Pablo Defiende su Apostolado: Capítulos 1-2

Galatians 1‑2
El método de los maestros judaizantes no era atacar la verdad directamente, sino atacar al maestro de la verdad, a Pablo. Su plan era simple pero efectivo: si socavaban la autoridad de Pablo, podrían destruir su enseñanza. Habían persuadido a los santos de la provincia de Galacia de que Pablo era un predicador renegado que no tenía las credenciales ni el respaldo de Pedro ni de los otros apóstoles de Jerusalén. Por lo tanto, no tenía autoridad para lo que hacía, y en consecuencia, no debían escucharlo. Habiendo sembrado suficientes dudas en las mentes de los santos de Galacia en cuanto a la autenticidad del ministerio de Pablo, sentaron las bases para introducir las semillas de su vil enseñanza de guardar la ley.
Como esta era la táctica de los maestros judaizantes, Pablo comienza la epístola estableciendo su autoridad dada por Dios como apóstol en los capítulos 1–2. Después de hacer eso, pasa a enseñar en los capítulos 3–4 la verdad de que la justicia es sin la ley, y luego, en los capítulos 5–6, él exhorta a los santos basándose en dicha verdad.
Pablo sabía que necesitaba establecer la realidad de su apostolado antes de que los gálatas recibieran sus enseñanzas y exhortaciones. Por eso, los primeros dos capítulos son introductorios a la enseñanza de la epístola.
El saludo: Capítulo 1:1-5
Pablo comienza exponiendo de forma clara y sencilla la autoridad de su apostolado (versículos 1-2) y los elementos principales del evangelio que predicaba (versículos 3-5). Estas eran las dos cosas que sus opositores desafiaban. Este tipo de franqueza era algo que lamentablemente faltaba en los detractores de Pablo, quienes tenían intenciones ocultas.
Versículo 1.— Él anuncia claramente que era un “apóstol”, declarando tres hechos irrefutables de ello. Su apostolado era:
•  De origen “no de los hombres” (versículo 1a). No provino de los hombres, independientemente de lo piadosos y bien intencionados que ellos puedan ser. La fuente de la autoridad de Pablo era mucho más grande que el hombre.
•  “Ni por hombre” como medio (versículo 1b). No vino a través de una sucesión transmitida a él de otros antes que él; ni fue un resultado de la designación por otros.
•  Vino “por Jesucristo y por Dios Padre” (versículo 1c). Por lo tanto, no vino a través de Pedro y los otros apóstoles, sino directamente de Personas divinas en la Deidad. Por lo tanto, rechazar a Pablo como apóstol es rechazar al Padre y al Hijo que lo comisionaron.
Es significativo que Pablo diga: “Que lo resucitó de entre los muertos”. La resurrección de Cristo es el sello de aprobación de Dios sobre lo que Cristo logró en la cruz para la salvación del hombre. Pablo menciona esto al principio porque los que estaban inquietando a los gálatas claramente no entendían la obra de Cristo. Pensaban que había algo que el creyente tenía que hacer para asegurar su salvación, es decir, guardar la ley. La resurrección de Cristo es la respuesta de Dios a Su obra terminada en la cruz. Al resucitar al Señor Jesús de entre los muertos, Dios estaba diciendo, “Amén”, a lo que Él logró. No hay nada que podamos hacer para añadir a esa obra perfecta y completa. Somos llamados a “creer” el testimonio de Dios acerca de la satisfacción de la justicia divina en la obra de expiación de Cristo; la persona que cree es salva (Juan 3:14-1714And as Moses lifted up the serpent in the wilderness, even so must the Son of man be lifted up: 15That whosoever believeth in him should not perish, but have eternal life. 16For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whosoever believeth in him should not perish, but have everlasting life. 17For God sent not his Son into the world to condemn the world; but that the world through him might be saved. (John 3:14‑17)). Tanto Pablo como Pedro atestiguan acerca de esto (Romanos 4:24-2524But for us also, to whom it shall be imputed, if we believe on him that raised up Jesus our Lord from the dead; 25Who was delivered for our offences, and was raised again for our justification. (Romans 4:24‑25); 1 Pedro 1:19-2119But with the precious blood of Christ, as of a lamb without blemish and without spot: 20Who verily was foreordained before the foundation of the world, but was manifest in these last times for you, 21Who by him do believe in God, that raised him up from the dead, and gave him glory; that your faith and hope might be in God. (1 Peter 1:19‑21)).
Versículo 2.— Pablo añade: “Y todos los hermanos que están conmigo”. Menciona esto para mostrar que lo que iba a escribir era considerado auténtico por la multitud de los cristianos de aquel tiempo. Estaban “con” Pablo en el sentido de que estaban de acuerdo con él y su enseñanza. Está claro que ellos no simpatizaban con los errores judaicos que los gálatas habían adoptado. Los gálatas necesitaban entender que habían abandonado la fe común de los hermanos en general. También muestra que las doctrinas de la gracia que Pablo enseñaba no eran una interpretación privada de su invención, sino que eran lo que “todos los hermanos” que eran auténticos sostenían y enseñaban.
“A las iglesias [asambleas] de Galacia”. Es significativo que esté en plural. No había una, sino varias “iglesias [asambleas]” que habían sido afectadas por la levadura de estos judaizantes. Por lo tanto, esta epístola fue escrita a todas las asambleas de esa región. Su caso ilustra cómo se propaga la doctrina errónea, y por qué hay que detenerla antes de que leude toda la multitud de creyentes (Gálatas 5:99A little leaven leaveneth the whole lump. (Galatians 5:9); 2 Timoteo 2:1717And their word will eat as doth a canker: of whom is Hymeneus and Philetus; (2 Timothy 2:17)).
Pablo deseó “gracia” y “paz” para los gálatas. Si debían ser corregidos en este grave error, necesitaban “gracia” para serlo; la “paz” sería el resultado. No menciona la misericordia, como lo hace en sus saludos en sus epístolas pastorales, porque no podían esperar la misericordia de Dios si rechazaban la corrección apostólica de Pablo en esta epístola.
Versículos 3-5.— Habiendo declarado el hecho de su apostolado, Pablo da un breve resumen de las verdades principales del evangelio que predicaba, ya que éste también estaba bajo ataque:
•  Pablo predicó que el “Señor Jesucristo ... se dio a sí mismo por nuestros pecados”. Esto muestra que él enseñó que el sacrificio del Señor Jesucristo en la cruz fue el medio de Dios para resolver la cuestión de los pecados del creyente. Cabe destacar que no menciona que el creyente necesite guardar la ley para asegurar esta gran bendición.
•  Pablo también predicó que la obra de Cristo libera al creyente del “presente siglo malo”. Este siglo malo (el mundo) es una gran sociedad que el hombre ha construido para mantenerse contento en su lejanía de Dios. Tiene muchos departamentos: político, religioso, deportivo, teatral, etc. La “voluntad de Dios” es que, al salvar las almas, los hombres y las mujeres sean liberados de todo el curso del mundo, el cual se dirige a juicio. Esto es significativo porque lo que los judaizantes estaban enseñando dejaba a la persona en el mundo, es decir, en el lado religioso del mundo.
•  El evangelio que Pablo predicó, si se recibe con fe, produce una alabanza y adoración espontánea de los redimidos directamente al Padre y al Hijo. Dice: “Padre nuestro; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Tristemente esto fue perdido entre los Gálatas; el legalismo había casi apagado en ellos la libertad que tenían por la filiación (Gálatas 4:66And because ye are sons, God hath sent forth the Spirit of his Son into your hearts, crying, Abba, Father. (Galatians 4:6); Romanos 8:15,15For ye have not received the spirit of bondage again to fear; but ye have received the Spirit of adoption, whereby we cry, Abba, Father. (Romans 8:15) “por el cual clamamos, Abba, Padre”).
El error que habían adoptado negaba esencialmente estos tres resultados básicos del evangelio: los pecados removidos, la liberación del mundo, y la alabanza y acción de gracias espontáneas a Dios el Padre. Prácticamente dejó de lado la obra de Cristo, sustituyéndola por las obras de los hombres (el cumplimiento de la ley). Dejó a los hombres en el mundo con sus formas y rituales de religión terrenal, y robó al creyente la libertad de su filiación en la presencia del Padre. Por lo tanto, el cristiano queda distanciado de Dios como lo estaban los santos en los tiempos del Antiguo Testamento, adorando a Dios fuera del velo (Hebreos 10:19-2019Having therefore, brethren, boldness to enter into the holiest by the blood of Jesus, 20By a new and living way, which he hath consecrated for us, through the veil, that is to say, his flesh; (Hebrews 10:19‑20)), lo cual no es terreno cristiano en lo absoluto.
La reprensión necesaria: Capítulo 1:6-12
Esta grave desviación de la verdad del evangelio exigía una reprensión severa. Normalmente en las epístolas de Pablo, después de saludar a los santos, los elogiaba por ciertas cosas que veía en ellos que glorificaban a Dios, y daba reconocimientos por ello. Pero en esta epístola, no da su habitual elogio y agradecimiento, y no da ningún reconocimiento para ellos. En cambio, se lanza directamente a la reprensión. Esto es bastante sorprendente, porque Pablo aún encontró cosas que elogiarles a los corintios, incluso con todos sus errores, pero ese no era el caso aquí. Esto muestra la gravedad del error en el que habían caído los gálatas.
Versículos 6-7.— Pablo se maravilla de la inestabilidad de los creyentes gálatas que se habían apartado “tan pronto” a “otro evangelio: no que hay otro”. Los gálatas pudieron haber pensado que estaban recibiendo una versión nueva y mejorada del evangelio, pero en realidad era “otro evangelio” (2 Corintios 11:55For I suppose I was not a whit behind the very chiefest apostles. (2 Corinthians 11:5)).
Hasta aquí, Pablo no menciona cuál es este otro evangelio. Más adelante en la epístola aclara que este otro evangelio implicaba añadir la ley de Moisés a la obra de Cristo en la cruz para la justificación (capítulo 2:16-18). Como se mencionó anteriormente, este era un grave error que socavaba las verdades fundamentales del cristianismo. Mezclar la ley con la gracia hace que la bendición del evangelio dependa de que el hombre cumpla con su responsabilidad en su salvación, y esencialmente excluye la gracia, haciendo que la obra de Cristo por nosotros no sea de provecho (capítulo 5:4). Añadir la ley al evangelio es, en efecto, “otro evangelio”. No es algo que Pablo o cualquier otro de los apóstoles enseñó (Hechos 15:8-118And God, which knoweth the hearts, bare them witness, giving them the Holy Ghost, even as he did unto us; 9And put no difference between us and them, purifying their hearts by faith. 10Now therefore why tempt ye God, to put a yoke upon the neck of the disciples, which neither our fathers nor we were able to bear? 11But we believe that through the grace of the Lord Jesus Christ we shall be saved, even as they. (Acts 15:8‑11); 2 Corintios 11:44For if he that cometh preacheth another Jesus, whom we have not preached, or if ye receive another spirit, which ye have not received, or another gospel, which ye have not accepted, ye might well bear with him. (2 Corinthians 11:4)).
Si, en efecto, Derbe, Listra e Iconio fueron las asambleas gálatas a las que se dirigía, éstas no eran ignorantes, ya que se les habían dado “los decretos” de los apóstoles, que explicaban con toda claridad que la ley de Moisés y la circuncisión no debían imponerse a los santos (Hechos 15:23-29; 16:423And they wrote letters by them after this manner; The apostles and elders and brethren send greeting unto the brethren which are of the Gentiles in Antioch and Syria and Cilicia: 24Forasmuch as we have heard, that certain which went out from us have troubled you with words, subverting your souls, saying, Ye must be circumcised, and keep the law: to whom we gave no such commandment: 25It seemed good unto us, being assembled with one accord, to send chosen men unto you with our beloved Barnabas and Paul, 26Men that have hazarded their lives for the name of our Lord Jesus Christ. 27We have sent therefore Judas and Silas, who shall also tell you the same things by mouth. 28For it seemed good to the Holy Ghost, and to us, to lay upon you no greater burden than these necessary things; 29That ye abstain from meats offered to idols, and from blood, and from things strangled, and from fornication: from which if ye keep yourselves, ye shall do well. Fare ye well. (Acts 15:23‑29)
4And as they went through the cities, they delivered them the decrees for to keep, that were ordained of the apostles and elders which were at Jerusalem. (Acts 16:4)
). En cuestión de unos cinco años después de que Pablo hubiera predicado el evangelio en esa región (Hechos 16:66Now when they had gone throughout Phrygia and the region of Galatia, and were forbidden of the Holy Ghost to preach the word in Asia, (Acts 16:6)), ¡ellos se habían “separado” (traducción King James) de Aquel que los había llamado! En el texto griego original, la palabra “separado” está en voz media, lo que implica que la deserción seguía en marcha; y seguiría alejándolos de la verdad si no juzgaban su error. Esto demuestra que no se sabe hasta dónde puede llegar una persona si deserta de la fe. Es algo muy solemne.
Pablo dice: “Hay algunos que os inquietan, y quieren pervertir el evangelio”. Nota: no dice que estos maestros judaizantes negaron el evangelio, sino que lo pervirtieron. No negaron directamente la verdad de la Persona de Cristo o los hechos de Su muerte y resurrección, sino que añadieron (si fuera posible) a la obra de Cristo en la cruz. Enseñaban que Su obra terminada no era suficiente para la salvación de una persona; ésta debía guardar la ley y circuncidarse para ser salva (Hechos 15:11And certain men which came down from Judea taught the brethren, and said, Except ye be circumcised after the manner of Moses, ye cannot be saved. (Acts 15:1)). Esto era una perversión del evangelio, y una perversión del evangelio es a menudo más peligrosa que una negación rotunda del mismo. En la perversión del evangelio hay suficiente verdad como para engañar al cristiano descuidado, pero suficiente error como para anular la verdad.
Versículos 8-9.— Pablo no se enfrenta a los maestros judaizantes ni intenta corregirlos. Puede ser que los viera como apóstatas, y para los tales no hay arrepentimiento (Hebreos 6:4-64For it is impossible for those who were once enlightened, and have tasted of the heavenly gift, and were made partakers of the Holy Ghost, 5And have tasted the good word of God, and the powers of the world to come, 6If they shall fall away, to renew them again unto repentance; seeing they crucify to themselves the Son of God afresh, and put him to an open shame. (Hebrews 6:4‑6)). En cambio, pronuncia una condenación apostólica contra ellos. Pablo declaró que había una maldición sobre todos los que manipularan o cambiaran el mensaje del evangelio. Hablando hipotéticamente, Pablo supone que si fuera posible que incluso él y sus colaboradores (“nosotros”) predicaran otro evangelio que el que los gálatas habían escuchado de él, serían “anatema”. Y si fuera posible que un ángel descendiera del cielo con otro evangelio, también éste sería maldito.
Versículo 10.— Pablo entonces habla de sus motivos para servir al Señor. Dice: “¿Persuado yo ahora á hombres ó á Dios? ¿ó busco de agradar á hombres? Cierto, que si todavía agradara á los hombres, no sería siervo de Cristo”. Él dice esto porque era una de las cosas que caracterizaba a los judaizantes que estaban inquietando a los gálatas. Al sugerir que no buscaba “agradar á hombres”, en realidad estaba exponiendo los motivos de los judaizantes para que los gálatas los vieran, sin señalarlos directamente. Pablo indica en otra parte que estos “falsos apóstoles” y “obreros fraudulentos” (2 Corintios 11:1313For such are false apostles, deceitful workers, transforming themselves into the apostles of Christ. (2 Corinthians 11:13)) veían el movimiento evangélico como una gran oportunidad para ganar un buen ingreso (“mercaderes falsos”; 2 Corintios 2:1717For we are not as many, which corrupt the word of God: but as of sincerity, but as of God, in the sight of God speak we in Christ. (2 Corinthians 2:17)). Por lo tanto, se esforzaron por abrirse paso entre los santos de los gálatas que no estaban aún establecidos, haciéndose pasar por siervos de Cristo. Complacían a los hombres atendiéndolos para ganar seguidores y tener su apoyo monetario (Gálatas 4:17; 6:1317They zealously affect you, but not well; yea, they would exclude you, that ye might affect them. (Galatians 4:17)
13For neither they themselves who are circumcised keep the law; but desire to have you circumcised, that they may glory in your flesh. (Galatians 6:13)
; Judas 1616These are murmurers, complainers, walking after their own lusts; and their mouth speaketh great swelling words, having men's persons in admiration because of advantage. (Jude 16)). En contraste con estos motivos tan bajos, Pablo no se rebajaba a tales principios (2 Corintios 11:8-9; 12:14-178I robbed other churches, taking wages of them, to do you service. 9And when I was present with you, and wanted, I was chargeable to no man: for that which was lacking to me the brethren which came from Macedonia supplied: and in all things I have kept myself from being burdensome unto you, and so will I keep myself. (2 Corinthians 11:8‑9)
14Behold, the third time I am ready to come to you; and I will not be burdensome to you: for I seek not yours, but you: for the children ought not to lay up for the parents, but the parents for the children. 15And I will very gladly spend and be spent for you; though the more abundantly I love you, the less I be loved. 16But be it so, I did not burden you: nevertheless, being crafty, I caught you with guile. 17Did I make a gain of you by any of them whom I sent unto you? (2 Corinthians 12:14‑17)
). No buscaba los aplausos de los hombres, ni quería su dinero.
Versículos 11-12.— Los tres puntos que Pablo menciona en el versículo 1 Con respecto a su apostolado eran los mismos con respecto al “evangelio” que predicaba. El apostolado de Pablo no era “de” hombres, ni era “por” hombres (versículo 1). Del mismo modo, el evangelio que predicaba no era “según hombre”, ni era “de hombre”. En cuanto a la fuente y los medios, no era de hombre porque estaba fuera del hombre por completo. Lo que es del hombre glorifica, honra y halaga al hombre; y en resultado, será agradable a los hombres. Tales eran las cosas que enseñaban los falsos maestros. El evangelio, por el contrario, rechaza todo lo que tiene que ver con el hombre, y trae lo que es infinitamente mejor en Cristo.
Los que estaban pervirtiendo el evangelio afirmaban que tenían autoridad de Jerusalén (Hechos 15:2424Forasmuch as we have heard, that certain which went out from us have troubled you with words, subverting your souls, saying, Ye must be circumcised, and keep the law: to whom we gave no such commandment: (Acts 15:24)). En contraste con esto, Pablo muestra que su autoridad era del cielo. Él tenía una autoridad mucho más alta para su apostolado en el hecho de que fue recibido “por revelación de Jesucristo”.
La conversión de Pablo y su encargo divino: Capítulo 1:11-17
Pablo luego habla de su conversión y del encargo divino que recibió del Señor. Él no tenía la intención de ocupar innecesariamente a sus lectores hablando de sí mismo (2 Corintios 4:55For we preach not ourselves, but Christ Jesus the Lord; and ourselves your servants for Jesus' sake. (2 Corinthians 4:5)), pero su vida era un testimonio del poder de la gracia de Dios, y esto era algo que los gálatas necesitaban ver urgentemente.
Tres razones por las que mencionó su conversión
De las muchas cosas que Pablo podría haber mencionado sobre su vida antes de su conversión y que seguramente nos entretendrían, el Espíritu de Dios le lleva a hablar de tres cosas significativas que pertenecen al tema que se nos presenta. Se mencionan aquí porque tienen una relación directa con la dificultad en la que se habían metido los gálatas.
1) Versículo 13.— La primera razón para hablar sobre su conversión es mostrar a dónde le llevó su gran celo por el cumplimiento de la ley: ¡lo convirtió en un perseguidor decidido de “la iglesia de Dios”! Esto muestra que cuanto más se llena una persona del sistema de obras, de guardar la ley, más antagonista será hacia los principios de la gracia, que es la esencia del evangelio. El legalismo y la gracia son totalmente opuestos y no pueden convivir en un mismo terreno. La verdad de esto debería haber alarmado a los gálatas. Significaba que la situación en la que estaban los llevaría a ser adversarios directos del evangelio de la gracia de Dios.
2) Versículo 14.— La segunda razón por la que Pablo menciona los días antes de su conversión es para mostrar a los gálatas que conocía bien la religión judía. Dice: “Aprovechaba [aventajaba] en el Judaismo sobre muchos de mis iguales en mi nación”. No estaba presumiendo, sino haciéndoles saber que omitir los elementos judíos en su evangelio (guardar la ley, la circuncisión, etc.) no era un descuido de su parte. Pablo sabía todo sobre esas cosas y las omitió en su predicación porque esas cosas no tenían absolutamente nada que ver con el camino de Dios de salvación por gracia.
Nota: Pablo lo llama “la religión de los Judíos” (traducción King James); no dice que sea la religión de Dios. Habla de ella de esta manera porque el judaísmo había sido dejado a un lado y ya no era reconocido por Dios (Juan 4:2121Jesus saith unto her, Woman, believe me, the hour cometh, when ye shall neither in this mountain, nor yet at Jerusalem, worship the Father. (John 4:21); Romanos 11:1-161I say then, Hath God cast away his people? God forbid. For I also am an Israelite, of the seed of Abraham, of the tribe of Benjamin. 2God hath not cast away his people which he foreknew. Wot ye not what the scripture saith of Elias? how he maketh intercession to God against Israel, saying, 3Lord, they have killed thy prophets, and digged down thine altars; and I am left alone, and they seek my life. 4But what saith the answer of God unto him? I have reserved to myself seven thousand men, who have not bowed the knee to the image of Baal. 5Even so then at this present time also there is a remnant according to the election of grace. 6And if by grace, then is it no more of works: otherwise grace is no more grace. But if it be of works, then is it no more grace: otherwise work is no more work. 7What then? Israel hath not obtained that which he seeketh for; but the election hath obtained it, and the rest were blinded 8(According as it is written, God hath given them the spirit of slumber, eyes that they should not see, and ears that they should not hear;) unto this day. 9And David saith, Let their table be made a snare, and a trap, and a stumblingblock, and a recompence unto them: 10Let their eyes be darkened, that they may not see, and bow down their back alway. 11I say then, Have they stumbled that they should fall? God forbid: but rather through their fall salvation is come unto the Gentiles, for to provoke them to jealousy. 12Now if the fall of them be the riches of the world, and the diminishing of them the riches of the Gentiles; how much more their fulness? 13For I speak to you Gentiles, inasmuch as I am the apostle of the Gentiles, I magnify mine office: 14If by any means I may provoke to emulation them which are my flesh, and might save some of them. 15For if the casting away of them be the reconciling of the world, what shall the receiving of them be, but life from the dead? 16For if the firstfruit be holy, the lump is also holy: and if the root be holy, so are the branches. (Romans 11:1‑16)). El apóstol Juan habla de manera similar, llamando a las diversas fiestas en Jerusalén, “la Pascua de los Judíos” y “la fiesta de los Judíos”. No las llama las fiestas de Jehová (Juan 2:13; 5:1; 6:4; 7:2; 10:22; 11:5513And the Jews' passover was at hand, and Jesus went up to Jerusalem, (John 2:13)
1After this there was a feast of the Jews; and Jesus went up to Jerusalem. (John 5:1)
4And the passover, a feast of the Jews, was nigh. (John 6:4)
2Now the Jews' feast of tabernacles was at hand. (John 7:2)
22And it was at Jerusalem the feast of the dedication, and it was winter. (John 10:22)
55And the Jews' passover was nigh at hand: and many went out of the country up to Jerusalem before the passover, to purify themselves. (John 11:55)
). El Señor también indicó esto en Su ministerio. En Sus primeros días llamó al templo “la casa de Mi Padre” (Juan 2:1616And said unto them that sold doves, Take these things hence; make not my Father's house an house of merchandise. (John 2:16)), y más tarde, “Mi casa” (Mateo 21:1313And said unto them, It is written, My house shall be called the house of prayer; but ye have made it a den of thieves. (Matthew 21:13)). Pero después de ser rechazado formalmente por la nación, dejó el templo y lo llamó “vuestra casa” (Mateo 23:38). Siendo este el caso, los gálatas necesitaban darse cuenta de que estaban tomando elementos de un sistema que Dios había puesto a un lado. Claramente, estaban yendo en una dirección equivocada.
3) Versículos 14-16.— La tercera razón por la que Pablo menciona su conversión es para demostrar el poder de Dios para liberar del legalismo. Él mismo fue una vez “muy más celador que todos” de la ley y de las “tradiciones” de sus padres, ¡pero Dios lo libró! Si Dios puede liberar a un fanático como Saulo de Tarso, uno que estaba mucho más aferrado al legalismo que los gálatas, seguramente podría liberarlos a ellos. Esto demuestra que su triste condición podía ser restaurada. Este hecho tenía la intención de animar a los gálatas a escuchar y actuar sobre lo que Pablo estaba a punto de decirles en esta epístola con respecto a su error.
Es significativo que la conversión de Pablo tuvo lugar cuando estaba en el camino de Damasco (Hechos 9). Pablo escuchó la llamada del Señor cuando estaba viajando lejos de Jerusalén. Tampoco es casualidad que el Señor enseñara por primera vez la verdad de la Iglesia a sus discípulos cuando los había llevado a las fronteras del norte de la tierra de Israel, el punto más alejado de Jerusalén (Mateo 16:13-1813When Jesus came into the coasts of Caesarea Philippi, he asked his disciples, saying, Whom do men say that I the Son of man am? 14And they said, Some say that thou art John the Baptist: some, Elias; and others, Jeremias, or one of the prophets. 15He saith unto them, But whom say ye that I am? 16And Simon Peter answered and said, Thou art the Christ, the Son of the living God. 17And Jesus answered and said unto him, Blessed art thou, Simon Bar-jona: for flesh and blood hath not revealed it unto thee, but my Father which is in heaven. 18And I say also unto thee, That thou art Peter, and upon this rock I will build my church; and the gates of hell shall not prevail against it. (Matthew 16:13‑18)). Estas cosas son indicativas del hecho de que el judaísmo y el cristianismo son dos órdenes contrastantes. Cuanto más se aleje uno del judaísmo, más claramente verá la verdad del cristianismo. Dios nunca procuró que se mezclaran en un sistema judeocristiano, lo cual es un título erróneo que caracteriza gran parte de la cristiandad actual.
El primer punto de Pablo debió haber alarmado a los gálatas y haber producido una indagación en sus corazones en cuanto al camino que estaban siguiendo. Su segundo punto debió haberles hecho darse cuenta de que se habían comprometido con algo que Dios no aprobaba. Y su tercer punto debió haberlos preparado para escuchar lo que iba a escribir.
El mensaje de Pablo le fue revelado divinamente. Pero no sólo fue revelado a él (versículo 12), sino también en él (versículo 16). A partir de entonces, Pablo trató de predicar a Cristo —no un sistema de obras— a toda criatura debajo del cielo (Colosenses 1:2323If ye continue in the faith grounded and settled, and be not moved away from the hope of the gospel, which ye have heard, and which was preached to every creature which is under heaven; whereof I Paul am made a minister; (Colossians 1:23)). No era una religión lo que predicaba, sino una relación con una Persona divina, con el Hijo de Dios (Hechos 9:2020And straightway he preached Christ in the synagogues, that he is the Son of God. (Acts 9:20)).
Tres lugares significativos en la historia de Pablo
En los versículos 17-18, Pablo menciona tres lugares que fueron significativos en su llamado y preparación divina para el servicio: Damasco, Arabia y Jerusalén.
“Damasco” fue el lugar donde se convirtió, recibió el Espíritu Santo, y fue llevado por primera vez a la comunión con hermanos de una fe igualmente preciosa (Hechos 9:1-221And Saul, yet breathing out threatenings and slaughter against the disciples of the Lord, went unto the high priest, 2And desired of him letters to Damascus to the synagogues, that if he found any of this way, whether they were men or women, he might bring them bound unto Jerusalem. 3And as he journeyed, he came near Damascus: and suddenly there shined round about him a light from heaven: 4And he fell to the earth, and heard a voice saying unto him, Saul, Saul, why persecutest thou me? 5And he said, Who art thou, Lord? And the Lord said, I am Jesus whom thou persecutest: it is hard for thee to kick against the pricks. 6And he trembling and astonished said, Lord, what wilt thou have me to do? And the Lord said unto him, Arise, and go into the city, and it shall be told thee what thou must do. 7And the men which journeyed with him stood speechless, hearing a voice, but seeing no man. 8And Saul arose from the earth; and when his eyes were opened, he saw no man: but they led him by the hand, and brought him into Damascus. 9And he was three days without sight, and neither did eat nor drink. 10And there was a certain disciple at Damascus, named Ananias; and to him said the Lord in a vision, Ananias. And he said, Behold, I am here, Lord. 11And the Lord said unto him, Arise, and go into the street which is called Straight, and inquire in the house of Judas for one called Saul, of Tarsus: for, behold, he prayeth, 12And hath seen in a vision a man named Ananias coming in, and putting his hand on him, that he might receive his sight. 13Then Ananias answered, Lord, I have heard by many of this man, how much evil he hath done to thy saints at Jerusalem: 14And here he hath authority from the chief priests to bind all that call on thy name. 15But the Lord said unto him, Go thy way: for he is a chosen vessel unto me, to bear my name before the Gentiles, and kings, and the children of Israel: 16For I will show him how great things he must suffer for my name's sake. 17And Ananias went his way, and entered into the house; and putting his hands on him said, Brother Saul, the Lord, even Jesus, that appeared unto thee in the way as thou camest, hath sent me, that thou mightest receive thy sight, and be filled with the Holy Ghost. 18And immediately there fell from his eyes as it had been scales: and he received sight forthwith, and arose, and was baptized. 19And when he had received meat, he was strengthened. Then was Saul certain days with the disciples which were at Damascus. 20And straightway he preached Christ in the synagogues, that he is the Son of God. 21But all that heard him were amazed, and said; Is not this he that destroyed them which called on this name in Jerusalem, and came hither for that intent, that he might bring them bound unto the chief priests? 22But Saul increased the more in strength, and confounded the Jews which dwelt at Damascus, proving that this is very Christ. (Acts 9:1‑22)).
“Arabia” (el desierto) fue donde Dios le preparó para la obra que iba a realizar (entre Hechos 9:2222But Saul increased the more in strength, and confounded the Jews which dwelt at Damascus, proving that this is very Christ. (Acts 9:22) y 23). Había recibido su mensaje por revelación, pero aún necesitaba aprender —como todos nosotros— que la carne no aprovecha nada en las cosas de Dios (Juan 6:6363It is the spirit that quickeneth; the flesh profiteth nothing: the words that I speak unto you, they are spirit, and they are life. (John 6:63); Romanos 7:1818For I know that in me (that is, in my flesh,) dwelleth no good thing: for to will is present with me; but how to perform that which is good I find not. (Romans 7:18)). Esto sólo se puede aprender por experiencia, y esto lleva algún tiempo. Era algo que los judaizantes evidentemente no habían aprendido. Añadir la ley a la vida de un creyente para alcanzar la perfección cristiana, que es lo que pretendían hacer (Gálatas 3:33Are ye so foolish? having begun in the Spirit, are ye now made perfect by the flesh? (Galatians 3:3)), es una prueba clara de que no se entiende el fin de la carne, como algo totalmente inútil y condenado por Dios (Romanos 8:33For what the law could not do, in that it was weak through the flesh, God sending his own Son in the likeness of sinful flesh, and for sin, condemned sin in the flesh: (Romans 8:3)).
El tercer lugar que Pablo menciona es “Jerusalem”. Este era el centro del judaísmo y donde los legalistas se gloriaban en la ley de Moisés. Pablo deja muy claro que se mantuvo alejado de Jerusalén después de ser salvo. Este fue un buen ejemplo para los gálatas, porque todo lo que Jerusalén representa sólo tiende a obstaculizar a los cristianos: su influencia engendra para la servidumbre de la ley (Gálatas 4:24-2524Which things are an allegory: for these are the two covenants; the one from the mount Sinai, which gendereth to bondage, which is Agar. 25For this Agar is mount Sinai in Arabia, and answereth to Jerusalem which now is, and is in bondage with her children. (Galatians 4:24‑25)). Pablo mismo es un ejemplo de ello. Cuando más tarde fue a Jerusalén, cayó bajo la influencia de Jacobo (Santiago) y de los demás que allí no tenían clara la distinción entre el judaísmo y el cristianismo, y eso le llevó a su cautiverio en Cesarea (Hechos 21:18-2918And the day following Paul went in with us unto James; and all the elders were present. 19And when he had saluted them, he declared particularly what things God had wrought among the Gentiles by his ministry. 20And when they heard it, they glorified the Lord, and said unto him, Thou seest, brother, how many thousands of Jews there are which believe; and they are all zealous of the law: 21And they are informed of thee, that thou teachest all the Jews which are among the Gentiles to forsake Moses, saying that they ought not to circumcise their children, neither to walk after the customs. 22What is it therefore? the multitude must needs come together: for they will hear that thou art come. 23Do therefore this that we say to thee: We have four men which have a vow on them; 24Them take, and purify thyself with them, and be at charges with them, that they may shave their heads: and all may know that those things, whereof they were informed concerning thee, are nothing; but that thou thyself also walkest orderly, and keepest the law. 25As touching the Gentiles which believe, we have written and concluded that they observe no such thing, save only that they keep themselves from things offered to idols, and from blood, and from strangled, and from fornication. 26Then Paul took the men, and the next day purifying himself with them entered into the temple, to signify the accomplishment of the days of purification, until that an offering should be offered for every one of them. 27And when the seven days were almost ended, the Jews which were of Asia, when they saw him in the temple, stirred up all the people, and laid hands on him, 28Crying out, Men of Israel, help: This is the man, that teacheth all men every where against the people, and the law, and this place: and further brought Greeks also into the temple, and hath polluted this holy place. 29(For they had seen before with him in the city Trophimus an Ephesian, whom they supposed that Paul had brought into the temple.) (Acts 21:18‑29)). Esto demuestra lo increíblemente poderosa que es la influencia de Jerusalén sobre una persona de origen judío.
Pablo fue ayudado en Damasco y en Arabia, pero fue estorbado por Jerusalén. Los gálatas necesitaban entender esto, porque los judaizantes que estaban lanzando a los gálatas a la confusión eran de Jerusalén, y traían esa influencia con ellos.
Tres encuentros con Pedro: Capítulos 1:18–2:21
Pablo tuvo que enfrentarse a ciertas acusaciones que intentaban disipar la confianza de los santos gálatas en él y en su ministerio. Dado que Pedro era considerado por muchos como el apóstol preeminente, Pablo se centra en sus interacciones con él. Menciona tres encuentros diferentes que había tenido con Pedro y que desmienten completamente las falsas acusaciones. Estos tres incidentes se dan para mostrar de manera concluyente que el apostolado de Pablo no estaba en oposición a los otros apóstoles; de hecho, los otros apóstoles le apoyaban.
El Primer Encuentro de Pablo con Pedro
Capítulo 1:18-24.— Los detractores de Pablo habían propuesto la idea de que era un predicador renegado que no estaba de acuerdo con los otros apóstoles y no tenía autorización de ellos para las cosas que enseñaba.
Pablo responde a esto mencionando un incidente que demuestra que no hay nada de cierto en esto. Tres años después de ser salvo, subió a Jerusalén y “estuvo con” Pedro durante quince días (Hechos 9:2626And when Saul was come to Jerusalem, he assayed to join himself to the disciples: but they were all afraid of him, and believed not that he was a disciple. (Acts 9:26)). Esto demuestra que había una perfecta armonía entre Pedro y él. Menciona a “Jacobo” con un tono similar. No era para nada cierto decir que Pablo estuviera fuera de sintonía con los demás apóstoles. Si fuera un renegado heterodoxo en cuanto a la fe cristiana, Pedro lo hubiera detectado y le hubiera rechazado.
Pablo deja claro que no se dirigió a Jerusalén para convertirse en apóstol; sino que él fue hecho apóstol por el llamado del Señor (Gálatas 1:11Paul, an apostle, (not of men, neither by man, but by Jesus Christ, and God the Father, who raised him from the dead;) (Galatians 1:1); 1 Corintios 1:1; 9:11Paul, called to be an apostle of Jesus Christ through the will of God, and Sosthenes our brother, (1 Corinthians 1:1)
1Am I not an apostle? am I not free? have I not seen Jesus Christ our Lord? are not ye my work in the Lord? (1 Corinthians 9:1)
). Tampoco fue allí para formarse en el cristianismo ni para recibir la autorización de los apóstoles. De hecho, menciona que se alejó a propósito de Jerusalén después de ser salvo, no por falta de respeto a sus compañeros apóstoles, sino porque su encargo por parte del Señor no necesitaba autorización humana. Su llamado especial por parte del Señor era llevar el evangelio a los gentiles (Hechos 9:15; 13:46; 18:6; 22:21; 28:2815But the Lord said unto him, Go thy way: for he is a chosen vessel unto me, to bear my name before the Gentiles, and kings, and the children of Israel: (Acts 9:15)
46Then Paul and Barnabas waxed bold, and said, It was necessary that the word of God should first have been spoken to you: but seeing ye put it from you, and judge yourselves unworthy of everlasting life, lo, we turn to the Gentiles. (Acts 13:46)
6And when they opposed themselves, and blasphemed, he shook his raiment, and said unto them, Your blood be upon your own heads; I am clean: from henceforth I will go unto the Gentiles. (Acts 18:6)
21And he said unto me, Depart: for I will send thee far hence unto the Gentiles. (Acts 22:21)
28Be it known therefore unto you, that the salvation of God is sent unto the Gentiles, and that they will hear it. (Acts 28:28)
), por lo tanto, no necesitaba ir a Jerusalén, el centro judío.
¿Por qué entonces fue Pablo a Jerusalén? Fue allí para tener comunión, no para obtener una autorización. Quería conocer a Pedro, que fue testigo ocular de la vida y el ministerio del Señor. Fue recibido por él y tuvo una feliz comunión con los demás que conoció en Jerusalén (Hechos 9:2828And he was with them coming in and going out at Jerusalem. (Acts 9:28)).
Versículos 20-24.— Después de visitar a Pedro, Pablo volvió a “Siria y Cilicia”. Añade que “las iglesias de Judea” se alegraron de que se hubiera convertido y estuviera predicando a Cristo, aunque no fuera “conocido de vista” para ellas. Estaban tan contentos con su conversión que “glorificaban á Dios”. Esto muestra que los santos en general de Judea también le apoyaban a él y al evangelio que predicaba.
El punto de Pablo aquí es claro y simple. Si los apóstoles y los santos de Judea estaban en feliz comunión con él, los gálatas también debían tener total confianza en él. Sin embargo, ¡lo trataban como un enemigo! (Gálatas 4:1616Am I therefore become your enemy, because I tell you the truth? (Galatians 4:16)).
El segundo encuentro de Pablo con Pedro: Capítulo 2:1-10
Tras hablar de la armonía que existía entre Pedro y él, Pablo destaca la plenitud de su comprensión de la revelación cristiana. Los detractores de Pablo insinuaban que era inferior a los demás apóstoles en cuanto a su conocimiento de la verdad, y, por consiguiente, su predicación carecía de ciertos elementos importantes, como el cumplimiento de la ley. Como creían que era deficiente en su comprensión, decían a los gálatas que no podían fiarse de su predicación.
Pablo responde a esto presentando otro encuentro que tuvo con Pedro. Este incidente demuestra que conocía la verdad tan bien que los otros apóstoles no podían añadirle nada en lo que a su comprensión se refiere. Pablo omitió elementos judíos en su predicación, como el cumplimiento de la ley y la circuncisión, no porque no entendiera el evangelio, sino porque éstas no tienen ninguna parte en la revelación cristiana.
Versículo 1.— Pablo relata un incidente registrado en Hechos 15 donde se confrontó y resolvió el tema del cumplimiento de la ley en la Iglesia. Catorce años después de la primera visita de Pablo a Jerusalén, fue de nuevo allí con respecto al tema de si los creyentes necesitaban ser circuncidados y guardar la ley. Pablo, y los que estaban con él, no subieron a Jerusalén porque fueran llamados a ser reprendidos por los líderes de allí; ni tampoco fue para buscar su aprobación en lo que predicaban. Subió a Jerusalén “por revelación”. El Señor le reveló que debía ir, y sus hermanos en Antioquía concordaban con él (Hechos 15:22When therefore Paul and Barnabas had no small dissension and disputation with them, they determined that Paul and Barnabas, and certain other of them, should go up to Jerusalem unto the apostles and elders about this question. (Acts 15:2)). El propósito de esta visita era considerar la relación de la ley con el evangelio y emitir una declaración apostólica definitiva al respecto.
Había “ciertos hombres” que habían salido de ellos en Judea que no tenían clara la relación de la ley con el evangelio. En esencia, proponían el error en el que habían caído los gálatas (Hechos 15:1,5,241And certain men which came down from Judea taught the brethren, and said, Except ye be circumcised after the manner of Moses, ye cannot be saved. (Acts 15:1)
5But there rose up certain of the sect of the Pharisees which believed, saying, That it was needful to circumcise them, and to command them to keep the law of Moses. (Acts 15:5)
24Forasmuch as we have heard, that certain which went out from us have troubled you with words, subverting your souls, saying, Ye must be circumcised, and keep the law: to whom we gave no such commandment: (Acts 15:24)
). Por lo tanto, lo correcto era que los hermanos de Antioquía llevaran el problema a su origen (Jerusalén) y que los hermanos de allí lo trataran. Al hacer esto, se mantendría la unidad del Espíritu entre la asamblea de Jerusalén y la de Antioquía. Este es un principio importante sobre el que las asambleas deben actuar cuando surgen dificultades entre ellas. Después de consultar con los apóstoles sobre este asunto, la gran conclusión fue que no había ninguna palabra de Dios para poner a los gentiles creyentes bajo la ley. Los apóstoles, por lo tanto, presentaron una carta con ciertos “decretos” para la vida cristiana que prohibían estrictamente poner bajo yugo (la ley) a los gentiles que creían en el evangelio.
Versículo 2.— Pablo dice que cuando llegó a Jerusalén y fue recibido por la asamblea (Hechos 15:44And when they were come to Jerusalem, they were received of the church, and of the apostles and elders, and they declared all things that God had done with them. (Acts 15:4)), primero se comunicó “más particularmente” con los que “parecían ser algo”. Estos eran los “apóstoles y ancianos” de Jerusalén (Hechos 15:66And the apostles and elders came together for to consider of this matter. (Acts 15:6)). Las mujeres y los jóvenes creyentes no estaban incluidos en esta reunión, lo que está en conformidad con todos los asuntos administrativos de la Iglesia. Se reunieron aparte de los demás porque existía la posibilidad de que la Iglesia se dividiera. Era bien conocido que había un fuerte elemento judío en medio de ellos que no estaba liberado del judaísmo, que se opondría a la verdad del evangelio (Hechos 15:55But there rose up certain of the sect of the Pharisees which believed, saying, That it was needful to circumcise them, and to command them to keep the law of Moses. (Acts 15:5)). Tratar el asunto en un foro abierto (ante todos) correría el riesgo de romper la comunión de los santos y dividir a la Iglesia en general en un lado judío y otro gentil.
Los apóstoles se familiarizaron a fondo con el evangelio de Pablo en privado, de modo que, si algo así ocurría, pudieran hacerle frente. Pablo dice: “Por no correr en vano”. El enemigo hubiera querido confundir a los santos; teniendo a toda la asamblea reunida podría haberlo hecho fácilmente, y el propósito de Pablo por el cual había venido a Jerusalén habría sido estropeado. Esto muestra que puede haber momentos en los que es necesario que los líderes responsables de una asamblea se reúnan para discutir ciertos asuntos que enfrenta la asamblea local sin que estén presentes aquellos que no están establecidos o que son llevados fácilmente por la emoción. La presencia de tales personas tiende a ofuscar la comunicación.
Versículo 3.— Los hermanos de Antioquía determinaron que Pablo y Bernabé debían llevar a Tito con ellos como caso de prueba. Era un creyente gentil que nunca se había circuncidado. ¿Qué tendrían que decir los apóstoles de Jerusalén sobre él? Es significativo que Tito nunca fue “compelido” por Pedro, Jacobo, Juan o los otros apóstoles, a circuncidarse. Esto demostró que no veían que fuera necesario. Este hecho era algo que los gálatas debían considerar; si los apóstoles de Jerusalén no lo veían necesario, ¿por qué ellos habrían de asumir esa idea?
Algunos podrían decir que Pablo flaqueó en este punto porque circuncidó a Timoteo más tarde (Hechos 16:33Him would Paul have to go forth with him; and took and circumcised him because of the Jews which were in those quarters: for they knew all that his father was a Greek. (Acts 16:3)). Sin embargo, esto fue por una razón completamente diferente. Lo hizo por su libertad en el evangelio. Buscó hacerse “como” un judío para alcanzar y ganar a los judíos en esa área con el evangelio. Dijo que llegaría a hacerse como “los que están sujetos á la ley”. Pero al decir esto, rápidamente añadió, “aunque yo no sea sujeto a la ley”. Y dijo, “por ganar a los que están sujetos a la ley” (1 Corintios 9:2020And unto the Jews I became as a Jew, that I might gain the Jews; to them that are under the law, as under the law, that I might gain them that are under the law; (1 Corinthians 9:20)). Él no creía que un cristiano debiera estar bajo la ley, pero él se sujetaría a ella para ganar para Cristo a algunos de los que eran sujetos a ella.
Versículos 4-5.— Además, cuando los “falsos hermanos”, que se habían infiltrado en la reunión privada, se levantaron y trataron de convencer a los demás de que los cristianos debían estar bajo la ley, Pablo dice: “A los cuales ni aun por una hora cedimos sujetándonos”. Su punto aquí es igualmente poderoso. Los apóstoles fueron testigos de primera mano de esta confrontación y no se pusieron del lado de los judaizantes en su entorno que presionaban para que se cumpliera la ley. En cambio, apoyaron a Pablo en la defensa de “la verdad del evangelio”. Y fue por boca de Pedro que esto se estableció (Hechos 15:7-117And when there had been much disputing, Peter rose up, and said unto them, Men and brethren, ye know how that a good while ago God made choice among us, that the Gentiles by my mouth should hear the word of the gospel, and believe. 8And God, which knoweth the hearts, bare them witness, giving them the Holy Ghost, even as he did unto us; 9And put no difference between us and them, purifying their hearts by faith. 10Now therefore why tempt ye God, to put a yoke upon the neck of the disciples, which neither our fathers nor we were able to bear? 11But we believe that through the grace of the Lord Jesus Christ we shall be saved, even as they. (Acts 15:7‑11)).
Versículo 6.— Como los judaizantes dieron mucha importancia a los líderes en Jerusalén, Pablo —sin intención de hablar desdeñosamente de ellos— dice: “De aquellos que parecían ser algo (cuáles hayan sido algún tiempo, no tengo que ver ... )”. Su punto aquí era que los apóstoles y líderes en Jerusalén no le asombraban, aunque él los respetaba en el Señor (Marcos 8:2424And he looked up, and said, I see men as trees, walking. (Mark 8:24); Judas 1616These are murmurers, complainers, walking after their own lusts; and their mouth speaketh great swelling words, having men's persons in admiration because of advantage. (Jude 16)).
Versículos 7-10.— Los apóstoles reconocieron que “el evangelio de la circuncisión” fue encomendado a Pedro, y “el evangelio de la incircuncisión” fue encomendado a Pablo. Pablo continúa y dice que “el que hizo por Pedro para el apostolado” era la misma Persona que le “hizo también” apóstol a él. Este, por supuesto, era el Señor. Los apóstoles de Jerusalén no sólo reconocieron y afirmaron la verdad que Pablo enseñaba, sino que lo apoyaron felizmente a él y a Bernabé en su trabajo, dándoles “las diestras de compañía”.
Este segundo incidente histórico responde a la insinuación de que el evangelio de Pablo era deficiente en ciertos elementos de la doctrina, es decir, la exclusión de la ley en su mensaje. Demuestra que la acusación de sus detractores era totalmente falsa.
Por lo tanto, hay tres cosas aquí que los santos de los gálatas debían considerar:
•  Los apóstoles de Jerusalén nunca insistieron en que Tito se circuncidara.
•  Los apóstoles de Jerusalén no apoyaron al partido judaizante que se levantó y presionó a que los creyentes estuvieran bajo la ley, sino que se pusieron del lado de Pablo contra ellos.
•  Los apóstoles de Jerusalén reconocieron felizmente la enseñanza de Pablo y les dieron a Bernabé y a él “las diestras de compañía” como apoyo a lo que estaban haciendo.
El argumento de Pablo aquí es poderoso. Si los apóstoles de Jerusalén estaban en feliz comunión con lo que él enseñaba, ¿por qué los gálatas tenían dificultades con ello? Los que eran “columnas” en la Iglesia estaban de acuerdo con Pablo y no lo veían como algo incorrecto. ¿Acaso pensaban los gálatas que eran más espirituales y conocedores que los apóstoles de Jerusalén? ¡Condenar la enseñanza de Pablo era condenar a los apóstoles que apoyaban su predicación dándole las diestras de compañía! Esto demostró que los gálatas estaban en un terreno peligroso. Habían tomado una posición que les ponía en contra, no sólo de Pablo, sino también de los otros apóstoles de Jerusalén.
El tercer encuentro de Pablo con Pedro: Capítulo 2:11-21
Los detractores de Pablo también afirmaban que no tenía ninguna autoridad como apóstol. Pablo responde a esto mencionando otro incidente cuando se encontró con Pedro. Demuestra que tenía suficiente autoridad para reprender a quien tenía fama de ser el apóstol más importante. Al mismo tiempo, Pablo aborda la cuestión de si los creyentes judíos debían observar la ley. El incidente anterior había mostrado que los creyentes gentiles no debían estar bajo la ley (versículos 1-10), pero quedaba la cuestión de si los creyentes judíos debían estar bajo la ley. Esto se aborda en este tercer encuentro con Pedro. Pablo muestra de forma concluyente que los judíos creyentes tampoco deben estar bajo la ley.
Versículos 11-13.— Algún tiempo después del concilio de Jerusalén de Hechos 15, Pedro fue a Antioquía y encontró a los creyentes judíos comiendo libremente con los creyentes gentiles. Sabiendo que era la orden de Dios, se unió a ellos, pues “la pared intermedia de separación” entre el judío y el gentil había sido derribada (Efesios 2:1414For he is our peace, who hath made both one, and hath broken down the middle wall of partition between us; (Ephesians 2:14)). Pero cuando algunos hombres vinieron de parte de Santiago a Jerusalén, Pedro “se retraía y apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión”. Otros, incluyendo a “Bernabé” se dejaron llevar “en su simulación”. Pedro defendió la verdad del evangelio de palabra en el concilio de Jerusalén (Hechos 15:7-117And when there had been much disputing, Peter rose up, and said unto them, Men and brethren, ye know how that a good while ago God made choice among us, that the Gentiles by my mouth should hear the word of the gospel, and believe. 8And God, which knoweth the hearts, bare them witness, giving them the Holy Ghost, even as he did unto us; 9And put no difference between us and them, purifying their hearts by faith. 10Now therefore why tempt ye God, to put a yoke upon the neck of the disciples, which neither our fathers nor we were able to bear? 11But we believe that through the grace of the Lord Jesus Christ we shall be saved, even as they. (Acts 15:7‑11)), pero cuando llegó a la práctica, hizo lo contrario. Falló al negar con su conducta la verdad que enseñaba. Algunas Biblias traducen “simulación” como “hipocresía”, y eso es exactamente lo que era.
La raíz del fracaso de Pedro fue que quería ser bien considerado por los que tenían reputación en Jerusalén. Temía perder su respeto, y esto le llevó a disimular. El hecho de que tuviera la posición de apóstol hizo que la ofensa fuera mucho más grave. Cuanto más se honra a un hombre, mayor es el tropiezo que causa a los demás si éste falla. Esto es exactamente lo que ocurrió. “Y á su disimulación consentían también los otros Judíos”, hasta el punto en que “Bernabé fué también llevado” por ello. El libro de Proverbios dice: “El temor del hombre pondrá lazo” (Proverbios 29:2525The fear of man bringeth a snare: but whoso putteth his trust in the Lord shall be safe. (Proverbs 29:25)). Pedro seguramente cayó en ese lazo, y le llevó a comprometer sus principios.
Versículo 14.— Esto debía ser abordado inmediatamente. Pablo se dio cuenta de que la verdad del evangelio estaba en riesgo, quizás de una manera más seria de lo que Pedro se dio cuenta. Una deserción pública —especialmente una que afecta e influye a otros— requiere una reprensión pública (1 Timoteo 5:2020Them that sin rebuke before all, that others also may fear. (1 Timothy 5:20)). Por eso, Pablo preguntó a Pedro ante todos: “Si tú, siendo Judío, vives como los Gentiles y no como Judío, ¿por qué constriñes á los Gentiles á judaizar?” Al negarse a comer con los creyentes gentiles, su acción implicaba que acatar las leyes y costumbres judías era necesario para la santidad. Y si esto fuera cierto, entonces los gentiles necesitaban estar bajo la ley después de todo, para ser aptos para la comunión con los creyentes judíos. En efecto, Pedro, con sus acciones, estaba obligando a los gentiles a “judaizar”. Este era el mismo error que los maestros judaizantes estaban propagando en Galacia, y por lo tanto, la reprensión de Pablo a Pedro tenía una reprimenda subyacente para los gálatas.
Puede parecer algo insignificante el negarse a comer una comida común con creyentes gentiles, pero en el fondo se estaba comprometiendo “la verdad del evangelio”, y había grandes consecuencias prácticas que pondrían en peligro la comunión de los santos. Si la acción de Pedro quedaba sin respuesta, se habría desarrollado un círculo interno dentro de la hermandad de los santos, una especie de aristocracia entre los hermanos. Se crearía una iglesia dentro de la Iglesia. Implicaba que había una santidad superior y una posición espiritual entre los santos, y si los santos gentiles deseaban ser admitidos en ese círculo, tendrían que judaizarse y obedecer los requisitos de Moisés. Esto es lo que el legalismo entre los cristianos a menudo produce; un grupo de élite se desarrolla dentro de la comunión de los santos. Fue algo que dividiría y que debía ser tratado de inmediato.
Pedro sabía que lo que hizo no era correcto porque el Señor se lo había mostrado cuando estaba en la casa de Simón el curtidor. El Señor le dijo: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (Hechos 10:1515And the voice spake unto him again the second time, What God hath cleansed, that call not thou common. (Acts 10:15)). Como todos hacemos a menudo, Pedro no actuó a la altura de la verdad que él sabía. Su conducta delataba una convicción persistente de la superioridad de los judíos sobre los gentiles. Demuestra que, aunque los judaizantes habían sido derrotados en el concilio de los apóstoles en Jerusalén con respecto al añadir la ley al evangelio, la levadura del legalismo seguía actuando en la Iglesia cristiana.
Versículos 15-18.— En los versículos restantes del capítulo, Pablo registra un breve resumen de su razonamiento con Pedro en cuanto a la ley en relación con el creyente. (La mayoría de los expositores asumen que los versículos 15-21 fueron hablados a Pedro). Esto se da aquí porque declara la esencia misma de la doctrina de Pablo y actúa como una introducción a los siguientes capítulos (3–4) donde él expone la verdad de la justificación.
Pablo le hizo a Pedro una segunda pregunta que expuso aún más la incoherencia de su comportamiento. Dijo: “Nosotros Judíos naturales, y no pecadores de los Gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada. Y si buscando nosotros ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado?” El punto de Pablo aquí es que, si Pedro tenía razón en volver a la ley, entonces Cristo lo había llevado a hacer el mal al rechazar la ley en Hechos 15. Pero esto era imposible; el Señor no llevaría a una persona a hacer ambas cosas. Pablo le pregunta: “¿Estás diciendo con tus acciones que Cristo es un ‘ministro de pecado’?” Pablo rechaza tal conclusión, diciendo: “En ninguna manera”. El verdadero pecador o transgresor no era Cristo, sino Pedro. Sea lo que sea lo correcto, ya sea renunciar a la ley o retomarla, una cosa segura es que Pedro se equivocó en una de las dos. Si estaba en lo correcto aquí (al volver al cumplimiento de la ley), entonces sus acciones anteriores estaban equivocadas. Si sus acciones anteriores eran correctas, entonces estaba equivocado aquí. De cualquier manera, él era un transgresor.
Además de la verdad en cuestión aquí, este pasaje refuta efectivamente la noción de que Pedro era el líder infalible de la Iglesia, como enseñan los católicos romanos. Pedro se equivocó claramente aquí. Hay una lección para nosotros en esto: no debemos suponer que, porque un hombre es un líder entre el pueblo del Señor, y honorable, por eso siempre tiene la razón. Los líderes también pueden fallar.
La muerte y resurrección de Cristo aplicadas al creyente
Versículos 19-21.— En los tres últimos versículos del capítulo, Pablo da un resumen de la verdad que enseñó en su evangelio en cuanto a la muerte y resurrección de Cristo en relación con la ley. Si esto se aprecia correctamente, una persona no tendrá ninguna dificultad en ver que la ley no tiene aplicación para el creyente que está “justificado en Cristo”.
En el razonamiento de Pablo con Pedro sobre esta enseñanza en particular, él cambia de la primera persona del plural a la primera persona del singular: de “nosotros” a “yo”. Cuando se trataba de la verdad de la identificación del creyente con la muerte y resurrección de Cristo, no podía decir “nosotros” porque las acciones de Pedro ponían en duda que entendiera esta verdad, que es intensamente personal. Pablo había comprendido el significado de esta verdad y podía hablar de ella por sí mismo, pero las acciones de Pedro indicaban que él no disfrutaba de ella. Pablo dice que si volviera a construir las cosas que destruyó sería “un transgresor” (versículo 18). Lamentablemente, esto es lo que Pedro (y los gálatas) había(n) hecho.
Esto lleva a Pablo a mostrar que, aunque la ley no puede justificar a una persona, ¡sí puede matarla! Dice: “Porque yo por la ley soy muerto á la ley” (versículo 19). Él amplía esto en Romanos 7:9-11,9For I was alive without the law once: but when the commandment came, sin revived, and I died. 10And the commandment, which was ordained to life, I found to be unto death. 11For sin, taking occasion by the commandment, deceived me, and by it slew me. (Romans 7:9‑11) diciendo: “Así que, yo sin la ley vivía por algún tiempo: mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí. Y hallé que el mandamiento, intimado para vida, para mí era mortal: porque el pecado, tomando ocasión, me engañó por el mandamiento, y por él me mató”. Tal es la experiencia de todo hombre que intenta seriamente salvarse cumpliendo la ley. Lo mata y le dicta la sentencia de muerte. En lugar de que la ley dé vida, sólo produce muerte. Pero al haber muerto por la ley”, el creyente está entonces muerto á la ley”. Es decir, ya no tiene más aplicación sobre él.
De nuevo, en Romanos 7, Pablo dice: “Así también vosotros, hermanos míos, estáis muertos á la ley por el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, á saber, del que resucitó de los muertos, á fin de que fructifiquemos á Dios. Porque mientras estábamos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando para muerte. Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto á aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra” (Romanos 7:4-64Wherefore, my brethren, ye also are become dead to the law by the body of Christ; that ye should be married to another, even to him who is raised from the dead, that we should bring forth fruit unto God. 5For when we were in the flesh, the motions of sins, which were by the law, did work in our members to bring forth fruit unto death. 6But now we are delivered from the law, that being dead wherein we were held; that we should serve in newness of spirit, and not in the oldness of the letter. (Romans 7:4‑6)). La sentencia de muerte ha sido ejecutada sobre el creyente en la persona de Cristo. En la muerte de Cristo hemos muerto. Como la ley sólo tiene dominio sobre el hombre mientras éste vive (Romanos 7:11Know ye not, brethren, (for I speak to them that know the law,) how that the law hath dominion over a man as long as he liveth? (Romans 7:1)), ya no tiene nada que demandar al creyente ahora que está muerto. El hermano J. N. Darby señaló que esta liberación de la ley para el creyente no se ha producido por la muerte de la ley; sino es el creyente el que ha muerto. Como no se puede hacer que un hombre muerto cumpla la ley, la ley es completamente incapaz de tocar al cristiano. Lo ha matado y ya no hay nada más que le pueda hacer. Por lo tanto, en la muerte de Cristo, el creyente es liberado de la ley.
Una antigua ilustración ayuda aquí. Un hombre fue ejecutado por homicidio. Después se demostró que era culpable de varios otros homicidios. Pero la ley no podía tocarlo. Lo había matado, y no tenía nada más que decir o hacer con él. Esta es la posición del cristiano en relación con la ley de Moisés. Nos ha probado culpables y nos ha matado, y ahora que nuestras conexiones con ella están removidas, no tiene nada más que demandar de nosotros.
Pablo nos ha dicho cómo murió: “Por la ley” (versículo 19). Y luego dice cuándo y dónde murió: en la cruz de Cristo. Dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado” (versículo 20). Nuestro viejo “yo” ha desaparecido judicialmente ante Dios en la muerte de Cristo. De hecho, esta epístola presenta varios aspectos de la muerte de Cristo por varias razones:
•  En el capítulo 1:4, la muerte de Cristo acaba con mis pecados.
•  En el capítulo 2:20, la muerte de Cristo acaba conmigo.
•  En el capítulo 6:14, la muerte de Cristo acaba con el mundo.
La identificación del creyente con Cristo no concluye en la muerte. Pablo continúa y dice: “Y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí”. El creyente también se identifica con Cristo al otro lado de la muerte, en la vida de resurrección (Juan 20:2222And when he had said this, he breathed on them, and saith unto them, Receive ye the Holy Ghost: (John 20:22); Filipenses 3:1010That I may know him, and the power of his resurrection, and the fellowship of his sufferings, being made conformable unto his death; (Philippians 3:10)). Aquí es donde realmente comienza el cristianismo, al otro lado de la muerte, es decir, la muerte de Cristo. Es en Su resurrección y ascensión que somos llevados a nuestra plena posición cristiana y en contacto con nuestras bendiciones espirituales, y es donde está nuestra vida, como “escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:33For ye are dead, and your life is hid with Christ in God. (Colossians 3:3)).
El creyente no sólo escapa el juicio en la muerte de Cristo, sino que, en su identificación con Cristo en la resurrección, se convierte en un vaso para la expresión del nuevo “yo”, que es Cristo viviendo en él. No es que Cristo habite personalmente en los cuerpos físicos de los creyentes (como lo hace el Espíritu Santo), sino que la vida de Cristo está en el creyente. El punto aquí no es solo que debemos vivir para Cristo, sino que también debemos vivir la vida de Cristo. El carácter de Cristo debe verse en nosotros.
Además, esta vida debe vivirse “en la fe del Hijo de Dios”. Nota: no es la fe en el Hijo de Dios, sino “la fe del Hijo de Dios”. Esto significa que en cada paso de nuestras vidas cristianas debemos exhibir el mismo tipo de fe que el Señor mismo exhibió cuando anduvo en la tierra. El artículo “la” (en la Reina-Valera Antigua) antes de la palabra “carne” no debería estar en el texto cuando se refiere a la vida que el cristiano vive ahora. “En la carne” implicaría vivir según los dictados de la naturaleza pecaminosa y negaría todo el punto del pasaje. No vivimos la nueva vida “en la carne”, sino “en carne”, lo que significa simplemente en nuestros cuerpos humanos.
Dios sabe que la nueva vida que hemos de vivir por la fe necesita un objeto que sostenga nuestro interés. Por eso, nos ha dado un nuevo Centro para nuestras vidas: “El Hijo de Dios”. Él es más que suficiente para llenar y satisfacer nuestros corazones y mentes. Nota: este Centro no es la ley de Moisés, sino una Persona viva: Cristo. La fe ve a Cristo, el Hijo de Dios, y espera en Él; y en la medida que nos ocupemos de Él como nuestro Centro, seremos capacitados por el Espíritu de Dios para hacer las cosas que son agradables a Dios (Romanos 8:44That the righteousness of the law might be fulfilled in us, who walk not after the flesh, but after the Spirit. (Romans 8:4)).
No sólo tenemos un nuevo Centro para nuestros corazones, sino que también tenemos un nuevo motivo para la vida cristiana. Dice: “El cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí”. Nótese de nuevo: Nos amó y demostró su amor entregándose en la cruz. Yo ciertamente vivo, pero ¡a qué precio! Tal amor produce amor en nuestros corazones, que resulta en obediencia en nuestras vidas. No se trata de una obediencia legal, sino de una obediencia que nace de la devoción del corazón a Cristo. Cuando lo que Cristo ha hecho por nosotros llega a nuestros corazones, produce una respuesta de obediencia en nuestras vidas que la ley nunca podría producir. Tal amor es la fuente de la devoción en la vida del creyente.
Los oponentes de la gracia argumentarán que si la ley no tuviera parte en la vida del creyente, viviríamos desenfrenadamente en el pecado, y que una persona podría creer en el Señor Jesús para la salvación y luego salir y vivir una vida pecaminosa. Pablo muestra aquí que hay nuevos principios en la vida del creyente que le motivan, no a pecar, sino a vivir una vida piadosa.
Cuatro cosas nuevas en la vida del creyente
Por lo tanto, como resultado de la identificación del cristiano con Cristo en la resurrección, hay cuatro grandes cosas que ahora gobiernan su vida. Él tiene:
1. Una nueva vida: “Vive Cristo en mí”.
2. Un nuevo poder: la “fe”.
3. Un nuevo Centro: “El Hijo de Dios”.
4. Un nuevo motivo: “El cual me amó”.
Pablo concluye diciendo: “No desecho la gracia de Dios: porque si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo” (versículo 21). Todo el propósito de la muerte de Cristo cae al suelo como algo innecesario si la justicia se puede obtener cumpliendo la ley. Si hay una manera legítima para que los pecadores se salven y tengan una posición justa ante Dios, ¿por qué enviaría Dios a su Hijo a la cruz y le permitiría sufrir esas agonías tan inimaginables? Cristo podría haberse ahorrado todo ese sufrimiento para hacer expiación. Sugerir que hay otra manera de salvar a los pecadores (es decir, a través de la ley), y que aún así Dios hizo que Cristo sufriera en el Calvario, arroja una enorme calumnia sobre el corazón de Dios. También desprecia la grandeza de la obra de Cristo. Estas son serias consecuencias que resultan de la enseñanza de que la justicia puede ser obtenida por el cumplimiento de la ley.
La vida nueva no necesita de la ley
El error de tratar de añadir la ley a la gracia es deducir algo que es totalmente falso. Poner la nueva naturaleza bajo la ley es suponer que hay algo en esa vida que quiere hacer el mal; pero no tiene tal impulso. La vida nueva no desea otra cosa que hacer la voluntad de Dios, y, por lo tanto, todo lo que necesita es instrucción para ello. Dios nos ha dado las Escrituras para que conozcamos Su voluntad, y también nos ha dado el Espíritu Santo para que nos capacite a hacerla. A medida que el creyente mira a Cristo y es así capacitado por el Espíritu, hará aquellas cosas que serán agradables a Su vista. Cumplirá “la justicia [moral] requerida por la ley” sin estar bajo la ley (Romanos 8:4,4That the righteousness of the law might be fulfilled in us, who walk not after the flesh, but after the Spirit. (Romans 8:4) traducción J. N. Darby). De hecho, al vivir la vida de Cristo, el creyente irá mucho más allá de las normas morales de la ley, como se exhibió en la vida del Señor cuando caminó en este mundo.
Por lo tanto, pensar que la ley es necesaria para guiar la vida nueva del creyente manifiesta una gran falta de comprensión de la ley y de la nueva naturaleza en el creyente. La ley no puede corregir la carne, y la nueva vida no necesita la ley.
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No hay que perder de vista el razonamiento de Pablo en la defensa de su apostolado. La razón por la que menciona este tercer encuentro con Pedro es para demostrar que no era inferior a él, aunque Pedro tuviera fama de ser el apóstol más importante. El punto que los gálatas necesitaban entender aquí no era sólo que Pablo reprendió a Pedro, sino que éste aceptó la corrección. La segunda epístola de Pedro muestra que había recibido la corrección de Pablo y se benefició de ella (2 Pedro 3:15-1615And account that the longsuffering of our Lord is salvation; even as our beloved brother Paul also according to the wisdom given unto him hath written unto you; 16As also in all his epistles, speaking in them of these things; in which are some things hard to be understood, which they that are unlearned and unstable wrest, as they do also the other scriptures, unto their own destruction. (2 Peter 3:15‑16)). Los gálatas podían aprender del ejemplo de Pedro; si Pablo tenía el poder de corregir al apóstol más reconocido, entonces seguramente tenía el poder de corregirles a ellos. Por lo tanto, debían estar dispuestos a recibir su corrección en cuanto a la posición y la práctica del cristiano sin conexión con la ley, como lo hizo Pedro.
Resumen de los tres encuentros de Pablo con Pedro
1. Su primer encuentro responde a la falsa acusación de que Pablo era un predicador renegado que no estaba en sintonía con los demás apóstoles. De hecho, había una perfecta armonía entre él y Pedro y los demás en Judea (capítulo 1:18-24).
2. Su segundo encuentro responde a la insinuación de que Pablo era deficiente en su comprensión de la revelación cristiana, y, por tanto, no se podía confiar en su predicación. Este segundo relato establece que los otros apóstoles no podían añadir nada a Pablo en cuanto a la comprensión de la verdad. Reconocieron esto y le dieron “las diestras de compañía” en su predicación y enseñanza (capítulo 2:1-10).
3. Su tercer encuentro responde a la acusación de que no tenía autoridad como apóstol. El relato de Antioquía establece el hecho de que la autoridad de Pablo como apóstol no era inferior a la de Pedro, y esto quedó demostrado en su reprensión a Pedro (capítulo 2:11-21).
Esto preparó el escenario para la defensa del evangelio que Pablo predicó en los dos capítulos siguientes. Al comprender estos hechos relacionados con su apostolado, los gálatas estarían preparados para recibir la enseñanza de Pablo sobre la verdad de la libertad cristiana sin conexión con la ley.