2) A través de los principios de la Palabra de Dios

Veamos una segunda forma en que Dios nos guía, que se encuentra en el Salmo 17:4: “Por la palabra de Tus labios yo me he guardado de las vías del destructor”. Y luego el Salmo 119:105: “Lámpara es á mis pies Tu palabra, y lumbrera á mi camino”. Avancemos un poco más hasta el versículo 130: “El principio de Tus palabras alumbra; hace entender á los simples”. Aquí tenemos otra manera en que el Señor guía: por los principios de Su Palabra.
Deberíamos estar agradecidos de tener esta manera de guía del Señor para añadir a lo que ya hemos dicho, porque sentir la presencia del Señor en nuestras almas es algo subjetivo (una impresión interna) y podríamos ser engañados por esos sentimientos subjetivos. Nuestros corazones son tan engañosos (como dice Jeremías 17:9: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”) que podemos vernos envueltos en algo que queremos hacer y pensar que tenemos la aprobación del Señor cuando en realidad no es así. Pueden resultar ser sólo nuestras emociones del alma las que estén actuando. Entonces, es una provisión maravillosa de Dios tener Su Palabra escrita para guiarnos también. Esto ayuda a comprobar y equilibrar las cosas. Podemos preguntarnos a nosotros mismos acerca de un paso en particular que estamos a punto de tomar: “¿Coincide con la Palabra de Dios? ¿Hay algún principio en Su Palabra que lo apoye?”. Acabamos de leer tres o cuatro versículos que nos dicen que Su Palabra nos guía. Esboza un camino seguro y dichoso para nosotros a través de este mundo. A medida que aprendemos y reunimos principios bíblicos, y luego los ponemos en nuestra tesorería, podemos recurrir a ellos en un momento de necesidad, y así, ser guiados.
Veamos Santiago 1:21: “Por lo cual, dejando toda inmundicia y superfluidad de malicia, recibid con mansedumbre la Palabra ingerida, la cual puede hacer salvas vuestras almas”. Esto va más allá del mero aprendizaje intelectual de los principios de la Palabra de Dios. Se refiere a la necesidad de que la Palabra de Dios eche raíces en la fibra misma de nuestro ser y se convierta en parte de nosotros. Probablemente has oído a los hermanos decir: “Tienes que hacer tuya la verdad”. Pues bien, eso es lo que quieren decir. Los principios de la Palabra de Dios tienen que llegar a ser una parte integral de nuestra persona, para que vivamos esa verdad de una manera práctica en nuestras vidas. No es sólo conocimiento de cabeza. De eso habla Santiago aquí cuando dice “la Palabra ingerida”. Esa misma idea se encuentra en 1 Juan 2:14,14I have written unto you, fathers, because ye have known him that is from the beginning. I have written unto you, young men, because ye are strong, and the word of God abideth in you, and ye have overcome the wicked one. (1 John 2:14) donde dice de los jóvenes: “La Palabra de Dios mora en vosotros”. Un hermano joven vino al hermano Darby y le preguntó cómo podía llegar a tener una buena comprensión de la Palabra de Dios como la que tenía el hermano Darby. ¡Le dijo que no era tanto su asimiento de la Palabra de Dios sino el asimiento que la Palabra de Dios tenía de él! La Palabra de Dios debe apoderarse de nosotros, y afectar nuestro ser, lo cual se evidenciará en nuestras vidas.
Sin embargo, aprender los principios de la Palabra de Dios va a tomar tiempo. Tenemos que recoger esos principios Escriturales para el camino mientras leemos y estudiamos la Palabra de Dios. Como creyentes jóvenes todos empezamos con poco, tal vez lo que hemos recibido como algunos principios de nuestros padres, si hemos sido criados en hogares cristianos, pero ahora es nuestra responsabilidad añadir a esas cosas a medida que crecemos. No estoy hablando ahora de doctrina, por importante que sea; estoy hablando de principios prácticos para el camino, que son sumamente necesarios.
Entonces, lo que Santiago está diciendo aquí es que, si vamos a apoderarnos de estos principios divinos de la Palabra, o debería decir, si los principios de la Palabra se apoderan de nosotros, vamos a tener que despojarnos de toda inmundicia y maldad. Esto implica un auto juicio de nuestra parte, para que esos principios realmente lleguen a ser parte de nosotros. El resultado será que tendremos conocimiento divino en cuanto al camino y sabremos lo que el Señor quiere que hagamos.
Pongámoslo de esta manera: supongamos que alguien viene y te ofrece un trabajo en el Yukón (cerca del Círculo Polar Ártico) y es un trabajo fácil que paga bien, pero no está cerca de una asamblea reunida en el nombre del Señor. ¿Deberías aceptar esa oferta de trabajo? ¿Puede la Palabra de Dios guiarte al respecto? Yo creo que sí. Un versículo de la Biblia arroja luz sobre esta decisión. La Escritura nos dice: “No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre” (Hebreos 10:2525Not forsaking the assembling of ourselves together, as the manner of some is; but exhorting one another: and so much the more, as ye see the day approaching. (Hebrews 10:25)). Si tomaras ese trabajo no podrías asistir a las reuniones donde los santos se reúnen al Nombre del Señor, y donde hay comunión y sana enseñanza. Podrías decir: “Pero puedo encontrar cristianos allá y tener comunión con ellos”. Sí, eso es verdad, pero ¿será “nuestra congregación” sobre la base de la verdad del un cuerpo congregado al nombre del Señor, o será en el contexto del cristianismo denominacional? Si estás reunido al nombre del Señor (Mateo 18:2020For where two or three are gathered together in my name, there am I in the midst of them. (Matthew 18:20)), y vas a un lugar donde no hay una asamblea reunida como tal, tendrás que renunciar a ese privilegio. Debes deducir de esta Escritura que el Señor puede no estar dirigiéndote a tomar ese trabajo. Mientras que podrías ganar monetariamente, probablemente perderás espiritualmente en tu alma. Bajo circunstancias normales querrías estar seguro de tener una asamblea a la cual puedas ir para adoración y ministerio, antes de mudarte a un lugar así. Aún así, necesitas tener la dirección del Señor. Para que una persona joven dé ese paso, creo que estaría cediendo en sus principios, y el enemigo podría hacer uso de esto para alejarlo de la base divina de reunión. ¡Lo hemos visto suceder con demasiada frecuencia!
Tomemos otra ilustración: Supongamos que una persona viene a mí queriendo asociarse en negocios, pero esta persona no reconoce al Señor como su Salvador. ¿Debo hacerlo? ¿Cuál es la voluntad de Dios para mí? ¿Tengo algún principio en las Escrituras que me guíe? Debería poder recurrir a los principios prácticos que he aprendido de la Palabra de Dios sobre el camino, para guiarme. Cuando Dios da a conocer Su mente en Su Palabra, no necesito orar acerca de lo que Él quiere que yo haga, ¡porque Él me lo ha mostrado! No estoy diciendo que no debamos orar; debemos orar para que el Señor nos dé gracia para hacer lo que Su Palabra dice. Sería un error para mí entrar en una relación de negocios con esa persona cuando la Palabra de Dios me dice: “No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos” (2 Corintios 6:14,14Be ye not unequally yoked together with unbelievers: for what fellowship hath righteousness with unrighteousness? and what communion hath light with darkness? (2 Corinthians 6:14) LBLA).
¿Qué hay de una relación en la que alguien podría estar considerando involucrarse, y la otra persona no está andando en la senda marcada en la Palabra? ¿Hay alguna Escritura que pueda guiarlo? Sí: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de concierto?” (Amós 3:33Can two walk together, except they be agreed? (Amos 3:3)). Hay otras Escrituras a las que podríamos acudir y que nos darían luz para esa situación. De hecho, Dios puede usar cualquier Escritura para hablarnos. Sé de una hermana que estaba saliendo con un hermano llamado Mark. Como la relación progresaba muy bien, ella quería una confirmación del Señor de que él era el correcto y que ella estaba en la voluntad de Dios. Un día estaba leyendo en los Salmos, y se encontró con las palabras (en el inglés de la versión King James): Mark the perfect man [Considera al perfecto]” (Salmo 37:3737Mark the perfect man, and behold the upright: for the end of that man is peace. (Psalm 37:37)). Ella pensó: “Eso es; ¡el Señor ha respondido a mi oración!”. Y acabó casándose con él.
Conozco a otra hermana que salía con un hermano que tenía mal genio. Ella estaba preocupada y acudió al Señor al respecto, esperando que el hermano creciera en gracia y lo juzgara. Un día ella estaba leyendo en Proverbios 22:24,24Make no friendship with an angry man; and with a furious man thou shalt not go: (Proverbs 22:24) que dice: “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos”. Ella pensó para sí misma: “Ay, esa soy yo; estoy saliendo con un hombre iracundo, y dice con tal hombre ‘ni te acompañes’”. El Señor usó eso para guiarla a romper esa relación, y resultó que él tenía otros problemas que hubieran sido desastrosos si ella hubiera seguido con esa relación. Esto nos muestra que el Señor puede usar Su Palabra para guiarnos de una manera muy práctica.
Lo mismo ocurre en asuntos que tienen que ver con la asamblea. Si lees en Hechos 1, verás que los hermanos tenían que decidir si alguien debía ocupar el lugar de Judas entre los apóstoles. Ellos suplicaron al Señor, y Él les dio una respuesta de Su Palabra. Pedro recordó la Escritura que decía: “Tome otro su oficio” (Hechos 1:2020For it is written in the book of Psalms, Let his habitation be desolate, and let no man dwell therein: and his bishoprick let another take. (Acts 1:20); Salmo 109:88Let his days be few; and let another take his office. (Psalm 109:8)). Aprendieron de esto, que alguien debía ser nombrado para su lugar vacante. Fue la Palabra de Dios la que les dio luz sobre lo que debían hacer en aquella situación. Entonces fueron y lo sortearon, y el Señor indicó Su pensamiento mediante el sorteo que recayó en Matías. No estoy sugiriendo que debamos sortear o echar suertes para conocer la mente del Señor. Eso se hizo antes de que el Espíritu de Dios viniera a la tierra a morar en la Iglesia. Después que el Espíritu fue enviado nunca encontramos a los apóstoles haciendo eso; era estrictamente una cosa del Antiguo Testamento, y ellos realmente estaban todavía en terreno del Antiguo Testamento en Hechos 1.
A propósito, recuerdo a un joven que quería mudarse a cierta ciudad y realmente agonizaba sobre esto ante el Señor, pero no podía obtener el pensamiento del Señor en cuanto a si debía ir o no. Así que decidió echar suertes sacando pajitas para obtener la mente del Señor. Tomó unas pajillas y escribió en una un pueblo o ciudad donde quería ir, y luego escribió otra ciudad en otra donde también le gustaría ir; escribió en otra, “Quédate donde estás”. Luego tenía un par de opciones más, no recuerdo cuáles eran. Finalmente se quedó con una pajita, y no sabía qué escribir en ella. Entonces se le ocurrió que escribiría: “¡No saques pajitas!”. Así que las mezcló todas y oró antes de sacar una, y ¿adivinas qué pajita sacó? Era: “¡No saques pajitas!”. No sé si se mudó o no, pero ya no sacó más pajitas.
Hechos 15 sería otro ejemplo de ser guiado por la Palabra de Dios. Este era un asunto muy serio que estaba ante los hermanos; había algunos entre ellos que estaban enseñando que una persona tenía que ser circuncidada antes de que pudiera ser salva. Estaban mezclando la Ley con la gracia. Los hermanos se reunieron para discutir este asunto. Lo disputaron por un tiempo, pero la forma en que finalmente obtuvieron el pensamiento del Señor fue acudiendo a la Palabra de Dios. Santiago sacó un principio de la Palabra de Dios que les dio luz en cuanto a lo que debían hacer.
Es maravilloso que tengamos la Palabra de Dios para guiarnos en las circunstancias de la vida. No estoy diciendo que necesariamente vayamos a tener un capítulo y versículo para todo, pero creo que podemos encontrar un principio en algún lugar de la Palabra sobre el cual podemos actuar y que nos guiará. Pero esos principios no te servirán de nada si no los conoces. La única manera que vas a aprender estos principios preciosos de la Palabra de Dios es leyendo tu Biblia. Yo te rogaría que entres en las Escrituras y aprendas esos principios valiosos para tu vida. Dice en Mateo 13:52,52Then said he unto them, Therefore every scribe which is instructed unto the kingdom of heaven is like unto a man that is an householder, which bringeth forth out of his treasure things new and old. (Matthew 13:52) que “todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas”. La única manera en que podía “sacar” cosas nuevas y viejas de su tesorería para aplicarlas a las necesidades del hogar, era que primero tenía que haber dedicado tiempo a poner esas cosas en su tesorería. Y lo mismo ocurre con nosotros. Debemos recoger principios de la Palabra y luego guardarlos en nuestros corazones para un momento de necesidad, cuando podemos aplicarlos a las situaciones de la vida. Cada uno de nosotros tiene una tesorería y es nuestro privilegio y gozo pasar tiempo poniendo cosas en ella.