Detalles de la invasión de Israel en los últimos días; el flagelo del norte en Jerusalén
El capítulo 28 nos presenta los primeros elementos de estas escenas finales de la historia de este maravilloso pueblo. El flagelo viene del norte. Efraín es invadido como por un torrente desbordante, por una tempestad de granizo que golpea y destruye; Es pisoteado. Pero en aquel día Jehová será para una corona de gloria para el residuo de su pueblo. La gente, moralmente embelesada, no escucha. Y esta es la sentencia judicial de Jehová que se vuelve a Jerusalén al pronunciarla. Allí habían hecho un pacto con la muerte y los poderes de las tinieblas1, para que pudieran escapar del torrente desbordante. Pero el pacto será anulado, el flagelo los alcanzará; serán pisoteados y golpeados por esta terrible vara. Tenemos entonces esta revelación, que cuando Efraín sea invadido por este terrible flagelo, los príncipes de Jerusalén buscarán preservarse de él haciendo un pacto con el poder del mal. Pero no llegará a nada. Las aguas se desbordarán y barrerán el refugio de las mentiras. Jerusalén, así como Efraín, sufre las consecuencias del asalto del enemigo. Pero el Mesías es la piedra angular elegida, el fundamento seguro para el remanente; el que cree en Él no será confundido. Así Efraín es invadido y Jerusalén tomada. Hay un consumo determinado2 por Jehová sobre toda la tierra.
(1. Dicen insolentemente que han hecho un pacto con el poder del mal, para que, cuando llegara el flagelo, no se acercara a ellos. Imposible concebir un desafío más abierto a Dios y Sus juicios. Históricamente lo habrán hecho al unirse con el hombre de pecado, el Anticristo, cuya venida es tras el poder de Satanás; pero aquí se dice desafiando a Dios.)
(2. Esta expresión también se usa en otros lugares, como en Daniel, como una especie de fórmula técnica para los tratos del Señor en el último día: terminar la obra y acortarla en justicia. Él juzga completamente, lo llena, pero lo corta para salvar al remanente, los elegidos).