PUNTO TERCERO: Las consecuencias de practicar estos principios

 
VEAMOS CUALES HAN SIDO LAS FUNESTAS CONSECUENCIAS POR LA ADMISIÓN Y PUESTA EN PRACTICA DE LOS PRINCIPIOS ERRÓNEOS QUE HEMOS CONSIDERADO.
No olvidamos el amor y celo por las almas de parte de nuestros hermanos de Bethesda, y si consideramos ser necesario señalar los tristes resultados causados por el abandono de las dos verdades fundamentales de reunión y del testimonio de la asamblea de Dios aquí abajo, cosa que los caracteriza, es únicamente con el objeto de ayudar a las almas sinceras que son ejercitadas a causa de esta dolorosa condición.
Aportamos a continuación el testimonio de un siervo de Dios, ya con el Señor, quien trabajó por muchos años en la obra con los Hermanos Libres, el Sr. H.C. Crawley. Tales notas adquieren una importancia vital en el caso que nos ocupa por el hecho de que el citado hermano fue un vehemente partidario por muchos años de los principios de Bethesda, habiendo escrito un libro titulado: “Defensa de la Unidad”, defendiendo en el mismo con mucha elocuencia el principio de independencia de las asambleas, ya que según él, era el único camino posible, cuando tal principio es bien entendido. Tiempo más tarde comprendió, que tal principio es malo y antibíblico, por lo que lo abandonó totalmente. Así que citamos de él, lo que sigue: “Por haber andado muchos años con los Hermanos Libres, conozco bien su modo de proceder. Por esta causa yo no podía mantener limpia mi conciencia permaneciendo por más tiempo con los que he dejado, cosa que hubiera hecho antes, pero temía dar este paso por dos motivos. Uno era que no sabía adónde ir, y el otro era que entonces aún creía en la independencia de las asambleas. Finalmente me vi obligado a separarme de ellos, no solamente por el relajamiento excesivo entre ello, y por su sistemático clericalismo, sino también por el hecho de que ellos reciban al partimiento del pan a personas que se sabe que tienen y que defienden doctrinas de error. En mi misma asamblea donde pertenecí por muchos años, estuve luchando contra toda suerte de depravaciones, y contra el invariable clericalismo que es por ellos mantenido. Su abandono de los sanos principios ha llegado hasta recibir al partimiento del pan y para el libre ministerio, a un hombre, a sabiendas de que éste había sido excluido de muchas asambleas porque negaba la eternidad del castigo al pecado. A pesar de conocer esto, fue recibido, con menosprecio de las advertencias y objeciones de ciertos hermanos. Se ridiculizaron nuestras protestas, y más tarde llamaron a los hermanos de una alejada asamblea muy influyentes entre los Hermanos Libres, quienes me pidieron que me fuera de mi localidad, para evitar una división; otro hermano me dijo que cuanto menos se hablara de la conducta de los hermanos en este aspecto, sería mejor. Ambos me rogaron que no divulgara este asunto, y cuando un hermano en medio de una numerosa conferencia hizo una pregunta referente a este caso, fue bruscamente interrumpido de una manera deliberada, quedando silenciado este tema. La asamblea que recibió a este hombre estando bajo disciplina, sin tener en cuenta sus herejías, es reconocida como una asamblea en estado normal; se le muestra y extiende una plena comunión fraternal, como así a los otros hermanos que son responsables de tal pecado, a despecho de que hay un pequeño número de asambleas que no quieren tener ninguna comunión con tal asamblea ni con los miembros que la componen. Otros hermanos me han hablado de las luchas que tienen que sostener para mantenerse alejados de la herejía de la no eternidad del castigo al pecado. Es como si tuvieran una falta total de conciencia. En 1891, catorce hermanos muy conocidos e importantes firmaron y publicaron un documento en el cual establecían entre otras cosas, que no se permitía estar en comunión con asambleas en las cuales se tolerase la doctrina de la aniquilación u otros errores fundamentales. Por otra parte, dos de los hermanos firmantes del documento forman parte de la asamblea que RECIBIÓ PARA EL PARTIMIENTO DEL PAN AL QUE FUE EXCLUIDO POR CAUSA DE LA MISMA MALA DOCTRINA que ya he mencionado. Uno de ellos es el que me rogó que me fuese de mi localidad para evitar una división. Desde entonces, esta carta ha sido publicada por Bethesda, firmada por once de sus ancianos. Ellos siempre mantienen que no se permita la comunión con una asamblea que tolere el mal o cualquier error, por lo cual yo he citado un caso que no fue llevado a cabo o consumado en secreto, sino por todos conocido y por todos admitido. No solamente no han querido actuar en contra de ello, sino que han mostrado comunión fraternal con los hermanos y asambleas que mantuvieron el mal, y nos han dicho tanto a mí, como a los que no han querido identificarse con el mal, que ahogásemos el asunto (que es lo mismo que encubrirlo)”.
“En cuanto a los principios que atañen a la Iglesia, no entienden nada de ello. Tomaron la palabra “Asamblea” de la versión del Nuevo Testamento de J.N. Darby, pero dándole invariablemente el sentido de un cuerpo local de Hermanos Libres. No saben ver otra cosa en ello, y todos sin excepción rechazan toda responsabilidad en cuanto a representar o expresar que todos ellos forman un solo cuerpo, siendo para la mayoría de ellos un lenguaje desconocido. Son puramente y simplemente asambleas locales independientes. No se admite sin resentimiento que una asamblea se preocupe de los asuntos de otra asamblea, de tal manera que la disciplina como la entienden los Hermanos Exclusivos es de todo hecho desconocida para ellos. Según su manera de ver, cuando se ejerce disciplina entre sus asambleas, la tal queda limitada al ámbito de la asamblea local. Si Ud. preguntase a un hermano instruido lo que harían los Hermanos Libres en el caso que un hombre hubiese sido excluido por la asamblea de A, si sería recibido por la asamblea de B, o de C, de seguro le respondería: “Oh no, de ninguna manera”, o bien, “Si se levantase una duda a este respecto, nos informaríamos para saber si había sido excluido justamente o no”. Pero ni la primera respuesta, como tampoco la segunda, expresarían la práctica actual en el referido caso. Solo sería una opinión personal del preguntado. Los treinta años que he andado con los Hermanos Libres me han enseñado que no tienen ningún procedimiento establecido para estos casos; cada asamblea obra como mejor le parece”.
“Las asambleas de los Hermanos Libres están unidas en lo que concierne al beneficio y disfrute de la comunión, cosa que es muy favorecida, y mientras tienen la libertad de la enseñanza y puntos de doctrina en común, pero se encuentran separadas por el hecho de que cada una quiere ser independiente, cosa que se opone a la intervención de otra cualquier asamblea cuanto a la disciplina o la falta de ésta en su seno. Por ejemplo, la exclusión de una persona de una asamblea por razones de mala doctrina o cualquier mal, no garantiza en absoluto que esa persona no sea recibida por cualquiera de las otras asambleas entre su sistema”.
“Las asambleas de tales hermanos forman una federación incoherente y relajada y muy mal definida, de cristianos que solo se distinguen de los otros sistemas del cristianismo por su práctica general, pero no absoluta, del ministerio abierto para todos sus miembros, en contraste con el ministerio de un solo hombre entre la mayoría de los demás grupos religiosos. La experiencia que yo he tenido del sistema de los Hermanos Libres me ha mostrado que el tal es malo y dispuesto para recibir todas las doctrinas falsas que contienen el cristianismo. Tal sistema se ha manifestado incapaz de purificarse de los errores que surgen en su seno, y lo que es más grave, procuran acallar las voces de aquellos que se levantan contra tales males. Entre ellos hay muchos hermanos que aprecio. Muchos de ellos deploran tal estado, pero es el sistema mismo que no está de acuerdo con la Palabra de Dios. Se ignoran grandes preceptos de la Palabra de Dios, como: ‘La santidad conviene a Tu casa, Oh Jehová, por los siglos y para siempre’ (Salmo 93:5), como los principios expuestos en 2 Timoteo 2, 2 de Juan, etc.”.
Por ser el texto que hemos transcrito de un testigo imparcial y bien informado, nos muestra o presenta un cuadro solemne de las consecuencias derivadas por la adopción de los principios erróneos a los cuales hace mención, y que en gran medida deshonran al Señor y destruyen el testimonio de la asamblea sobre la tierra. Es cierto que hay entre el citado grupo hermanos que desconocen totalmente lo concerniente al origen de este movimiento, los principios que lo inspiraron y distinguen, y mucho menos acerca del alcance de dichos principios. Además, como la adopción de los principios de “la independencia de las asambleas” ha suscitado una gran variedad de opiniones entre ellos, es posible que haya ciertas asambleas que hayan abandonado parte de los errores distintivos del sistema, quedándose unidos al mismo. No obstante son responsables ante Dios por lo que los caracteriza al estar identificados con el grupo.
Pues el aceptar estar en comunión con ellos, sobre el terreno de la independencia y del relajamiento que ellos mismos han escogido, es la negación y el abandono de las verdades sin las cuales un grupo de cristianos no puede mantener el carácter de una asamblea de Dios.
Que Dios nos guarde de una tal infidelidad a Cristo, y quiera Él mismo iluminar a nuestros hermanos, libertándoles de estos lazos con un sistema que menoscaba LA GLORIA DE CRISTO Y EL TESTIMONIO DE LA ASAMBLEA.