle a Él y Él les daría a ellos.
El gozo que puede ser experimentado en la oración, se basa en el gozo de la relación y el de la comunión. Podemos ir directamente a Dios nuestro Padre en el sentido de una relación asegurada y de confianza. Cuando hay una necesidad, podemos decir: “Padre, necesito”.
Muchas veces hemos oído a un niño que va a su madre y le dice: “mamá, tengo hambre”. ¿Qué involucran en estas cortas palabras? Sencillamente expresan una relación entre hijo y madre, al usar el término de cercanía mamá. Este sentido de relación del niño con su madre le da la confianza para hacerle conocer su necesidad. En el corazón de la madre, hay un deseo de suplir la necesidad y un gozo en el poder hacerlo. Así es con nuestro Padre y nosotros. Nuestro Padre se deleita cuando nos acercamos con confianza para pedirle lo que necesitamos.
El gozo de la obediencia
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:10-12).
Notemos que el versículo 11 habla de dos gozos: Su gozo y nuestro gozo. El Señor Jesucristo les dice a los discípulos y ahora en espíritu a nosotros: “En la tierra, tuve Mi gozo, y el gozo que he tenido en Mi vida es el gozo que quiero que experimentes y tengas en tu vida”. Es un gozo pleno. No puede haber mayor gozo que el gozo que Él experimentó y quiere que nosotros lo tengamos también.
El Señor Jesús vivió con una plenitud de gozo. Sí, Él fue el varón de dolores y experimentado en quebranto. Él tuvo tristeza constante en su vida, al tener que tratar con el pecado, con una creación degenerada y con Satanás. Todo pesaba diariamente en Su espíritu, mientras que simultáneamente, Él experimentaba un gozo que ningún hombre podía quitarle. Era un gozo que ahora Él lo da a conocer a sus discípulos: “Quiero que Mi gozo diario sea tu gozo diario”.
Ese gozo tiene un “si” conectado con ello, porque dice: “Si guardareis mis mandamientos”. En el Salmo 40:8, el Señor Jesús, al hablar proféticamente, dice: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado”. El gozo del Señor Jesús, en cada momento de cada día de Su vida (motivado por amor) fue el hacer la voluntad de Su Padre. Fue el gozo de la obediencia.
Mucha de la amargura y tristeza que experimentamos en la vida cotidiana es porque no nos deleitamos en hacer la voluntad de nuestro Padre. En lugar de hacer Su voluntad buscamos encontrar nuestro gozo y deleite en hacer nuestra propia voluntad. Ponemos a nuestras mentes y corazones a hacer lo que no es la voluntad de nuestro Padre. Nuestra felicidad está ligada a esto, y como consecuencia, cuando no sucede como esperábamos, nos produce infelicidad o frustración.
El Señor Jesús nunca tuvo que experimentar ese tipo de gozo en la carne. Encontró su complacencia diaria en el gozo de la obediencia, una obediencia motivada por amor. El gozo fue reciproco, también. La vida del Señor Jesús en este mundo, fue una complacencia perfecta al corazón del Padre. Cotidianamente cuando el Padre miró a su Hijo en este mundo, viviendo obedientemente en medio de toda la maldad y miseria, Él encontró complacencia en la vida obediente de su amado Hijo. Estaba tan complacido que Él abrió el cielo solamente para decir: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd” (Mateo 17:5).
En su oración al Padre, Jesús dijo: “los has amado a ellos como también a mí me has amado” y “para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos” (Juan 17:23,13).
Su gozo estaba en hacer la voluntad de Su Padre, y Él desea que cada día pasemos disfrutando del amor del Padre, para que el Padre pueda deleitarse en nuestra obediencia a Su voluntad. Nuestra nueva vida, la vida en Cristo, se deleita en la naturaleza de Dios y se deleita en hacer Su voluntad. Es el gozo que el Espíritu de Dios produce en nosotros, como lo tenemos especificado en Gálatas 5:22: “El fruto del Espíritu es amor, gozo ... ”.
Al hablar de la oración, notamos que si pedimos al Padre, Él nos oye. Pensemos en la experiencia del Señor Jesús, viviendo en espíritu de obediencia por amor, acaso Él pidió algo que el Padre tuvo que contestar: “Lastima, Hijo mío, no entiendes bien Mi o Mis propósitos, y por eso tengo que decirte no. Necesito explicarte donde Tus pensamientos son diferentes con los míos”. ¡No! ¡Él nunca obró así! Dios, por el Espíritu, desea y se deleita en obrar en nosotros, para que lo que queramos del Padre sea siempre de acuerdo con Su voluntad. Cuando Su voluntad es nuestra voluntad y Sus deseos nuestros deseos; entonces, y solamente entonces, tendremos plenitud del gozo.
El gozo de la sujeción
En los primeros capítulos de Mateo, vemos al Señor Jesús que sube a la montaña y allí predica lo que llamamos el sermón del monte, nos da las bienaventuranzas, etcétera. Luego le vemos que sale y hace lo bueno, sana y da vida a algunos que han muerto. Al llegar al undécimo y duodécimo capítulo, que es el resultado de toda la predicación y hacer lo bueno, diríamos: “Espero que sea un resultado maravilloso por hacer todo el bien y dar bendición al hombre”. Pero, la realidad es que fue completamente rechazado por Su propio pueblo, los judíos. Todo cuanto Él obró y todo el amor que mostró no produjo un resultado exterior en las almas de los hombres. En vez de esto ellos dijeron: “Deshagámonos de este hombre”.
Pero ¿cómo reaccionó al ser Él mismo rechazado y sentir el rechazo a Su amor? ¿Estuvo desalentado, desanimado, y derribado? ¡No! Se regocijó en espíritu y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó” (Mateo 11:25-26). ¿De dónde podía obtener un gozo así? ¡Todas Sus enseñanzas y predicaciones y el hacer el bien aparentemente no produciría nada, tan solo odio y animosidad! Aun así Él podía regocijarse y decir: “Te doy gracias a Ti, Oh Padre”. Fue el gozo de Su sujeción a la voluntad del Padre. De este punto en adelante el Padre Le envió para hacer lo bueno a todos los hombres, ya no restringiéndole tan solamente a los judíos. Él dijo a toda la humanidad: “Venid a Mí ... ”.
El primer descanso en esa invitación se puede llamar el descanso del evangelio. Él dijo: “Venid a Mí ... y Yo os haré descansar”. El segundo descanso en la invitación está conectado con el gozo: “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí ... y hallaréis descanso para vuestras almas”. Nos hace recordar que para nuestros corazones el sendero verdadero del descanso y el gozo es el camino que el Señor Jesús tomó. Él acepto todo, toda circunstancia y todo resultado, en sujeción perfecta de la mano del Padre. Fue el camino de la sujeción humilde. Él bajó a esta tierra y cuando estuvo en la tierra descendió aún más. ¿Iremos en espíritu al lugar donde Él está en Mateo 11 y aprenderemos de Él para así hallar descanso, gozo y paz? “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29).
El gozo de la posesión
El Señor dijo a los Suyos: “¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis? De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo” (Juan 16:19-20). ¡Qué gozo tan miserable consigue el mundo: su gozo está en las lágrimas de otro! Luego dijo: “La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:21-22). Creo que el Señor está hablando de ir a la cruz. Ellos van a verle allí muerto con Su cabeza inclinada y van a bajarle de la cruz y llevarle a la tumba. Ellos llorarán y lamentarán, como los dos discípulos en el camino a Emaús que dijeron: “Pero nosotros esperábamos ... ”. Sus esperanzas quedaron en la tumba. Su tristeza sería: “Le hemos perdido! ¡Ya no Le tenemos!”. Pero, qué día maravilloso habrá sido para ellos, el día de la resurrección, cuando María se les acercó y dijo: “Al Señor hemos visto”. Entonces, ellos también, luego le verían y experimentarían un gozo que ningún hombre podría quitarles.
Yo dudo que podamos imaginarnos bien lo que significó para esos discípulos, los cuales habían seguido el Señor Jesús por tres años y medio, mirar lo que sucedió en la cruz y luego en el día de la resurrección verle cara a cara. Qué gozo debe haber inundado sus almas cuando vieron al Señor y creyeron. Acerca de algunas cosas solemos decir: “Tienes que experimentar para apreciarlo”. Respecto a conocer al Señor Jesús, les decimos a otros: “gustad y ved” (Salmos 34:8). Pues cada uno tiene que experimentar a Cristo individualmente para entenderlo.
Sin duda, aquel gozo que no se les podía quitar no se detuvo en la resurrección; pues les había dicho que iba a venir otra vez y llevarles al cielo; también que iba a venir y establecer un reino y reinar. Pero a través de la resurrección, esos discípulos recibieron un gozo que perduró para el resto de sus vidas en la tierra y absolutamente nadie podía robarles eso. Su gozo fue tan intenso que pudieron sufrir la muerte como un mártir con una canción en su corazón. A ese gozo le llamamos el gozo de la posesión.
Dios nos ha dado posesiones, de la casa de tesoros de Su amor, que son nuestras, cuyo valor sobrepasa cuanto se puede describir. Ningún hombre, ninguna circunstancia, absolutamente nada puede quitarnos eso; ni siquiera nuestros fracasos pueden quitarnos estas posesiones. Sí, se puede perder el regocijo de estos gozos, pero la posesión misma no se puede perder. Para ellos el gozo de su Señor resucitado fue tal posesión: ¡Él fue de ellos!, ¡Él conquistó la muerte!, ¡Y ellos le pertenecían! Y Él dijo: “Tú eres Mío eternamente”.
Supongamos que nosotros empezamos a describir las posesiones que tenemos en el Padre y en el Hijo y como miembros del cuerpo de Cristo. Sería una lista que no podríamos terminar. Sería una lista de cosas eternas para nuestro regocijo porque nadie nos las puede quitar. Sería una lista de gozos que no terminan. Hagámoslo, empezamos nuestra lista, y debe ser para que “ ... os alegráis con gozo inefable y glorioso ... ” (1 Pedro 1:8).
El gozo de la apreciación
El otro día estuve mirando un video con algunos de mis nietos. Era respecto a un paleontólogo (persona que excava para encontrar fósiles y estudiarlos) y el lugar donde estaban excavando era al oeste de los EE. UU. El video era sobre el descubrimiento de algunos tipos de huesos de dinosaurios. Una de las personas que trabajó en el proyecto mostró algunos de los huesos luego que habían sido limpiados y arreglados para formar un esqueleto. Mientras se mostraba tan buena apariencia, comentaron que en el campo fue muy difícil distinguir entre los huesos raros y las piedras comunes. Cuando mostraron en el video el momento en que descubrieron un fósil muy raro, quienes entendieron lo que estaban mirando, estaban muy emocionados, pues demostraron un gozo extremo. Otros aparentemente no tenían idea de lo que estaba pasando, ni cuál era el motivo para que se produjese dicha felicidad. Para los paleontólogos era solamente ver algo de rocas.
Su experiencia puede ser similar a la nuestra en las cosas espirituales. Pues si no vivimos por la Palabra de Dios, no entenderemos el valor de nuestras posesiones; y, en consecuencia, no vamos a disfrutarlas como aquellos que sí aprecian su valor. Todo esto lo obtenemos de la Palabra de Dios y por eso vivimos. El autor de Salmo 119 dijo: “Me he gozado en el camino de tus mandamientos más que de toda riqueza ... Y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado” (Salmo 119:14,47). Él amó la Palabra y la obedeció. Al hacer esto, pudo disfrutar de las posesiones que eran suyas.
Estorbos para el gozo
Muchos de nosotros diríamos que no vivimos con estos gozos todo el día, ni todos los días de nuestra vida. Pero ni el Padre, ni el Señor Jesús nos lo impiden; sin embargo, lo que impide que nuestro gozo sea constante es algún obstáculo en nuestras almas. Empecemos con el gozo de la relación: Si una persona no tiene la seguridad de esa relación, entonces no va a disfrutar del gozo que hay en ella.
Cuando era joven, no estaba seguro de mi salvación durante algunos años. Solamente mi Señor sabe el momento en que en verdad creí; y por estar inseguro, muchas veces le dije al Señor que yo creía en Él como mi Salvador. Una vez estuve sentado en una sala como ésta, y un hermano llamado Ernesto estaba predicando el evangelio. Él tenía una forma de sacudir tu alma sobre el hoyo del infierno. Estaba sentado en una fila de muchachos, y cuando miré a los otros en la fila, vi que había cruzado mis piernas de una forma distinta a los demás. Inmediatamente crucé mis piernas en la “forma correcta”, ¡para estar seguro de que todo estaba bien! Mi temor y acciones eran la consecuencia de no haber resuelto mi paz con Dios y por eso no tenía el gozo que viene de esta paz.
Si vamos por nuestro camino y no por el camino de Dios, no podemos tener el gozo de Su comunión. Alguien replicará ¡podemos! Pero: “¿Andarán dos juntos si no se estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). Sencillamente no podemos tener comunión con Dios bajo nuestras condiciones.
¿Qué hay acerca del gozo de la obediencia? “Si no obedecemos, no disfrutamos”. Muchas veces, se ha dicho que “la felicidad y la obediencia van juntas”. Si andamos por nuestro camino, podemos decir: “Voy a tener mi propia diversión”. Podemos tenerla por un tiempo, pero no vamos a disfrutarla con nuestro Padre. Recordemos también que se cosecha lo que se siembra.
El gozo de la anticipación
“Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana” (Apocalipsis 22:16-17). “ ... nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:2). Nos regocijamos anticipadamente en la gloria de Dios y nos regocijamos en la esperanza de ella.
Cuando estuvimos en la carretera para venir a estas reuniones, hubo más de cien vehículos y camiones detenidos en la vía. Cuando nos detuvimos en el lugar, un niño empezó a conversar con mi esposa. El pequeño estaba muy contento y animado. Le comentó que en el vehículo de sus padres estaba un juguete muy bueno que le habían comprado y que cuando su familia llegase a casa él iba a disfrutarlo! Tenía tanto gozo anticipadamente que solo al pensarlo comunicaba y compartía su gozo con alguien que ni siquiera conocía. No estaba preocupado por las condiciones en la vía para continuar el viaje; pues ese era el problema de su padre. Él se estaba regocijando en lo que habría de hacer cuando llegue a su hogar al final del viaje.
¿Podemos nosotros tener el mismo gozo anticipado que tuvo el niño? Tal vez el padre del niño estaba preocupado porque podían quedarse en la vía y ni siquiera llegar pronto a su destino. Entonces, sería destrozada su esperanza. Pero nuestro futuro es seguro, así que no hay razón alguna para preocuparse por eso. Nuestro Señor Jesús estará con nosotros cada paso del camino y nos llevará al hogar del Padre en la gloria. Mientras esperamos con confianza y gozo, podemos decir con el Espíritu: “ ... sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).
“Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11).

Los Testigos de Jehová

D.E. Rule
Pregunta: ¿Qué debo hacer cuando los a sí mismos llamados testigos de Jehová llegan a la casa?
Respuesta:
Primero, es importante entender algunas de las doctrinas falsas que tienen los testigos de Jehová.
1. Los testigos de Jehová dan a los escritos de Charles Russell y Joseph Rutherford mayor valor que a la Biblia.
2. Ellos niegan la Trinidad o Deidad. Algunos grupos usan Deuteronomio 6:4 como para negar la Deidad que es un Dios pero en la persona del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Si alguien estudia los nombres utilizados en la Biblia para Dios va a ver qué significan uno o tres, y que es consistente con la enseñanza de la Deidad. En el Nuevo Testamento donde tenemos la revelación más completa, es muy común ver referencias al Espíritu Santo, al Hijo y al Dios el Padre cerca. El orden cambia. No hay uno que sea superior o inferior a los otros dos.
3. Ellos niegan que el Señor Jesucristo es Dios. Usan su traducción del Nuevo Mundo para tratar de enseñar que Jesús no es Dios. Por ejemplo, su traducción de Juan 1:1 dice “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era un dios”. Notemos dos cosas: utilizan “dios” con minúscula como un ataque a Su Deidad; también usan la palabra “un” que no está en el griego, pues no hay el artículo indefinido, y no hay razón para usarlo en este contexto.
4. Los testigos de Jehová tratan de negar que Jehová del Antiguo Testamento está revelado como Jesús en el Nuevo Testamento. Isaías 40:3 fue cumplido en Marcos 1:1-3, Lucas 3:4 y Juan 1:23. Aun en la traducción de ellos reconocen que Jesús es Jehová en Marcos 1:1-3.
5. Ellos niegan la resurrección corporal del Señor Jesucristo. ¡Qué falsedad! La garantía de nuestra resurrección es la resurrección del Señor Jesucristo. Ve 1 Corintios 15.
6. Los testigos de Jehová niegan la Deidad del Espíritu Santo y dicen que es “un fuerza de Dios”. Pero, en versículos como Juan 16:8 se nos enseña que no es solamente una fuerza: Él es un Ser Divino.
7. Ellos enseñan que la salvación es por obras, no por fe. Romanos 6:23 nos enseña que es una dádiva (un regalo). Efesios 2:8-9 nos indica que recibimos la salvación por fe, no nos la ganamos por obras. Vemos cuán celosos son los testigos de Jehová, pues están tratando de ganar su salvación. Nosotros deberíamos ser aun más celosos, no porque así ganemos la salvación, sino como la respuesta del corazón en querer vivir agradecidos por la salvación que ya tenemos. Considera Efesios 2:10.
8. Los testigos de Jehová dicen que cuando un creyente muere, su alma duerme inconsciente hasta que sea resucitado por Dios. La Biblia nos indica que un creyente sigue consciente después de la muerte. Revisa Lucas 16:19-31 y 1 Tesalonicenses 4:14.
9. Ellos enseñan que los malditos no van a estar castigados para siempre, sino que van a ser aniquilados. Niegan el lago de fuego. ¿Cómo pueden responder a versículos como Apocalipsis 19:20?
10. También han fijado fechas para ciertos acontecimientos, pero no se han cumplido ninguna de sus profecías. Son profetas falsos.
Con todo, si eso es lo que cree un individuo, no es un cristiano. Pueden ser celosos y sinceros, pero no tienen el conocimiento de la verdad.
¿Cómo debemos responder cuándo llegan a nuestra puerta? Primero, no los recibamos en casa: “Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras” (2 Juan 10-11). Notemos que esta epístola fue escrita a una mujer. Cualquier conversación no debe jamás pasar de la puerta de su vivienda.
No busque una pelea. En 2 Timoteo 2:24-26 leemos: “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él”. Nuestro deseo debe ser verles que reciban la salvación verdadera que viene por la fe, no por obras.
Puede usar versículos que enseñan de la Deidad del Señor Jesucristo. Aun la traducción de ellos en Juan 20:28 dice: “¡Señor mío, y Dios mío!”. En el fondo el cambio empieza cuando reconocen quien es el Señor Jesucristo. Debemos estar orando para que los denominados testigos de Jehová salgan de las tinieblas a la luz admirable que es Cristo.

La mies es mucha: República Democrática Federal de Etiopía

D.E. Rule
“Jesús... dijo a Sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a Su mies” (Mateo 9:35,37-38).
Etiopía es un país ubicado al este de África y comparte fronteras con Sudán, Kenia, Somalia, Yibuti, y Eritrea. Tiene aproximadamente unos 90´000.000 de habitantes, y ocupa el decimotercer lugar en el mundo en población, y el segundo lugar en África. A pesar de su alta población, constituye uno de los países menos desarrollados en el mundo. Con un gobierno marxista desde 1974 hasta 1991, quedó aislado y con poco desarrollo. Ahora más del 60% de la población se identifica como cristiana, correspondiendo la mayoría al grupo de ortodoxos de Etiopía. De este 60%, aproximadamente el 20% se identifican como evangélicos. Del resto, más del 30% son musulmanes. Hay libertad para que los creyentes verdaderos puedan reunirse.
En la Biblia hay unas veinte referencias a Etiopía. Además, 1 Reyes 10 menciona que la reina de Sabá visitó al rey Salomón, tal vez ella provino de lo que ahora abarca Etiopía. En la Biblia una de las historias más interesantes de Etiopía, es la del eunuco en Hechos 8:26-39: “Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candase reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino ... ”. Fue un viaje largo para el eunuco pero fue el viaje en el cual él se convirtió al Señor y se identificó con el Señor en su muerte y resurrección por medio del bautismo.
El idioma nacional es el amárico. La forma de escribir amárico es totalmente diferente a la que nosotros utilizamos. Aparte de éste, hay muchos otros idiomas utilizados por grupos y tribus en el país. No todos tienen al menos porciones de la Biblia en su idioma nativo.
Hay que orar para que la Palabra de Dios corra y sea glorificada en Etiopía y que el evangelio sea predicado en una forma clara. La edad media de la población es de menos de 17 años, y por esto hay mucha necesidad y oportunidad de predicar la palabra de Dios entre los jóvenes.