Dios se toma un gran interés en los jóvenes. La vida se extiende ante ellos, y Él quisiera que esta vida le fuera dedicada a Sí. Fue un ángel el que por primera vez oyó el mandato, "Corre, habla a este joven" (Zac. 2:4), pero, desde entonces, Él ha movido frecuentemente a Sus siervos a que busquen a la juventud en forma especial. Fue un impulso de este tipo el que motivó que se dieran las pláticas que se presentan en este pequeño volumen, y el Señor ha dado, en Su gracia, Su bendición a las palabras que se hablaron, para que diera fruto en muchos corazones jóvenes.
El conocimiento de ello nos ha llevado a su publicación. Quiera Dios conceder, mediante estas palabras sin artificio, que sean alcanzados muchos más corazones para Su querido Hijo. Este es el ferviente deseo y oración del autor.
46 Charlotte Square
Edinburgo, 16 de diciembre, 1897.