La introducción a las alabanzas finales completas
El Salmo 146 introduce las alabanzas finales completas: la primera, el derramamiento del corazón en alabanza a Él como el Dios de Jacob, celebrando lo que Él es, y el consuelo de confiar en Él, el Creador, el Ayudante de los oprimidos, el Consolador de los humildes, el Amante de los justos, que pone patas arriba el camino de los malvados. Él reinará para siempre, sí, el Dios de Sion para todas las generaciones. El carácter de esta alabanza, después de lo que hemos pasado, es muy simple.