No permitas, no, que nadie, ¡oh, Salvador!,
De mí quite el gran premio de tu amor,
Ni mi boca cierre, ni me abata acá,
Ni me enfrïe el corazón que ardiendo está.
Que no espere su aprobar o loar:
¡Presto!, ¡Presto!, en gloria yo he de estar.
La victoria … me darás, Jesús;
¿Qué me importa excepto, öir?: “¡bien hecho” en luz!