Reino, el

 •  15 min. read  •  grade level: 15
Listen from:
Este término tiene que ver con la esfera de autoridad del Señor en relación con los hombres en la tierra de varias maneras. Hay al menos diez expresiones diferentes en la Escritura con respecto al reino, plasmando sus diferentes aspectos. No es que existan diez reinos, sino diez aspectos o caracteres distintivos de un único reino (Precious Things, vol. 3, p. 272):
1) El Reino de Dios
Este término (mencionado más de 70 veces en la Escritura) tiene que ver con el estado moral que Dios forma en los súbditos del reino. Es decir, cuando este término es usado, está enfatizando el orden moral que debe ser encontrado en los caminos y conductas de aquellos que están en el reino. En Romanos 14:17, el apóstol Pablo define este aspecto del reino no como siendo rituales y ceremonias religiosas exteriores (“comida ni bebida”), sino como características molares (“justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo”) que Dios produce en Su pueblo.
Esto es visto en la respuesta que el Señor dio a los que estaban esperando el establecimiento del reino de Dios. La gente pensaba que vendría con una manifestación exterior de poder político y de bendición material. Sin embargo, el Señor explicó que ya este había llegado y estaba siendo manifestado “entre” ellos, siendo demostrado en Su vida, porque Él ejemplificaba perfectamente las características morales del reino en Sus caminos y conductas (Lucas 17:20-21).
Una persona entra en el reino de Dios por el nuevo nacimiento (Juan 3:5). Recibir una nueva vida y naturaleza de Dios (a través del nuevo nacimiento) permite que una persona viva de acuerdo con el orden moral del reino. Sin ello, una persona no puede exhibir correctamente las características morales del reino de Dios en su vida, ni puede comprenderlas ni apreciarlas cuando son exhibidas en otros (Juan 3:3). Aunque una persona precisa entrar en el reino de forma verdadera por el nuevo nacimiento, es posible que alguien exhiba de forma exterior las características morales del reino de Dios sin ser un verdadero creyente. Lucas 13:18-21 revela esta hipocresía. Una gran exhibición exterior de fe se ha desarrollado entre los hombres en la ausencia del Señor, mezclada con mucha mala doctrina. En el día milenario, el reino será marcado por las características morales que le son propias a sus súbditos.
2) El Reino de los Cielos
Este es un término que sólo es encontrado en el evangelio de Mateo—ocurriendo 33 veces. Se refiere al reino que fue prometido en las Escrituras del Antiguo Testamento el cual el Mesías de Israel establecería en la tierra, teniendo su sede de gobierno en los cielos (Génesis 49:10; 2 Samuel 7:12-1312And when thy days be fulfilled, and thou shalt sleep with thy fathers, I will set up thy seed after thee, which shall proceed out of thy bowels, and I will establish his kingdom. 13He shall build an house for my name, and I will stablish the throne of his kingdom for ever. (2 Samuel 7:12‑13); Daniel 2:4444And in the days of these kings shall the God of heaven set up a kingdom, which shall never be destroyed: and the kingdom shall not be left to other people, but it shall break in pieces and consume all these kingdoms, and it shall stand for ever. (Daniel 2:44)). No es un reino en los cielos, como comúnmente se piensa, sino, un reino en la tierra con la sede de su gobierno en los cielos (Salmo 103:19). Los profetas de Israel describen este reino como teniendo condiciones utópicas increíbles. (Véase Milenio).
La Escritura indica que, debido al rechazo del Mesías por los judíos, el establecimiento del “reino de los cielos,” con sus bendiciones exteriores, sería postergado (Daniel 9:2626And after threescore and two weeks shall Messiah be cut off, but not for himself: and the people of the prince that shall come shall destroy the city and the sanctuary; and the end thereof shall be with a flood, and unto the end of the war desolations are determined. (Daniel 9:26); Miqueas 5:2-3; Zacarías 11:4-14). La historia da testimonio de este hecho, pues por casi dos mil años desde que los judíos crucificaron a su Mesías, prácticamente nada se ha materializado para ellos con relación al establecimiento del reino prometido en el Antiguo Testamento.
Dios no ha sido frustrado por este rechazo de Cristo; Él ha ordenado que, mientras tanto, el Señor Jesús establezca “el reino de los cielos” en forma de misterio. Esto puede ser visto a través de todo el evangelio de Mateo. En los capítulos 1-10 de Mateo, el Señor se presentó a la nación como su Mesías. Estos capítulos demuestran que Él tenía todas las credenciales, así como el poder para introducir el reino de acuerdo con la descripción dada por los profetas del Antiguo Testamento. Sin embargo, la gente común (Mateo 11) y los líderes (Mateo 12:24-45; Marcos 3:22) Lo rechazaron. En consecuencia, en los capítulos 12-13 de Mateo, por medio de una serie de acciones simbólicas y enseñanzas, el Señor indicó que cortaría Sus relaciones con la nación (temporalmente) e introduciría el reino con este carácter místico. Así, el reino de los cielos pasaría por una fase mística (Mateo 13:10-17) antes de ser establecido en una manifestación pública en la Aparición de Cristo, de acuerdo con lo prometido por los profetas de Israel. Estas dos fases se pueden distinguir como:
•  El reino en misterio (Mateo 13:11).
•  El reino en manifestación (1 Juan 3:2, nota al rodapié de página en la traducción J. N. Darby).
La parábola en Lucas 19:11-27 indica que el Señor recibió el reino cuando Él ascendió al cielo después de Su muerte y resurrección. En la parábola, El “hombre noble” (Cristo) se fue a “una provincia lejos” (el cielo) para recibir un reino (versículo 12). Así, la fase del misterio del reino de los cielos tuvo su inicio en aquel momento. Estando en forma de misterio en este momento, no parece que haya un reino en sesión. Considerando todas las apariencias exteriores, parecería que Dios no está haciendo nada en este mundo. En la actualidad, está en forma de misterio porque:
•  No tiene un rey visible.
•  No tiene un centro terrenal, geográfico y administrativo.
•  No tiene fronteras territoriales.
•  La mayoría de sus súbditos profesos no respetan la autoridad del rey y viven como si no hubiera rey.
Independientemente de estas particularidades, la fe ve al Rey (el Señor Jesús) hoy en Su trono en Su reino. Como buenos súbditos en el reino, la fe lleva al creyente a vivir de acuerdo a los principios del reino, conforme a lo que fue dado en el Sermón del Monte (Mateo 5-7), hasta el momento en que el reino pase a su fase de manifestación pública.
Una persona entra en el reino en su forma de misterio haciendo profesión de conocer al Señor Jesucristo, pero la manera formal de entrada es a través del bautismo. Así, “el reino de los cielos” es la esfera de la profesión cristiana. Incluye aquellos que son verdaderos creyentes y aquellos que meramente profesan fe en Cristo. Del capítulo 13 al 25 de Mateo, el Señor dio diez similitudes del reino de los cielos en su fase de misterio. Estas similitudes presentan una descripción completa del carácter que el reino tendría en el día de hoy cuando el Rey está ausente. El punto de estas parábolas especiales no es reconciliar la revelación cristiana de la verdad (dada en las epístolas) con lo que es presentado en las similitudes. Cada similitud tiene un punto de destaque prominente que el Señor quiere que entendamos, pero estas no necesariamente incorporan todas las doctrinas del cristianismo en sí mismas. Por ejemplo, Dios es visto como el Rey en vez del Señor Jesús en las similitudes 7a y 9a. También, en la 9a y 10a, los creyentes son vistos como invitados a la boda y no como la novia. La novia en ambas similitudes no es el enfoque de la enseñanza del Señor, y, por lo tanto, no está en la figura. Así, es importante concentrarse en el punto de destaque que el Señor está enfatizando en cada una de ellas, en lugar de tratar de reconciliar la doctrina cristiana con los detalles de cada parábola. Las diez similitudes pueden ser divididas en tres grupos: El primer grupo (de la 1ª a la 3ª) nos dice lo que Satanás está haciendo en el reino. El siguiente grupo (de la 4ª a la 6ª) nos dice lo que el Señor está haciendo en el reino a pesar de la obra de Satanás. El último grupo (de la 7ª a la 10ª) nos dice lo que deberíamos nosotros estar haciendo en el reino como buenos súbditos.
•  Similitud No.1—Satanás está introduciendo a personas malas (“cizaña”) en el reino (Mateo 13:24-30, 13:37-43).
•  Similitud No.2—Satanás está introduciendo a espíritus malos (“aves”) en el reino (Mateo 13:31-32).
•  Similitud No.3—Satanás está introduciendo a doctrinas malas (“levadura”) en el reino (Mateo 13:33).
•  Similitud No.4—El Señor está asegurando individuos (un “tesoro”) para Sí mismo (Mateo 13:44).
•  Similitud No.5—El Señor está llamando a la Iglesia (la “perla”) con un gran costo para Sí mismo (Mateo 13:45-46).
•  Similitud No.6—El Señor está salvando a las almas por el evangelio (la “red”) y colocándolos en asambleas locales (“vasos”) (Mateo 13:47-50).
•  Similitud No.7—Debemos mantener un estado de alma correcto en relación con el Señor y tener un espíritu perdonador hacia nuestros hermanos, temiendo a los tratos gubernamentales de Dios en nuestras vidas (Mateo 18:23-35).
•  Similitud No.8—Debemos servir voluntariamente en la viña del Señor sin competencia, celos o quejas (Mateo 20:1-16).
•  Similitud No.9—Debemos anunciar el evangelio al mundo, a pesar de que el Señor sea rechazado (Mateo 22:1-14).
•  Similitud No.10—Debemos estar esperando el inminente regreso del Señor (Mateo 25:1-13).
Como se ha mencionado, “el reino de los cielos” pasará a su fase de manifestación en la Aparición de Cristo (Daniel 2:31-45, 7:9-28). El reino en este aspecto será introducido por el poder de Dios a través del juicio (Isaías 26:9; Hechos 17:31). Lo primero que el Señor hará será limpiar el reino de los cielos de la mixtura que ha existido en él durante muchos siglos. Aquellos que meramente profesan ser creyentes y aquellos que abandonaron la fe en Dios (apóstatas) serán tomados en juicio por los ángeles (Mateo 13:40-43, 24:40-41; Apocalipsis 19:20). Muchos de ellos han profesado sujeción al Rey, pero no han creído el evangelio de la gracia y de la gloria de Dios.
3) El Reino del Hijo del Hombre
Cuando el reino de los cielos pase a su plena manifestación en el Milenio, Cristo reinará públicamente como “el Hijo del Hombre” (Mateo 13:41). Habrá dos esferas en el reino—una esfera celestial y una esfera terrenal. La esfera terrenal del reino es llamada el reino del Hijo del Hombre (Mateo 13:41, 16:28, 19:28, 20:21; Lucas 22:30, 23:42; 2 Timoteo 4:1; Hebreos 1:8; Apocalipsis 3:21, 20:4) y será compuesto del remanente de Israel y las naciones gentiles (Zacarías 2:11; Apocalipsis 2:26-27, 21:24).
4) El Reino de Su Padre [De los Justos]
Este término se refiere a la esfera celestial del reino en el día del reinado público de Cristo en el Milenio (Daniel 7:18, 7:22, 7:27 – traducción J. N. Darby; Mateo 6:10, 13:43, 26:29; 1 Tesalonicenses 2:12; Hebreos 12:28). En Mateo 13:43, el Señor usó la figura del “sol,” que es un orbe celestial, para describir a aquellos en la esfera celestial del reino. Los “justos” que “resplandecerán” no son aquellos que serán dejados en la tierra después que los ángeles hayan tomado a los malvados en juicio, sino aquellos que han sido recogidos en el “alfolí” en el cielo (Mateo 13:30). Esta esfera celestial del reino será compuesta de santos resucitados del Antiguo Testamento (“los espíritus de los justos hechos perfectos”—Hebreos 12:22-23; Mateo 8:11; Lucas 13:28), los que han muerto por debajo de la edad de responsabilidad para rendir cuentas y han sido resucitados (Mateo 18:10), los que forman parte del remanente resucitado de judíos martirizados (Apocalipsis 11:11-12; 14:13; 20:4) y por la Iglesia—los “muertos en Cristo” que serán resucitados y los santos vivos que serán arrebatados (1 Tesalonicenses 4:15-18; Filipenses 3:20-21). Estos santos celestiales reinarán con Cristo sobre la tierra en el día milenario (Hebreos 12:22-23; Apocalipsis 3:21). El tiempo en que los santos celestiales reinarán concluirá al final del Milenio (Apocalipsis 20:4). Apocalipsis 22:5 confirma esto, cuando dice: “Reinarán hasta los siglos de los siglos” (traducción J. N. Darby), esto es, reinarán hasta el Estado Eterno.
5) El Reino de Su Amado Hijo
(Colosenses 1:13). Este término describe la única regla de vida que prevalece para aquellos que están en el reino ahora, que tienen la posición especial de ser “hijos”—es decir, los cristianos (Romanos 8:14-15; Gálatas 4:5; Efesios 1:5). Ellos son tan cercanos a Dios como el Hijo mismo (Efesios 1:6) y son amados por el Padre como al Hijo mismo (Juan 17:23).
6) El Reino Mundial de Nuestro Señor y de Su Cristo
(Apocalipsis 11:15 – traducción J. N. Darby). Este término se refiere a la autoridad de Señorío de Cristo siendo establecida sobre el mundo entero por el poder del juicio en Su Aparición. Este aspecto del reino se relaciona con “el día del Señor,” cuando Él afirma públicamente Su poder y autoridad universales sobre todos los hombres (Isaías 2:10-22; Jeremías 46:10; Joel 1:1515Alas for the day! for the day of the Lord is at hand, and as a destruction from the Almighty shall it come. (Joel 1:15); Sofonías 2:2-3; Malaquías 4:5; 1 Tesalonicenses 5:2; 2 Tesalonicenses 2:2; 2 Pedro 3:8-10).
7) El Reino de Cristo y de Dios
(Efesios 5:5). Este aspecto del reino tiene que ver con la exhibición de la gloria de Cristo en el Milenio. Está relacionado con “el día de Cristo,” que enfatiza la manifestación de Su gloria y la manifestación de las recompensas de los santos celestiales (Juan 8:56; 1 Corintios 1:8, 3:13, 5:5; 2 Corintios 1:14; Filipenses 1:6, 1:10, 2:16; 2 Tesalonicenses 1:10).
8) El Reino de Nuestro Padre David
(Marcos 11:10). Este aspecto del reino ve a Israel como el centro de las operaciones de Dios en la tierra.
9) El Reino Celestial
(2 Timoteo 4:18). Esto tiene que ver con el destino de los santos celestiales.
10) El Reino Eterno de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo
(2 Pedro 1:11). Este aspecto del reino enfatiza la longevidad del reino. Literalmente durará hasta el fin del tiempo, sin rival. “Eterno” en este versículo no significa “que durará para siempre”, sino más bien que continuará hasta el fin del tiempo. Es decir, el reino existirá mientras hubiere tiempo pasando—lo que será hasta el fin del Milenio. (El término “para siempre” es utilizado de la misma manera en muchos lugares en el Antiguo Testamento). Así, el reinado de los santos con Cristo, en el gobierno del mundo venidero, continuará “hasta el siglo de los siglos,” es decir, hasta el Estado Eterno (Daniel 7: 18; Apocalipsis 22:5 – traducción J. N. Darby). Cuando el Estado Eterno comience, no habrá ninguna necesidad de reinar ni de controlar los poderes adversos que podrían surgir, como acontece en un reino.
G. Davison dijo: “Este título nos asegura que, una vez que el reino haya sido establecido en poder, nunca más será sucedido por otro, pues durará mientras dure el tiempo. No significa que el reino continuará para siempre en el Estado Eterno, sino que no tendrá sucesor. Los reinos son establecidos para mantener poderes adversos en sujeción, así como para proteger a sus súbditos. De hecho, lo uno es el resultado de lo otro, pero, como no hay poderes adversos en el Estado Eterno, el reino no será necesario. Esto es claro partiendo de 1 Corintios 15:24-26” (Precious Things, vol. 1, Answers to Correspondence – julio/agosto).
Al final del tiempo, el Señor entregará el reino al Padre, para dedicarse a Su novia (1 Corintios 15:24-28). Habiendo recibido el reino de Dios, Él lo entregará a Él con una gloria mayor. Todos los administradores en la historia han fallado en mantener la esfera de autoridad en la que han reinado; ni Adán, ni David, ni Salomón, ni ninguna monarquía gentil lo ha podido hacer. Sin embargo, cuando el Señor reciba el reino, “los enemigos” no habrán sido todos “quitados,” pero cuando Él lo entregue al Padre en el “fin,” todos estarán en completa sujeción a Dios. Esto distingue a Cristo de todos los demás como el mayor Administrador de todos.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Muchos cristianos confunden el reino con la Iglesia y, consecuentemente, utilizan frases como, “El reino de la Iglesia.” Sin embargo, el reino no es sinónimo de la Iglesia por las siguientes razones:
En primer lugar, el reino en misterio se extiende por un período mayor que el tiempo de la Iglesia en la tierra. Es más largo en su duración, teniendo inicio diez días antes de que comenzara la Iglesia, cuando el Señor regresó al cielo (Lucas 19:12; Hechos 1:9-11). Y también continuará en su fase de misterio después de que la Iglesia sea llevada al cielo, al final de la semana 70ª de Daniel, como siete años después del Arrebatamiento. Además, la Iglesia es algo que ha sido concebido en el corazón de Dios desde “antes” de la fundación del mundo (Efesios 1:4), mientras que el reino se dice que es “desde” la fundación del mundo (Mateo 13:35, 25:34).
En segundo lugar, el reino es más amplio que la Iglesia en lo que se refiere a sus súbditos. Como hemos visto, el reino en la actualidad tiene “cizaña” (meramente profesantes) y “trigo” (verdaderos creyentes), mientras que la Iglesia consiste solamente de verdaderos creyentes. Las personas se pueden unir a una denominación llamada iglesia y formar parte de su registro oficial de miembros, pero, si no han sido salvadas por la fe en Cristo, no forman parte de la Iglesia de Dios.
En tercer lugar, Cristo es el Rey en Su reino y nosotros somos Sus siervos, pero en la Escritura nunca se habla de Él como el Rey de la Iglesia. Por el contrario, Él es la Cabeza de la Iglesia y los creyentes son miembros de Su cuerpo (1 Corintios 12:12-13; Colosenses 1:18).
En cuarto lugar, Mateo 16:19 nos dice que a Pedro fueron dadas “las llaves del reino de los cielos,” no las llaves de la Iglesia. Estas llaves son el bautismo y el discipulado. Por estas dos cosas, uno entra en el reino exterior, pero ellas no hacen que alguien sea parte de la Iglesia. La entrada en la Iglesia de Dios es sólo por haber nacido de Dios y ser sellado con el Espíritu Santo (Juan 3:5; Efesios 1:13, 4:4).
Por último, en la comunión de la Iglesia, debemos quitar la levadura excomulgando a la persona o personas en quienes se encuentra (1 Corintios 5:11-13). En el reino de los cielos (en misterio), los malhechores y la levadura no son removidos, sino que se les permite continuar “hasta la siega” (Mateo 13:28-30).
/
/