Dios de Luz (Ezequiel 8-11; 2 Crónicas 36:13-16)

Ezekiel 8‑11; 2 Chronicles 36:13‑16
“Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Juan 1:55This then is the message which we have heard of him, and declare unto you, that God is light, and in him is no darkness at all. (1 John 1:5)). “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:33And one cried unto another, and said, Holy, holy, holy, is the Lord of hosts: the whole earth is full of his glory. (Isaiah 6:3)). Dios es perfectamente santo y en Su presencia no pueden permanecer las tinieblas porque Él es luz. Aunque Su gracia y amor reciben mucha atención jamás son contrarias a Su naturaleza de luz y santidad. En la muerte del Señor Jesucristo vemos la armonía entre Su luz y Su amor. En el Salmo 22:11<<To the chief Musician upon Aijeleth Shahar, A Psalm of David.>> My God, my God, why hast thou forsaken me? why art thou so far from helping me, and from the words of my roaring? (Psalm 22:1) hay una expresión preciosísima: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, la cual nos muestra que Dios al ser Santo tuvo que desamparar al Señor Jesucristo cuando Él llevó sobre Sí mismo nuestros pecados en la cruz del Calvario. ¡Qué divina unión entre luz y amor! Así que no podemos menospreciar la santidad de Dios aduciendo que Su amor cubrirá el pecado; ni podemos presentar excusas por nuestros pecados porque 1 Juan 3:99Whosoever is born of God doth not commit sin; for his seed remaineth in him: and he cannot sin, because he is born of God. (1 John 3:9) dice: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. En este pequeño estudio enfocaremos la luz de Su santidad.
El aspecto de Dios al entrar en el juicio es temible: “Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía resplandor ... ” (Ezequiel 8:22Then I beheld, and lo a likeness as the appearance of fire: from the appearance of his loins even downward, fire; and from his loins even upward, as the appearance of brightness, as the color of amber. (Ezekiel 8:2)). Dios siempre espera antes de juzgar a Su pueblo; pero cuando lo hace, le presta una atención total, de manera que no permite que nada se escape de Su mirada. En el capítulo 8 de Ezequiel, Dios explica a Su siervo por qué tiene que juzgar al pueblo. Ezequiel ve en la visión el templo y las abominaciones de los ídolos que estaban adentro. El asunto empezó con los líderes del pueblo y aquello que hacían en tinieblas; de allí pasó a ver una abominación tras otra hasta que vio en figura a todos los sacerdotes con: “sus espaladas vueltas al templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol ... ” (Ezequiel 8:1616And he brought me into the inner court of the Lord's house, and, behold, at the door of the temple of the Lord, between the porch and the altar, were about five and twenty men, with their backs toward the temple of the Lord, and their faces toward the east; and they worshipped the sun toward the east. (Ezekiel 8:16)). Pero nuestro Dios de luz muestra todo lo que descubrió en las tinieblas. Es posible que los líderes al dar sus espaldas a la casa de Dios pensaron que Él no podía descubrirlos ni juzgarlos; pero no fue así.
La actitud correcta cuando el Dios de luz revela la iniquidad es arrepentirnos y compartir con Él Su dolor en el asunto. “Y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad ... y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones ... ” (Ezequiel 9:44And the Lord said unto him, Go through the midst of the city, through the midst of Jerusalem, and set a mark upon the foreheads of the men that sigh and that cry for all the abominations that be done in the midst thereof. (Ezekiel 9:4)). Dios quería que el corazón de todos sea conmovido por la iniquidad, pues cuando llega el juicio a la casa de Dios debemos tener un espíritu de humildad, ya que es la única actitud aceptable ante Dios en un tiempo de humillación y fracaso. En Apocalipsis 3:1919As many as I love, I rebuke and chasten: be zealous therefore, and repent. (Revelation 3:19) vemos algo similar cuando insiste en el arrepentimiento de Su pueblo: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Aquí observamos de nuevo la unión entre el amor y la luz de Dios, quien quiere hijos como Él mismo y por lo tanto no puede permitir que hagamos lo que queramos en Su nombre e insiste en que seamos diligentes en arrepentirnos. La gloria de Dios exige una santidad verdadera, no algo fingido; sin embargo, si no respondemos a la reprensión tiene que recurrir al castigo; pero todo tiene como finalidad producir arrepentimiento para que tengamos comunión y andemos con Él en la luz.