2 Crónicas 29-30

2 Chronicles 29‑30
 
La energía de la fe en Ezequías no heredada
Si la piedad no se transmite de padre a hijo, la gracia puede obrar en el corazón y dirigir los pasos de aquel que tuvo al padre más malvado. Este fue el caso del hijo de Acaz. La forma en que Ezequías buscó la gloria de su Dios muestra una fe y energía notables. En los mejores días del reino, la verdadera piedad y la obra de justicia se manifestaron en Josafat; gran energía de fe se muestra ahora en Ezequías; y encontraremos en Josías una profunda reverencia por las Escrituras, por el libro de la ley.
El gobierno de Dios en referencia a la conducta del rey
Recuerdo aquí el gran principio, cuyos efectos el lector tiene que señalar en el libro que nos ocupa, a saber, el gobierno de Dios, que visitó cada acto con sus consecuencias inmediatas, un gobierno que siempre tuvo referencia a la conducta del rey. Pero, a pesar de algunos despertares y algunas restauraciones realizadas por la gracia, habiéndose corrompido completamente el pueblo, el poder real que solo los llamaba a sus deberes estaba destituido de la gloria de Dios; y al final, el juramento hecho en el nombre de Jehová fue quebrantado, la medida del pecado fue llenada, y el juicio de Israel, y los tiempos de los gentiles comenzó.
El reconocimiento del pecado conduce al perdón y a la verdadera adoración
Ezequías reconoce el estado pecaminoso de Israel, e invita al pueblo a limpiarse a sí mismo. Una adoración verdadera, que afecta en su carácter, se restablece (cap. 29:25-29), y el servicio de la casa de Jehová se pone en orden.
Pero el celo de Ezequías abarca a todo Israel, y envía cartas que, aunque la mayor parte se reían de ellas para despreciarlas, llevaron a muchas almas serias a la adoración de Jehová en Jerusalén. Si todo no se restablece como un todo, sin embargo, dondequiera que la fe esté en acción y un corazón sincero busque glorificar a Dios, siempre hay motivo para que los fieles se regocijen en los tratos de Dios. Dios perdonó su fracaso en la purificación necesaria para participar en el servicio del santuario; la oración de bendición subió a Su santa morada y fue concedida.