Número 36

Table of Contents

1. Carta del editor - Número 36 - Julio de 2024
2. Vendré otra vez
3. Escudriñad las Escrituras
4. La existencia de Dios
5. Israel y la Iglesia
6. Violencia e inseguridad
7. Ciudadanos del cielo: Embajadores de Cristo
8. Dispensaciones y pactos
9. La mies es mucha: Ucrania

Carta del editor - Número 36 - Julio de 2024

D.E. Rule
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Este es el primer número de Tu Juventud que estamos publicando luego de la pandemia del Covid-19, pues el último lo publicamos antes de que empiece . Con las limitaciones de movilización que hubo al inicio, el cierre total de Correos del Ecuador, los cambios en las tasas del correo de México; otras publicaciones, entre la que se incluyó, muchos libros para niños y niñas de Ucrania, y por otras más razones no ha salido un nuevo número. A la vez, con el acceso al internet, Tu Juventud va a estar disponible en forma digital y esperamos que con más frecuencia.
Si quieres recibir la revista Tu Juventud en el futuro lo que tienes que hacer es enviar un correo electrónico a [email protected] con tu nombre, dirección de correo electrónico y/o número de WhatsApp e indícanos tu dirección para también saber desde qué país nos escribes y te la enviaremos por correo electrónico. Si prefieres hacerlo por WhatsApp envíanos un mensaje al número +593 985457511. Así, cuando esté listo un nuevo número te mandaremos el link para bajar la revista por el medio que prefieras.
Cuando empezamos con la revista “Tu Juventud” hace muchos años, comenzamos con el deseo de animar y enseñar a los hermanos y hermanas jóvenes para que sigan al Señor Jesucristo en su juventud. El nombre viene de este pasaje:
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:12-16).
Sugiero que leas y medites en esa porción para ver si estás aplicando las instrucciones tan pertinentes para los jóvenes y para todos en general.
Por favor, siéntete en libertad de compartir esta invitación con otros para que ellos también pueden contactarnos si desean recibir la revista.
Su hermano por gracia,

Vendré otra vez

D.E. Rule
Cuando vemos las noticias a diario en el mundo, es claro que las cosas van de mal en peor. Hay guerras en Europa y en el Medio Oriente. A raíz del calentamiento global hay temperaturas y precipitaciones extremas que causan sequías en algunos lugares e inundaciones en otros. La violencia e inseguridad son muy problemáticas en muchos países. Muchos sufren de hambre a raíz de situaciones económicas y corrupción. Y para alguien que no tiene al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador puede ser desesperante.
Quienes conocemos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador tenemos una esperanza segura para la eternidad y no estamos solos mientras estamos aquí en la tierra. Tenemos seguridad acerca de lo que el Señor dijo de este mundo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Tenemos la promesa de la Venida del Señor para llevarnos a estar con Él en el cielo: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino” (Juan 14:3-4). Nunca Él nos deja solos, a pesar de las circunstancias: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:4-6).
Con estas promesas seguras, podemos vivir confiadamente descansando en Dios a pesar de las circunstancias que nos rodean. Cada día hay hermanos y hermanas en Cristo que pasan a la eternidad como mártires. Otros sufren persecuciones por el nombre de Cristo: “ ... padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:17-18). Todo aquí es tan momentáneo en comparación con la eternidad. Debemos ocuparnos en: “ ... servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:9-10).
Más de tres mil millones de personas en el planeta nunca han tenido la oportunidad de escuchar el evangelio, las buenas nuevas de salvación. Más de mil millones de personas nunca han escuchado el nombre de Jesucristo. Así que podemos y debemos compartir este mensaje: “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:13-15). Somos irresponsables si no anunciamos las buenas nuevas de salvación desde nuestros corazones y lo exteriorizamos con nuestras bocas. Tal vez hoy sea la última oportunidad antes de que seamos arrebatados.

Escudriñad las Escrituras

W. Carrion
Significado de la palabra Biblia
La palabra “Biblia” etimológicamente proviene de una palabra en el idioma griego: “biblión”, sustantivo en plural que traducido al español en singular significa: “Compendio de libros” o “Biblioteca”; pero es usado también para papiro, rollo, libro y se cree que es el diminutivo de la palabra “Biblos”, nombre de una ciudad fenicia muy importante en la antigüedad, hoy llamada Jebail, ubicada a 38 kilómetros de Beirut, en la costa mediterránea de El Líbano; ciudad que tuvo vínculos culturales y comerciales con el Egipto faraónico, país del Nilo del cual recibió mucha influencia, por lo que sus habitantes se convirtieron en grandes mercaderes del mundo antiguo, mercancías entre las cuales figuraban principalmente los rollos de papiro, en los cuales se escribían los documentos de mucha importancia, que querían conservarlos para la posterioridad.
La palabra Biblia, se encuentra acuñada por primera vez en idioma latín eclesiástico, con origen en la expresión griega “ta Biblia ta hagia” (los libros sagrados) transcrita como los libros santos, en el libro de Primera de los Macabeos, capítulo 12, versículo 9, libro deuterocanónico que en la versión de la Biblia católica, lo agregan al final del Antiguo Testamento.
A mediados del siglo II, refiriéndose a las Sagradas Escrituras, se encuentra el uso más antiguo de la expresión “Ta Biblia” (lit. “Los Libros”), en la segunda epístola de Clemente de Roma; Pero se dice que fue Juan Crisóstomo (347-407 d. C.), el primero en utilizar esta expresión teológicamente.
Se dice que esta frase fue utilizada para referirse al TANAKH o Antiguo Testamento por los hebreos helenizados que habitaban en ciudades de habla griega, varios años antes del nacimiento de Jesús de Nazareth, posteriormente los cristianos lo utilizaban para referirse al conjunto de libros que formaban el Antiguo Testamento, y además a los libros de los evangelios y cartas apostólicas que formaron el Nuevo Testamento.
El pueblo judío, reconoce El Tanaj como las Sagradas Escrituras, y no admiten el término Antiguo Testamento, bajo ningún concepto; así como también no aceptan la validez del Nuevo Testamento como texto sagrado.
La Biblia es el nombre que la cristiandad ha puesto a las Sagradas Escrituras impresas como libro y es aceptable porque la Biblia está compuesta de varios libros canónicos del judaísmo y de la cristiandad que en conjunto forman una biblioteca sagrada, (Biblia sacra) que nos relata y contiene la Palabra del Dios viviente cuya lectura nos ayuda a conocerle, amarle, obedecerle y servirle.
La palabra Biblia no se encuentra en ninguna parte del contenido total de la Biblia como refiriéndose a sí misma; sin embargo, al leer el Nuevo Testamento, que nos enseña sobre la vida del Señor Jesús y la historia de la salvación, podemos decir que la palabra “libros” que la encontramos en Mateo 1:1; Juan 21:25; 2 Timoteo 4:13 y Apocalipsis 20:12, la podemos considerar como un sinónimo de la palabra Biblia.
La Biblia acertadamente es una biblioteca sagrada de origen divino, que según los eruditos bíblicos la han diseñado y está compuesta de 66 libros, divididos en dos grandes secciones importantes: 39 libros en el Antiguo Testamento que fueron escritos en hebreo, y partes en arameo, (450 años antes del nacimiento del Señor Jesucristo el Antiguo Testamento ya estaba terminado); y, 27 libros en el Nuevo Testamento, cada uno con su nombre propio. Es decir que según el índice de la Biblia suman 66 libros y contando el libro de los Salmos que originalmente son 5 libros, la Biblia tendría 70 libros.
La preservación de las Sagradas Escrituras
“Tú, Jehová, los guardarás; De esta generación los preservarás para siempre” (Salmo 12:7).
¿En algún momento ha pasado por nuestra mente la inquietud de saber cuál es la razón para que Dios haya intervenido en la preservación del significado de las palabras que están escritas en los manuscritos originales de las Sagradas Escrituras y que han sido traducidas a los diferentes idiomas?
La mayoría de los cristianos creemos y mantenemos una autentica convicción doctrinal sobre la intervención divina en la protección anticipada y el cuidado de la preservación de la palabra de Dios, la Biblia; otros consideran que en la Biblia no existe enseñanza explicita de que la palabra de Dios haya sido preservada con exactitud y concluyen que la doctrina de la preservación no está basada en una enseñanza bíblica.
No hay más ciego que el que no quiere ver:
Si escudriñamos la Biblia misma, al abrir sus páginas encontraremos que tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento sí existen varios versículos que con diafanidad nos proveen el fundamento y nos instruyen sobre el tema de la preservación de la Biblia, afirmando claramente que la palabra de nuestro amado Dios permanecerá para siempre.
Jehová Dios como su único autor lo prometió a través del salmista David:
“El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos” (Salmo 19:9).
“Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces. Tú, Jehová, los guardarás, De esta generación los preservarás para siempre” (Salmo 12:6-7).
“Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos” (Salmo 119:89).
En Isaías 40:7-8, también claramente se ratifica: “La hierba se seca, y la flor se marchita ... mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”. Y el apóstol Pedro lo menciona al decir: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:23-25).
El mismo Señor Jesucristo nos promete preservar su palabra y lo afirmó enfáticamente diciendo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35; Marcos 13:31).
Jesús lo expresó como un pacto de sal, pacto que tiene su origen en la Biblia y estaba establecido en el pueblo hebreo (Levítico 2:13) es decir es una promesa eterna, considerándose la sal como un símbolo de pureza, preservación, durabilidad y estabilidad, dada la importancia y la solemnidad de las palabras pronunciadas por Jesús.
La lectura de estos versículos nos confirma que siendo Dios el único autor de su palabra, ha protegido celosamente la conservación de las Sagradas Escrituras, las cuales contienen la voluntad de Dios para nuestras vidas. Sin embargo, Satanás a través de los enemigos de Dios y detractores de las Sagradas Escrituras tales como los modernistas, humanistas, ateos, y otros en muchas ocasiones con empeño y perversas persecuciones se han esforzado y tratado de desacreditar, desprestigiar, destruir y exterminar la Biblia o la palabra de Dios, para evitar que el pueblo que mora en tinieblas espirituales llegue al conocimiento de la luz que irradia verdad divina, el mensaje de salvación y vida eterna; y además con el temor de que se lleguen a descubrir las herejías, falsas doctrinas que ellos estaban enseñando por su propia cuenta, sin fundamento en la palabra de Dios. Pero en ningún sitio de la Biblia han podido encontrar errores, contradicciones o discrepancias, la Biblia subsiste perpetuamente.
Los de la tribu de Leví hasta Esdras fueron elegidos por Dios para ejercer el sacerdocio y preservar copias fieles y exactas de las Sagradas Escrituras; y, posteriormente los masoretas fueron los encargados de custodiar y preservar las copias de los manuscritos de la palabra de Dios. Es por esta razón que el texto hebreo preservado puro es designado y conocido como el Texto Masorético; y, el texto griego preservado puro es el llamado Texto Recibido o Receptus.
Salomón, hijo de David, rey de Jerusalén escribió en Eclesiastés 3:14: “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres”.
“Me postraré hacia tu santo templo, Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas” (Salmo 138:2).
La perversión de la Biblia habría comenzado con los mercaderes corruptos que plagiaban la palabra de Dios, como bien lo dijo el apóstol Pablo: “Pues no somos como muchos, que medran (se benefician) falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo” (2 Corintios 2:17).
“La Inspiración, la Revelación y la Preservación de la Palabra de Dios son las tres Doctrinas Bíblicas que nos enseñan cómo el Señor promete guardar inmutable lo que una vez comunicó al hombre, manifestándonos su gloria y amor para con nosotros”—Raúl Reyes Huerta
Moisés, para la preservación de las Sagradas Escrituras, ordenó al pueblo de Dios su lectura: “Cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos. Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais” (Deuteronomio 31:11-13).
La preservación y subsistencia de la Biblia es prueba plena de su origen divino.
¿Estás leyendo tu Biblia, como la Palabra de Dios?
El desconocimiento de la Biblia parece ser una característica del tiempo actual.
Si preguntamos al joven lector, si lee y entiende la Biblia, algunos dirán que no la leen porque no la comprenden y además otros dirán que la Biblia es un libro para ancianos, un anticuado libro de historia que nada tiene que ver con la vida actual.
En tal razón a la Biblia se la considera como un libro sagrado actualmente anticuado, del cual la mayoría de los fieles cristianos dicen que es la palabra de Dios y la deben observar; pero muy pocos la leen, estudian y comprenden.
Es admisible que los que se dicen ser ateos y agnósticos nieguen a Dios y consecuentemente, también nieguen la inspiración divina de la Biblia, pero es inadmisible que algunos teólogos y lideres religiosos duden de la inspiración divina de las Sagradas Escrituras. Existen algunos cristianos que desconocen por completo la Biblia, porque sencillamente no la han leído, se conforman tan solo concurriendo a escuchar los sermones el fin de semana: y han aceptado ciegamente como ciertas las opiniones ajenas que actualmente se enseñan por cuenta propia desde el púlpito y las redes sociales; pero sus biblias permanecen empolvadas en la biblioteca del hogar, como un adorno más. Y, lo más insólito es que hay algunos “predicadores” que desacreditan la Biblia cuyo contenido debe ser el fundamento del mensaje que predican y deben vivirlo.
Al abrir la Biblia para leerla como: ¡La palabra de Dios!, y no por simple curiosidad, estamos abriendo un cofre repleto de las riquezas de la sabiduría de Dios, un manual de instrucciones que nos enseña la forma amena y satisfactoria de vivir una palpitante actualidad delante de Dios, y en su interior no encontramos nada falso o engañoso.
Cuando a través de la lectura de la Biblia estamos bien cimentados en la palabra de Dios, no es tan fácil que seamos engañados por falsas doctrinas humanas, filosofías vanas y huecas sutilezas; así, nosotros mismos nos mantendremos a salvo del engaño y salvaguardaremos a otros corderitos espirituales que pueden estar bajo nuestro cuidado y responsabilidad.
Anhelamos de todo corazón que para usted, mi estimado joven lector, la lectura y estudio de la Biblia, constituya una experiencia maravillosa y de vital importancia, y que con sencillez pueda entender el extraordinario mensaje que Dios tiene para cada uno de nosotros, esto es, llegar al conocimiento del personaje central de la Biblia, el Señor Jesucristo, el cual dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6), pues: “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará” ... “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” ... “Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres” (Salmo 1:1-3; Josué 1:8; Proverbios 3:3-4).
Sería muy bueno que podamos invocar a Dios como lo hizo Habacuc: “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia” (Habacuc 3:2).
Deseo que la lectura de la Biblia sea para ti la máxima experiencia de tu vida, bendiciones.

La existencia de Dios

D.E. Rule
“Estad siempre preparados para presentar defensa” (1 Pedro 3:15).
Es muy común para estudiantes y otros que reciban cuestionamientos acerca de su fe. Uno que puede llegar hasta el punto de ser una agresión es respecto de la existencia de Dios. Los que por la misericordia y gracia de Dios tenemos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, y a Dios como nuestro Padre, recibimos el testimonio de la Palabra de Dios. Aceptamos la revelación de su existencia y de la creación hecha por el Hijo Eterno de Dios, el Creador, presentada tan claramente en la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día” (Genesis 1:1- 5). ¡Esto es revelación!
El problema es que hay muchos que no aceptan las verdades por revelación: Niegan la autoridad de la Palabra de Dios. Pero las pruebas de la existencia de Dios no se limitan a la revelación; sino que se puede ver muchas pruebas por observación. Es un testimonio que alcanza hasta a quienes no tienen acceso a la Biblia; y a los que la tienen, pero no la aceptan: “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1:19-23). ¡Nadie puede esconderse de este testimonio!
Nosotros, como creyentes en el Señor Jesucristo debemos estar listos para presentar la defensa de nuestra fe por medio de observaciones, no solamente por revelaciones. Debemos estar listos para la defensa de la fe contra los argumentos de cualquier persona: “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo” (1 Pedro 3:14-16). Es una oportunidad y responsabilidad para hermanos y hermanas en Cristo. Es una oportunidad para que las mujeres respondan a los hombres. Sócrates, el filósofo, dijo que “sigue el argumento adonde te guía”. Pablo escribió a Timoteo, un creyente relativamente joven: “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:24-26). Pero nuestro anhelo también debería ser cual lo menciona 2 Pedro 3:9: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.
Antes de ver evidencias, vale considerar la palabra tiempo. Muchos dicen que las cosas que observamos pueden ser explicadas por el paso del tiempo. El tiempo mide el progreso, pero no es un proceso en sí.
Evidencia N.º 1: La Ley de Causa y Efecto
El universo tiene que tener una causa. Para cada efecto material que vemos como las estrellas hay una causa anterior y simultánea con el efecto que es mayor. Por ejemplo, el Big Bang dice que todo el universo tuvo su inicio en una concentración casi infinita de materia y temperatura que explotó y formó los cuerpos celestiales. Pero esto nos lleva a la pregunta: ¿Cuál fue la causa que produjo esta materia y su explosión? Esto no es ciencia. Es algo que está por encima de lo natural. La única cosa que no tiene causa es aquello que es eterno, que es el origen de los efectos sin tener una causa en sí misma. Dios es Eterno en la trinidad, la Deidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
Muchas personas responden: “Entonces, ¿qué o quién hizo a Dios?”. Si Dios fuese un ser creado, no sería Dios. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3). La creación tiene un inicio. Dios no. Él es Eterno. Aunque esto va más allá de nuestra comprensión, debemos quedar maravillados.
Consideremos las galaxias y las estrellas:
1.  Se estima que el número de galaxias en el universo es aproximadamente 2.000.000.000.000.
2.  Se estima que el número aproximado de la población del mundo es 8.000.000.000 personas.
3.  Esto quiere decir que al menos hay 250 galaxias por persona.
4.  El planeta Tierra está en la galaxia de la Vía Láctea. Esta galaxia tiene al menos 100.000.000.000 de estrellas.
5.  Entonces, en el universo conocido, hay al menos 25.000.000.000.000 de estrellas por persona.
Si alguien trata de decir que esto apareció de la nada, su argumento no tiene base en la ciencia, ni por la observación.
Las explosiones no dan lugar al orden ni a la diferenciación. El calor y la luz del sol que nos llega al planeta Tierra viene del proceso de la fusión de átomos de hidrogeno que producen helio. Felizmente, no es una reacción radioactiva que nos afecte en una forma fuerte y fatal, en fin. A la vez, cuando los volcanes erupcionan, es el resultado del calentamiento bajo la superficie de la tierra producido por actividad radioactiva. Estamos protegidos por la corteza terrestre.
Las explosiones no producen esferas redondas como el planeta Tierra con capas distintas. Las explosiones no producen galaxias en forma de espirales con brazos. Las explosiones no producen todos los átomos de la tabla periódica en su orden perfecto.
Tabla periódica
Estas son solamente algunas de las inquietudes para los que tratan de explicar el origen y el orden del universo con un Big Bang. Aun el universo mismo no apareció de la nada.
Entonces, se puede hacer la pregunta: ¿De dónde apareció la materia en el universo y cómo fue ordenada en una forma tan maravillosa sin una causa externa?
Evidencia N.º 2: Diseño Inteligente
Un diseño demanda un diseñador. Las explosiones no son diseñadoras. No hay algo como una célula simple. Dependiendo del tipo de célula, hay de 12 a 15 orgánulos (organelos). La membrana de una célula está compuesta de lípidos y proteínas. En la pared de una célula de plantas hay microfibras de celulosa. Todo está dirigido por el núcleo con su ADN. Ningún laboratorio ha podido elaborar una membrana ni han podido poner orgánulos dentro. Para su función se requiere que todos los procesos estén presentes y coordinados. Nunca vemos algo mucho más sencillo como un auto y decimos que no tenía un diseñador. ¿Cómo, entonces, vamos a decir que las cosas orgánicas en el universo no tienen un diseñador?
Vemos interacciones entre organismos. Vemos la coordinación entre la estructura de organismos y sus funciones. Todo apunta a un diseñador, y por esto se puede hacer la pregunta: ¿Acaso no señalan la vida y el universo a un diseño inteligente? Replantear la pregunta es muy ambigua. Pero ¿qué otra explicación hay?
Evidencia N.º 3: La Ley de la Biogénesis
La ley de la biogénesis dice que la vida viene de vida prexistente. En el laboratorio podemos sintetizar compuestos como ácidos amínicos, pero esto no crea vida. No hay un solo caso de un laboratorio que haya convertido materia inorgánica a un organismo.
Los organismos son increíblemente complejos. Ya notamos la complejidad de una sola célula y que no hay vida simple. Consideremos el ser humano. Un adulto puede tener más de 30.000.000.000.000 de células. El ADN en cada célula tiene unos 6.000.000.000 de pares de ácidos nucleicos. Hay muchas personas que programan computadoras. Nadie está programando ADN para programar un organismo. Podemos separar los genes del ADN e insertarlos en otro ADN con técnicas como Crispr Cas, pero esto no quiere decir que alguien está creando nuevos genes que funcionen.
Solamente las fibras de los nervios en el cerebro humano tienen un largo de aproximadamente 500.000 km, una distancia más lejana de la que hay del planeta Tierra al Sol. Los vasos sanguíneos tienen una extensión en el cuerpo humano de unos 100.000 km, distancia que puede dar más de dos veces la vuelta alrededor del mundo en la línea equinoccial.
Entonces, se puede hacer la pregunta: ¿Si la vida podía formarse por sí misma, por qué los científicos no han podido hacer una sola célula bajo condiciones controladas en un laboratorio y teniendo los componentes?
Evidencia N.º 4: Base de Moralidad
Las leyes morales demandan que exista alguien que da la base para la moralidad. Si no hay quien determine la base de valores morales objetivos. Si uno niega la existencia de Dios y dice que estamos aquí como producto de la evolución, entonces qué autoridad tiene una colección de moléculas sobre otra colección de moléculas. Sin Dios, ¿quién puede calificar a otra persona como correcta e incorrecta?
Entonces, bien podría hacerse la pregunta: ¿Qué da a una colección de moléculas que se formaron por el azar autoridad sobre otra colección de moléculas?
Evidencia N.º 5: Razonamiento y Leyes de la Razón
El razonamiento y los sentimientos no tienen una explicación naturalista y humanista. No podemos explicar la capacidad de pensar y amar por nuestro ADN. El ser humano no solamente tiene su cuerpo que es físico, sino también tiene un alma y un espíritu que no son visibles. Una planta tiene mecanismos increíbles para sobrevivir, crecer y responder a su ambiente. Un animal tiene la capacidad de pensar y tomar decisiones.
Entonces, la pregunta que puede hacerse es: ¿Qué da a una colección de moléculas formada al azar la capacidad de pensar, amar, y razonar?
En resumen, podemos examinar las evidencias, pero no tener temor de las evidencias. Toda evidencia verdadera siempre nos vuelve a Dios. No hay que añadir a la Biblia lo que no está allí. Por ejemplo, hay un espacio entre Genesis 1:1 y 1:3. Genesis 1:1 es en el principio, no el primer día de la semana de la creación actual. La Biblia nunca dice que el universo es joven como algunos enseñan, algo que está en conflicto con la buena ciencia.
Otro cuestionamiento es cómo responder al problema del dolor y el sufrimiento en la creación, incluyéndonos a nosotros los seres humanos. Consideremos los siguientes puntos:
1.  Algunos ateos dicen que el mundo es exactamente como se podría esperar si no hay ni maldad, ni bien, ni justicia.
2.  Pero ¿cómo se puede tener un concepto del bien y del mal sin Dios?
3.  La idea de los ateos no quita el sufrimiento. Pero qué de la esperanza que podemos tener en los sufrimientos.
4.  Las personas dicen que Dios pudo haber hecho un mundo sin dolor y sufrimiento. Los robots no sufren de estas cosas. A la vez, los robots no tienen amor y tampoco sentimientos.
5.  Las personas tienen la capacidad de escoger en cuanto a las relaciones naturales. Este es el entorno que nos permite tener acciones negativas también. Pero Dios no es la fuente del pecado y sus consecuencias.
6.  Como Dios encarnado, el Señor Jesucristo vino al mundo y trató en una forma eterna con el problema del dolor del ser humano y su sufrimiento, pagando el último precio para proveer una alternativa eterna.
7.  John Lennox, un creyente y profesor famoso de Matemáticas de la Universidad de Oxford en Inglaterra, dijo que Dios es un “Dios de compensación”. Su forma de compensar es que provee una alternativa a las consecuencias del pecado por medio de la obra consumada de su Hijo, el Hijo de Dios, en la cruz del Calvario.
El inconveniente está en no ver el problema junto con la causa y la solución en Cristo.
Recordamos que donde está obrando el Espíritu Santo, la observación verídica siempre guía a volver a aceptar la revelación divina. “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar” (Deuteronomio 30:15-20).
Siempre debemos orar y servir, pues la obra en los corazones no es nuestra. Nuestra obra es estar siempre preparados para mostrar defensa sobre nuestra esperanza que es en Cristo.

Israel y la Iglesia

R. Thonney
1.  ¿Es la iglesia una extensión de Israel? O,
2.  ¿Son dos pueblos completamente distintos?
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15, RVR1909).
Al leer la Palabra de Dios es importante distinguir a quién Dios está hablando. Desde el Antiguo Testamento tenemos que la promesa de Dios a Abraham era que sus descendientes iban a ser bendecidos “como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar” (Génesis 22:17). Aunque en el Antiguo Testamento tenemos la bendición a Abraham; sin embargo, no se limita a la bendición terrenal para los descendientes de Abraham. Hubo también otros pueblos que conocieron a Dios y fueron bendecidos. Job era de un pueblo que existió probablemente en la misma época que Abraham, y él y sus amigos conocieron mucho del Dios verdadero y fueron bendecidos. También los magos que vinieron cuando nació nuestro Señor Jesucristo y le adoraron, seguramente tenían algo del conocimiento del Dios verdadero. Tampoco eran del pueblo de Israel. Así que sí es necesario distinguir. Aunque toda la Palabra de Dios fue escrita para nosotros y debemos leerla completamente; no obstante, no todo fue escrito respecto a nosotros. Los principios morales de la Palabra de Dios son los mismos en todo tiempo; sin embargo, es necesario distinguir dónde están las diferencias. En 1 Corintios 10:32 leemos: “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la Iglesia de Dios”. A Israel se le mandó que destruya a sus enemigos en el Antiguo Testamento, pero el Señor Jesús mandó amar a nuestros enemigos en Mateo 5:44. Esto muestra la clara necesidad de distinguir a quiénes está hablando la Palabra en todo lugar.
Quisiéramos considerar algunos puntos en que la Palabra de Dios enseña claramente la diferencia entre Israel y la Iglesia. Israel siempre es visto como un pueblo terrenal y la Iglesia es un pueblo celestial. En el Antiguo Testamento tenemos la mayor parte respecto a Israel: desde Abraham y sus hijos en adelante. En el Nuevo Testamento tenemos que al apóstol Pablo le fue revelado: “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos” (Colosenses 1:26). Y en Efesios 3:3-6 (RVR-1909) añade: “A saber, que por revelación me fue declarado el misterio, como antes he escrito en breve; leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi inteligencia en el misterio de Cristo: el cual misterio en los otros siglos no se dio a conocer a los hijos de los hombres como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas en el Espíritu: Que los gentiles sean juntamente herederos, e incorporados, y consortes de su promesa en Cristo por el evangelio”.
Debemos aclarar que Israel es una nación que Dios escogió en Abraham. ¡Pero hay otras naciones! Sin embargo, la Iglesia está compuesta por muchas naciones, incluyendo a Israel: Todos aquellos que por la fe reciban a Cristo como su Salvador personal, por el Espíritu Santo son unidos en un solo cuerpo que es la Iglesia.
Tomaremos siete puntos en los que se nota diferencias claras entre Israel y la Iglesia.
1. La Bendición
Israel: Para ellos es terrenal y material: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar” (Deuteronomio 28:1-4).
La Iglesia: Para ella es espiritual y en lugares celestiales. Efesios 1:3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.
Así que las cosas materiales no son la bendición para la Iglesia. Dios nos presta, como también nos puede quitar nuestros bienes materiales. Tan solo los administramos entre tanto que están en nuestro poder, y daremos cuenta a Dios en el tribunal de Cristo sobre cómo los hemos utilizado. Pablo pudo decir que había perdido todo en cuanto a las cosas materiales; sin embargo es imposible perder nuestras bendiciones espirituales porque las tenemos en Cristo. Se puede perder el gozo de ello por no andar en obediencia, pero la bendición nunca se pierde. Israel en cambio perdió sus bendiciones materiales por no andar en obediencia a la ley.
2. La Ley
Israel: Le fue dada la ley de Moisés para que la guarde. Su bendición dependía de ponerla por obra. Aun cuando había pecado, Dios también proveyó sacrificios mediante los cuales podía continuar en relación con Él: “Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10).
La Iglesia: Claramente dice: “no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14). El creyente está “muerto a la ley”; ahora “estamos libres de la ley ... de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:4,6).
3. El Sábado
Israel: Leamos Éxodo 31:13-18 (RVR-1909): “Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados: porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el sábado, porque santo es a vosotros: el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella alma será cortada de en medio de sus pueblos. Seis días se hará obra, mas el día séptimo es sábado de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que hiciere obra el día del sábado, morirá ciertamente. Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus edades por pacto perpetuo: Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó. Y dio a Moisés, como acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios”. El sábado siempre fue una señal entre Dios y los hijos de Israel.
La Iglesia: Cristo resucitó el primer día de la semana para mostrar que era el principio de una nueva era. En Cristo todo es hecho nuevo. 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. No hay reglas establecidas acerca de cuándo nos tenemos que congregar; sin embargo, las Escrituras muestran que: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan” (Hechos 20:7). Realmente para el creyente en Cristo ahora todos los días son para glorificar a nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
4. La Adoración
Israel: La adoración fue expresada a Dios con instrumentos musicales. “Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya” (Salmo 150:3- 6). Era lo que le correspondía a un pueblo terrenal en su adoración a Dios.
La Iglesia: Nunca se menciona el uso de instrumentos musicales para la adoración en el Nuevo Testamento. Más bien nuestra adoración es en “espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Ahora los instrumentos mencionados son “vuestros corazones” (Efesios 5:19) y los “labios” (Hebreos 13:15). Pues no ofrecemos una alabanza para agradar a nuestros oídos, sino para que sea nuestro Dios quien la oiga.
5. El Templo
Israel: Tuvo un templo majestuoso, construido al nombre de Jehová, hecho con piedras labradas, cubierto de oro y piedras preciosas. Allí moraba la gloria de Dios cuando Salomón acabó su construcción: “la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová” (1 Reyes 8:11; 2 Crónicas 5:14).
La Iglesia: Es una casa espiritual. Somos el templo de Dios las 24 horas del día, los 7 días de la semana; nunca dejamos de serlo. Dios, el Espíritu Santo, mora en nuestros cuerpos en forma individual (1 Corintios 6:19) y también en forma colectiva (1 Corintios 3:16). Es maravilloso considerar el hecho que Dios el Espíritu Santo está en nosotros para guiarnos en lo individual; pero también cuando nos congregamos de manera colectiva para guiarnos en la adoración, la oración y el ministerio de la Palabra de Dios según la necesidad.
6. El Sacerdocio
Israel: Tenía un sacerdocio separado. La tribu de Leví fue escogida para el servicio a Jehová (Números 1:47- 50). De esta tribu, solo una familia fue separada para poder entrar al lugar santo en el tabernáculo y en el templo. De esta familia, solo una persona podía entrar en el lugar santísimo: Aarón, el sumo sacerdote, y esto solo una vez al año con sangre: “dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo” (Hebreos 9:8).
La Iglesia: Cada creyente es sacerdote: “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:5). Sean hombres o mujeres, cada creyente puede ofrecer “sacrificio de alabanza” a Dios (Hebreos 13:15).
7. El Destino
Israel: Aunque al momento Dios no está obrando con la nación de Israel en la forma como lo hizo antes; sin embargo, llegará el momento cuando de nuevo va a establecer a Israel como una nación para bendición de todo el mundo: “Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo” (Amós 9:14-15).
La Iglesia: Su destino es estar con Cristo en la casa del Padre en el cielo para siempre: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tesalonicenses 4:16-18).
El ver las tan grandes diferencias entre Israel y la Iglesia nos muestra la importancia de no dejarse confundir con la enseñanza de que son lo mismo y que la Iglesia es solo una extensión de Israel. Aunque Israel tiene un lugar muy importante en los pensamientos de Dios y va a ser restaurado de nuevo como cabeza de las naciones, es de suma importancia reconocer que Dios está obrando en la época presente al llamar a las almas al arrepentimiento y para que por la fe en Cristo formen un pueblo celestial: para que sean la esposa del Cordero en el día de gloria. ¡Qué privilegio ser parte de este pueblo en el día presente!

Violencia e inseguridad

W. Carrion
Si hoy en día hay algo que la gente necesita escuchar son las ¡Buenas nuevas! Algo que infunda paz, esperanza y seguridad.
Como nunca antes, nuestra sociedad está preocupada por el terrible crecimiento de la violencia en general, el crimen organizado y la corrupción imperante en nuestros días.
Para conceptualizar la violencia podemos decir que es la vivencia de una situación anómala, que vulnera las normas del buen convivir social en el diario vivir del ser humano.
Todos los seres humanos hemos sido creados por Dios para autorrealizarnos, esto es para vivir en paz consigo mismo, en comunión con nuestros semejantes y mantener una buena relación con Dios, esto sería dar el valor infinito a la vida humana.
La violencia en sus diversas expresiones es el resultado de la rebeldía de los hombres contra Dios.
Una forma de fomentar la violencia es a través de las redes sociales, que en su mayor parte sus contenidos son obscenos e inmorales, y son inclusive la causa de varios delitos que se cometen a diario: muchas jovencitas contactadas a través del internet han sido engañadas y violadas, muchas de ellas son sometidas a la trata de blancas.
Qué diremos del vicio del alcoholismo y el cigarrillo, que la juventud lo practica al salir de los colegios y universidades, lo cual actualmente se ha vuelto muy común, sin que los padres digan algo sobre el tema.
Las mafias de narcotraficantes están reclutando niños y jóvenes para capacitarles como gatilleros para que ejerzan el sicariato.
El Presidente reelecto de Francia, Enmanuel Macron, después de una votación que le fue favorable expresó un discurso que sintetiza lo que está pasando en varios países alrededor del mundo, por la influencia de políticos de izquierda que no toman en cuenta a Dios:
“Hoy hemos derrotado la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas. De esos que el pensamiento único es el del que todo lo sabe, y que condena la política mientras la práctica. Desde hoy no permitiremos mercantilizar un mundo en el que no quede lugar para la cultura:
Desde 1968 no se podía hablar de moral.
Nos impusieron el relativismo: la idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes.
Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente. Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habían terminado, que no había nada sagrado, nada admirable. El slogan era VIVIR SIN OBLIGACIONES Y GOZAR SIN TRABAS ... [¿el sumag kawsai francés?]
Quisieron terminar con la escuela de excelencia y del civismo. Asesinaron los escrúpulos y la ética. Una izquierda hipócrita que permitía indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor.
Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Hay que rehabilitar la cultura del trabajo.
Dejaron sin poder a las fuerzas del orden y crearon una frase: se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud: los vándalos son buenos y la policía es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente.
Defienden los servicios públicos, pero jamás usan transporte colectivo. Aman mucho a la escuela pública, pero mandan a sus hijos a colegios privados. Adoran la periferia, pero jamás viven en ella. Firman peticiones cuando se expulsa a algún invasor, pero no aceptan que se instalen en su casa.
Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo y que atizan el odio a la familia, a la sociedad y a la república. Y con el mayor descaro se lucran de los bienes del Estado, y montan hasta negocios con el dinero mal habido a la vista de todos de la manera más cínica.
Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos. Estos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores.”
- Emmanuel Macron, Presidente electo de Francia.
Pero todo esto no nos debe asombrar, al principio de la humanidad en el jardín del Edén, Eva fue engañada por Satanás, a través de la serpiente que le dijo: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Genesis 3:4-5).
Satanás engañó a Eva cambiando lo que Dios le dijo a Adán: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17). Es importantísimo que personalmente leamos la palabra de Dios para comprobar lo que Dios nos enseña a través de las Escrituras, cual hicieron los de Berea (Hechos 17:11).
Luego tenemos el caso de los hermanos Caín y Abel, Caín mató a su hermano Abel por envidia, motivado por raíces de amargura que guardó en su corazón (Génesis 4:3-8).
En Génesis 6:5-7 podemos leer: Que la maldad del hombre va en aumento a tal punto que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal, por lo cual le dolió a Dios el haberlos creado.
En Genesis 7 hallamos que Dios es Juez justo y verdadero: Envió el Diluvio, no sin antes haber anunciado por medio de Noé, que se arrepientan porque el castigo divino estaba por venir. Pero no hicieron caso al mensaje de Dios, y como consecuencia murió todo ser viviente que vivía sobre la faz de la tierra, a excepción de Noé y todos los que con él estaban dentro del arca.
En Romanos 1:18-32 el apóstol Pablo: También nos da un resumen de la maldad del hombre y las consecuencias de su rebeldía contra Dios: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias” (versículo 21).
Seamos más conscientes de que vivimos en un momento social y cultural que aporta tremendamente a la decadencia de la fe cristiana.
El problema gravísimo es que vivimos en un mundo en el cual no se incentiva enmendar los problemas, y más bien se nos inculca a convivir con ellos, en tal razón debemos pedir a Dios que examine y limpie nuestros corazones e inflame nuestras almas con amor, lealtad, y convicción para estar dispuestos a actuar para rescatar al que está perdido y muriendo en esa condición.
La humanidad está en busca de diferentes soluciones para sus problemas, en vez de buscar la solución correcta.
Pensando en los cambios ocasionados en varios países durante las últimas décadas debemos clamar a Dios en oración, escudriñar y meditar en su palabra; para un mejor acercamiento a Dios, no es suficiente conocer la Biblia, sino analizar o examinar nuestros corazones, el arrepentimiento es el camino para salir al despertamiento de la verdadera hermandad cristiana.
Tenemos una preciosa promesa de parte de Dios: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (Isaías 26:3-4). ¿Cuál es el pensamiento con el que Dios quiere que nos ocupemos?: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:4-8).
Ciertamente hay una sola esperanza de seguridad para este mundo afligido y en crisis: es el Cristo crucificado y resucitado al aceptarlo como nuestro Salvador.
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13-14).

Ciudadanos del cielo: Embajadores de Cristo

D.E. Rule
Un creyente verdadero en Jesucristo como su Señor y Salvador tiene doble nacionalidad: La nacionalidad de su país de nacimiento o en algunos casos en su lugar de residencia donde se ha nacionalizado. A la vez, tiene la ciudadanía celestial: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20). Si no están en conflicto con la Palabra de Dios, debemos respetar las leyes y normas del país de nuestra ciudadanía terrenal. Hay hermanos y hermanas que viven en países donde por obedecer a Dios antes que a los hombres sufren las consecuencias de haberse convertido al Señor Jesucristo: leen la Biblia, comparten el evangelio, se congregan y otras actividades que en algunos lugares están prohibidas. Como cuando: “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Nuestra ciudadanía celestial comúnmente no es reconocida en el mundo, pero es nuestra ciudadanía principal. Esto se debe reflejar en nuestro diario vivir.
Es importante reconocer cómo debemos reflejar esta ciudadanía y qué puesto se nos ha asignado como ciudadanos del cielo. Se calcula que hay 195 países en el mundo en este momento. Cada país puede tener máximo un(a) embajador(a) para que le represente ante cualquier otro país: Es una función muy especial. ¿Has considerado que tú también eres un(a) embajador(a) que representas una patria mucho más importante que cualquier país terrenal? “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:17-20).
Entre los creyentes hay la tendencia de pensar que estamos aquí para mejorar este mundo. Muchas veces esto se convierte en una práctica de meterse en la política de este mundo. Si analizamos lo que hace un embajador, reconocemos que está como extranjero en otro país, al tanto de la situación, pero no puede participar en la política. No procura ocupar un puesto, ni participa en las campañas políticas. Está allí para representar a su patria. Estamos aquí con un mensaje de reconciliación con Dios por medio del evangelio, como representantes del cielo.
En el famoso naufragio del Titanic, cuando se estaba hundiendo en el mar, la necesidad primordial no era arreglar las sillas, sino ayudar a los pasajeros a subirse a las lanchas salvavidas. Tratar de mejorar este mundo sin un cambio en el corazón, lo cual solo se produce por el evangelio de Jesucristo, tiene su utilidad y resultados a corto plazo, pero no para la vida eterna.
Para entender el corazón de nuestro Señor, leamos 2 Pedro 3:9: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Hay más de tres mil millones de habitantes en el planeta que nunca han escuchado el evangelio; y hay más de mil millones que nunca han escuchado el nombre del Señor Jesucristo. Todos mantenemos contacto con personas que no conocen a Jesucristo como su Señor y Salvador.
Justo cuando estaba escribiendo esto, recibí por WhatsApp este mensaje:
“Hola amigos y hermanos quería pedirles ayuda en oración.
Por favor interceda por mi hijo mayor. Mi primogénito en un accidente acaba de ser impactado en su motocicleta.
Me acaban de notificar que tiene tres costillas rotas, y porque no podía respirar los médicos le han realizado una perforación para entubarlo; tiene hemorragia interna. Mi hijo de nombre Abel Josías está muy grave, ténganlo en sus oraciones. Gracias”.
Tantas veces he dicho: “Cuando llega el momento de morir, hay que estar seguro de que no se tenga que hacer nada más que morir”. No sabemos lo que va a traer el día para nosotros o para otros; pero lo que sí sabemos es que hay que estar listos.
Dios nos ha dejado aquí para ser Sus portavoces: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:8-15).
La Palabra de Dios usada por el Espíritu Santo es lo que produce en un corazón la salvación. Nosotros no obramos en los corazones, pero sí somos los que debemos llevar el mensaje de reconciliación con Dios.
“La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2).
¡Manos a la obra!

Dispensaciones y pactos

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15, RVR-1909).
Bajo la ley: Éxodo 21:23-25
Bajo la gracia: Mateo 5:38-39
Tres grupos: Los judíos, los gentiles, y la Iglesia de Dios (1 Corintios 10:32).
Los principios morales no cambian: No estamos bajo los diez mandamientos; pero los principios no han cambiado.
Dispensación: La forma cómo Dios trata con las personas durante un período en la historia: Son como administraciones. En Efesios 1:10 hallamos un asunto de suprema importancia para toda la Biblia: “de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Efesios 1:10).
Pacto: Una promesa, un acuerdo como un contrato que Dios anuncia a su pueblo. Puede ser condicional o incondicional. Es importante ver a quién está dirigido: “Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas” (Romanos 9:3-4).
Primera dispensación: Inocencia
Desde la creación de Adán y Eva hasta su caída en pecado (Genesis 1:28).
Pacto Edénico: Dios le dio a la humanidad, todavía en inocencia, la responsabilidad de multiplicarse, poblar y sojuzgar la tierra (Génesis 1:28-30).
Terminó cuando desobedecieron al comer del árbol del conocimiento de bien y del mal (Génesis 2:16-17).
Segunda dispensación: Conciencia (responsabilidad moral) (Génesis 3:7)
Desde la caída en pecado hasta el diluvio.
Pacto Adánico: Pacto que prometió enemistad, dolor, autoridad en el hogar, y una maldición sobre la tierra (Génesis 3:14-19). El pacto del sudor y las malas hierbas.
Tercera dispensación: Gobierno humano
Dios concedió al ser humano el permiso para gobernar: Es lo que le da autoridad, pues no somos una colección de moléculas al azar, e incluyó la pena de muerte (Génesis 8:17-18; 9:6).
Desde el fin del diluvio hasta el llamado a Abraham.
Pacto con Noé: Cuatro cosas:
1.  No maldecirá la tierra de nuevo.
2.  No destruirá la tierra de nuevo con un diluvio (el arco iris).
3.  Normaliza el tiempo y las estaciones.
4.  Podían comer carne pero no sangre.
Promesas incondicionales: (Génesis 8:20-9:19).
Cuarta dispensación: La Promesa
La bendición a Abraham y a sus descendientes como padre de la fe. Desde el llamado a Abraham hasta que fue dada la ley (Génesis 12:1-3).
Pacto Abrahámico: Un pacto incondicional de hacerle padre de naciones y en el futuro extender Israel hasta el río Éufrates (Génesis 17:3-7; 12:1-3; 13:13-16; 15:1-8,18; 18:1-8).
La justicia siempre ha venido por la fe, no por las obras: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6).
Quinta dispensación: La Ley
Los hijos de Israel pidieron la ley y prometieron cumplirla, pero fracasaron por completo. La ley es como un espejo: Nos muestra lo que somos, pero no nos limpia. Se toca temas como el sacerdocio, la música, el sábado, etc. Pero la ley y la gracia no se pueden mezclar, así como el agua y el aceite (Éxodo 19:3,7-8; Éxodo 20-31). Desde que fue dada la ley hasta el día de Pentecostés.
Pacto Mosaico: Un pacto condicional que incluye los diez mandamientos y otras leyes. Puede producir convicción de pecado y fracaso, pero no salvación (Éxodo 19:5; 20:1-17).
Pacto Palestino: Promesas futuras para Israel (Deuteronomio 30:9-10); pero advertencias sobre lo que va a ocurrir antes (Deuteronomio 30:1-8). Israel en el futuro va a ocupar toda la tierra prometida a Abraham (Génesis 15:18-21).
Pacto Davídico: Pacto incondicional porque no depende de la obediencia o virtudes de David. Cristo es el heredero legal del trono de David: Pero vino del linaje de Natán, no de Salomón. Cristo va a reinar por 1000 años en su reino y después por toda la eternidad (2 Samuel 7:5-19; Mateo 1:6,16; Lucas 3:23,31-32).
Pacto Salomónico: Incluyó la promesa de la construcción del primer templo. Es un pacto incondicional en su cumplimiento eterno pero condicional en relación a los descendientes de Salomón. Dios cumplió, pero sus descendientes no cumplieron (2 Samuel 7:12-15; 1 Reyes 8:3-5; 2 Crónicas 7:11-22; Jeremías 22:28-30)
Sexta dispensación: La gracia (el misterio)
Es cuando la novia de Cristo se está conformando. Lo cual fue un misterio en el Antiguo Testamento respecto a Cristo, la iglesia, la esperanza celestial y otras cosas que han sido reveladas. Desde el día de Pentecostés hasta el arrebatamiento. No hay pactos condicionales vigentes durante esta dispensación (Hechos 2:1, Efesios 3:8-12).
Ahora estamos en el reino del cielo, porque el Rey legítimo fue rechazado y está reinando desde el cielo sobre quienes reconocemos su autoridad.
Séptima dispensación: El Reino (el Milenio)
El reino de mil años de Cristo (Efesios 1:9-10, Apocalipsis 20:4).
El Nuevo Pacto: Un pacto incondicional y futuro con la casa de Israel y la casa de Judá: No es con nosotros, pero compartimos algunas de aquellas bendiciones (Ezequiel 36:25-27; Jeremías 31:31-37; Hebreos 8:6-12).
La Iglesia: Somos un pueblo celestial, tenemos una relación con Cristo como su futura esposa y somos parte de su cuerpo: No una relación del pacto. Compartimos algunas de aquellas bendiciones del Nuevo pacto: (Lucas 22:20; 1 Corintios 11:25; 2 Corintios 3:5-6).

La mies es mucha: Ucrania

D.E. Rule
“Jesús ... dijo a Sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a Su mies” (Mateo 9:35,37-38).
Ya son dos años y medio desde que Rusia invadió Ucrania. Fue el inicio de una guerra no provocada y es evidente que los ucranianos no deseaban estar bajo el dominio de los rusos. Hasta ahora ha sido una guerra que ha costado la vida de cientos de miles de personas entre soldados y civiles. Los soldados rusos que perdieron sus vidas han sido la mayor parte. ¡Qué horrible para quienes van a la eternidad sin Cristo como su Salvador!
La cabeza de los ortodoxos rusos, Vladímir Mijáilovich Gundiáyev, ha proclamado cosas muy falsas en su apoyo a la invasión. Ha dicho que los soldados rusos que mueren en la guerra van como mártires directamente al cielo. Ha dicho que algunos han resucitado de entre los muertos. ¡Qué proclamaciones tan contrarias a la verdad de la Palabra de Dios! Además de esto, los rusos han destruido o se han apoderado de más de seiscientos lugares para reuniones donde las personas se congregaban para leer la Biblia. Han matado a cientos de líderes de estas congregaciones y han destruido más de dos millones de casas.
El otro lado del conflicto es que muchas de las congregaciones en Ucrania en donde se proclama la Biblia han crecido bastante. Cuando las personas están viviendo bajo la amenaza continua de la muerte están más dispuestas a pensar en la eternidad y la necesidad de estar listos. Entre los más de diez millones de refugiados, incluyendo los que han huido dentro del país y los que han salido a otros países, hay al menos cinco millones de niños y jóvenes. ¡Qué importante que sean alcanzados con las buenas nuevas de salvación! Hay mucha necesidad de comida y agua también.
Podemos orar por la bendición espiritual de cada uno y por la protección de los ataques físicos y de las falsas enseñanzas. Hay que orar para que los que están en lugares de autoridad tengan sabiduría y para que gobiernen en el temor de Dios.