2 Crónicas 17-18

2 Chronicles 17‑18
 
La piedad y prosperidad de Josafat
Josafat, su hijo, le sucede y comienza su reinado caminando fielmente con Dios. Fortaleció su reino contra Israel, un enemigo más peligroso por su ejemplo que por su fuerza. Cuando algo pretende estar en conexión con Dios y reconocerlo, no hay seguridad excepto en juzgarlo con un juicio espiritual, que solo puede formarse a través de un sentido justo del honor de Dios, sin términos con lo que pretende estar conectado con Él y tratándolo como un enemigo. Esto es lo que Josafat hizo al principio; y, como no anduvo en los caminos de Israel, Jehová estableció el reino en su mano. Bendito de Jehová, quita los lugares altos y las arboledas, y busca con mucha fidelidad y celo instruir al pueblo en el verdadero conocimiento del Señor; Jehová lo preserva de la guerra, y algunas de las naciones incluso se vuelven tributarias de él a causa de su poder.
Prosperidad La trampa de Josafat; afinidad con Acab
En muchos aspectos, esta es una imagen más hermosa que cualquier cosa que hayamos leído en la historia de los reyes. Pero esta prosperidad se convierte en una trampa para él; Y dio frutos muy amargos cuando su verdadera piedad no estaba presente como contrapeso.
La prosperidad con la que Dios lo había bendecido como consecuencia de su fidelidad hizo que valiera la pena buscar la alianza con él, y hizo más difícil atacarlo. Así, a gusto, Josafat por su parte se une a la afinidad con Israel. Su prosperidad lo puso en condiciones de hacerlo de una manera que hizo que la alianza fuera honorable. El corazón humano, cuando no es guardado por Dios, puede actuar generosamente con respecto al mal que no teme; Pero esto no es caridad. Exteriormente, Josafat es fiel a Jehová, pero la ira de Jehová está sobre él.