En Josué 15 no tenemos la tribu de Rubén, sino la de los hijos de la suerte de Judá para sí mismos, una muy considerable de hecho, independiente de la porción especial de Caleb, como se traza en el último capítulo, desde el Mar Muerto hasta el río de Egipto, hasta Jerusalén en el norte, y el Mediterráneo en el oeste. Esto, sin embargo, fue modificado por la introducción de Simeón después, como veremos. Pero aquí nuevamente se presenta a Caleb, ya que tuvo una parte entre los hijos de Judá, con detalles de su generosidad con su hija Achsah, a quien le dio a Otoniel. Así temprano la suerte de Jehová da el primer lugar a la tribu real, de acuerdo con el propósito divino y la predicción de Jacob. La gracia hace la diferencia.