Deuteronomio 28-29

Deuteronomy 28‑29
 
Las consecuencias inmediatas de la obediencia o desobediencia
En el capítulo 28 tenemos los principios del gobierno de Dios en medio de ese pueblo, y las consecuencias inmediatas de la obediencia o la desobediencia, consecuencias tan solemnemente cumplidas en el destino de ese pueblo infeliz, todavía amado por amor a los padres. Las consecuencias de la violación de la ley como principio de relación con Dios, en cuanto al punto de una justicia que era el fundamento adecuado de la aceptación de Dios, no deben confundirse con las consecuencias temporales de la desobediencia bajo el gobierno de Dios. Es a estos últimos a los que se refiere el capítulo 28. Podemos notar por nosotros mismos la profunda instrucción de los versículos 47-48. En cuanto a Israel, la historia universal nos presenta el cumplimiento de las amenazas del capítulo.
Las exhortaciones de Dios se aplicaban a la conciencia; Su propósito inalterable
El capítulo 29 es la aplicación personal a la conciencia de las personas, tanto colectiva como individualmente, de todo lo que precede, para que no haya una raíz amarga del pecado (compare Hebreos 12:15, la aplicación de esta exhortación a la disciplina y al cuidado amoroso de los santos ahora).
El versículo 29 requiere ser notado. Encontramos en ella el contraste entre las consecuencias así reveladas de la obediencia y la desobediencia, y los propósitos de Dios en favor del pueblo, a pesar de sus propósitos de desobediencia que evidentemente no podrían ser una regla para su conducta. La regla se encontró en la ordenanza de la ley. El significado de este versículo ha sido tan retorcido, que vale la pena señalar su fuerza. Las cosas secretas son los propósitos de Dios con respecto al pueblo, aunque deberían haber sido desobedientes y expulsados de la tierra; Pero, aunque no son la regla de conducta, se revelan y son de profundo interés. En lo que sigue, Dios comienza ya a presentarlos a nuestra atención, y seguramente nos corresponde a nosotros considerarlos.
Resumen de los capítulos 27 a 29
Así tenemos, en estos capítulos, la relación del judío piadoso con Dios, basada en el cumplimiento de las promesas hechas a los padres, en el disfrute presente de la tierra; la relación del pueblo con Dios, en vista de la maldición pronunciada sobre la violación de la ley; la relación del pueblo con Dios, según los principios de su gobierno, las consecuencias traídas, ya sea por su obediencia o desobediencia; y, finalmente, después de la desobediencia, y cuando ésta haya producido su fruto, los designios de Dios según su propósito, que nada podría alterar.