Por lo tanto, después de haber hablado de esas cosas generales que tienen que ver con la voluntad de Dios, me gustaría examinar ahora cuatro formas principales en las que el Señor nos guía en los pequeños detalles de Su voluntad. Ahora, cuando hablamos del tema de ser guiados por el Señor, es imposible, realmente, hablar de ello sin implicar una condición de alma apropiada en el creyente que va a ser guiado. Con eso en mente, quiero ver primero algunos versículos que se refieren a la condición de nuestras almas.
Disposición para hacer la voluntad de Dios
Juan 7:1717If any man will do his will, he shall know of the doctrine, whether it be of God, or whether I speak of myself. (John 7:17) dice: “El que quisiere hacer Su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, ó si Yo hablo de Mí mismo”. Este versículo establece un gran principio que tiene que ver con conocer la voluntad de Dios. El contexto en el que se encuentra en Juan 7 tiene que ver con saber si cierta doctrina es correcta o incorrecta. Pero el principio es lo suficientemente amplio como para aplicarse a todos los asuntos de la vida. El principio es este: Debe haber una predisposición de nuestra voluntad a querer HACER la voluntad de Dios, ¡cueste lo que cueste! Esto significa que debemos querer hacer la voluntad de Dios, aunque duela. Fíjate: El versículo no dice: “El que quisiere conocer Su voluntad, la conocerá”. Más bien, dice: “El que quisiere hacer Su voluntad, conocerá ... ”. Esto significa que tiene que haber un compromiso en nuestros corazones para hacer Su voluntad, sin importar lo que nos pueda costar. Cuando existe ese profundo compromiso, el Señor seguramente nos mostrará Su voluntad.
Separación del mundo
Romanos 12:22And be not conformed to this world: but be ye transformed by the renewing of your mind, that ye may prove what is that good, and acceptable, and perfect, will of God. (Romans 12:2) dice: “Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto” (LBLA). Aquí tenemos otro punto con respecto a conocer la voluntad de Dios, y es: ¡estar separados del mundo! La razón de esto es que el mundo y sus principios afectarán nuestro pensamiento y nos harán perder el discernimiento. Si tenemos cualquier ambición o interés mundano en nuestras vidas, es seguro que nos nublará la mente en cuanto a esta cuestión, y nos impedirá conocer la voluntad de Dios para nuestra vida. Por eso, es importante no conformarse al mundo y a sus caminos.
Sinceridad
Efesios 5:14-1714Wherefore he saith, Awake thou that sleepest, and arise from the dead, and Christ shall give thee light. 15See then that ye walk circumspectly, not as fools, but as wise, 16Redeeming the time, because the days are evil. 17Wherefore be ye not unwise, but understanding what the will of the Lord is. (Ephesians 5:14‑17) dice: “Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como necios, mas como sabios; redimiendo el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”. Aquí hay otro prerrequisito para discernir la voluntad de Dios. Tiene que haber un ejercicio sincero del corazón. Si tenemos la actitud de ser descuidados e indiferentes acerca del camino de la fe por el que hemos de andar (lo cual es el significado de “dormir” en este versículo), ¿cómo podemos esperar que el Señor nos muestre Su voluntad? Es hipocresía. J. N. Darby lo dijo acertadamente: “El Señor no da luz a un cristiano dormido”. Este versículo dice que primero debemos “levantarnos”, ¡entonces el Señor nos “alumbrará” el camino! Aquí hay un orden moral. Leemos en el Salmo 36:9: “En Tu luz veremos la luz”. El cristiano apático y descuidado no va a obtener luz del Señor para su camino.
Probablemente ya les he contado esta historia antes; pero en fin, un maestro de escuela estaba un poco molesto por el estado apático de sus alumnos. Un día entró al salón y con la tiza escribió lo siguiente en el pizarrón: A-P-A-T-Í-A. Mientras lo escribía en letras grandes, un niño lo miró y pronunció en voz alta AA-PA-TÍA; luego, volviéndose hacia el niño que tenía al lado, le dijo: “¿Qué es la apatía?”. Y el otro niño respondió con desdén: “¡A quién le importa!”. ¡Eso es exactamente lo que significa la apatía! Ahora, si tomamos ese tipo de actitud con respecto a conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas, Él no nos va a enseñar Su camino. Él quiere corazones ejercitados. Necesitamos buscar al Señor con todo nuestro corazón y mente; y Él seguramente nos guiará en el camino, y conoceremos Su voluntad.
No tener motivos ocultos
Mateo 6:22-2322The light of the body is the eye: if therefore thine eye be single, thy whole body shall be full of light. 23But if thine eye be evil, thy whole body shall be full of darkness. If therefore the light that is in thee be darkness, how great is that darkness! (Matthew 6:22‑23) dice: “La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!” (LBLA). Aquí hay otra cosa importante respecto a estar en un estado adecuado para discernir los pensamientos y la voluntad de Dios: tener un ojo sincero. Sabemos que nuestros ojos naturales se utilizan para traer luz a nuestro cuerpo. Captan la luz a través de sus lentes, y la mente traduce esa información en una imagen para que seamos capaces de entender lo que estamos viendo. Pero esto sólo ocurre cuando nuestros ojos están “sanos”, y la luz que entra en el cuerpo no se ve obstaculizada. Lo mismo ocurre con nuestros ojos espirituales; necesitamos tener ojos espirituales sanos, o en buen estado, para que nuestra aprehensión espiritual no se vea perjudicada. Esto equivale a estar en una condición saludable del alma, sin tener motivos ocultos que impidan la entrada de la luz espiritual.
El Señor se refiere a dos condiciones en las que puede estar el ojo humano, y las correlaciona con dos condiciones del alma en las que podríamos estar espiritualmente. Uno tiene que ver con que el ojo sea “sano”, y el otro, con que el ojo sea “malo” (o enfermo). Naturalmente, si hay algo en nuestro ojo que impide que la luz pase a través de él y sea traducida por el cerebro, no podremos identificar lo que estamos mirando. Y todos sabemos cómo una cosa muy pequeña puede impedir que nuestros ojos vean las cosas con claridad. Una mota de polvo puede hacerlo. Lo mismo ocurre con las cosas espirituales. Tener un ojo malo o malsano, en un sentido espiritual, es tener motivos ocultos trabajando en nuestras almas, y esas cosas nos impiden ver ciertas verdades cuando se nos presentan. ¡Por lo tanto, debemos tener mucho cuidado con la condición espiritual de nuestra alma!
Por lo tanto, si tenemos dificultades para ver y comprender la verdad espiritual cuando se nos presenta, podría deberse a que hay algún motivo oculto en nuestras almas. Hay un compañero que conocemos que cuando le presentamos cierta enseñanza o principio de la Palabra de Dios, él a menudo dice, “¡No puedo verlo! ¡Simplemente no puedo verlo!”. Y si nos referimos a otro principio, suele decir lo mismo: “¡Es que no lo veo!”. ¡Y lo dice en serio! Y no dudo de que él tampoco pueda verlo. Pero podemos preguntarnos ¿por qué no puede verlo? Tiene algún obstáculo, algún motivo oculto, o su voluntad está trabajando, y eso bloquea la luz de esa verdad de su visión espiritual. Esto nos muestra que la lectura de las Escrituras y la oración no son necesariamente suficientes para comprender la mente de Dios sobre algo en particular; se necesita una condición correspondiente del alma para discernirla. La Biblia dice: “Pero el espiritual discierne todas las cosas” (1 Corintios 2:15,15But he that is spiritual judgeth all things, yet he himself is judged of no man. (1 Corinthians 2:15) traducción J. N. Darby).
Hay muchos cristianos hoy en día que están leyendo sus Biblias y están buscando por medio de la oración la mente de Dios sobre ciertos asuntos (y son sinceros), pero están todos en una niebla en cuanto a lo que Dios quiere que hagan. Están teniendo dificultad en obtener luz y discernir la mente del Señor en el asunto, y creo que es porque hay algún obstáculo moral, algún motivo no controlado que está en el camino. Esto nos muestra lo cuidadosos que debemos ser para mantener una buena condición del alma. Y esto, lo sabemos, se hace mediante el auto juicio diario, por el cual la comunión puede continuar sin interrupción (1 Juan 1:99If we confess our sins, he is faithful and just to forgive us our sins, and to cleanse us from all unrighteousness. (1 John 1:9)).
Veamos ahora estas cuatro maneras en que el Señor nos guía.