Ampliando Los Afectos De Nuestros Corazones (Cortejo)

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Ahora me gustaría ver algunos de los métodos que el Señor utiliza para atraer los afectos de nuestros corazones. Es parecido al “rastro del hombre en la moza” (Proverbios 30:19). De hecho, el Espíritu de Dios usa ese concepto en las Escrituras para ilustrar Sus movimientos en amor hacia nosotros. Siendo ese el caso, quiero ver varios ejemplos de amor de la vida real en la Palabra de Dios e identificar cómo el Señor atrae los afectos de Su pueblo hacia sí mismo.
Esta obra de cortejar los afectos de Su pueblo es algo en lo que Él se deleita enormemente. Él no cede esta labor a un ángel, ni a ninguna otra criatura para que lo haga por Él. Para el Señor es tan precioso que Él personalmente se compromete a llevarlo a cabo. ¿Quién ha oído hablar de un hombre que le dice a su amigo: “¡Ve y conquista a esa chica por mí!” No funciona de esa manera.
Ahora quiero hablar de cuatro componentes diferentes que el Señor desarrolla para tocar, atraer, y ampliar las afecciones de nuestros corazones.
1) Él Habla a Nuestros Corazones a Través De Su Palabra
La primera relación de amor a la que me gustaría recurrir es a la de Booz y Rut. Diríjase a Rut 2:8-138Then said Boaz unto Ruth, Hearest thou not, my daughter? Go not to glean in another field, neither go from hence, but abide here fast by my maidens: 9Let thine eyes be on the field that they do reap, and go thou after them: have I not charged the young men that they shall not touch thee? and when thou art athirst, go unto the vessels, and drink of that which the young men have drawn. 10Then she fell on her face, and bowed herself to the ground, and said unto him, Why have I found grace in thine eyes, that thou shouldest take knowledge of me, seeing I am a stranger? 11And Boaz answered and said unto her, It hath fully been showed me, all that thou hast done unto thy mother in law since the death of thine husband: and how thou hast left thy father and thy mother, and the land of thy nativity, and art come unto a people which thou knewest not heretofore. 12The Lord recompense thy work, and a full reward be given thee of the Lord God of Israel, under whose wings thou art come to trust. 13Then she said, Let me find favor in thy sight, my lord; for that thou hast comforted me, and for that thou hast spoken friendly unto thine handmaid, though I be not like unto one of thine handmaidens. (Ruth 2:8‑13): “Entonces Booz dijo á Ruth: Oye, hija mía, no vayas á espigar á otro campo, ni pases de aquí: y aquí estarás con mis mozas. Mira bien el campo que segaren, y síguelas: porque yo he mandado á los mozos que no te toquen. Y si tuvieres sed, ve á los vasos, y bebe del agua que sacaren los mozos. Ella entonces bajando su rostro inclinóse á tierra, y díjole: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que tú me reconozcas, siendo yo extranjera? Y respondiendo Booz, díjole: Por cierto se me ha declarado todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando á tu padre y á tu madre y la tierra donde naciste, has venido á pueblo que no conociste antes. Jehová galardone tu obra, y tu remuneración sea llena por Jehová Dios de Israel, que has venido para cubrirte debajo de sus alas. Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, no siendo yo como una de tus criadas”.
Booz es una figura de Cristo y Rut es una figura del pueblo del Señor—primeramente, Israel, pero también nosotros. La forma en que Booz trata a Rut es figurativa de la manera en que el Señor nos atrae. Él percibió a Rut en su campo, puso su amor sobre ella y tomó la iniciativa para ayudarla (Deuteronomio 10:18-19). Él se acercó a ella y le habló al corazón. ¡El resultado fue que cayó sobre su rostro! Sus dulces palabras atrajeron las cuerdas de su corazón. Ella dice en el versículo 13: “Has hablado al corazón de tu sierva”. ¿Saben, amigos?, esto es exactamente lo que el Señor quiere hacer con nosotros. Él quiere tomar Su Palabra y dirigirla directamente a nuestros corazones. Él tiene muchas cosas maravillosas para decirnos y si nosotros lo escuchamos, atraerá las cuerdas de nuestro corazón. Este es el primer paso que el Señor utiliza para conquistarnos—Él habla a nuestros corazones mediante Su Palabra.
La palabra de Booz a Ruth tuvo un profundo impacto en ella, y de la misma forma, cuando el Señor nos habla a nuestros corazones, también tendrá ese profundo efecto—esto es, si nuestra alma está en un estado correcto. Los dos que iban en el camino a Emaús podrían testificar de esto. Cuando el Señor abrió las Escrituras y habló con ellos, ellos dijeron: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino?” (Lucas 24:32). Nuestros corazones también arderán si dedicamos tiempo a Su Palabra en comunión con Él.
Rut preguntó: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que tú me reconozcas, siendo yo extranjera?” El que Booz se haya interesado en ella la conmovió tanto que le costaba creer que un hombre como él se tomara el tiempo para hablar con ella. La respuesta de Rut ilustra el efecto apropiado de la gracia trabajando en nuestros corazones. Muchos de nosotros hemos hecho la misma pregunta y pensado, ¿por qué querrá el Señor tener alguna relación con nosotros? Es por pura gracia soberana que Él nos acoge; realmente lo es. La Biblia dice: “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos: sino porque Jehová os amó” (Deuteronomio 7:7-8).
Como digo, realmente ella se postró al suelo. Ahora hermanas, con esto no estoy diciendo que, si algún hermano se les acerca y les habla, que se postren ante él. Él se preguntaría qué está pasando, y diría: “¡Ahora de qué se trata todo esto!” Creo que el punto aquí es que ella mostró respeto a Booz.
Entonces, ¿qué debemos aprender de esto? Bueno, es bastante simple; si nos tomamos el tiempo para estar con el Señor y dejar que Él nos hable a través de Su Palabra, sucederán cosas maravillosas en nuestros corazones. Tendrá un efecto profundo en nosotros. Esto significa que necesitamos abrir nuestras Biblias de manera regular. Mientras más tiempo pasemos en la Palabra, más se verán afectados nuestros corazones. Es un hecho.
Queridos amigos, el Señor quiere atraer los afectos de sus corazones en este día. Mientras más Le permitamos que nos hable a través de Su Palabra y conversemos con Él en oración, más atraídos serán nuestros corazones hacia Él. Y cuando el afecto de nuestro corazón se ensanche por Él, tendremos prisa por hacer Su voluntad. “Por el camino de tus mandamientos correré”. Es tan simple como eso.
2) Él Nos Da Nuevos Destellos De Sus Sufrimientos
La segunda relación amorosa que me gustaría ver es la de Salomón y su novia sulamita. Volvamos a Cantares 5:2-8: “Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía; Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche. Heme desnudado mi ropa; ¿cómo la tengo de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los tengo de ensuciar? Mi amado metió su mano por el agujero, Y mis entrañas se conmovieron dentro de mí. Yo me levanté para abrir á mi amado, Y mis manos gotearon mirra, Y mis dedos mirra que corría Sobre las aldabas del candado. Abrí yo á mi amado; Mas mi amado se había ido, había ya pasado: Y tras su hablar salió mi alma: Busquélo, y no lo hallé; Llamélo, y no me respondió. Halláronme los guardas que rondan la ciudad: Hiriéronme, llagáronme, quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalem, si hallareis á mi amado, Que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma”.
Aquí tenemos una situación en donde la novia se ha acomodado en su habitación. Su novio viene a visitarla deseando tener un poco de comunión, pero ella está con sueño y apática; y no quiere molestarse en levantarse y abrir la puerta para dejarlo entrar. Cuando él persiste, ella hace una serie de excusas débiles de por qué no está interesada en verlo en ese momento. Qué triste imagen es ésta; ¡ella dejó a su amado fuera de su vida!
Sabes, creo que, así como este novio, el Señor viene a nosotros todos los días de nuestras vidas buscando tener un poco de tiempo de comunión con nosotros. Él desea nuestra compañía y Se deleita en esa comunión; y quiere tener tiempo con nosotros. Pero si somos honestos, ha habido ocasiones donde Le hemos dado la misma respuesta que esta novia. Todo lo que puedo decir es que, si no empleamos el tiempo para estar con Él, hay algo serio que está obstruyendo nuestra relación. ¿Tú que pensarías de una relación matrimonial, donde la esposa elude la presencia de su esposo? Dirías que hay algo gravemente erróneo allí. Si hemos sido negligentes con el Señor y estamos contentos de seguir a cierta distancia de Él, Él lo siente. Y es difícil creer que un Cristiano sincero quiera herir o entristecer a su Señor y Salvador. Probablemente no lo hacemos intencionalmente, pero hay momentos cuando Lo dejamos fuera de nuestras vidas, y eso Le duele. Eso fue lo que caracterizó a la Asamblea en Laodicea; ellos dejaron al Señor fuera de sus vidas; Él se encontró fuera tocando. Estoy seguro de que Él lo sintió.
La novia sabía que no estaba en un estado apropiado para ver al novio. Ya ella se había quitado la “ropa” y no se sentía presentable. Es triste cuando por nuestras propias acciones, entramos en un estado en el que instintivamente sentimos la incompatibilidad con la presencia del Señor. ¡Cuán fácil sucede esto, cuando no somos cuidadosos! Podemos rápidamente inducirnos en un estado de apatía apagado y soñoliento, el cual nos puede arrastrar sin darnos cuenta.
Bueno, vemos que el novio no deja que su novia continúe en ese estado lamentable, por lo que tomó los medios para sacarla de su condición apática. Del mismo modo, el Señor es celoso de nuestros afectos y no nos dejará por siempre continuar en un estado lamentable. Primero él la llama: “Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía”. Pero fue inútil; sus palabras no la entusiasmaron. En cambio, todo lo que obtuvo fue un montón de excusas por parte de ella. Y eso es justo lo que nosotros hacemos cuando no estamos en un estado de alma correcto—inventamos excusas por no tomar el tiempo como deberíamos para estar con el Señor. Es fácil decir: “Tengo que ir a la escuela; tengo que ir a trabajar; no tengo tiempo ahora; quizás más tarde”. Yo estoy seguro de que Él se entristece cuando decimos esas cosas. El buscar al Señor solo cuando nos es conveniente, es evidencia de una condición lamentable.
El Señor quiere hablar a nuestros corazones a través de Su Palabra, como vimos con Booz y Rut, pero cuando nuestra condición es tal que no respondemos a Su Palabra, Él tomará otros medios para estimular nuestros afectos. Vemos esto ilustrado por lo que hizo el novio en el versículo 4. “Mi amado metió su mano por el agujero, Y mis entrañas se conmovieron dentro de mí”. Esta es la segunda cosa que el Señor hace para conquistar nuestros corazones: Nos deja ver nuevamente Sus sufrimientos. Él lo hace mostrándonos sus manos traspasadas. Es ahí donde veremos la prueba de Su amor por nosotros. Esto fue exactamente lo que Él hizo, después de que se levantó de entre los muertos y apareció en el aposento alto donde estaban reunidos los discípulos. “Mostróles las manos y el costado” (Juan 20:20). La intención fue conmover los afectos de sus corazones, y ciertamente debería conmover los nuestros también.
La cruz es la más grande evidencia del amor de Cristo. La Biblia dice: “así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á Sí mismo por ella” (Efesios 5:25). ¡Él lo hizo porque nos amaba! Y no hay momento como el partimiento del pan para hacer que nuestros pensamientos vuelvan a revivir esa escena en la que Él murió por nosotros. ¡Qué demostración de Su amor! No hay nada que despierte más el afecto de nuestros corazones, como el considerar Su amor por nosotros en la cruz. El remedio para un estado de alma adormecido es un nuevo contemplar de los sufrimientos de Cristo.
Bueno, eso la dispuso a levantarse y abrir la puerta a su amado. Cuando lo hizo, sus manos se untaron de la “mirra” que él había dejado allí, y eso despertó aún más, su deseo por él (versículo 5). La mirra en las Escrituras es figurativa de los sufrimientos de Cristo. (Esta es una resina que extraen de un árbol, el cual cortan hasta que brote la preciosa sustancia aromática). Pero cuando la novia “se levantó” y le abrió la puerta, él ya “se había ido” (versículo 6). Ahora eso puede parecer un poco extraño para nosotros. ¿Por qué se retiró, si él había dicho que quería entrar y estar con ella? La respuesta es que ella necesitaba sentir la consecuencia del desprecio a su amor. Ella quería tener comunión con él, pero a su manera, y eso no estaba bien. Además, ella no hace ningún acto de confesión por su error. Mas bien pensó que la relación podía ser reanudada a lo normal, como si nada hubiera pasado. Pero no fue así.
La lección aquí para nosotros es que, si vamos a disfrutar el amor del Señor y tener comunión con Él, debemos juzgarnos a nosotros mismos. No puede haber verdadera restauración en la comunión sin antes reconocer y hacernos responsables de lo que hicimos para romperla.
Lo que los “guardas” le hicieron fue incorrecto (versículo 7), pero Dios permitió que esto sucediera para llevarla a sus sentidos y a que se humille de su error. Las caídas tomadas correctamente pueden mantenernos humildes y hacernos más cuidadosos en el futuro. Después de esto, ella encontró a su amado, y nunca más se volvió a permitir salir de su presencia. Ella se benefició de la experiencia. En ello vemos una maravillosa restauración de amor.
3) Él Nos Cubre Con Regalos
Ahora veamos una tercera relación amorosa y la forma en que el Señor ensancha los afectos de nuestros corazones. Diríjase a Génesis 24:50-53: “Entonces Labán y Bethuel respondieron y dijeron: De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno. He ahí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová. Y fué, que como el criado de Abraham oyó sus palabras, inclinóse á tierra á Jehová. Y sacó el criado vasos de plata y vasos de oro y vestidos, y dió á Rebeca”. Lo que hizo el siervo ilustra otra forma en la que el Señor conquista nuestros corazones—¡Él nos cubre con regalos!
Ya conoces la historia. El siervo es una figura del Espíritu de Dios. Él fue enviado por Abraham, quien es una figura de Dios Padre, para encontrar una novia para Isaac, que es una figura de Cristo. Esta es una ejemplificación de lo que Dios ha estado haciendo durante los últimos 2000 años—llamando por medio del evangelio a una novia apartada de este mundo para su Hijo. Al encontrarla, el siervo le dio muchos regalos especiales. Y esos regalos son características de las vastas bendiciones espirituales que nos han sido dadas en Cristo. Él le entregó “vasos de plata y vasos de oro”. Como saben, la “plata” en las Escrituras es figurativo de la redención, y el “oro” habla de la justicia divina. Estas cosas, que son nuestras en Él, son muestras de “las riquezas inescrutables de Cristo” (Efesios 3:8). Él también le otorgó “vestidos”, el cual habla de la aptitud moral que Dios obra en nosotros mediante el Espíritu para hacernos aptos compañeros para Su Hijo (Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18).
Permítanme advertir a cualquier hermano que esté buscando una esposa, que tenga cuidado en dar regalos caros. Así podrías despertar el corazón de alguien. No lo hagas a menos que tenga el compromiso de respaldarlo.
Es difícil decir si en ese momento Rebeca entendió que ella había sido escogida para ser la esposa del hombre más favorecido sobre la tierra. Pero esa era exactamente su porción. ¡Qué inmenso privilegio fue esto! Isaac fue el hombre en quien se centraron los consejos de Dios con respecto a la bendición de todas las familias de la tierra que tenían fe. Dios le dijo a Abram: “Serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3; Gálatas 3:8). Poco después le declaró: “En Isaac te será llamada descendencia” (Génesis 21:12; Romanos 9:7). Isaac, por lo tanto, es una figura apta de Cristo.
Al nosotros ser traídos a una relación con el Señor Jesucristo, nos han sido dados muchos regalos maravillosos y preciosos. ¡Hemos sido cubiertos con la bendición más alta que Dios podría dar de todas! Dice en Efesios 1:3, “Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo”. Como la novia de Cristo, hemos sido supremamente bendecidos más que todos los que fueron bendecidos por Dios en otras épocas. ¡Él nos ha dado toda una gama de bendiciones celestiales que son como cumbres de bendiciones en las que Dios mismo no podía ir más alto!
Ahora amigos, el Señor no tenía que hacer esto por nosotros, pero Él nos ama y quiere que seamos sumamente bendecidos en nuestra comunión con Él. Su amor no se detendría ante nada menos que la cima para aquellos que serían Su novia. Estas bendiciones Cristianas que son nuestras nunca fueron dadas a los santos del Antiguo Testamento. Abraham, Isaac y Jacob no son tan bendecidos como nosotros. Hemos sido posicionados en el lugar más alto posible de relación y privilegio que Su amor podría proporcionar. Ningún otro grupo de las criaturas de Dios—hombres o ángeles—ha sido tan bendecido como los cristianos. Una ilustración de esto se ve en Abraham dando regalos a todos sus hijos, pero a Isaac le dio “todo cuanto tenía”. Y todo lo que era de Isaac fue compartido con Rebeca, su novia (Génesis 25:5-6).
Puede que no nos demos cuenta, pero nuestro lugar delante de Dios es tan alto que ningún ángel se atrevería a poner su pie. Hay un viejo himno que la gente solía cantar: “Me gustaría ser un ángel, y con los ángeles estar”. Pero esto está saturado de ignorancia. Ni siquiera el arcángel Miguel tiene el lugar que tenemos nosotros. Una vez, la hermana doña Munck estaba ayudando a una señora, y la mujer agradecida dijo: “Oh, eres un ángel”. Doña Munck contestó: “No lo soy; yo soy superior a un ángel. ¡Ellos solo son mis sirvientes!” Esto es muy cierto. Nosotros pertenecemos a una nueva creación de hombres que es superior a los ángeles (Hebreos 2:6-13). ¡Ante Dios estamos posicionados en el propio lugar del Hijo! El mismo lugar donde el Señor Jesús está delante de Dios, es nuestro lugar. Y todo lo que Él tiene lo comparte con nosotros. No puedes obtener nada más alto que eso. Esto no se dice de los santos de otras épocas—solo a la compañía Cristiana. Si pudiéramos ser más bendecidos, ¡no creo que pudiéramos soportarlo!
Ahora hermanos, ¿por qué ha hecho el Señor esto por nosotros? Él nos pudo haber librado del infierno y nosotros haber estado eternamente agradecidos por ello—como dice el himno:
Con temor, fue nuestro anhelo
Dentro de su puerta entrar,
Recibir misericordia,
Un rincón sólo ocupar.
(Himnario Mensajes del Amor de Dios #781)
Esto hubiera sido más que suficiente para nosotros. Pero mucho antes, Él ordenó que hubiera mucho más. Él tiene guardado para nosotros la corona, el trono y la mansión. Tal es Su amor. Vuelvo y te pregunto: “¿Por qué ha hecho el Señor todo esto por nosotros?” En simple respuesta, Él lo hizo para ganar nuestros corazones. Cuando la magnitud de nuestras bendiciones y el amor que lo proporcionó todo se apoderen de nuestras almas, nos dejará prendados, rendidos a Sus pies. Nunca hubiéramos soñado con ser bendecidos en lugares tan sublimes. Si se nos hubiera dado la opción de escoger cómo ser bendecidos, nunca hubiéramos pedido algo tan grande como ello.
Esa es realmente la fuerza de Efesios 3:20-21. Después de repasar estas cosas maravillosas, el Apóstol Pablo resonó en una doxología de alabanza, diciendo: “Y á Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos ó entendemos, por la potencia que obra en nosotros, a Él sea gloria en la iglesia por Cristo Jesús, por todas edades del siglo de los siglos. Amén”. Esto a menudo se ha tomado fuera de contexto, y se piensa que significa que el Señor responderá a nuestras oraciones de una manera que es mucho mejor de lo que hubiéramos pedido. Tú lo puedes aplicar de esa forma, pero eso no es realmente a lo que Pablo se refiere. Él estaba alabando a Dios por Su sabiduría en planificar tan inmenso alcance de gloria y bendición que está muy por encima de cualquier cosa que hubiéramos pedido o pensado.
En nuestros pensamientos limitados, nosotros nunca hubiéramos soñado con ser bendecidos junto al mismo Hijo de Dios, el Creador del universo, y compartir Su lugar de bendición, privilegio y gloria, ¡como coherederos! Te digo que nunca hubiéramos pensado en tal cosa. Quizás hubiéramos pedido una larga vida, ser ricos, o algo por el estilo. Nuestros pensamientos no habrían sobrepasado a las cosas terrenales. El Señor lo sabía, así que Él tomó la tarea y lo diseñó todo para nosotros. Y ahora que el Apóstol considera la inmensa expansión de gloria que rodea al Hijo de Dios y el amor que lo planeó todo, no puede evitar resonar en alabanza.
Amigos, es realmente triste que la Iglesia conozca tan poco de sus bendiciones. Si lo supiéramos, no desearíamos las cosas del mundo. Las cosas mundanas pierden su encanto cuando el Señor Jesús captura nuestros afectos y la fe se apodera de lo que verdaderamente es nuestro en Él. Es una pena; realmente lo es. Hemos sido bendecidos supremamente, pero la mayoría de los Cristianos no parecen conocer mucho al respecto. Estoy seguro de que si hoy condujéramos una encuesta entre los creyentes sobre cuáles son sus bendiciones Cristianas, creo que recibiríamos respuestas bastante extrañas.
Quizás algunos dirían que han sido bendecidos por tener una esposa encantadora e hijos saludables y un buen trabajo. Pero esas cosas son misericordias para las criaturas; no son nuestras bendiciones Cristianas. Otros podrían decir que es nacer de nuevo, conocer al Señor y tener nuestros pecados perdonados. Ahora, por supuesto que estas son bendiciones, pero estas no son las bendiciones peculiares del Cristiano. Estas son bendiciones del Nuevo Pacto que son comunes a toda la familia de Dios (Jeremías 31:31-34; Hebreos 8:10-13). Esas bendiciones del Nuevo Pacto son nuestras, y estamos agradecidos por ellas. Pero nuestras bendiciones Cristianas en Cristo son mucho más superiores que esas. Si tuviera que recurrir a un pasaje que muestra nuestras bendiciones especiales Cristianas, te señalaría a Efesios 1. Este los resume bajo tres encabezados:
•  Filiación en relación con Dios nuestro Padre (versículos 3-7).
•  Membresía en el cuerpo místico de Cristo—llamado “el Cristo” (versículos 8-10).
•  Herederos en relación con la herencia (versículos 11-14).
Entonces, tenemos las bendiciones del Nuevo Pacto; eso es una cosa, pero también nos han sido dadas nuestras bendiciones Cristianas únicas, que son inmensamente más altas. El hermano Lunden solía decir que las bendiciones relacionadas con el Nuevo Pacto son nuestras bendiciones más pequeñas. (Él no las estaba minimizando, sino que señalaba que tenemos algo mucho más sublime). Y luego, fluyendo de nuestras bendiciones Cristianas, se nos han otorgado privilegios especiales basados en esas bendiciones, las cuales los santos de otras épocas tampoco tenían.
Y si eso no te deja asombrado, el Señor nos ha dado “todas las cosas que pertenecen á la vida y á la piedad” (2 Pedro 1:3), las cuales son otra variedad de cosas que Él nos ha dado para nuestro camino a la gloria. Creo que esto está ejemplificado en los “camellos” que el criado le dio a Rebeca para el viaje. Él le dio joyas, pero también le dio camellos para montar. Él pensó en todo, asimismo como nuestro Dios. Amigos, cuando pausamos y pensamos en estas cosas, se nos estremece el corazón. ¿No te mueve a querer conocer mejor al Señor? Bueno, esa fue la reacción inmediata que hubo en Rebeca. Ella empezó a preguntar al criado de Abraham sobre el hombre con quien se iba a casar. Ella dijo: “¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros?” (Génesis 24:65)
Una hermana mayor, que está aquí hoy, me dijo hace más de veinte años atrás, “Cuando fui salva, supe que el Señor me amaba. Pero ahora que entiendo cuán grandemente me ha bendecido, debo decir que ¡jamás imaginé que Él me amara tanto!” Hablando yo de estas cosas con un inconverso, me dijo: “Si realmente crees eso, ustedes deben de ser la gente más feliz de la tierra”. Pero hermanos, lo que me incomoda profundamente es que hay Cristianos para quienes estas cosas tienen muy poco significado. Probablemente a ellos les parezca ciencia ficción. Tenemos tanto para disfrutar, pero muchos nunca se han tomado el tiempo de aprender cuán grandemente bendecidos son ellos en Cristo. Te preguntarás, ¿qué anda mal?
Me recuerdo de una historia que leí una vez de un Americano Nativo quien había servido valientemente en la Guerra Civil. Después de la guerra, se le presentó una medalla de honor. Una de las cosas prometidas era que por el resto de su vida tendría acceso ilimitado de comidas gratis en cualquier programa de asistencia gubernamental del país. ¡Años después lo encontraron muriendo de hambre! Y cuando abrieron su camisa para auxiliarle, descubrieron que él había convertido la medalla en un collar, que llevaba al cuello. Nunca se percató de que decía tener un boleto de comida gratis de por vida. El allí moría de hambre, por no saber lo que era suyo. Amigos, hay muchos Cristianos quienes están en la misma situación. Son bendecidos más allá de lo imaginable, pero no lo saben, y, por lo tanto, no lo están disfrutando. ¡Qué pena! Se encuentran dando vueltas buscando algo para satisfacer sus almas en la basura de este mundo. No pueden estar contentos. Lo que tienen que hacer es “Gustad, y ved que es bueno Jehová” (Salmo 34:8).
Las cosas que el siervo le dio a Rebeca la hicieron dispuesta. Ellos le preguntaron: “¿Irás tú con este varón?” Y ella dijo: “Iré” (Génesis 24:58). ¿Cómo podríamos pensar que ella iba a responder de otra manera? Su corazón fue atraído por esas oberturas de amor. Creo que cuanto más comprendamos y disfrutemos cuán ricamente hemos sido bendecidos en Cristo, más se extenderán los afectos de nuestros corazones y estaremos dispuestos para hacer Su buena voluntad. Estos dones maravillosos que el Señor nos ha otorgado están intencionados a tocar nuestros corazones y atraer nuestros afectos hacia Él.
4) Él Nos Hace Grandiosas Y Preciosas Promesas
Ahora pasemos a 2 Pedro 1:3-4, “Como todas las cosas que pertenecen á la vida y á la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud: por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas”. Ya hemos mencionado las cosas que pertenecen a “la vida y á la piedad” siendo estas la provisión del Señor para nuestro camino hacia la gloria, pero hay algo más aquí que me gustaría enfocar: las “preciosas y grandísimas promesas”. Esta es otra cosa que el Señor nos ha dado para conquistar nuestros corazones—Él nos ha dado muchas grandes y preciosas promesas.
A diferencia de muchos hombres en este mundo, el Señor no hace promesas que no cumpla. Las chicas han sido advertidas de los hombres que hacen promesas circunstanciales. Una promesa incumplida significa un corazón destrozado. Pero el Señor no es así. Nosotros no nos tenemos que preocuparnos de que Él rompa alguna de Sus promesas. Todo lo que Él dice es firme “Porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en Él Amén” (2 Corintios 1:20).
Me gustaría llamar su atención a la traducción más precisa de 2 Pedro 1:4 por J. N. Darby, que dice: “Él nos ha dado las más grandes y preciosas promesas”. Recuerde, Pedro estaba hablando a los judíos convertidos. A la nación de Israel se le había dado algunas promesas grandes del Señor a través de sus ancestros, pero Pedro hace contraste con las promesas que tenían ahora después de convertirse en Cristianos. ¡Ellos tenían las “más grandes” promesas de todas! Israel había recibido grandes promesas, ¡pero los Cristianos tienen las mayores promesas! Alguien comentó que existen 30,000 promesas en la Biblia, y las más grandes de ellas son dadas a los Cristianos.
¿Cuáles son algunas de estas grandes promesas? Bueno, esto podría tomar el resto de la tarde, pero escogeré algunas.
•  Existe Su promesa de perpetuidad de relación. Él dice: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Cuántas mujeres han escuchado a un hombre decir: “No te dejaré”, para entonces verlo dejarla más adelante. Eso no sucederá con el Señor.
•  Existe su promesa de seguridad. Su Palabra dice: “A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría” (Judas 1:24). Él nos protegerá y nos guardará seguros cerca de Él (Deuteronomio 33:12).
•  Existe la promesa de una dulce comunión con Él todos los días de nuestras vidas. Él dijo: “El que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). En algunas relaciones matrimoniales no existe mucha comunicación. Pero eso no es lo que el Señor quiere en nuestra relación con Él.
•  Existe Su promesa de tener una vida feliz y plena. Él dijo: “Cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25). Si nosotros dedicamos nuestras vidas a Su causa en la tierra, vamos a encontrar el verdadero significado de una vida plena.
•  Existe la promesa de tener tesoro en el cielo. Él dijo: “Ve, vende todo lo que tienes, y da á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo” (Marcos 10:21).
•  Existe Su promesa de contestar a las peticiones en oración. Él dijo: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (Juan 14:13-14).
•  Existe Su promesa de sabiduría para las muchas decisiones que enfrentamos en la vida. Él dijo: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el cual da á todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada” (Santiago 1:5).
•  Existe Su promesa de estar en medio de los que están reunidos a Su nombre. Él dijo: “Donde están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos” (Mateo 18:20).
•  Existe Su promesa de recompensas venideras en el reino. Él dijo: “Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare haciendo así. De cierto os digo, que sobre todos sus bienes le pondrá” (Mateo 24:46-47).
•  Existe Su promesa de volver de nuevo para llevarnos a la casa de Su Padre arriba. Él dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, á preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré á mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3).
•  Existe la promesa de ser hecho moral y físicamente como Él. Él “transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria” (Filipenses 3:21; 1 Juan 3:2).
•  Existe Su promesa de que reinaremos con Él en Su reino. Su Palabra dice: “Si sufrimos, también reinaremos con Él” (2 Timoteo 2:12; Lucas 22:29).
No tenemos tiempo para mirarlo ahora, pero creo que la historia de David y Abigail ilustra esto (1 Samuel 25). Ellos son otra figura de Cristo y la Iglesia. Él le hizo una promesa maravillosa, la cual inclinó su corazón en profundo agradecimiento. Le pidió que fuera su esposa y que compartiera el trono en Israel con él. Pero en ese momento todo era una promesa porque él aún no lo tenía. En ella produjo la disposición correcta—la inclinó a ir y ser su esposa. De hecho, ella tenía prisa. Dice: “Y levantándose luego Abigail con cinco mozas que la seguían, montóse en un asno, y siguió los mensajeros de David, y fué su mujer” (1 Samuel 25:4242And Abigail hasted, and arose, and rode upon an ass, with five damsels of hers that went after her; and she went after the messengers of David, and became his wife. (1 Samuel 25:42)).
Las muchas promesas que el Señor nos ha hecho están diseñadas para despertar el afecto de nuestros corazones. Creo que si consideramos lo que el Señor ha prometido, causará un afecto profundo en nosotros y nos apresurará—así como Abigail—“el hacer, por su buena voluntad”.
La Parte del Señor en Esto
Sabes, de este tema hay otro ámbito que hemos estado viendo—y ese es el lado del Señor. ¿Sabías que cuando Él recibe una respuesta de nuestros corazones, Su corazón es cautivado? Dice en Cantares 4:9: “Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has preso mi corazón con uno de tus ojos”. ¡La novia se volteó y lo miró y él casi se quedó magnetizado! ¡O, como el Señor aprecia nuestro amor! Solo piensa en Su corazón esta tarde. Él se estremece cuando ve el más mínimo movimiento de nuestros corazones hacia Él.
Déjame preguntarte: “¿Quieres hacer feliz al Señor? ¿Quieres traerle placer? Entonces, dale tu corazón. Él dice: “Dame, hijo mío, tu corazón” (Proverbios 23:26). Piénsalo; ¡Tú puedes deleitar el corazón del Creador del universo dándole tu amor! Nosotros podemos darle nuestro amor, no solo agradeciéndole y alabándole, sino también haciendo las cosas que Le agradan. Él dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Y cuando lo hacemos, ocurre algo extraño e inexplicable—somos hechos sumamente felices. Este realmente es el secreto de una vida Cristiana feliz y fructífera. Si pudiéramos dejar de buscar nuestros propios placeres a través de todas las cosas en las que gastamos nuestro dinero y tiempo, y en vez tratáramos de agradar al Señor, nosotros encontraríamos la verdadera felicidad. Quienes han descubierto este secreto, han encontrado el verdadero significado de la vida. Ellos son las personas más felices en esta tierra. “Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová” (Salmo 144:15). Él es el eterno amante de tu alma. Dale tu amor. No te arrepentirás de haberlo hecho.