Sansón comenzó una trayectoria descendente cuando era joven, lo que eventualmente le llevó a la caída. Las tres mujeres en su vida marcan tres etapas en la pérdida de su nazareato. La primera mujer agradó a sus ojos, la segunda satisfizo sus deseos carnales, y la tercera sacó a relucir el orgullo de su corazón, que lo engañó. Estas tres cosas son los principios fundamentales sobre los que funciona el mundo. “Todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne y la concupiscencia de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:1616For all that is in the world, the lust of the flesh, and the lust of the eyes, and the pride of life, is not of the Father, but is of the world. (1 John 2:16)).
¡Dice que Sansón “amó” a estas Filisteas, pero nunca dice que amó al Señor! Aún más, no encontramos en el registro divino una palabra de arrepentimiento de parte de Sansón por todos los males y posiciones falsas en las que estuvo. Es por eso que continuamente iba en la dirección equivocada.
Sus hazañas eran interesantes y fueron espectaculares despliegues de fuerza, pero no llegaban a ser más que pequeñas victorias sobre sus enemigos. Eran más perturbaciones que liberaciones. No se comparaban en nada con las hazañas de los jueces anteriores de Israel, que, en una sola batalla, mataban a miles de sus enemigos y la tierra reposaba durante muchos años. Lograban esto sometiéndose a la voluntad de Dios —algo que Sansón no aprendió hasta el final de su vida—. Su problema era que quería servir al Señor a su manera, en vez de hacerlo de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios, y por eso, Dios no se podía identificar plenamente con él en sus hazañas, a pesar de que tenía fe.
En sus últimos actos (con excepción del último) lo vemos reducido a entretener al enemigo con demostraciones de fuerza, en lugar de obrar para la liberación de los hijos de Israel. Se convirtió en un experto en escapes, en lugar de ser ayuda para el pueblo de Dios. Utilizó su fuerza para llamar la atención sobre sí mismo, lo cual era un mal uso del don que Dios le había dado. En figura, se podría decir que su ministerio último no fue efectivo. Que esto sea una lección para nosotros.
Al final, Dios recobró su fuerza, pero no su vista, ni su libertad. ¡Qué triste! Tal es la tragedia de una vida de potencial desperdiciado. Tenemos que preguntarnos: “¿Es esta la forma en que quiero que termine mi vida?” Estoy seguro de que todos responderíamos con un rotundo “no”. Pues bien, tenemos que prestar atención a las advertencias de la vida de Sansón, que han sido escritas “para nuestra enseñanza” (Romanos 15:44For whatsoever things were written aforetime were written for our learning, that we through patience and comfort of the scriptures might have hope. (Romans 15:4)).
Diez actos milagrosos de la fuerza de Sansón
5) Jueces 15:14-1714And when he came unto Lehi, the Philistines shouted against him: and the Spirit of the Lord came mightily upon him, and the cords that were upon his arms became as flax that was burnt with fire, and his bands loosed from off his hands. 15And he found a new jawbone of an ass, and put forth his hand, and took it, and slew a thousand men therewith. 16And Samson said, With the jawbone of an ass, heaps upon heaps, with the jaw of an ass have I slain a thousand men. 17And it came to pass, when he had made an end of speaking, that he cast away the jawbone out of his hand, and called that place Ramath-lehi. (Judges 15:14‑17).— Matando a 1000 Filisteos.
10) Jueces 16:28-3028And Samson called unto the Lord, and said, O Lord God, remember me, I pray thee, and strengthen me, I pray thee, only this once, O God, that I may be at once avenged of the Philistines for my two eyes. 29And Samson took hold of the two middle pillars upon which the house stood, and on which it was borne up, of the one with his right hand, and of the other with his left. 30And Samson said, Let me die with the Philistines. And he bowed himself with all his might; and the house fell upon the lords, and upon all the people that were therein. So the dead which he slew at his death were more than they which he slew in his life. (Judges 16:28‑30).— Derribando la casa de los Filisteos.
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B. Anstey (adaptado)
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