El problema que enfrentaba la Iglesia en esos primeros días era que los maestros anticristianos se habían infiltrado en las filas cristianas y estaban corrompiendo a muchos creyentes meramente profesantes con sus malas doctrinas (capítulos 2:18-26; 4:1-6). Estos falsos maestros profesaban conocer a Dios y tener vida eterna*, pero eran impostores. La preocupación de Juan era que ellos “engañarían” a los santos con sus doctrinas erróneas y los llevarían a “extraviarse” (capítulo 2:26, traducción J. N. Darby). Los santos, por tanto, necesitaban poder identificar a estos charlatanes y así evitarlos. Para ayudarlos a reconocer cuáles eran reales y cuáles no, Juan se vio guiado a introducir varios elementos esenciales de la naturaleza de Dios (que caracterizan a los hijos de Dios) mediante los cuales se podía detectar toda falsa pretensión a la posesión de la vida eterna*. Esto proporcionaría a los santos un patrón con el que podrían probar, y así saber quién era falso, y rechazar la comunión con ellos, como Juan ordena hacer a la señora elegida (2 Juan 9-119Whosoever transgresseth, and abideth not in the doctrine of Christ, hath not God. He that abideth in the doctrine of Christ, he hath both the Father and the Son. 10If there come any unto you, and bring not this doctrine, receive him not into your house, neither bid him God speed: 11For he that biddeth him God speed is partaker of his evil deeds. (2 John 9‑11)).
Luz y tinieblas
Capítulo 1:5.— El primer elemento esencial de la naturaleza y el Ser de Dios que Juan nos presenta es la luz. Él dice: “Y este es el mensaje que oímos de Él, y os anunciamos: Que Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas”. “Luz” significa la absoluta santidad y verdad, mientras que “tinieblas” significa maldad y ausencia del conocimiento de Dios. Al declarar que “Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas”, Juan deja en claro que Dios es absolutamente santo y que no es posible que el pecado sea encontrado en Él, o de alguna manera asociado con Él. Todo verdadero cristiano sabe esto.
En este pasaje, Juan afirma que Dios no solo “es luz” (versículo 5), sino que “está en la luz” (versículo 7). Dado que la luz disipa las tinieblas y revela las cosas como realmente son (Efesios 5:1313But all things that are reproved are made manifest by the light: for whatsoever doth make manifest is light. (Ephesians 5:13)), al declarar que Dios ahora está en la luz, Juan indica que Dios se ha revelado completamente. Esto, como vimos en los versículos 1-2, fue hecho por la venida de Cristo al mundo. Ahora ha habido una revelación completa del Padre en Cristo (Juan 1:18; 14:918No man hath seen God at any time; the only begotten Son, which is in the bosom of the Father, he hath declared him. (John 1:18)
9Jesus saith unto him, Have I been so long time with you, and yet hast thou not known me, Philip? he that hath seen me hath seen the Father; and how sayest thou then, Show us the Father? (John 14:9)). En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios habitaba en “la oscuridad” con respecto a la revelación de Su Persona (1 Reyes 8:1212Then spake Solomon, The Lord said that he would dwell in the thick darkness. (1 Kings 8:12); 2 Crónicas 6:11Then said Solomon, The Lord hath said that he would dwell in the thick darkness. (2 Chronicles 6:1)). En aquellos tiempos fueron revelados ciertos atributos de Dios, pero Él no había sido declarado completamente. Tal revelación esperaba la venida de Cristo, el Revelador de Dios. Así, como resultado de la venida de Cristo, el Dios que es luz se ha colocado en la luz.
Dios no solo está en la luz, sino que sus hijos también están en la luz. La venida de Cristo trajo a Dios a la luz, pero es la sangre de Cristo derramada en Su muerte lo que nos preparó para esa luz (versículo 7). Antes de la conversión, éramos “tinieblas” (Efesios 5:88For ye were sometimes darkness, but now are ye light in the Lord: walk as children of light: (Ephesians 5:8)a), pero al venir a ser creyentes en el Señor Jesucristo, fuimos sacados “de las tinieblas á Su luz admirable” (1 Pedro 2:99But ye are a chosen generation, a royal priesthood, an holy nation, a peculiar people; that ye should show forth the praises of him who hath called you out of darkness into his marvellous light: (1 Peter 2:9); Hechos 26:1818To open their eyes, and to turn them from darkness to light, and from the power of Satan unto God, that they may receive forgiveness of sins, and inheritance among them which are sanctified by faith that is in me. (Acts 26:18); 2 Corintios 4:66For God, who commanded the light to shine out of darkness, hath shined in our hearts, to give the light of the knowledge of the glory of God in the face of Jesus Christ. (2 Corinthians 4:6)). Ahora somos “hijos de luz” (Efesios 5:88For ye were sometimes darkness, but now are ye light in the Lord: walk as children of light: (Ephesians 5:8)b; 1 Tesalonicenses 5:55Ye are all the children of light, and the children of the day: we are not of the night, nor of darkness. (1 Thessalonians 5:5)). Ahora, todo verdadero creyente anda en la luz, debido a la gloriosa manifestación de la vida eterna* en Cristo y la obra que realizó en la cruz.
Un examen de varias presunciones de andar en la luz
Habiendo declarado que Dios “es luz” y “está en luz”, esto se convierte inmediatamente en una prueba de la profesión de un hombre. Juan aborda seis presunciones comunes que una persona puede profesar, indicadas por las palabras: “Si dijéremos ... ” (capítulo 1:6,8,10) y, “El que dice ... ” (capítulo 2:4,6,9). En este pasaje, Juan da pruebas y contrapruebas mediante las cuales se pueden verificar todas las presunciones de conocer a Dios y estar en la luz.
LA PRUEBA DE ESTAR EN COMUNIÓN CON DIOS EN LA LUZ (Capítulo 1:6-7).— Juan dice: “Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad; Mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado”. Entonces, si Dios es luz y decimos que lo conocemos y estamos en comunión con Él, pero vivimos de una manera que prueba que estamos en total ignorancia de Dios, está claro que nuestra profesión es falsa. Todos estos andan “en tinieblas” y no son realmente verdaderos creyentes. No tienen un conocimiento real de la naturaleza santa de Dios y no tienen nada en común con Él, porque “¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia?” (2 Corintios 6:1414Be ye not unequally yoked together with unbelievers: for what fellowship hath righteousness with unrighteousness? and what communion hath light with darkness? (2 Corinthians 6:14)). Por otro lado, si un hombre hace una profesión de conocer verdaderamente a Dios, manifestará la realidad de ello. Andará “en luz” y tendrá “comunión” con otros que están en la luz, y comprenderá que “la sangre de Jesucristo su Hijo” ha lavado sus pecados. Se caracterizará por las siguientes tres cosas:
Primero, el creyente está “en luz”. Por lo tanto, tiene un conocimiento básico de Dios y Su naturaleza santa, al tener vida divina y creer en el evangelio. Esto le pone en la luz posicionalmente. Como se mencionó en la Introducción, Juan mira las cosas de manera abstracta. Él habla aquí acerca de donde anda el creyente, no de cómo anda. No toma en cuenta que un creyente, que está en la luz, a veces puede no andar de acuerdo con la luz. (“Todos ofendemos” en esto; Santiago 3:22For in many things we offend all. If any man offend not in word, the same is a perfect man, and able also to bridle the whole body. (James 3:2)). Él está mirando la luz y la oscuridad como posicionales; todos están o en la luz o en la oscuridad. Alguien le preguntó a J. N. Darby: “¿Qué son las ‘tinieblas’? Respuesta: La ausencia del conocimiento de Dios y, por eso, no es posible que ningún cristiano esté en tinieblas. Cuando recibo a Cristo, recibo la luz. Dios es luz, y si le conozco, no estoy en tinieblas” (Notes and Jottings, página 106). También se le preguntó: “¿Qué pasa si un creyente da la espalda a la luz?” La respuesta que dio fue: “¡Entonces la luz brillará en su espalda, porque él siempre está en la luz!” (Unknown and Well Known, a Biography of John Nelson Darby [Desconocido, y muy conocido: Una biografía de John Nelson Darby], por W. G. Turner, página 36).
En segundo lugar, “tenemos comunión entre nosotros”. Los hijos de Dios tienen un interés común —Cristo, el Hijo de Dios— y esto los lleva a andar juntos en feliz comunión. Esto los caracteriza. Una vez más, Juan no está considerando que a veces una persona se puede salir de la comunión práctica con sus hermanos con pensamientos e ideas divergentes, sino está afirmando lo que caracteriza a los hijos de Dios.
En tercer lugar, “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Así, los hijos de Dios conocen el significado de la obra consumada de Cristo en la cruz, de la cual habla Su sangre. Sus conciencias fueron limpiadas como resultado de descansar en fe en lo que Él logró allí (Hebreos 9:1414How much more shall the blood of Christ, who through the eternal Spirit offered himself without spot to God, purge your conscience from dead works to serve the living God? (Hebrews 9:14)). Por lo tanto, no tienen ningún deseo de escapar de la luz, pero están contentos de ser examinados por ella (Salmo 139:23-2423Search me, O God, and know my heart: try me, and know my thoughts: 24And see if there be any wicked way in me, and lead me in the way everlasting. (Psalm 139:23‑24); Juan 3:2121But he that doeth truth cometh to the light, that his deeds may be made manifest, that they are wrought in God. (John 3:21)) porque saben que todo lo que la luz expone, la sangre lo ha limpiado. De hecho, cuanto más minuciosamente la luz los ilumina, más claramente se ve que no hay mancha de pecado en ellos. Tal es el poder limpiador de la sangre de Cristo. La palabra “limpia” en este versículo está en pretérito perfecto en griego. Esto no significa que la sangre necesite ser reaplicada continuamente en caso de que un creyente falle, sino que el creyente permanece en un estado constante de ser limpiado por la sangre, porque la sangre nunca pierde su poder, teniendo una eficacia eterna.
LA PRUEBA DE TENER LA NATURALEZA DE PECADO (Capítulo 1:8).— Juan procede a examinar otra pretensión; en este caso, es en relación con que el creyente todavía tiene la naturaleza pecaminosa en él. Dice: “Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos á nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros”. Esta falsa pretensión muestra que no solo había hombres asociados con la profesión cristiana que estaban en tinieblas en cuanto a la verdadera naturaleza de Dios, sino que también estaban en tinieblas en cuanto a su propia condición. ¡Profesaron “no tener pecado” en ellos! Es decir, ¡dijeron que no tenían una naturaleza pecaminosa, que es la carne! Juan dice que todas estas personas se “engañan” a sí mismas. Hacer tal afirmación solo prueba que no están en la luz, porque si lo estuvieran, la luz les habría revelado lo que son. Uno de los puntos más elementales del conocimiento cristiano que resulta de estar en la luz es que sabemos que todavía tenemos la carne en nosotros (Romanos 7:1818For I know that in me (that is, in my flesh,) dwelleth no good thing: for to will is present with me; but how to perform that which is good I find not. (Romans 7:18)). Esto muestra la seriedad de sostener el error; si voluntariamente sostenemos al error, perderemos nuestro discernimiento y seremos engañados por él. Entonces, si nos encontramos con alguien que profesa conocer a Dios y estar en comunión con Él, pero dice que no tiene una naturaleza de pecado, nos está dando una clara indicación de que probablemente no es un verdadero creyente.
LA PRUEBA DE LA CONFESIÓN DE LOS PECADOS (Capítulos 1:9–2:2).— Juan pasa a otro punto, que es la cuestión de haber pecado. Él dice: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad. Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á Él mentiroso, y Su palabra no está en nosotros” (versículos 9-10). La confesión de pecados marca a un verdadero hijo de Dios. Puesto que él está en la luz, si peca, la luz lo examinará y su conciencia se despertará en cuanto a lo que ha hecho. Esto conducirá a su arrepentimiento, lo que traerá una confesión franca y humilde de haber pecado. Entonces, el efecto de estar en la luz es que confesamos nuestros pecados. Todo verdadero hijo de Dios hará esto. Alguien le preguntó a J. N. Darby qué debería hacer un creyente caído cuando ha estado en un curso de rebelión durante años y no puede recordar exactamente qué pecado inició su separación del Señor. Su respuesta fue: “Puede confesar su condición de debilidad en general”. Si es genuino, conducirá a su restauración.
La confesión de pecados es en realidad un ejercicio del creyente en relación con su restauración a la comunión cuando ha fallado. Si se exigiera la confesión de los pecados a los pecadores que vienen a Cristo para salvación, ¿cómo se salvaría nadie? ¿Qué pecador puede recordar todos sus pecados? Cuando tomamos en cuenta el hecho de que “el brillo [los pensamientos] de los impíos son pecado” (Proverbios 21:44An high look, and a proud heart, and the plowing of the wicked, is sin. (Proverbs 21:4)) y “el pensamiento del necio es pecado” (Proverbios 24:99The thought of foolishness is sin: and the scorner is an abomination to men. (Proverbs 24:9)), sería una tarea imposible. Sus pecados pueden llegar a ser miles, ¡tal vez millones! Un pecador que busca la salvación y el perdón de los pecados simplemente tiene que reconocer o confesar que es un pecador (Lucas 18:1313And the publican, standing afar off, would not lift up so much as his eyes unto heaven, but smote upon his breast, saying, God be merciful to me a sinner. (Luke 18:13)) y confesar que Jesús es su Señor (Romanos 10:99That if thou shalt confess with thy mouth the Lord Jesus, and shalt believe in thine heart that God hath raised him from the dead, thou shalt be saved. (Romans 10:9); Filipenses 2:1111And that every tongue should confess that Jesus Christ is Lord, to the glory of God the Father. (Philippians 2:11)), pero no está obligado a confesar todos y cada uno de los pecados que ha cometido. El principio abstracto involucrado en el perdón de los pecados aquí puede ser lo suficientemente amplio como para abarcar la primera vez que uno viene a Cristo para el perdón y la salvación eternos (ver Synopsis of the Books of the Bible [Sinopsis de los libros de la Biblia] por J. N. Darby, nota al pie de 1 Juan 1:99If we confess our sins, he is faithful and just to forgive us our sins, and to cleanse us from all unrighteousness. (1 John 1:9)). Sin embargo, el contexto muestra que Juan en realidad está hablando de aquellos dentro de la compañía cristiana. Al comentar sobre esto, F. B. Hole dijo: “Es cierto, por supuesto, que lo único honesto para un incrédulo, cuando le llega la convicción, es confesar sus pecados, y entonces el perdón, completo y eterno, será suyo. El creyente, sin embargo, está en vista aquí. Dice: ‘Si confesamos ... ’” (Epistles, vol. 3, página 147).
El perdón del Padre
Al confesar nuestros pecados, Dios es “fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados” porque las demandas de la justicia divina fueron satisfechas puesto que Cristo pagó un rescate por nuestros pecados (Mateo 20:2828Even as the Son of man came not to be ministered unto, but to minister, and to give his life a ransom for many. (Matthew 20:28); 1 Timoteo 2:66Who gave himself a ransom for all, to be testified in due time. (1 Timothy 2:6)). Juan no dice exactamente que el creyente que ha pecado debe pedir perdón —porque todos los creyentes permanecen en un estado de perdón eterno— pero dice que debemos reconocer lo que hemos hecho confesando nuestros pecados a Dios el Padre. Por lo tanto, no es el perdón eterno lo que está en vista aquí, sino el perdón paterno. Juan agrega: “Y nos limpie de toda maldad”. Esto tiene que ver con ser limpiados de la condición en que estábamos, la cual produjo el pecado que cometimos, y así obtener la liberación de su esclavitud (Juan 8:3434Jesus answered them, Verily, verily, I say unto you, Whosoever committeth sin is the servant of sin. (John 8:34)). Esto es para ayudarnos a no volver a fallar de esa manera.
Versículo 10.— Sin embargo, si alguien que profesa estar en la luz dice que “no hemos pecado”, deja claro que no está en la luz. Si realmente estuviera en la luz, la luz habría manifestado sus pecados y habría sabido que ha pecado. Negar que pecamos es fruto de la incredulidad. Esto desafía “Su Palabra”, que declara que todos los hombres han pecado (Eclesiastés 7:2020For there is not a just man upon earth, that doeth good, and sinneth not. (Ecclesiastes 7:20); Romanos 3:2323For all have sinned, and come short of the glory of God; (Romans 3:23)). No vamos a contradecir la Palabra si la tenemos realmente morando en nosotros, como dice Juan aquí. En el caso de un creyente, el pecado interrumpe su comunión con Dios. Se sentirá incómodo todo el tiempo que esté fuera de la comunión, porque todo verdadero hijo de Dios anhela la paz, el gozo y la complacencia que proviene de estar en comunión con Dios. Perder esto es perder su sentido de bienestar espiritual, y esto producirá una confesión de sus pecados, a partir de lo cual la comunión felizmente se recuperará. Un mero profesante no siente esta pérdida porque nunca ha conocido la comunión con Dios.
La abogacía de Cristo
Capítulo 2:1-2.— Habiendo hablado de la provisión misericordiosa de Dios para Sus hijos que fallan, para que nadie piense que está enseñando que está bien que un hijo de Dios peque (por tener tal provisión), Juan se apresura a corregir esta falsa noción. Él exclama: “Hijos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis” (traducción J. N. Darby). Esta es la primera vez en la epístola que Juan habla a su audiencia como “hijos míos”. En esto, vemos su pasión y profunda preocupación por la preservación de ellos. De ninguna manera querría que los creyentes trataran el pecado a la ligera. De hecho, es algo muy serio que un hijo de Dios se encuentre pecando; que ni lo pensemos. Si realmente entendiésemos lo que se necesitó para quitar el pecado de manera justa, en la agonía de los sufrimientos expiatorios de Cristo en la cruz, ¡lo repudiaríamos!
Las traducciones de Reina-Valera dicen: “Hijitos míos”. Sin embargo, no debe estar en el diminutivo, ni aquí, ni en los siguientes versículos: 2:12,28; 3:7,18; 4:4 y 5:21. “Hijitos” se refiere a aquellos que son jóvenes en la fe, pero aquí Juan se dirige a toda la familia de Dios, no solo a los nuevos conversos. Usar “hijitos” en este versículo implicaría que los jóvenes en la fe son los únicos que están en peligro de pecar. Eso no es verdad; todos los santos son capaces de fallar si no se mantienen cerca del Señor (incluso un apóstol podría hacerlo).
Juan continúa diciendo: “Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo; y Él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por todo el mundo” (traducción J. N. Darby). Esto explica cómo los creyentes que fallan llegan a confesar sus pecados; es a través de la obra de Cristo como “Abogado para con el Padre”. Nota: Juan no dice: “Cuando alguno peque ... ”. Esto implicaría que pecar es normal para un cristiano, lo cual no es cierto. Con Cristo intercediendo por nosotros como nuestro Sumo Sacerdote, somos guardados de pecar, si buscamos Su ayuda (Hebreos 7:2525Wherefore he is able also to save them to the uttermost that come unto God by him, seeing he ever liveth to make intercession for them. (Hebrews 7:25); 2 Pedro 2:99The Lord knoweth how to deliver the godly out of temptations, and to reserve the unjust unto the day of judgment to be punished: (2 Peter 2:9); Judas 2424Now unto him that is able to keep you from falling, and to present you faultless before the presence of his glory with exceeding joy, (Jude 24)). Entonces, realmente, el cristianismo normal es no pecar. Pero “si”, por voluntad propia, un creyente peca, existe esta provisión de Dios para su restauración. Este es el punto de Juan aquí. Decir que no hemos pecado niega nuestra condición y la necesidad de la abogacía de Cristo; pero decir que el pecado es normal para nosotros niega el sumo sacerdocio de Cristo.
Los cristianos que caen no pierden su salvación (como algunos enseñan erróneamente); si eso fuera cierto, entonces Juan habría dicho: “Si alguno peca, debe recibir de nuevo a Cristo como su Salvador”. Pero al referirse a Cristo como nuestro Abogado, como lo hace, indica que está tratando con el asunto de la restauración y no con la salvación. Notemos también que la abogacía de Cristo es “para con el Padre”. Esto muestra que el pecado de un creyente no afecta su relación con Dios. Dios sigue siendo su Padre y él sigue siendo Su hijo, incluso si ha fallado. Asimismo, en una familia natural, el niño que desobedece a su padre no deja de ser su hijo. Si bien nuestra relación con Dios no puede verse afectada por el pecado, nuestra comunión con Dios ciertamente permanecerá suspendida hasta que confesemos el pecado que rompió la comunión. El problema es que somos capaces de entrar en una condición de alma tan débil que ni siquiera nos damos cuenta de que estamos fuera de la comunión con el Señor, y somos como Sansón, “no sabiendo que Jehová ya se había de él apartado” (Jueces 16:2020And she said, The Philistines be upon thee, Samson. And he awoke out of his sleep, and said, I will go out as at other times before, and shake myself. And he wist not that the Lord was departed from him. (Judges 16:20)). Con todo esto, no debemos pensar que el Señor nos abandona cuando pecamos. Él prometió nunca hacer eso (Hebreos 13:55Let your conversation be without covetousness; and be content with such things as ye have: for he hath said, I will never leave thee, nor forsake thee. (Hebrews 13:5)). Pero Él quita el sentido de Su presencia con nosotros.
“Abogado” podría traducirse como “Patrocinador”, que significa “el que asume la causa de otro”. En las Escrituras, se aplica al Señor (1 Juan 2:11My little children, these things write I unto you, that ye sin not. And if any man sin, we have an advocate with the Father, Jesus Christ the righteous: (1 John 2:1)) y al Espíritu Santo (traducido como “Consolador” en Juan 14:16,26; 15:26; 16:716And I will pray the Father, and he shall give you another Comforter, that he may abide with you for ever; (John 14:16)
26But the Comforter, which is the Holy Ghost, whom the Father will send in my name, he shall teach you all things, and bring all things to your remembrance, whatsoever I have said unto you. (John 14:26)
26But when the Comforter is come, whom I will send unto you from the Father, even the Spirit of truth, which proceedeth from the Father, he shall testify of me: (John 15:26)
7Nevertheless I tell you the truth; It is expedient for you that I go away: for if I go not away, the Comforter will not come unto you; but if I depart, I will send him unto you. (John 16:7)). Es importante entender que la obra de Cristo como Abogado comienza inmediatamente cuando un creyente cae en pecado, no cuando se vuelve a Dios arrepentido y confiesa sus pecados. Juan no dice: “Si alguno confiesa sus pecados, abogado tiene para con el Padre”. Esto haría que la abogacía de Cristo fuera una consecuencia de que el creyente fracasado volviera a Él, y así estaríamos poniendo el “carro delante de los bueyes”. Si la obra de Cristo como Abogado dependiera de nosotros volver a Dios y confesar nuestros pecados, nadie sería restaurado jamás, porque ningún creyente que fracasa puede regresar por su propia voluntad; tal es el poder esclavizador del pecado (Proverbios 5:2222His own iniquities shall take the wicked himself, and he shall be holden with the cords of his sins. (Proverbs 5:22); Juan 8:3434Jesus answered them, Verily, verily, I say unto you, Whosoever committeth sin is the servant of sin. (John 8:34)). La verdad es que no podemos salvarnos a nosotros mismos, y si fallamos, no podemos restaurarnos a nosotros mismos. La restauración es puramente obra del Señor (Salmo 23:3,3He restoreth my soul: he leadeth me in the paths of righteousness for his name's sake. (Psalm 23:3) LBLA). Es lo que Cristo hace como Abogado lo que nos lleva a volvernos a Dios y confesar nuestros pecados.
Cuatro herramientas involucradas en la abogacía de Cristo
Podemos preguntarnos: “¿Qué es exactamente lo que Cristo hace como Abogado que resulta en la restauración del creyente?” Hay cuatro herramientas involucradas en esta obra:
• Primero, en el mismo momento en que pecamos, Él se dirige al Padre y ora por nuestra restauración. El Señor oró por Pedro de esta manera antes de que él volviera (Lucas 22:3131And the Lord said, Simon, Simon, behold, Satan hath desired to have you, that he may sift you as wheat: (Luke 22:31)). Al mismo tiempo, el Señor aboga nuestra causa ante Dios contra las acusaciones del diablo con respecto a los pecados involucrados en nuestro fracaso (Apocalipsis 12:1010And I heard a loud voice saying in heaven, Now is come salvation, and strength, and the kingdom of our God, and the power of his Christ: for the accuser of our brethren is cast down, which accused them before our God day and night. (Revelation 12:10)). El Señor no está allí para persuadir a Dios de que disculpe o ignore nuestros pecados, sino como “Jesucristo el justo”, Él apunta a Su sangre y dice: “Yo pagué por estos pecados sobre la base de haber hecho ‘propiciación’ por ellos”. Por lo tanto, nuestra restauración se basa en la eficacia inmutable de la obra expiatoria de Cristo en la cruz.
• En segundo lugar, Él dirige al Espíritu de Dios para que traiga la Palabra de Dios a nuestra conciencia (Lucas 22:6161And the Lord turned, and looked upon Peter. And Peter remembered the word of the Lord, how he had said unto him, Before the cock crow, thou shalt deny me thrice. (Luke 22:61)). El Espíritu tratará con nuestra condición y conducta pecaminosa y nos ocupará con nuestro fracaso hasta que nos arrepintamos y confesemos nuestros pecados. Puede traer a la mente un versículo, ya sea por medio de escucharlo, leerlo o recordarlo, que nos llamará la atención. Por lo tanto, la Palabra de Dios juega un papel en la restauración del creyente (Salmo 19:7; 119:97The law of the Lord is perfect, converting the soul: the testimony of the Lord is sure, making wise the simple. (Psalm 19:7)
9BETH. Wherewithal shall a young man cleanse his way? by taking heed thereto according to thy word. (Psalm 119:9)).
• En tercer lugar, Él emplea la acción disciplinaria en nuestras vidas (1 Pedro 3:1212For the eyes of the Lord are over the righteous, and his ears are open unto their prayers: but the face of the Lord is against them that do evil. (1 Peter 3:12)). El Padre también trabajará para ese fin (1 Pedro 1:16-1716Because it is written, Be ye holy; for I am holy. 17And if ye call on the Father, who without respect of persons judgeth according to every man's work, pass the time of your sojourning here in fear: (1 Peter 1:16‑17)). Todas sus acciones hacia nosotros de esta manera gubernamental se basan en Su amor por nosotros (Hebreos 12:5-115And ye have forgotten the exhortation which speaketh unto you as unto children, My son, despise not thou the chastening of the Lord, nor faint when thou art rebuked of him: 6For whom the Lord loveth he chasteneth, and scourgeth every son whom he receiveth. 7If ye endure chastening, God dealeth with you as with sons; for what son is he whom the father chasteneth not? 8But if ye be without chastisement, whereof all are partakers, then are ye bastards, and not sons. 9Furthermore we have had fathers of our flesh which corrected us, and we gave them reverence: shall we not much rather be in subjection unto the Father of spirits, and live? 10For they verily for a few days chastened us after their own pleasure; but he for our profit, that we might be partakers of his holiness. 11Now no chastening for the present seemeth to be joyous, but grievous: nevertheless afterward it yieldeth the peaceable fruit of righteousness unto them which are exercised thereby. (Hebrews 12:5‑11)). Su amor es tal que usa incluso los problemas (sufrimiento, enfermedad, tristeza, etc.) en nuestras vidas para llamar nuestra atención y transformarnos (Job 33:14-2214For God speaketh once, yea twice, yet man perceiveth it not. 15In a dream, in a vision of the night, when deep sleep falleth upon men, in slumberings upon the bed; 16Then he openeth the ears of men, and sealeth their instruction, 17That he may withdraw man from his purpose, and hide pride from man. 18He keepeth back his soul from the pit, and his life from perishing by the sword. 19He is chastened also with pain upon his bed, and the multitude of his bones with strong pain: 20So that his life abhorreth bread, and his soul dainty meat. 21His flesh is consumed away, that it cannot be seen; and his bones that were not seen stick out. 22Yea, his soul draweth near unto the grave, and his life to the destroyers. (Job 33:14‑22)).
• En cuarto lugar, Él enviará a nuestros hermanos a buscarnos (Gálatas 6:11Brethren, if a man be overtaken in a fault, ye which are spiritual, restore such an one in the spirit of meekness; considering thyself, lest thou also be tempted. (Galatians 6:1); Santiago 5:19-2019Brethren, if any of you do err from the truth, and one convert him; 20Let him know, that he which converteth the sinner from the error of his way shall save a soul from death, and shall hide a multitude of sins. (James 5:19‑20)). Un hermano o una hermana puede hablarnos sobre nuestro camino, y el Señor puede usar esto para hacernos volver.
Estas herramientas trabajarán juntamente para hacer que el creyente caído vuelva en su corazón a Dios. Alguien que profesa falsamente tener vida eterna* no tiene a Cristo como su Abogado (ni como su Salvador), por lo que no reconocerá que ha pecado, y si lo hace, será algo superficial.
Propiciación
“Propiciación” (Romanos 3:2525Whom God hath set forth to be a propitiation through faith in his blood, to declare his righteousness for the remission of sins that are past, through the forbearance of God; (Romans 3:25); Hebreos 2:17,17Wherefore in all things it behoved him to be made like unto his brethren, that he might be a merciful and faithful high priest in things pertaining to God, to make reconciliation for the sins of the people. (Hebrews 2:17) LBLA; 1 Juan 2:2; 4:102And he is the propitiation for our sins: and not for ours only, but also for the sins of the whole world. (1 John 2:2)
10Herein is love, not that we loved God, but that he loved us, and sent his Son to be the propitiation for our sins. (1 John 4:10)) es una palabra que tiende a intimidar a la gente porque suena profunda y complicada. Si bien la propiciación es una verdad inmensamente importante, su significado en realidad no es difícil de entender. Simplemente se refiere al lado de Dios en cuanto a la Cruz, a lo que Dios recibió a través de la obra expiatoria de Cristo. Su muerte satisfizo las demandas de la justicia divina y reivindicó la naturaleza santa de Dios en relación con el pecado. Permitió que Dios pudiera salir en gracia al hombre con una oferta de perdón completa para todo pecador que cree. Por lo tanto, la propiciación tiene que ver con satisfacer las santas demandas de Dios contra el pecado. Pero también existe nuestro lado de la obra de Cristo en la cruz, lo que los maestros de la Biblia llaman la “sustitución”. El lado sustitutivo de Su obra expiatoria tiene que ver con satisfacer las necesidades del pecador. Necesitábamos que alguien ocupara nuestro lugar bajo el justo juicio de Dios contra nuestros pecados. Cristo ha hecho esto, como dice el apóstol Pedro: “el justo por los injustos” (1 Pedro 3:18,18For Christ also hath once suffered for sins, the just for the unjust, that he might bring us to God, being put to death in the flesh, but quickened by the Spirit: (1 Peter 3:18) LBLA). Así, la expiación tiene dos partes: la propiciación y la sustitución.
Predicamos la propiciación al mundo, no la sustitución
Juan agrega: “No solamente por los nuestros, sino también por todo el mundo” (traducción J. N. Darby). Esto muestra que la propiciación es muy amplia en su aplicación. Fue hecha por todo el mundo, y debido a eso, toda persona en el mundo puede ser salva si viene a Cristo con fe. La Reina-Valera agrega: “por los de todo el mundo”. Las palabras “los de” no están en el texto griego, sino que fueron agregadas por los traductores porque pensaban que daría claridad al texto. Sin embargo, tanto aquí como en otros casos parecidos, estas adiciones cambian el significado del pasaje. La verdad es que la propiciación fue hecha por todo el mundo, pero Cristo no ha llevado los pecados de todos en el mundo. Las Escrituras declaran que Él llevó el juicio de los pecados de “muchos” —lo que se refiere a los creyentes (Isaías 53:1212Therefore will I divide him a portion with the great, and he shall divide the spoil with the strong; because he hath poured out his soul unto death: and he was numbered with the transgressors; and he bare the sin of many, and made intercession for the transgressors. (Isaiah 53:12); Mateo 20:28; 26:2828Even as the Son of man came not to be ministered unto, but to minister, and to give his life a ransom for many. (Matthew 20:28)
28For this is my blood of the new testament, which is shed for many for the remission of sins. (Matthew 26:28); Hebreos 9:2828So Christ was once offered to bear the sins of many; and unto them that look for him shall he appear the second time without sin unto salvation. (Hebrews 9:28))— pero no de todos los hombres. Es cierto que Cristo “por todos murió” —esto es propiciación (2 Corintios 5:1515And that he died for all, that they which live should not henceforth live unto themselves, but unto him which died for them, and rose again. (2 Corinthians 5:15); 1 Timoteo 2:66Who gave himself a ransom for all, to be testified in due time. (1 Timothy 2:6))— pero Él solo cargó los pecados de los muchos que llegarían a creer. Por lo tanto, lo que Cristo logró en la cruz es “para con todos”, pero es solo “sobre todos los que creen” (Romanos 3:22,22Even the righteousness of God which is by faith of Jesus Christ unto all and upon all them that believe: for there is no difference: (Romans 3:22) traducción J. N. Darby). La gravedad de este error, aunque en la mayoría de los casos no es intencional, es que presenta a Dios como injusto. Si Cristo llevó el juicio por los pecados de todos en el mundo, entonces Dios sería injusto al permitir que alguien fuera arrojado al infierno. ¡Ellos pagarían por los pecados que ya fueron pagados por Cristo!
Por eso predicamos la propiciación al mundo en el evangelio. Les decimos a los perdidos que los santos reclamos de Dios fueron satisfechos por la obra expiatoria de Cristo en la cruz y que Dios no solo está satisfecho, sino que también ha sido glorificado por ello. Y que, si vienen a Cristo con fe, pueden ser salvos. Por otro lado, enseñamos la sustitución a los que creen. Les decimos que Cristo llevó el justo juicio por sus pecados y, por lo tanto, Dios (siendo Dios justo como lo es) nunca los castigará por sus pecados. Hacerlo requeriría un pago doble, algo que Dios nunca haría porque sería injusto. Esta preciosa verdad le da al creyente paz y seguridad.
Como regla general en las epístolas, cuando la obra de Cristo en la cruz está a la vista y los pronombres “nosotros”, “nos” o “nuestro” se usan, se presenta el lado sustitutivo de Su muerte (Isaías 53:5-65But he was wounded for our transgressions, he was bruised for our iniquities: the chastisement of our peace was upon him; and with his stripes we are healed. 6All we like sheep have gone astray; we have turned every one to his own way; and the Lord hath laid on him the iniquity of us all. (Isaiah 53:5‑6); Romanos 4:25; 5:825Who was delivered for our offences, and was raised again for our justification. (Romans 4:25)
8But God commendeth his love toward us, in that, while we were yet sinners, Christ died for us. (Romans 5:8); 1 Corintios 15:33For I delivered unto you first of all that which I also received, how that Christ died for our sins according to the scriptures; (1 Corinthians 15:3); 2 Corintios 5:2121For he hath made him to be sin for us, who knew no sin; that we might be made the righteousness of God in him. (2 Corinthians 5:21); Gálatas 1:44Who gave himself for our sins, that he might deliver us from this present evil world, according to the will of God and our Father: (Galatians 1:4); Efesios 1:77In whom we have redemption through his blood, the forgiveness of sins, according to the riches of his grace; (Ephesians 1:7); 1 Pedro 2:24; 3:1824Who his own self bare our sins in his own body on the tree, that we, being dead to sins, should live unto righteousness: by whose stripes ye were healed. (1 Peter 2:24)
18For Christ also hath once suffered for sins, the just for the unjust, that he might bring us to God, being put to death in the flesh, but quickened by the Spirit: (1 Peter 3:18); 1 Juan 3:55And ye know that he was manifested to take away our sins; and in him is no sin. (1 John 3:5); Apocalipsis 1:5-6,5And from Jesus Christ, who is the faithful witness, and the first begotten of the dead, and the prince of the kings of the earth. Unto him that loved us, and washed us from our sins in his own blood, 6And hath made us kings and priests unto God and his Father; to him be glory and dominion for ever and ever. Amen. (Revelation 1:5‑6) etc.). Lamentablemente, muchos predicadores evangélicos, obreros misioneros y maestros de escuela dominical, etc., han entendido mal esto y les dicen a sus oyentes inconversos que Cristo murió por sus pecados y que Él llevó el juicio por ellos. Este malentendido proviene en gran parte de suponer que estos pronombres en las Escrituras se refieren a toda la raza humana, lo cual no es así; se refieren a los creyentes, la compañía cristiana. Las epístolas fueron escritas a los cristianos, no a la gente perdida de este mundo. Nos alegraría mucho si los hombres de este mundo las leyeran; muchos se han salvado al hacer esto, pero no han sido escritas a ellos.
LA PRUEBA DE OBEDIENCIA (Capítulo 2:3-5).— Juan pasa a examinar otra afirmación de profesión. Dice: “Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos Sus mandamientos. El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él; pero el que guarda Su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. En esto sabemos que estamos en Él”. La prueba aquí es la obediencia. Ésta es una de las mayores pruebas de la realidad de la profesión de una persona. Juan menciona dos cosas a este respecto:
• Guardar Sus “Mandamientos” (versículo 3).
• Guardar Su “Palabra” (versículo 5).
Los “mandamientos” del Señor son las instrucciones especiales que Él dio a Sus discípulos en Su ministerio terrenal. Juan se refiere a ellos varias veces en sus escritos (Juan 13:34; 14:15; 15:10-1234A new commandment I give unto you, That ye love one another; as I have loved you, that ye also love one another. (John 13:34)
15If ye love me, keep my commandments. (John 14:15)
10If ye keep my commandments, ye shall abide in my love; even as I have kept my Father's commandments, and abide in his love. 11These things have I spoken unto you, that my joy might remain in you, and that your joy might be full. 12This is my commandment, That ye love one another, as I have loved you. (John 15:10‑12); 1 Juan 2:3-4,7-8; 3:22-23; 4:21; 5:2-33And hereby we do know that we know him, if we keep his commandments. 4He that saith, I know him, and keepeth not his commandments, is a liar, and the truth is not in him. (1 John 2:3‑4)
7Brethren, I write no new commandment unto you, but an old commandment which ye had from the beginning. The old commandment is the word which ye have heard from the beginning. 8Again, a new commandment I write unto you, which thing is true in him and in you: because the darkness is past, and the true light now shineth. (1 John 2:7‑8)
22And whatsoever we ask, we receive of him, because we keep his commandments, and do those things that are pleasing in his sight. 23And this is his commandment, That we should believe on the name of his Son Jesus Christ, and love one another, as he gave us commandment. (1 John 3:22‑23)
21And this commandment have we from him, That he who loveth God love his brother also. (1 John 4:21)
2By this we know that we love the children of God, when we love God, and keep his commandments. 3For this is the love of God, that we keep his commandments: and his commandments are not grievous. (1 John 5:2‑3); 2 Juan 4-64I rejoiced greatly that I found of thy children walking in truth, as we have received a commandment from the Father. 5And now I beseech thee, lady, not as though I wrote a new commandment unto thee, but that which we had from the beginning, that we love one another. 6And this is love, that we walk after his commandments. This is the commandment, That, as ye have heard from the beginning, ye should walk in it. (2 John 4‑6)). Como se ha mencionado en la Introducción, el tema del ministerio de Juan es la vida eterna* en la familia de Dios. Este supone que las condiciones dichosas de afecto que existen en la comunión del Padre y del Hijo también están en los hijos de Dios, y cuando se da a conocer el más mínimo deseo o anhelo a los hijos, este tiene la fuerza de un mandato sobre sus corazones. Se convierte en algo que deben hacer por Aquel a quien aman tanto (capítulo 4:19). Por lo tanto, estas cosas se llaman adecuadamente “mandamientos”. (Ver 2 Samuel 23:15-1715And David longed, and said, Oh that one would give me drink of the water of the well of Bethlehem, which is by the gate! 16And the three mighty men brake through the host of the Philistines, and drew water out of the well of Bethlehem, that was by the gate, and took it, and brought it to David: nevertheless he would not drink thereof, but poured it out unto the Lord. 17And he said, Be it far from me, O Lord, that I should do this: is not this the blood of the men that went in jeopardy of their lives? therefore he would not drink it. These things did these three mighty men. (2 Samuel 23:15‑17)).
Estos mandamientos no deben confundirse con los Diez Mandamientos que Dios le dio a Israel a través de Moisés (Éxodo 20). Algunos han entendido mal esto y se han imaginado que el Señor estaba enseñando que los cristianos están bajo la ley y por lo tanto deben observar sus mandatos. 1 Corintios 14:3737If any man think himself to be a prophet, or spiritual, let him acknowledge that the things that I write unto you are the commandments of the Lord. (1 Corinthians 14:37) muestra que los mandamientos del Señor no son los mandamientos de la ley dados en el Sinaí. En este capítulo, Pablo instruye a los santos en cuanto al orden de Dios para el ministerio cristiano en la asamblea, y concluye llamando a estas cosas “mandamientos del Señor”. Esto muestra que no debemos pensar que cada vez que vemos la palabra “mandamientos” en las Escrituras, automáticamente se refiere a los Diez Mandamientos; las instrucciones que Pablo dio en 1 Corintios 14 no tienen nada que ver con los mandamientos de la ley que Dios dio en el Sinaí. Generalmente, cuando se mencionan los mandamientos mosaicos en las epístolas, se les llama “la ley” (Romanos 3:19-20; 13:8-919Now we know that what things soever the law saith, it saith to them who are under the law: that every mouth may be stopped, and all the world may become guilty before God. 20Therefore by the deeds of the law there shall no flesh be justified in his sight: for by the law is the knowledge of sin. (Romans 3:19‑20)
8Owe no man any thing, but to love one another: for he that loveth another hath fulfilled the law. 9For this, Thou shalt not commit adultery, Thou shalt not kill, Thou shalt not steal, Thou shalt not bear false witness, Thou shalt not covet; and if there be any other commandment, it is briefly comprehended in this saying, namely, Thou shalt love thy neighbor as thyself. (Romans 13:8‑9); 1 Timoteo 1:99Knowing this, that the law is not made for a righteous man, but for the lawless and disobedient, for the ungodly and for sinners, for unholy and profane, for murderers of fathers and murderers of mothers, for manslayers, (1 Timothy 1:9); Santiago 2:10,10For whosoever shall keep the whole law, and yet offend in one point, he is guilty of all. (James 2:10) etc.).
Guardar “Su Palabra” es algo más elevado que guardar Sus mandamientos. Tiene que ver con conocer la mente y la voluntad de Dios cuando no hay un versículo bíblico específico que aborde nuestro motivo de preocupación. Tales cosas se disciernen permaneciendo en Él —es decir, estando en comunión con el Señor (Juan 15:4,74Abide in me, and I in you. As the branch cannot bear fruit of itself, except it abide in the vine; no more can ye, except ye abide in me. (John 15:4)
7If ye abide in me, and my words abide in you, ye shall ask what ye will, and it shall be done unto you. (John 15:7)). En tales situaciones, “el amor de Dios se ha perfeccionado” en nosotros (LBLA). El goce de Su amor al estar en comunión con Él nos ha llevado a discernir Su mente, y en ese sentido el amor de Dios ha logrado su fin divino en nosotros. Por lo tanto, como creyentes, no solo “le hemos conocido” por fe (versículo 3), sino también “sabemos que estamos en Él” a través de la experiencia personal de la comunión (versículo 5). Nuestra obediencia prueba la realidad de nuestra relación con Él y demuestra que realmente lo conocemos.
Por otro lado, si alguien dice que conoce a Dios, pero no guarda Sus mandamientos (y mucho menos Su Palabra), está claro que el amor y la obediencia a los que Juan se refiere no están en él. Tal persona ha manifestado su condición real; no tiene ningún conocimiento real de Dios y demuestra ser “mentiroso, y no hay verdad en él” (versículo 4).
LA PRUEBA DE ANDAR COMO CRISTO ANDUVO (Capítulo 2:6-8).— Juan luego habla de otra prueba: “El que dice que está en Él, debe andar como Él anduvo. Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que habéis tenido desde el principio; el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído” (LBLA). (“Amados” es una palabra que no se usa en las Escrituras para los perdidos. Dios ama a los pecadores (Juan 3:1616For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whosoever believeth in him should not perish, but have everlasting life. (John 3:16)), pero reserva este término de cariño para los hijos de Su familia). Habiendo hablado de guardar Su Palabra permaneciendo en Él, Juan anticipa que habrá algunos que profesarán permanecer en Él. Demuestra que todas estas personas pueden ser probadas para la realidad de su profesión por la forma en que andan. Los verdaderos creyentes andarán “como Él anduvo” —es decir, como el Señor anduvo cuando estuvo aquí en la tierra—. Por tanto, la vida de Cristo es el nivel de vida del cristiano. Esto va más allá de la simple obediencia para incluir la manifestación de las características morales de Cristo en nuestras vidas: Su mansedumbre, Su humildad, Su bondad, Su compasión, Su empatía, Su fidelidad, etc. Estas características de gracia se manifestarán en los verdaderos creyentes. Puede que no sean tan distintivos en nosotros como lo fueron en el Señor; sin embargo, se verán en cada creyente hasta cierto punto.
Versículo 7.— Tomando a Cristo como ejemplo de nuestro andar, Juan dice a los santos: “No os escribo un mandamiento nuevo”. El “mandamiento antiguo” —que es amarnos los unos a los otros— fue expresada perfectamente en la vida del Señor. Juan no tenía ninguna cosa que añadir porque no se puede mejorar la perfección. Esto contrastaba con lo que proponían los falsos maestros anticristianos. Ellos eran conocidos por torcer las cosas —lo cual no era la verdad en absoluto—. ¡Qué reconfortante escuchar a Juan decir que tenemos todo lo que necesitamos en Cristo!
Justo antes de que el Señor regresara a Su Padre en el cielo, dio este mandamiento a los discípulos, llamándolo “un mandamiento nuevo” (Juan 13:3434A new commandment I give unto you, That ye love one another; as I have loved you, that ye also love one another. (John 13:34)). Esto se debe a que el tipo de amor con el que estaban familiarizados bajo el sistema mosaico era amar a su prójimo “como” a sí mismos (Lucas 10:2727And he answering said, Thou shalt love the Lord thy God with all thy heart, and with all thy soul, and with all thy strength, and with all thy mind; and thy neighbor as thyself. (Luke 10:27)). Pero ahora, en el cristianismo, tenemos un nuevo y diferente punto de referencia; debemos amarnos “como” Cristo nos amó (Juan 15:10-1210If ye keep my commandments, ye shall abide in my love; even as I have kept my Father's commandments, and abide in his love. 11These things have I spoken unto you, that my joy might remain in you, and that your joy might be full. 12This is my commandment, That ye love one another, as I have loved you. (John 15:10‑12)). Desde la perspectiva que Juan estaba escribiendo, mucho después de que el Señor anduvo en este mundo, se refirió a él como un “mandamiento antiguo”.
Versículo 8.— Habiendo mencionado esto, Juan dice: “Otra vez os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en Él y en vosotros; porque las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra”. Parecería que Juan se estuviera contradiciendo. Él acababa de decir que no tenía ningún mandamiento nuevo que entregar a los santos, ¡pero ahora dice que sí! ¿Qué es lo que quiere decir? Es simplemente que el mandamiento antiguo de que nos amemos unos a otros debe aplicarse ahora en las nuevas circunstancias de la nueva dispensación que se había introducido con la venida del Espíritu Santo. El nuevo mandamiento no difiere del antiguo en sustancia. Como había sido expresado en Cristo, ahora estaba teniendo su expresión en los hijos de Dios. En consecuencia, Juan dice que “es verdadero en Él y en vosotros”. J. N. Darby observó: “En otro sentido, era un mandamiento nuevo, porque (por el poder del Espíritu de Cristo, siendo unidos con Él y obteniendo nuestra vida de Él) el Espíritu de Dios manifestó el efecto de esta vida” (Synopsis of the Books of the Bible, edición Loizeaux, vol. 5, página 497). Así que el mandamiento antiguo no había perdido su frescura; fueron las circunstancias en las que iba a ser aplicado que lo convirtieron en un mandamiento nuevo.
Esta manifestación de amor en los hijos de Dios es la primicia de una era completamente nueva de regeneración moral en la Tierra, que se establecerá cuando Cristo reine en Su reino (el Milenio) (Mateo 19:2828And Jesus said unto them, Verily I say unto you, That ye which have followed me, in the regeneration when the Son of man shall sit in the throne of his glory, ye also shall sit upon twelve thrones, judging the twelve tribes of Israel. (Matthew 19:28)). Anticipándose a ese día, Juan dice: “Porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya está alumbrando” (Juan 2:8,8And he saith unto them, Draw out now, and bear unto the governor of the feast. And they bare it. (John 2:8) LBLA). La versión Reina-Valera Antigua dice aquí (erróneamente) que las tinieblas “son pasadas” (la traducción LBLA dice que “las tinieblas van pasando”); sin embargo, en este mundo, la ignorancia de Dios aún no ha desaparecido. Debemos esperar el establecimiento del Milenio para esto, cuando la Tierra sea llena del conocimiento del Señor (Isaías 11:99They shall not hurt nor destroy in all my holy mountain: for the earth shall be full of the knowledge of the Lord, as the waters cover the sea. (Isaiah 11:9)). Cuando uno mira a su alrededor a las condiciones en este mundo hoy, puede inclinarse a decir que la oscuridad moral y espiritual va en aumento en lugar de estar desapareciendo. Pero los que tienen fe ven que la oscuridad está en el proceso de desaparecer porque “la verdadera luz” ha comenzado a brillar en Cristo y en los hijos de Dios, lo cual antecede a lo que está por venir. Esa luz que ha empezado a brillar ahora nunca será apagada.
LA PRUEBA DEL AMOR DIVINO (Capítulo 2:9-11).— Juan examina una característica más de estar en la luz: un amor genuino por nuestros hermanos. Dice: “El que dice que está en luz, y aborrece á su hermano, el tal aun está en tinieblas todavía. El que ama á su hermano, está en luz, y no hay tropiezo en él. Mas el que aborrece á su hermano, está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe á donde va; porque las tinieblas le han cegado los ojos”. Siguiendo con su estilo, aquí Juan habla de manera abstracta. No toma en cuenta que un verdadero cristiano puede permitir que la carne realce en su alma y que tenga sentimientos amargos hacia alguno de sus hermanos. Asume que este es el hábito y el carácter de la vida de una persona que está en tinieblas y en ninguna manera salvada.
Si alguien está verdaderamente en la luz, andará en la luz y no buscará ocasión para hacer tropezar a su hermano. Así demostrará su amor por su hermano y que verdaderamente permanece en la luz. Por otro lado, alguien que odia a su hermano “anda en tinieblas” y ha sido “cegado” por la oscuridad en la que anda. Manifestará esto siendo engañado por las doctrinas erróneas de la cristiandad y apartándose así de la verdad; también intentará hacer que otros tropiecen de la misma manera. Con esto, demuestra que no tiene verdadero amor por su hermano y que él mismo no es un verdadero hijo de Dios.
Un resumen de las características de los que están en la luz
• Ellos andan en la luz, en comunión unos con otros, con el conocimiento de que la sangre de Cristo ha limpiado por completo sus pecados (capítulo 1:6-7).
• Saben lo que son en sí mismos: aún tienen una naturaleza pecaminosa (capítulo 1:8).
• Si fallan, confiesan sus pecados porque tienen un Abogado para con el Padre (capítulos 1:9–2:2).
• En obediencia, guardan Sus mandamientos y Su Palabra (capítulo 2:3-5).
• Exhiben las características morales de Cristo en su andar y manera de vivir (capítulo 2:6-8).
• Aman a sus hermanos y lo demuestran teniendo cuidado de no serles de tropiezo (capítulo 2:9-11).