Tesoro incomparable (#512)

Tesoro incomparable, Jesús, mi amigo fiel,
Refugio del que huye del adversario cruel;
Sujeta compasivo a Ti mi corazón,
Ya que Tú, por salvarme, sufriste la pasión.
Delicias Tú de mi alma, pan de la eternidad,
Del cual yo me alimento en mi necesidad;
En mi flaqueza extrema se cumple tu virtud,
Y en medio de mis males ser quieres mi salud.
Dirige a mí tu rostro, Jesús, en pleno amor,
Sol puro de justicia, consuelo en mi dolor.
Sin tu influencia santa la vida es un morir;
Gozar de tu presencia, sólo es esto el vivir.
Jesús, riqueza, mía, ¡oh amante Salvador!,
En mi flaqueza Tú eres mi fuerte protector.
Jamás el enemigo me quitará la paz;
Por más que lo intentase no lo permitirás.
Al mundo de falacias no pertenezco ya;
El cielo es mi morada, allí mi Amado está.
A donde Cristo habita, con ansia quiero ir;
Pues en eterno gozo con Él voy a vivir.