Los diez mandamientos y los grandes principios del gobierno de Dios en la tierra
En el capítulo 5 Moisés les recuerda los diez mandamientos dados en Horeb; y debe señalarse que la liberación de Egipto (no del reposo de Dios después de la obra de la creación) es la razón que da para el sábado: se convirtió en una señal de Su pacto con Israel (comparar Ezequiel 20). Estos eran la base de un pacto regular; y Dios aquí, como hemos visto, gobierna al pueblo en la tierra prometida de acuerdo con su responsabilidad, como un Dios celoso. La misericordia, más allá de la ley, sólo aparece en el capítulo 30. Había habido misericordia (cap. 10) al devolverles la ley, y ponerlos bajo misericordia perdonadora todavía. Estos capítulos nos dan los grandes principios del gobierno de Dios en la tierra; Capítulos 12-29 los términos de la misma.
Temor reverente de Dios y Su Palabra, con amor sincero y recuerdo de Sus liberaciones
Les recuerda su temor en la presencia del Señor; los compromete, en el capítulo 6, a amar a Dios con todo su corazón; y los exhorta a recordar Sus palabras en todos los sentidos, y a guardarlas, cuando deberían disfrutar de la tierra, sin tener nada que ver con otros dioses.
Cuando hubieran echado fuera a sus enemigos, como Jehová había hablado, y cuando sus hijos preguntaran el significado de las ordenanzas, debían hablarles de las liberaciones y de las señales realizadas en Egipto.
La gracia soberana de Dios; La obediencia fiel es el canal de la bendición
Debían destruir todo vestigio de dioses falsos, siendo un pueblo santo para Jehová. Tampoco Dios puso Su amor sobre ellos a causa de su propia importancia, sino debido a la elección y el amor de Dios. Les asegura que su fidelidad también sería el canal de bendición, porque Dios los recompensaría según sus caminos. Tampoco debían temer, después de todas las señales que habían visto. Por lo tanto, eran un pueblo separado de Jehová. En cuanto a Él todo era gracia soberana, pero fidelidad segura. En cuanto a ellos, el terreno en el que estaban era el gobierno de Dios; por lo tanto, todos dependían de que se aferraran a Jehová y de su obediencia fiel.