"Jerusalem de arriba" (#543)

 
“Jerusalem de arriba,” el reposar
A donde el redimido ha de arribar,
¿Quién por tus atrios de placer y amor
Siempre ha de andar con Cristo en su esplendor?
En tus palacios, donde no ha de entrar
Maldad ninguna, Dios ha de morar,
Hinchiendo cada seno con su amor,
De huestes redimidas en fulgor.
¡Qué dulce oficio, el loarle en paz será!,
Lo que mi espíritu hoy anhela acá;
¡Oh alma mía!, allí Cristo ha de estar,
Y el Padre gozaráse en descansar.
“Dios y el Cordero”, todo es divinal;
Yo sé que aquel celeste manantial
Es de inefable gozo y pleno amor;
También que es mío en Cristo, mi Señor.
¡Oh! ved cómo el Espíritu en poder
El cielo abre y hoy se puede ver,
Por fe, la gloria do el santo a solaz
Descansará de su jornada en paz.
Y he de comer del celestial “maná”:
¡Jesús!, que descendiste al mundo acá;
Y “un nombre nuevo escrito” de favor
Grabado en piedra me darás, Señor.
En resplandor de tu incrëada luz
Contigo, alegre, ¡oh guía fiel, Jesús!,
Siempre andaré y en tu propio esplendor
Relucirá mi ropa, ¡oh Salvador!
Mas, ¿quién jamás cabal podrá decir
Cuál es tal luz, sus glorias describir?:
Dios desplegando a todos su fulgor
Y adjudicando a su Hijo todo honor.
Tu fuerza, ¡oh mi alma!, sólo encontrarás
Para adorar, maravillada, en paz,
Tu vida y gozo por la eternidad
Sin restricción, ¡qué excelsa libertad!
“Dios y el Cordero el templo” allí serán,
De increada luz el todo alumbrarán,
Y en ella el pueblo santo admirará
El gran misterio revelado ya.
Traducción y música arreglada ©1965 Messages of God's Love Multilingual. Todos derechos reservados. Usado con permiso.