Apelación contra los perseguidores; Jehová juzga a su pueblo
El Salmo 7 apela a Jehová, sobre la base del trato justo y más que justo de los piadosos con sus enemigos, para que Jehová se levante y despierte al juicio que Él ha mandado, y que así, por la liberación del remanente por juicio, la congregación de las diversas naciones de la tierra lo rodearía. Luego juzgaría a los pueblos, sacando así claramente a relucir el juicio futuro. Aquí se plantea otro punto. El Señor juzga al hombre justo. Si un hombre no se vuelve, sino que continúa en su maldad, Su ira lo seguirá.
Los dos principios que conectan a Cristo en la tierra con el remanente
En todo esto tenemos el Espíritu de Cristo al asociarse con el remanente judío, y en ciertos aspectos Cristo mismo llamó a la mente; es decir, como pasar por las circunstancias que le permitieron entrar en las suyas con verdad (porque hemos visto que el efecto en Su alma personalmente nunca fue lo que es en el remanente). No es Su historia, sino Su simpatía por ellos. Hay dos principios que conectan a Cristo en la tierra y al remanente en los últimos días: Él los toma en gracia en Su lugar como en la tierra1, y Él entra en el de ellos. En cuanto a la naturaleza y los principios de su vida, los justos tienen los sentimientos del Espíritu de Cristo como obraría en su estado. Sus llamamientos son la expresión de esto. Y Dios permite sus afirmaciones (aunque no tienen una inteligencia clara con respecto a esto), proporcionándoles expresiones en los Salmos. Es una necesidad y un deseo también que la vida que está en ellos legitima a Su corazón que puede tomar en cuenta el terreno que Cristo ha puesto para la bendición, lo que lo hace justo en la paciencia, aunque la justicia, como para los judíos, aún no se haya manifestado. Su conocimiento de lo que es Jehová respeta la integridad y la opresión, lo que Él ha sido alguna vez, les hace buscar una liberación que parece imposible.2
(1. Ver Mateo 17:24-27, ya cuando aquí abajo. Esto puede parecer en cierta medida anticipación: aún así, Él les reveló el nombre del Padre).
(2. Levítico 9:22-24 muestra esto sorprendentemente. La aceptación del sacrificio por parte de Dios no se manifestó hasta que Moisés y Aarón salieron después de entrar (vs. 24)-Cristo como sacerdote y rey. Entonces la gente adora, pero Aarón bendijo de la ofrenda antes. Sabemos por el Espíritu Santo que la ofrenda ha sido aceptada, mientras que el sacerdote aún está dentro del velo. Y de ahí el valor completo de la justicia divina.)
La expectativa de la fe
Hay otra expresión a tener en cuenta aquí: “¿cuánto tiempo?” Expresa la expectativa de la fe. Dios no puede rechazar a su pueblo para siempre: ¿hasta cuándo tratará con ellos como si lo hiciera, y no se dará cuenta de la opresión? Por lo tanto, en un lugar Él dice: No hay nadie que sepa cuánto tiempo. En conjunto, entonces, estos salmos son una exposición general del estado del remanente de los judíos ante Dios en los últimos días, y los principios sobre los cuales sus almas son piadosas, no aún el fuerte derramamiento de sus sentimientos bajo la prueba de las circunstancias. ¿Está Cristo entonces ausente de todos ellos? Seguramente no, o los Salmos no estaban aquí. Cristo entró en simpatía en su condición, forma la fe de sus corazones en ella por su Espíritu, se encuentra así plenamente en su estado bajo de la mejor manera. Sus propios sentimientos personales cuando están en la tierra no se expresan,1 aunque Él ha aprendido por Sus propios dolores en circunstancias similares -¡bendita verdad!- a tener una palabra a tiempo para aquel que está cansado.
(1. No quiero decir con esto que ninguno de los salmos lo haga. Sabemos que esto no es así, como lo muestra notablemente el Salmo 22; ni que no se encuentre ninguna sentencia en los salmos que no sean enteramente de Aquel que expresen sentimientos que Él tuvo. Me he referido a varios en el curso de estas notas y ya he expuesto el principio de su aplicación; pero aquí hablo de los salmos de los que estoy tratando (Sal. 3-7).)