Apagar y Contristar el Espíritu

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Estas son dos cosas negativas que ningún cristiano sobrio quiere en su vida. Pero, tristemente, por nuestras acciones descuidadas, llegamos a “contristar” y “apagar” el Espíritu Santo que mora en nosotros (Efesios 4:30; 1 Tesalonicenses 5:19).
En cuanto a apagar el Espíritu, Dios quiere usarnos como un canal por el cual Él puede obrar para la bendición de otros. El Señor dijo: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre. (Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él ... )” (Juan 7:38). Dios desea obrar por medio de nosotros por el Espíritu, y nuestra responsabilidad es permitir que el Espíritu tenga esa libertad. No debemos obstaculizarlo en esto. Si lo hacemos, estamos apagando el Espíritu. Es como una manguera de jardín por la cual fluye agua. Si alguien viene y la dobla, el flujo de agua se detiene, o se ve grandemente impedido. Del mismo modo, puede ser que el Espíritu nos esté guiando a hacer algo para el Señor y nuestras voluntades se oponen, y no lo hacemos. Tal vez es para citar un himno en una reunión bíblica, o tal vez para obsequiarle un tratado del evangelio a alguien, etcétera.
Apagar el Espíritu es ilustrado en las Escrituras en la historia del siervo de Abraham (Génesis 24). Él es un tipo del Espíritu de Dios que fue enviado para adquirir una esposa para Isaac (un tipo de Cristo). Es un cuadro del Espíritu siendo enviado a este mundo para sacar una esposa para Cristo. Después de haber recibido permiso de Betuel (el padre de Rebeca) para llevarla a Isaac, su madre y su hermano interfirieron y querían detener al siervo de Abraham “á lo menos diez días” antes de permitir que se la llevara (el margen de la traducción King James en inglés dice “por todo un año” – Génesis 24:55). Este es un cuadro de apagar el Espíritu. El siervo dijo: “No me detengáis, pues que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya á mi señor” (Génesis 24:56). Del mismo modo, el Espíritu nos está diciendo, “No me detengáis.” Él quiere guiar nuestros corazones hacia Cristo y utilizarnos como un canal de bendición para otros, y Él no quiere que nada se interponga en cuanto a eso.
Contristar al Espíritu Santo es un poco diferente. Tiene que ver con nosotros ir a hacer algo que el Espíritu no nos llevó a hacer, y, de esa forma, Él es contristado por nuestras acciones. El pecado es lo que entristece al Espíritu. Cuando el creyente peca, el Huésped divino morando dentro lo siente y nos ejercitará para que lo juzguemos.
En una forma resumida; apagar el Espíritu es no hacer algo que Él quiere que hagamos, y contristar al Espíritu es hacer algo que Él no nos llevó a hacer.