El deseo del Espíritu en relación con los sufrimientos de Cristo del hombre
El Salmo 70 encarna el deseo del Espíritu de Cristo en relación con Sus sufrimientos del hombre (pero se expresa, como en el remanente en ese día) de que Sus enemigos puedan ser confundidos, aquellos que dicen: Ajá, ajá, como lo hicieron cuando Él estaba en la cruz; para que los que buscan a Jehová se regocijen, y se regocijen y se regocijen, y los que esperan Su liberación digan: Que Dios sea magnificado, es decir, disfrute de esa liberación. Por esto, Él, como en la tierra, se contenta con ser pobre y necesitado, y nada más, hasta el final. Sin embargo, Él confía en Jehová; Él es Su ayuda y libertador. Él está seguro de que vendrá. Él pide que no se detenga. Cualquier santo del remanente podría decirlo sin duda; pero es un resumen del principio sobre el cual el Espíritu de Cristo habla en ellos, y de su asociación personal con sus dolores, y así, en principio, proporciona una clave. Se observará que del Salmo 69:13 se introduce el nombre del pacto de Jehová.