La venida y reino de nuestro Señor Jesucristo: El arrebatamiento (Parte 5)

E.H. Chater
(continuado del número anterior)
¡Bendita esperanza consoladora! La venida del Señor Mismo, que tiene todo poder en el cielo y en la tierra. El Jesús rechazado, que fue crucificado por flaqueza (2 Corintios 13:44For though he was crucified through weakness, yet he liveth by the power of God. For we also are weak in him, but we shall live with him by the power of God toward you. (2 Corinthians 13:4)), pero que venció todo enemigo, robó a la tumba, y se sentó como Señor y Cristo a la diestra de Dios, pronto vendrá a reclamar los trofeos de Su victoria en el Calvario, llevando a Sus redimidos al hogar para Sí Mismo en la gloria.
Veamos cómo se efectuará este glorioso evento. “Nosotros, los que vivimos, los que quedamos”, dice el apóstol, incluyéndose a sí mismo, demostrando de esa manera que era su esperanza, como la de todos los Cristianos, “no seremos delanteros (no iremos antes) a los que durmieron”. (Unos pocos años después de esto, el apóstol, escribiendo a Timoteo, dice: “Porque yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano” [2 Timoteo 4:66For I am now ready to be offered, and the time of my departure is at hand. (2 Timothy 4:6)], de lo cual parece que supo más tarde que él mismo pasaría por la muerte). “Porque el Señor Mismo” (no sencillamente el Señor, sino la palabra “Mismo” es agregada como para dar fuerza a la identidad y personalidad de Él que viene y para cuidar de que estas no sean desechadas por motivos supuestamente ‘espirituales’); “este mismo Jesús ... ” “descenderá del cielo con voz de arcángel y con trompeta de Dios”. Esta aclamación es una aclamación de asamblea, una aclamación que es también un mandato autoritativo. Cada santo lo oirá, vivo o dormido. Los muertos en Cristo se levantarán primero. Todos los que han dormido en Él oirán Su voz y saldrán. El cementerio dará de sus muertos; el poderoso océano también. El Señor sabe dónde está el polvo de todos Sus amados.
El necio dice: “¿Cómo resucitarán los muertos?” (1 Corintios 15:35-3635But some man will say, How are the dead raised up? and with what body do they come? 36Thou fool, that which thou sowest is not quickened, except it die: (1 Corinthians 15:35‑36)). El Cristiano contesta: “Para con Dios todo es posible” (Mateo 19:2626But Jesus beheld them, and said unto them, With men this is impossible; but with God all things are possible. (Matthew 19:26)). Ninguno se va a quedar atrás; no, ninguno de los corderos ni de las ovejas del rebaño de Dios. Ninguno de la vasta hueste redimida por la sangre preciosa de Cristo dejará de escuchar la bien conocida voz del Señor en ese momento admirable. “Los muertos en Cristo resucitarán primero: luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir (o a encontrar) al Señor en el aire”. Otra vez el apóstol repite las palabras “Los que vivimos, los que quedamos”, incluyéndose a sí mismo. Cada momento nos trae más cerca de esta gloriosa consumación.
Si Pablo, cuando escribió esto, no hubiese estado esperando al Señor, pensando que en cualquier momento podría ser arrebatado para encontrar al Señor, ¿hubiera él usado ese lenguaje? ¿No hubiera dicho: “Nosotros, los muertos, y ellos los que viven y los que quedan”, si no hubiese esperado el retorno del Maestro en cualquier momento? Pero esto no dijo él. Y así por toda esta hora admirable de la administración de la gracia de Dios, cada Cristiano debiera haber estado esperando (Romanos 8:2323And not only they, but ourselves also, which have the firstfruits of the Spirit, even we ourselves groan within ourselves, waiting for the adoption, to wit, the redemption of our body. (Romans 8:23)), y debe todavía estarlo para la venida (parousia) del Señor Mismo, tanto como para Su gloriosa manifestación.
Cristiano, tu Señor podrá venir, mientras tú lees estas palabras; si es así, en un momento dejarías este mundo; los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros —noten, “nosotros”— que vivimos y que quedamos seremos arrebatados juntamente con ellos; no en un torbellino, con un carruaje de fuego y caballos de fuego como Elías, sino arrebatados por el poder invisible de Dios. Enoc caminó con Dios y desapareció, porque le llevó Dios; lo traspuso Dios “para no ver muerte; y no fué hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios” (Hebreos 11:55By faith Enoch was translated that he should not see death; and was not found, because God had translated him: for before his translation he had this testimony, that he pleased God. (Hebrews 11:5)). Así será con el cristiano cuando venga nuestro Señor; así podrá suceder con nosotros este mismo día; nosotros los que vivimos y los que quedamos seremos arrebatados (trasladados sin ver muerte) juntamente con ellos (es decir, aquellos que duermen, “los muertos en Cristo”) en las nubes. Ellos se levantan primero, pero el período de tiempo es casi imperceptible, y todos juntamente, arrebatados en las nubes, encontraremos al Señor en el aire. ¡Admirable y gloriosa reunión! Maravilloso lugar de reunión, el aire. Y precioso pensamiento, “así estaremos siempre con el Señor”. Bendito prospecto, Su propia presencia, Su propia compañía, Su propia semejanza para siempre jamás. “Por lo tanto, consolaos (animaos) los unos a los otros en estas palabras”. No hemos de esperar la muerte, (aunque pueda ser que durmamos, pero esta no es nuestra esperanza); consolaos los unos a los otros en estas palabras, ¡el Señor viene!
¡De qué manera tan admirable penden juntamente todas las partes de la Escritura! ¿No tenía nuestro bendito Señor este glorioso evento delante de Él, (aun cuando el momento no había llegado todavía en que se explicase cabalmente), cuando pronunció estas memorables palabras a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en Mí. no morirá eternamente”?
No solamente Él quien es la resurrección levantará por Su gran poder a aquel que murió en la fe, sino que en el mismo momento lo mortal será absorbido por la vida. Porque Él quien es también la vida transformará al creyente que vive. Entonces el que viva, cuando Cristo venga, y crea en Él, no morirá eternamente (Juan 11:25-2625Jesus said unto her, I am the resurrection, and the life: he that believeth in me, though he were dead, yet shall he live: 26And whosoever liveth and believeth in me shall never die. Believest thou this? (John 11:25‑26)). El Señor no dijo: “El que cree y vive”, sino “el que vive y cree” no morirá eternamente, nunca pasará por la muerte siquiera.
Algunos han tenido el pensamiento que aquellos que no están esperando la venida de Cristo podrán ser dejados atrás para pasar por la gran tribulación, que vendrá sobre la tierra después de ese evento. Pero Dios les da crédito a todos los cristianos de estar esperando a Cristo, aunque a muchos tristemente les falta inteligencia espiritual en cuanto a la efectuación de su esperanza en Él. Cuando Dios dice: “Nosotros, los que vivimos, los que quedamos ... seremos arrebatados” y “no todos dormiremos, sino que seremos transformados”, Su palabra es respuesta suficiente para tales pensamientos no escriturales.
Los 144.000 señalados de las tribus de Israel, y la gran multitud de gentiles en Apocalipsis 7, de los cuales hablaremos más tarde en otro artículo son una compañía nueva preservada de Dios (después del traslado de los santos celestiales), para recibir una bendición milenaria sobre la tierra.
Cuan a menudo, también, hemos escuchado el dicho: “Oh, hay una cosa cierta, todos moriremos”, aun cuando la Palabra de Dios muy claramente asevera lo contrario. Enoc y Elías ambos fueron quitados de esta escena sin pasar por la muerte; de otros dos también se dice algo semejante: la bestia y el falso profeta (Apocalipsis 19:2020And the beast was taken, and with him the false prophet that wrought miracles before him, with which he deceived them that had received the mark of the beast, and them that worshipped his image. These both were cast alive into a lake of fire burning with brimstone. (Revelation 19:20)): irán al infierno sin morir. Y, como hemos visto, cuando venga nuestro Señor, los creyentes que viven serán transformados. La Escritura a menudo se cita erróneamente para favorecer este pensamiento equivocado; muchos dicen: “Está establecido a todos los hombres que mueran una vez”, cuando Dios nunca dijo “todos”, sino sencillamente “está establecido a los hombres” (Hebreos 9:2727And as it is appointed unto men once to die, but after this the judgment: (Hebrews 9:27)). Es el destino de los hombres, habiendo venido la muerte como la paga del pecado, pero ha habido excepciones, y Cristo habiendo muerto y resucitado, los creyentes son en Él una nueva creación, en un territorio enteramente nuevo, y habrá una excepción además para todos los santos que estén vivos cuando Él venga. La muerte no tiene ningún reclamo sobre ellos; ellos han muerto con Él.
(para continuarse, mediante la voluntad de Dios)