Las siguientes páginas, comenzadas hace varios años, y ahora, en la misericordia de Dios, completadas, son un esfuerzo por dar una breve serie de notas sobre el primer libro de Samuel. El título, “REY SAÚL: EL HOMBRE SEGÚN LA CARNE”, nos muestra la figura central del libro, un tipo también de la condición carnal de la nación en su conjunto.
Las lecciones relacionadas con el ascenso, reinado y fin del rey Saúl son muchas, y todas apuntan a la absoluta falta de utilidad de la carne en su mayor excelencia para ser aceptable para Dios.
El tema en un sentido es deprimente, y el efecto apropiado debería ser desviarnos de la contemplación del hombre según la carne al hombre conforme al corazón de Dios, David, que aparece en escena en la última parte del libro y muestra el contraste entre la fe y la naturaleza. Como tipo de Cristo, él es el antídoto contra el funesto ejemplo y la influencia del pobre Saulo, y así muestra cómo Dios siempre guiaría, incluso a través del conocimiento del pecado en nosotros mismos y del mal que nos rodea, no a ocuparnos de eso, sino de Aquel que es el Libertador de Su pueblo.
¡Que el Señor use este esfuerzo para rastrear las obras de la carne y los triunfos de Su gracia a la bendición de Su pueblo!
Una palabra de explicación puede no estar fuera de lugar en cuanto al personaje de Jonatán del que se habla en el cuerpo del libro. El asunto es de gran delicadeza, y el escritor se abstiene de quitar el borde de cualquier lección saludable que se haya conectado con el carácter y la posición de Jonathan, pero solo llamaría la atención sobre lo que se dice en el cuerpo del libro y dejaría a cada lector libre para sacar sus propias conclusiones.