Ezequiel 10

Ezekiel 11
 
La intervención personal de Jehová para mostrar el mal, marcar a los dolientes y dirigir el juicio
En el capítulo 10 toda la ciudad es entregada para ser consumida. La gloria de Jehová preside el juicio y lo ordena. Él está en el umbral de Su casa que Él llena con Su gloria en el juicio, como lo había hecho anteriormente en la bendición. El trono de Jehová estaba aparte. Tenemos una descripción renovada de todas sus partes. Jehová dejó Su trono y se paró en el umbral de la casa. Este es un elemento interesante de esta sentencia. El instinto de querubines y las terribles ruedas con energía viva y ojos llenos podrían haberlo logrado todo. Pero Jehová lleva al profeta a tomar conocimiento personal de los diversos y abominables pecados e idolatrías por los cuales profanaron Su santuario. Sin duda, su gobierno providencial obró en poder para llevar a cabo su juicio, pero fue el Jehová de la casa contaminada quien se paró personalmente en su umbral para dirigir el juicio de la ciudad, y personalmente poner una marca en los piadosos y asegurarlos en el juicio apresurado (cap. 9:3-4, siguientes, y desde el principio del cap. 8). Esta intervención personal de Jehová, tanto para mostrar el mal bien conocido por Él, para marcar y perdonar a los dolientes, como para dirigir el juicio, está llena de interés.