By:
Ralph Erisman, L. Douglas Nicolet, R. Ruga y T. Roach
Duration:
3min
Este capítulo es la cima de la epístola. Aquí vemos al creyente en Cristo Jesús como libre de toda condenación, libre de la ley del pecado y de la muerte, y habitado por el Espíritu Santo. Al andar día a día, guiados por el Espíritu, nosotros cumpliremos la justicia de la ley sin estar bajo ella. Nuestro objetivo será agradar al Señor, no guardar la ley. Pero si una persona no conoce al Señor, no tiene el Espíritu de Dios morando en ella. Como hijos de Dios, no se nos promete un camino fácil a través de este mundo. Podemos ser llamados a padecer como Cristianos. El apóstol Pablo padeció mucho por el Señor. Su evaluación de las aflicciones actuales fue que no eran nada comparadas con la gloria que está por delante. ¡Esto debería animarnos a lo largo de nuestra vida! El Señor nos ama, el Espíritu intercede por nosotros, y todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios. No sólo eso, sino que el Señor Jesucristo está en lo alto intercediendo por nosotros. Sin todos estos recursos, ninguno de nosotros lograría pasar por este mundo para la gloria de Dios. Sólo somos “guardados por el poder de Dios” (1 Pedro 1:55Who are kept by the power of God through faith unto salvation ready to be revealed in the last time. (1 Peter 1:5)).
1. ¿Qué se cumplirá en nosotros cuando andamos conforme al Espíritu y no conforme a la carne? ________________________ Romanos 8:___
2. Si una persona no tiene el Espíritu, ¿pertenece ella a Cristo? _____________ Romanos 8:___
3. ¿Con qué no son comparables las aflicciones del tiempo presente? __________________________________________ Romanos 8:___
4. ¿Cómo hace Dios que todas las cosas ayuden a los que Le aman? Les ayudan__________ Romanos 8:___
5. ¿Quién está a la diestra de Dios para interceder por nosotros (además del Espíritu Santo; véanse los versículos 26-27)? ____________ Romanos 8:___