Es imposible mirar Números tan superficialmente sin sentir la diferencia de la atmósfera de la de Levítico. Y esto es tanto más sorprendente porque un creyente no puede dudar justamente de que ambos fueron la producción del mismo autor inspirado. Por lo tanto, nada ilustra más claramente la forma y la medida en que el objeto de Dios da el tono al libro en el que Él está comunicando Su mente a Su pueblo; porque aunque hay suficiente para mostrar la misma mano humana que Él empleó, la plenitud de la sabiduría divina es igualmente manifiesta, como también las formas especiales que creyó conveniente adoptar con el propósito de imponer la verdad en nuestras mentes descuidadas.
Ahora, el objetivo específico de Números es establecer los viajes de Israel a través del desierto, y esto típicamente como es habitual en las Escrituras. Ya no es acceso a Dios. Esto lo hemos visto en Levítico, donde el tabernáculo estaba en primer plano, fuera del cual Jehová hizo que Sus comunicaciones fueran dadas a Moisés, así como a Aarón, o incluso al pueblo a través de Moisés.
En el libro de Números, el Espíritu de Dios tiene el desierto delante de Él, en lugar del santuario. Encontraremos, por supuesto, el santuario, pero la cuestión aquí no es acercarse a Dios en la medida en que esto podría ser entonces, sino del caminar del pueblo de Dios en la tierra. Digo la tierra, porque no siempre pone delante de nosotros la tierra como es ahora, un desierto, sino la tierra como será cuando el Señor Jesús tome el reino. Encontraremos la importancia de esta observación antes de haber terminado con el libro de Números. Sin embargo, está en todas partes la tierra como la escena por la cual pasan los redimidos del Señor.
Por lo tanto, lo primero que se nos presenta es que ahora debemos mirar y aprender las variadas pruebas por las cuales Israel estaba a punto de ser probado, donde los enemigos ocasionales los encontraron, donde siempre hubo peligros y dificultades, donde la gente podría y como sabemos manifestar su falta de dependencia de Dios, incluso hasta el punto de un pecado rebelde, flagrante y fatal contra Él.