Campamento

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Esto se refiere al sistema religioso del judaísmo que el Señor ordenó para Israel (Éxodo 25-31; Hebreos 13:13). Es predominantemente una manera exterior de acercarse a Dios en adoración por medio de formas y rituales ceremoniales. Fue un orden terrenal de práctica religiosa dado a un grupo terrenal de personas en tiempos del Antiguo Testamento, que tenían esperanzas terrenales y un destino terrenal en la tierra de Canaán. “El campamento,” por lo tanto, se refiere al judaísmo y todos sus principios y prácticas relacionadas. Este se encuentra en contraste directo con “el camino ... nuevo y vivo” de adoración en el cristianismo (Hebreos 10:19-22), que es la manera celestial de acercamiento a Dios “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24) ordenado para un grupo celestial de creyentes, que tienen esperanza celestiales y un destino celestial.
En el tiempo presente, el del cristianismo, el Señor está fuera “del real” (Hebreos 13:13). Los líderes responsables del sistema judaico, ¡Lo echaron fuera y Lo mataron! (Mateo 21:37-39; Juan 1:11; Hechos 3:13-15; Hebreos 13:12). En la resurrección, el Señor permaneció fuera de ese sistema y continuará así “hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles” (Romanos 11:25). En el presente, Él está reuniendo a creyentes alrededor de Sí mismo para la adoración, ministerio y comunión cristiana en el lugar seleccionado por Él fuera del campamento (Hebreos 13:13-16; Mateo 18:20). El escritor de Hebreos nos dice que esto tiene la forma del camino nuevo y vivo en el cristianismo. El punto en Hebreos 13:9-16 es que Dios no quiere que los dos sistemas de adoración (judaísmo y cristianismo) sean mezclados (Hebreos 13:10). El pasaje nos dice que el judaísmo es un orden de cosas del cual los cristianos deben separarse, porque el Señor no se está identificando con él hoy. Ellos son instruidos a salir “pues á Él fuera del real” y a ofrecer “por medio de Él á Dios siempre sacrificio de alabanza” allí donde Él está, sin el uso de todos los medios externos de adoración utilizados en el judaísmo (Hebreos 13:15).
El problema es que las denominaciones en la cristiandad no han entendido la enseñanza en Hebreos 13:9-16. Tampoco han dado la debida consideración a la instrucción de Hebreos 9:8-9, 9:23-24, que dice que el sistema del tabernáculo del Antiguo Testamento (“el real”) es una figura del verdadero santuario en el que los cristianos pueden ahora adorar por el Espíritu. En lugar de verlo como una figura, los cristianos han utilizado el sistema del tabernáculo como un patrón para sus iglesias, y han tomado muchas cosas en sentido literal de aquel orden judaico para sus lugares de culto y sus servicios religiosos.
La siguiente es una pequeña lista de algunas de las cosas que fueron tomadas del judaísmo en la formación de iglesias modernas:
•  El uso literal de templos y catedrales ornamentados para lugares de culto.
•  Una casta especial de hombres que han sido ordenados para oficiar en nombre de la congregación.
•  El uso de instrumentos musicales para adorar.
•  El uso de un coro.
•  El uso de incienso para crear una atmósfera religiosa.
•  El uso de túnicas para los “ministros” y los miembros del coro.
•  El uso literal de un altar (aun si no es para sacrificios).
•  La práctica del diezmo.
•  La observancia de días sagrados y fiestas religiosas.
•  Un registro de nombres de las personas en la congregación.
La adoración judaica apela a los sentidos naturales, siendo una religión terrena y relativa a los sentidos. ¡De hecho, una persona no necesita ni siquiera nacer de nuevo para apreciarla y disfrutarla! Así, ella es estimulada por:
•  La vista: p.ej., la grandeza del templo (1 Reyes 10:4-5; Marcos 13:1; Lucas 21:5).
•  El olfato: p.ej., la quema de incienso que creaba una atmósfera atrayente (Éxodo 30:34-38).
•  El gusto: p.ej., comer de los sacrificios (Deuteronomio 14:26).
•  El oído: p.ej., la hermosa música producida por la orquesta y el acompañamiento del coro (1 Crónicas 25:1, 25:3, 25:6-7).
Es verdad que muchas de estas prácticas judaicas han sido alteradas un poco por las iglesias de la cristiandad para que puedan encajar en un contexto cristiano, pero estos lugares todavía tienen los adornos del judaísmo. De hecho, tristemente, ese orden judaico ha permeado la iglesia. Muchas de esas cosas rodearon al cristianismo durante tanto tiempo que acabaron por ser aceptadas por las masas como el modelo de Dios. La mayoría de las personas hoy en día piensan que es bueno y cierto tener esta mixtura judeo-cristiana. Tristemente, la mezcla de estos dos órdenes de acercamiento a Dios destruyó la distinción de cada uno, y lo que resultó de esa mixtura es algo que no es ni verdadero judaísmo, ni verdadero cristianismo. Ambos han sido corrompidos (Lucas 5:36-39).
En el cristianismo, ofrecemos “sacrificios espirituales” ayudados por el Espíritu Santo (1 Pedro 2:5; Filipenses 3:3) en contraste con las “ordenanzas acerca de la carne” en el orden judaico (Hebreos 9:10). Los sacrificios cristianos de alabanza son hechos en la presencia inmediata de Dios dentro del velo (Hebreos 10:19-20, 13:15). Esto es un privilegio que Israel no tenía. Es significativo que no encontramos en ningún lugar en el libro de los Hechos, o en las Epístolas, que los cristianos adoraran al Señor, en sus reuniones, mediante rituales y medios mecánicos exteriores, como los instrumentos musicales. Los dos únicos medios que los cristianos usan en la adoración en la Escritura son sus “corazones” (Colosenses 3:16; Efesios 5:19) y sus “labios” (Hebreos 13:15). Puesto que la adoración cristiana es “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24), podemos sentarnos tranquilamente en una silla y el Espíritu Santo puede producir en nuestra almas y espíritus la verdadera alabanza a Dios. Esta es la verdadera adoración (cristiana) celestial, pues en el cielo no habrá ninguna necesidad de instrumentos musicales y rituales en la adoración a Dios, como en el judaísmo. Así, el lugar de adoración cristiana es:
•  Dentro del velo en espíritu (Hebreos 10:19-20).
•  Fuera del campamento en cuanto a la posición eclesiástica (Hebreos 13:13).
No es que el orden judaico de adoración sea malo; no lo es. Fue establecido y ordenado por Dios para Israel. Lo que la Escritura enseña es que no es para la Iglesia. Cuando Israel sea restaurado y bendecido en su tierra en un día venidero (el Milenio), ellos apropiadamente adorarán a Dios según ese orden judaico (Ezequiel 43-46).