La confianza y el estímulo de la confianza
En el Salmo 62 la confianza se expresa más. No es mirar desde un corazón abrumado, sino una mirada libre hacia arriba, para que uno no se sienta abrumado. Su alma espera en Dios, no tiene nada más, pero no desea ninguna otra. Hay un “¿Cuánto tiempo?”, así como una espera. Dios ciertamente vendrá en el momento adecuado, y entonces se sabrá a quién pertenece el poder. El salmo se habla individualmente y puede estar en boca de cualquiera del remanente piadoso. ¿Cuánto tiempo imaginarían travesuras contra un hombre? ¿Cuál era su objeto? ¿Por qué lo tiene así en odio, y por falsedad busca arrancarlo de su lugar, el lugar de la bendición de Dios, en el que había colocado a los piadosos en Israel? Pero esto, dudo que no, tenga una aplicación especial para Cristo como Aquel que ciertamente estaba en este lugar, y contra quien toda su malicia fue dirigida para arrojarlo de Su excelencia. Él invita también a la gente (judía) a confiar en Dios, a derramar sus corazones ante Él, y, poniéndose con ellos en este lugar, dice: No sólo mi refugio está en Dios, sino que Él es un refugio para nosotros. Al decir “mío” Él muestra que lo tenía; pero estos maskilim instruirán a los muchos y volverán a la justicia a muchos de ellos.1 Sobre todo lo hizo el verdadero entendimiento de Uno. No debían confiar en los grandes y violentos de la tierra. El poder pertenece a Dios, y con Él está la misericordia. Pueden confiar en Él como un Dios de justicia, y andar rectamente y no ser apartados por la prosperidad de los impíos; porque Adonai recompensará a cada hombre según sus obras. Es el deseo de derribar a los pobres del rebaño (porque los malvados, después de todo, tienen la conciencia de que la excelencia de Dios está con ellos, y especialmente con Cristo), lo que saca este salmo, que expresa la fe del santo y la advertencia a la gente a confiar en Dios y no en los poderosos. Son exaltados en la tierra; pero la verdadera elevación de Dios es con Cristo, y aquellos que andan así, que temen a Dios y obedecen la voz de su siervo.